Nunca antes, un saludo de Navidad tuvo tal trascendencia. Seguro hubo algunos más cálido, otros más emocionados, unos más sentimentales, pero ninguno fue tan impactante como el de aquel 3 de diciembre de 1992. Desde su computador personal, lo envió el ingeniero Neil Papworth a su colega Richard Jarvis. Fue un escueto “¡Feliz Navidad!”.

Papworth, de 22 años, que era empleado del Grupo Sema, emitió desde su computadora porque en aquel entonces los teléfonos celulares, aunque hoy nos parezca increíble, no tenían teclado: ¡solo se usaban para hacer y recibir llamadas! Un Orbitel 901, el primer modelo que ofreció el servicio de SMS, fue el teléfono que recibió el mensaje.

¿Por qué un mensaje de Navidad a comienzos de diciembre? Esa es, apenas, la segunda de las curiosidades tras este histórico hecho: Papworth sabía que ese día se celebraba la Navidad en Vodafone, la empresa en la que trabajaba Jarvis. El primero de la lista de datos curiosos fue que el SMS había sido creado unos años antes, por Matti Makkonen.

En 1984, durante el receso de unas conferencias a las que asistían en Copenhague (Dinamarca), Makkonen y dos colegas conversaban sobre tecnología mientras consumían una pizza. Crear un sistema para manipular mensajes era el tema de aquella conversación, una charla común y corriente entre expertos, una que poco después pasó a la historia.

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El ingeniero Neil Papworth fue quien envió el primer SMS de la historia, en 1992.

Pasó el tiempo y fue solo en 1990, después de que el European Comunications Standards Institute aprobó el primer estándar GSM (originalmente Groupe Spécial Mobile, después el Global System for Mobile Comunications) que el SMS (short message service) cobró vida. La tercera paradoja es que a Makkonen y sus amigos ni se les ocurrió patentar la idea.

“En aquellos tiempos había libre intercambio de ideas entre los operadores (casi todos monopolios). Ni siquiera pensamos en patentarlo. Nos dedicamos a difundir la idea encargándonos de las especificaciones. Hoy, el sistema móvil es de código abierto y se desarrolla gracias a las ideas de cientos de personas”, relató Makkonen.

¿Cuál fue la gracia del SMS? Era el primer mensaje basado en caracteres que podía ser enviado y recibido, inclusive si el dispositivo receptor estaba apagado o fuera del área de cobertura. ¡Toda una revolución para la época! Inicialmente, su extensión de fijó en 160 caracteres, pero luego los operadores móviles la estandarizaron en máximo 140.


En 2007, por primera vez en Estados Unidos, los mensajes de texto superaron el
número de llamadas  telefónicas realizadas. En 2016, se enviaron 23 mil millones
de mensajes de texto al día. El 91% de los adolescentes los usa a diario.


Además de que era un texto que cualquier persona podía producir sin problema, el SMS podía ser almacenado en el centro de SMS de la red en caso de que el destinatario tuviera apagado su aparato, o no tuviera cobertura de red. Eso supuso un cambio inverosímil frente a la tradicional llamada telefónica, posible solo con conexión en tiempo real.

Aunque se demoró en popularizarse, en algunos círculos el SMS se convirtió en un práctico método de comunicación y, especialmente, de recorderis: “No olvides comprar leche…”, y textos similares. Además, comparado con otros sistemas de la época, el precio era irrisorio, otra ventaja. Y fue este hecho, precisamente, el que le dio el último impulso requerido.

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Matti Makkonen fue el creador del SMS, en 1984, en una pizzería de Dinamarca.

Aunque nadie lo había previsto, fueron los adolescentes, que por aquellos tiempos comenzaban a ser usuarios de la tecnología móvil, los que se adueñaron del SMS. Este sistema era mucho más barato que una conversación telefónica y, lo mejor, les brindaba libertad e independencia, algo ideal para estar en contacto con familiares y amigos.

De ahí se deriva, sin embargo, el mal por el que muchos desprecian al SMS: la abreviación del texto. Por el número limitado de caracteres, los adolescentes optaron por encriptar sus mensajes, una práctica que provocó una distorsión del lenguaje y que todavía hoy es criticada porque, dicen, es el motivo por el cual los jóvenes no saben escribir.

El resto del trabajo lo hizo internet, a finales de los años 90. Con la irrupción de la red, la evolución se dio a pasos forzados, a una velocidad increíble. Los teléfonos móviles que podían emitir y recibir mensajes se popularizaron y el uso del SMS dejó de ser un lujo de pocos para convertirse en el beneficio de muchos. Y con él llegaron más innovaciones.

La revolución llegó después

Dado que en solo 140 caracteres era difícil expresar emociones, de la mano del Messenger de Hotmail aparecieron la carita feliz, la del ceño fruncido y la del ojo guiñado, pioneras de los emoticones. Después surgió el MMS (servicio de mensajería multimedia), que además del texto incorpora el envío de imágenes, fotos o videos, otra revolución.

Fue tal el poder del SMS, que modificó las conductas de las propias operadoras de servicios móviles. En un comienzo, muchas de ellas no creyeron en el alcance de esta innovación, a pesar de que la utilizaban para atraer a sus clientes para que adquirieran sus planes de telefonía. Luego, tuvieron que rendirse a su paso, y crearon el teléfono inteligente.

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Tiempo después, llegaron los emoticones para ayudarnos a expresar emociones.

Reacias al comienzo, las operadoras se demoraron en entender que el usuario quería pedía algo más que hacer y recibir llamadas a través de su teléfono móvil. La exigencia del mercado, sin embargo, las obligó a actuar con rapidez y a desarrollar la tecnología necesaria para satisfacer esa demanda. Hoy, todos los planes incorporan los mensajes.

Pero, no solo la telefonía móvil se benefició con el SMS: también lo hizo la televisión. Hubo una época en la que algunos programas como realities acudieron a las votaciones entre los televidentes, a través de mensajes de texto, y en algunos países también se empleó para que el público manifestara su opinión en los reinados de belleza.

Dos hechos quedaron consignados en la historia como reflejo del poder del SMS: en la campaña presidencial de 2008, el candidato Barack Obama sorprendió al país al anunciar con un mensaje de texto el nombre de su fórmula: “He elegido a Joe Biden como mi compañero de campaña”, escribió. Los primeros damnificados fueron los medios de comunicación.

Después, el 27 de noviembre de 2009, quedaron en evidencia las infidelidades del famoso golfista Tiger Woods, tras un accidente en su auto a la salida de su casa. Su esposa, la modelo sueca Elin Nordegren, descubrió las reiteradas traiciones tras revisar el teléfono de su esposo, que no pudo hacer nada para desmentir pruebas tan contundentes.

Hoy, gozamos de los beneficios de los servicios de mensajería instantáneos como Whatsapp, Line o ChatON, entre otros, que nos permiten intercambiar mensajes (con texto, fotos, videos, emoticones y grabaciones de voz) en tiempo real. A pesar de eso, el SMS se mantiene incólume, opacado por el paso arrollador de la tecnología, pero vigente.

Un cuarto de siglo después de aquel primer inocente envío con el adelantado saludo de Feliz Navidad, nadie preveía el alcance del SMS. Quizás su vida útil esté cerca de extinguirse, pero lo cierto es que no podremos olvidar jamás el impacto de una herramienta que al comienzo parecía accesoria y hoy es parte vital de nuestras vidas…