El fútbol es una de las actividades populares paralizadas por estos días de confinamiento por el coronavirus. Sin embargo, hay quienes, sin ruido mediático, se juegan el partido de la vida. Es el caso de Ana María Romero, Vicky Losada, Mónica Ayats, Olhana Aldai, María Sanjuán y Ana Sánez de Pipaón, que dejaron de un lado los botines y ahora lucen guantes de látex y mascarillas.

España ha sido uno de los países más golpeados por el COVID-19. Al 15 de abril registraba más de 177.000 contagiados y 18.579 decesos, cifra solo superada por Estados Unidos e Italia. Lo peor es que su sistema de salud se ha visto desbordado desde el comienzo de la pandemia y en todos los centros clínicos, tanto de grandes ciudades como de poblaciones intermedias, hacen falta manos.

Tan pronto el gobierno determinó el confinamiento, el fútbol paralizó sus actividades y los jugadores, hombres o mujeres, fueron enviados a sus casas para protegerse. Sin embargo, con el paso de los días algunas de las estrellas más reconocidas de la Liga Iberdrola, como se conoce al campeonato femenino profesional, dieron un paso al frente y se sumaron al cuerpo médico activo.

A diferencia de lo que ocurre con la mayoría de sus colegas masculinos, las mujeres no viven del fútbol. Sus salarios son una mínima parte de los estratosféricos números de jugadores como Sergio Ramos, del Real Madrid o Lionel Messi, del FC Barcelona, dos de las más rutilantes figuras del fútbol español. Para ellas, para la gran mayoría de ellas, el fútbol es una pasión alterna.

Dadas las dificultades que enfrentan, especialmente por la falta de patrocinio y de difusión, los torneos femeninos tienen poca relevancia. Así, entonces, los nombre de sus principales jugadoras, algunas de las cuales juegan muy bien, son poco conocidos. Sus hazañas acaso trascienden las fronteras de su ciudad y la élite, una pocas, gozan el privilegio del reconocimiento internacional.

Una de ellas es la sevillana Ana María Romero, conocida en el ámbito deportivo como Willy. Es delantera, defiende los colores del Betis FC, uno de los dos equipos de la capital andaluza, y a los 32 años tiene una dilatada carrera en la que lució los colores del Sevilla FC, Espanyol, Barcelona y Valencia, en su país, además de los del Ajax de Holanda. También fue internacional con su país.

Willy, dicen los periódicos deportivos españoles, es una goleadora y, aunque como mencioné los torneos están detenidos en este momento, ella sigue anotando goles. Recientemente, presentó el examen de Médico Interno Residente (MIR) y los aprobó. Facultada, entonces, para ejercer la medicina, su otra pasión, su otra profesión, Romero se ofreció para colaborar durante la crisis.

Le solicitó permiso a su club para abandonar el confinamiento y fue asignada a un hospital de Sevilla, en el que ayuda en la atención de los pacientes contagiados por coronavirus. Orgullosa, en su cuenta de Instagram publicó una foto en su nuevo sitio de trabajo. “Muy feliz por aportar mi pequeño granito de arena en la lucha contra el #Covid_19 formando parte de nuestro sistema sanitario”, afirmó.

“Mi agradecimiento también al @realbetisbalompie por darme todas las facilidades en este camino. ¡Es el momento de arrimar el hombro!”, agregó. Mientras, en Twitter publicó el siguiente mensaje: “Disponible para lo que haga falta, donde se me necesite. Y como yo, seguro que somos muchos los dispuestos a ayudar cuando las necesidades de personal sanitario vayan aumentando”.


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María Sanjuán y Ana Sáenz de Pipaón, dos de las que se unieron a la causa solidaria.


El balón puede esperar: para las futbolistas de la liga profesional española, algunas de las cuales son médicas o enfermeras, la prioridad es aportar su conocimiento para ayudar a salvar vidas en medio de la emergencia por el COVID-19. Inspirador ejemplo de solidaridad y responsabilidad.


Ciertamente, Romero no es la única futbolista que saltó de los campos de juego a las salas de urgencias. Una de ellas es Oihana Aldai, portera del Pozoalbense, de Córdoba (Andalucía), que regresó a al País Vasco, en el norte, para ayudar. “Pienso que esto se va a alargar un poco más, así que es necesario que sigamos las recomendaciones que nos dan”, dice esta enfermera.

Otra que cambió los gruesos guantes de portera por los delgados de látex fue María Sanjuán, jugadora del Villarreal. Por estos días, está al servicio del Hospital La Fe de Valencia, donde pudo constatar la magnitud de la situación. “Todo el personal sanitario está haciendo todo lo que puede en las actuales circunstancias. Tanto psicológica como físicamente”, aseguró la deportista.

“Ningún sanitario estaba preparado para vivir lo que estamos viviendo, pero sé que vamos a frenar la curva”, dice ilusionada esta enfermera que labora en turnos de 12 horas, de 8 a 8, y permanece a disposición las 24 horas. “No somos héroes, es nuestra labor y nos debemos a ello. Tenemos que estar superorgullosos de lo hacemos, aunque echo un poco de menos entrenar”, agregó.

Como ella, la capitana del Girona de Cataluña Mónica Ayats también se sumó a la causa. “Ahora más que nunca soy enfermera”, dijo. “Es momento de sumar para que cuando esto pase tengamos la sensación de que lo hemos dado todo”, complementó. “Esto es un llamamiento a la solidaridad. Ya está bien de quejarse porque creemos que podemos hacerlo mejor desde casa, de lamentarse porque no se puede salir”.

Ana Sáenz de Pipaón es, quizás, una de las más conocidas por la afición, por su trayectoria en la selección nacional. En la actualidad es empleada de los Servicios Médicos del Sporting de Gijón. Ella solicitó su incorporación al Servicio Riojano de Salud, en virtud de las cifras de contagios en Logroño, uno de los mayores focos de la enfermedad en el país, y sirve en Los Arcos (Navarra).

Otro caso es el de Vicky Losada, destacada jugadora del FC Barcelona con el que logró los títulos de la Copa de la Reina y de la Liga de Campeones. Aunque no está en la primera línea de atención, como las demás, desde su casa aporta lo suyo. Promovió la creación de la campaña ‘Juntas Venceremos’, que ya aglutina a una buena parte de las futbolistas profesionales españolas.

¿Qué hace? A través de la subasta de camisetas, guantes o botines, se ha dado a la tarea de recaudar fondos que luego se destinarán a la adquisición de material clínico y a la mejora de las condiciones de trabajo del personal sanitario. La meta es recolectar al menos 20.000 euros (unos 22.000 dólares). Más de 40 jugadoras ya se unieron y donaron implementos para el sorteo.

Lo mencioné en una nota anterior: las crisis provocan que cada ser humano exponga su mejor versión y la peor, también. En este caso, mientras algunas megaestrellas masculinas posan para las redes sociales, mientras algunas hacen donaciones en dinero (que valen, por supuesto), mientras otros se quejan por el confinamiento, estas mujeres anotan el que, sin duda, será el gol de su vida.

No son tan famosas como sus pares masculinos, no tienen el reconocimiento y los seguidores de la mayoría de ellos y no ganan en el campo de juego cifras similares. Sin embargo, estas mujeres dejan una huella imborrable en la sociedad con su vocación de servicio y generosidad en esta época de crisis. Y servir, amigo mío, es el mejor negocio del mundo…


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Más de 40 futbolistas profesionales son parte de la iniciativa llamada Juntas Venceremos.