¿Inconforme con lo que recibes de la vida? Es posible. Los que vivimos son tiempos difíciles, aunque siempre fue así. Siempre hubo inestabilidad política, incertidumbre económica, desigualdad social, injusticia y situaciones que no son fáciles de entender, de digerir. Solo nos queda asumir la vida tal y como es, enfrentar las dificultades y continuar el camino.

Por mi formación con sicólogo y por mi trayectoria de 25 años como emprendedor, aprendí que la clave de la vida es la mentalidad. Para bien o para mal. ¿Piensas que tu vida es dura? Quizás sea así, pero hay muchos otros que viven una más dura. ¿Crees que la vida ha sido injusta contigo? Quizás, pero mira a tu alrededor y comprueba cuántas bendiciones disfrutas.

Hoy, en este mundo hiperconectado en el que estamos rodeados de las más variadas e increíbles herramientas tecnológicas, muchos creen que son estas la clave del éxito. La verdad, no es así: siempre fue posible conseguir éxito en cualquier actividad, inclusive cuando la tecnología era precaria. Te lo digo con conocimiento de causa, porque lo experimenté.

Hay otros que piensan que el camino al éxito pasa por el conocimiento. Son personas que estudian, asisten a múltiples cursos y capacitaciones, que aprenden de muchos temas, pero no siempre logran lo que esperan. ¿Por qué? Porque se obsesionan con aprender, quizás aprenden cosas que no son necesarias y, lo peor, nunca llegan a ponerlo en práctica.

Las herramientas, la tecnología, son indispensables. Nos facilitan la vida, nos permiten realizar múltiples tareas de manera sencilla y gratuita (o a muy bajo costo) y nos dan la posibilidad de llegar a personas que viven en otras ciudades, en otros países y que por otros caminos serían muy difíciles de abordar. Sin embargo, la tecnología por sí misma no es suficiente.

El conocimiento, el aprendizaje continuo, es imprescindible. De hecho, soy un eterno aprendiz, me encanta aprender. La diferencia es que me enfoco en lo que necesito para potenciar mis fortalezas, para minimizar mis debilidades y para brindarles más beneficios a mis clientes. ¿Lo demás? Lo veremos en el camino. El conocimiento sirve si te ayuda a cumplir con tus metas.

Ahora, la combinación de las herramientas adecuadas con el conocimiento adecuado te permiten sobresalir en un mercado saturado por más de lo mismo. Es un primer diferencial que, hasta cierto punto, te convierte en la mejor opción para el mercado. Pero, tampoco es suficiente porque cada día son más las personas que sacan provecho de unas y otro.

Entonces, ¿qué hacer? Hay que dar un paso más, el que muchos no están dispuestos a dar, el que a muchos les produce miedo. ¿Sabes a qué me refiero? A trabajar en tu mentalidad, a atreverte a cambiarla, lo cual implica una limpieza de tus creencias, enfrentar tus miedos y sacar a relucir la valentía para construir la vida que deseas. Eso, créeme, lo hacemos pocos.

Por eso, justamente por eso, la cima de la montaña es pequeña, no hay espacio para muchos. Allí solo llegamos los que nos atrevemos a abandonar la plácida zona de confort y tomamos el riesgo de enfrentar a la vida. Que no es un libreto escrito, como piensan algunos, o un destino inmodificable, como creen otros: es una construcción propia, un privilegio que te fue concedido.

Ahora, una pregunta pertinente: ¿de qué depende o cómo se construye una mentalidad de éxito, una mentalidad positiva? La primera versión de la mentalidad, con la que crecemos, es producto de los mensajes que se graban en nuestro cerebro desde el día en que nacemos, en la niñez y la adolescencia. Está determinado por lo que nos dice nuestro entorno cercano.

Es decir, padres, hermanos, primos, amigos del colegio, profesores, entrenadores deportivos y otras personas con las que tenemos contacto frecuente. Así mismo, está influenciado por los mensajes, el conocimiento que consumimos a través de la lectura, de los medios de comunicación (televisión, radio, cine) y, en estos tiempos modernos, de internet.

El problema, ¿sabes cuál es el problema? Que son mensajes diseñados por ellos, según sus miedos, sus creencias, sus experiencias y sus expectativas. ¡Y las tuyas son diferentes, por supuesto! Por eso, justamente por eso, estamos sometidos a darnos cuenta de que esa no es la vida que deseamos, de que no somos felices con esa vida que otros construyeron para nosotros.


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La vida del emprendedor puede ser agobiante, en especial cuando se carece de una mentalidad positiva.


En algún punto del camino, en alguna escala del viaje de la vida, se prenden las alarmas que nos indican que vamos por el camino equivocado. Y, para que no te atormentes, nos sucede a todos, absolutamente a todos. ¿Por qué? Porque, en especial en nuestros países, todos fuimos criados de la misma manera, es decir, a todos nos transmiten los mismos mensajes.

¡Plop!, como diría Condorito, la genial creación del caricaturista chileno Pepo (René Ríos B.), muy famoso en Latinoamérica en la segunda mitad del siglo pasado. Es lo que podríamos llamar un mal colateral: intentan educarnos de la mejor manera, pero a la larga nos perjudican porque nos transmiten sus creencias limitantes, sus miedos, sus fobias, sus frustraciones.

Que, más adelante, cuando somos adultos e intentamos vivir nuestra propia vida, son un obstáculo. Sí, una gruesa y elevada pared contra la que chocamos una y otra vez, hasta que nos damos cuenta del error y nos damos a la tarea de corregirlo. Es, entonces, cuando hay que cambiar la mentalidad, es decir, hay que reprogramar tu cerebro con nuevos mensajes.

Unos que estén conectados con tu esencia, con tus dones y talentos, que representen tus sueños y que, lo más importante, te permitan ser feliz. No importa si eres hombre o mujer, cuál sea tu edad o el oficio que desempeñas: esta premisa se aplica igual a todos. También es claro que necesitas una mentalidad positiva, constructiva y propia para disfrutar la vida.

Como emprendedor, dentro o fuera de internet, la vida no es fácil. Estás sometido a grandes presiones, estás expuesto a muchos errores y, para rematar, debes batallar con dos poderosos enemigos: el síndrome del impostor y el síndrome del emprendedor solitario. Que no son una fábula ni un invento, sino amenazas reales capaces de dar al traste con tus ilusiones.

¿Cómo desarrollar una mentalidad positiva? Te revelo algunas claves:

1.- Enfócate en el presente.
El hoy (por eso lo llamamos presente) es un regalo que nos da la vida. Es todo lo que tenemos, porque el ayer ya fue y el mañana no sabemos si vendrá. Enfócate en el hoy, en lo que puedes hacer a lo largo de esas 24 horas para ser tu mejor versión, para aprender más, para servir a más personas. Lo que puedas llegar a ser mañana lo determina lo que hagas hoy.

2.- Rodéate bien.
‘Bien’ significa de personas afines a ti, con las que compartas principios y valores, tus sueños. Personas mejores que tú, con más conocimiento y experiencias, que te puedan guiar, que te puedan evitar errores groseros. Personas que, además, crean en ti, que te apoyen, que de manera genuina estén dispuestas a ayudarte sin esperar nada a cambio. Buenas personas.

3.- Sé agradecido.
La gratitud, quizás lo sabes, es la madre de todas las bendiciones. Cuanto más agradezcas, más bendiciones llegarán a tu vida, de múltiples formas. Agradece el aprendizaje surgido de tus errores y las oportunidades que no se dieron. Agradece cada día como una bendición única e irrepetible. Agradece estar del lado de los que comparten, de los que dan, no del lado de los que necesitan.

4.- Cuida tus mensajes.
En especial, los que le dices a tu cerebro. Recuerda cómo comenzó esta historia de la mentalidad. Sé tolerante, benigno y generoso contigo mismo. Mímate, prémiate, celebra tus logros, aunque sean pequeños, y dile a tu mente que lo estás haciendo muy bien. A pesar de que muchos no lo creen, la forma en que te comunicas con tu cerebro determina tu vida.

5.- Cuida de ti.
Tu cuerpo es un templo que te fue concedido temporalmente: cuida de él, porque es todo lo que tienes. No abuses de él, no lo menosprecies. Descansa bien, practica ejercicio, haz lo que te gusta, aliméntate sano y, sobre todo, sé celoso de las personas a las que les permites ser parte de tu entorno cercano. La vida es muy corta y no vale la pena vivirla disminuidos.

6.- Concédete el permiso de errar.
No eres perfecto, nadie es perfecto, y tampoco tienes por qué serlo. No es esa la tarea que nos fue encomendada en este mundo. Aunque intentes evitarlos, los errores aparecerán porque son parte integral del proceso de aprendizaje. Más bien, extrae la lección que cada uno te brinda y aprovéchala en el futuro. Ser tolerante contigo mismo te evitará angustias y estrés.

7.- Sirve a otros.
“El que no vive para servir, no sirve para vivir” es una inspiradora frase atribuida a la madre Teresa de Calcuta. Y no puedo estar más de acuerdo con esas diez palabras. Mi vida cambió para bien el día que descubrí que mi propósito de vida, la razón por la cual vine a este mundo, es servir a otros a través de mi conocimiento, experiencias y el aprendizaje de mis errores.

¿Inconforme con lo que recibes de la vida? Es posible. A todos nos ocurre alguna vez en la vida (o más de una vez, si no aprendemos). Por fortuna, mientras estés acá siempre habrá una oportunidad para aprender, para corregir el rumbo, para construir la vida que deseas. Si eres un emprendedor, una mentalidad positiva te ahorrará dolores de cabeza y mucho malestar.

La mentalidad, no me canso de repetirlo, es responsable del 80-90 por ciento de lo que recibes de la vida, para bien o para mal. El resto está determinado por tu conocimiento, habilidades y capacidad de poner en práctica lo que aprendes. El ser humano, no lo olvides, actúa según lo que cree, porque lo que cree condiciona lo que piensa. El poder de la mente es ilimitado…


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