Si tienes alguna duda de que la vida es irónica, debes leer esta historia. Es acerca del regreso de Tower Records, la legendaria cadena de tiendas de música, originaria de California, desaparecida en 2006. ¿Cuál es la ironía? Que el cierre de más de 200 tiendas se produjo por el impulso de las plataformas de música en internet y ahora la compañía se reencarna como una tienda en línea.

Algo que quizás no conoces de mí es que soy una fanático de la música, algo que heredé de mis padres, que supieron cultivar en mí esta pasión. De hecho, en aquellas noches de insomnio en las que duraba horas conectado a internet, trabajando, mi compañía era la música. Eran las épocas de finales del siglo pasado, cuando las conexiones a internet se realizaban a través de la línea telefónica.

Entonces, durante el día era difícil conectarse, porque la señora Julita, mi madre, usaba mucho el teléfono en su trabajo (por aquel entonces, como agente inmobiliaria). Por supuesto, no habían llegado los teléfonos celulares. Y ella, cuando descansaba en las tardes, se dedicaba a tejer con Goofy, su mascota, al lado (un French Poodle), y se acompañaba escuchando música y cantando.

Además, hubo un período maravilloso de mi juventud en el que en mi casa, cada fin de semana (casi sin falta) nos reuníamos el grupo de amigos. A veces jugábamos cartas, pero la mayoría de las ocasiones cantábamos y bailábamos mientras uno de ellos, que tenía una increíble colección de acetatos, ponía música. Vallenatos, rancheras, baladas, tangos, salsa, boleros y hasta rock.

La señora Julita era cómplice de estas reuniones en una época en la que las reuniones de amigos en las casas se hizo norma, porque las ciudades estaban azotadas por la ola de atentados del narcoterrorismo. Su grupo de amigos más cercano también se unía en esas ocasiones y había veces que éramos más de 25 personas. Apenas cabíamos en la sala. Fueron tiempos muy felices.

Tiempos en los que, en Colombia, abundaban las tiendas de música. En los centros comerciales había al menos tres o cuatro y la competencia era muy dura. Uno de los principales actores del mercado fue Tower Records, que surgió como la alianza entre Prodiscos, una de las tiendas de mayor tradición, y la Casa Editorial El Tiempo, a través de su filial Círculo de Lectores.

Esta empresa llevaba muchos años siendo parte de las familias colombianas. Empleaba un viejo y efectivo modelo de negocio: los vendedores iban puerta a puerta, con pesadas mochilas llenas de libros, vendiendo sus productos. Más tarde, incorporaron la música y también cargaban con los discos. El día de visita era el sábado y recuerdo que esperábamos con ansia la llegada del vendedor.

Tower Records entró al mercado con una megatienda, de 1.200 m2, en los centro comercial Andino, en uno de los sectores más exclusivos de la ciudad, la llamada Zona T. Además de 70.000 referencias de música, en acetato y cd, se ofrecían libros, revistas, cintas de video, así como instrumentos musicales y accesorios. Esa una experiencia increíble para los melómanos.

La primera tienda de Tower Records abrió en 1960 en Sacramento, la capital de California, en Watt Avenue. Su fundador fue Russ Solomon, que la bautizó así porque su padre había tenido una farmacia llamada Tower que compartía espacio con el Tower Theater. Siete años más tarde, se instaló en San Francisco y luego inició la expansión internacional por Asia y Latinoamérica, principalmente.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Russ Solomon, fundador de Tower Records, murió en 2018, pero su sueño ahora es una realidad.


En la tarde del 22 de diciembre de 2006, en Mountain View (California), se cerró la última tienda de Tower Records en Estados Unidos. La deuda contraída por un mal planificado proceso de expansión y el auge de los formatos digitales acabó con una empresa icónica. Ahora, resurgió como tienda en línea.


Como hecho curioso, después de que la firma se declaró en bancarrota y cerró todas sus tiendas, a mediados de los 2000, las franquicias en Japón continuaron abiertas como si nada hubiera ocurrido. ¿Por qué? En ese país existe una arraigada cultura por la música y, aunque desde allí surgieron muchos de los avances tecnológicos que provocaron el colapso de las tiendas físicas, hay un gran mercado.

El gran Elton John, en un documental que contaba la historia de Tower Records, titulado All Things Must Past, en 2015, recordó que era asiduo visitante de las tiendas. Como si se trata de un ritual, cada martes en la mañana acudía a un local en Hollywod y, además de comprar una gran cantidad de vinilos, pasaba horas conversando animadamente de música con los empleados.

Con el paso del tiempo, la irrupción de internet y el auge por las plataformas de música, incluido YouTube, la compañía comenzó a pagar el precio de su gigantismo: los ingresos no daban abasto para pagar los elevados costos. Aunque Tower Records rápidamente evolucionó y acogió los nuevos formatos en sus tiendas, y los impulsó, los gustos de los consumidores habían cambiado.

Hasta que se dio el desenlace que nadie deseaba: en 2004, se declaró en bancarrota a raíz de las deudas contraídas en su período de expansión, que fue desordenado y no tenía respaldo. También influyeron, por cierto, el aumento de la piratería, un mal endémico por aquellos años, y por las decisiones equivocadas de sus directivos. La deuda fue tasada 100 millones de dólares.

Finalmente, el 20 de agosto de 2006 Tower Records se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras, por segunda ocasión, y comenzó el proceso de liquidación. La última tienda, en EE. UU., ubicada en Mountain View (California), cerró el 22 de diciembre de ese año y el sitio web fue vendido por separado. Desde entonces, Solomon realizó varios intentos por resucitar la marca, pero no lo logró.

El fundador de Tower Records falleció el 6 de marzo de 2018, a los 92 años, sin poder cumplir su sueño. Sufrió un paro cardíaco mientras veía la ceremonia de los premios Óscar, en su casa de Sacramento. “Russ era bastante abierto y mantener una conversación con él sobre el negocio de la música siempre dejaba invalorables enseñanzas”, publicó James Donio, presidente de la Music Business Association.

Sin embargo, en el mundo de los negocios hay una premisa que esta historia trae a colación: “Nunca digas nunca”. Russ Solomon murió sin cristalizar la reapertura de su tienda, que hoy es una feliz realidad para los melómanos. El anuncio estaba previsto durante el South of Southwest Music Festival (SXSW), que debía realizarse en marzo pasado y fue pospuesto por la pandemia.

Hace unos días, sin embargo, Danny Zeijdel, nuevo CEO de Tower Records, dio la noticia: la apertura de una tienda en línea (www.towerrecords.com) con un catálogo inicial de 500 referencias de discos de vinilo, casetes y discos compactos. “La idea ha sido recibida con un tremendo éxito”, dijo Zeijdel. “Muchos clientes se toman una selfi reciben su pedido”, agregó.

Además, la compañía instaló una serie de tiendas pop-up (temporales) para ambientar el regreso de la tienda en línea. Y los directivos están a la espera de que la situación de emergencia provocada por el COVID-19 llegue a su fin para intentar aterrizar de nuevo en el comercio físico. Mientras, lanzó Tower Pulse, una revista digital enfocada, por supuesto, en música.

Si tenías alguna duda acerca de que la vida es irónica, estoy completamente seguro de que esta historia las despejó. Se me antoja como una versión inversa de aquella vieja premisa de “Quien a hierro mata, a hierro muere”: hoy Tower Records resurge de sus cenizas con una tienda en línea, en el ámbito digital que contribuyó a su liquidación y desaparición e 2006. Nunca digas nunca…


Contenido relacionado:
We Are Knitters: un emprendimiento exitoso tejido a mano
«Eso a mí no me va a suceder, eso solo les ocurre a los demás»
Los principios que sustentan el éxito de Amazon, la empresa # 1 del mundo


Este es el documental All Things Must Past, que cuenta la historia de Tower Records.