Alguna vez, un tal Albert Einstein, considerado una de las mentes más brillantes del siglo XX (y no propiamente por su calva), dijo “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando que los resultados sean distintos”. En el fondo, lo que el científico alemán nos proponía era eso que conocemos como “pensar fuera de la caja”, una expresión traducida del inglés Thinking out the box

Es una frase que me encanta y que repito de cuando en cuando en mis eventos, en mis charlas, en las asesorías con mis clientes. ¿Por qué? Porque el trabajo como emprendedor, a lo largo de más de dos décadas, me enseñó que uno de los problemas más traumáticos a los que nos enfrentamos es precisamente ese: la dificultada para salirnos de la caja, para pensar distinto.

Pero, empecemos por el principio. ¿Qué es eso que llamamos caja? Digámoslo de una forma sencilla: es todo aquello que hay en nuestra cabeza y nuestro corazón y que determinan lo que hacemos y cómo lo hacemos. Son creencias, vivencias, conocimiento acumulado, aprendizajes de los lugares que has visitado y de las personas con las que has compartido tu vida.

También, las siempre traviesas y temibles emociones. Como ves, más que la caja deberíamos llamarla la caja de Pandora porque ya sabes que está llena de sorpresas (agradables y de las otras). Entonces, hay que entender que no se trata de un baúl lleno de recuerdos estáticos, sino un ilimitado disco duro dinámico que se recicla, que vuelve al pasado y nos lleva al futuro.

¿Por qué necesitamos aprender a pensar fuera de la caja? Básicamente, porque cada ser humano es único e irrepetible. Aunque guardemos grandes similitudes con aquellos a los que nos unen los lazos sanguíneos (padres, hermanos, abuelos), cada uno es único, irrepetible y especial. Más, en función de la caja, porque cada uno transita un camino diferente.

Una de las circunstancias más dolorosas a las que se enfrenta un ser humano es aquella de querer ser igual a otro. A su padre, a su mentor, a su ídolo, no importa. Al final, esa persona se dará cuenta de que tan solo es un imitadory, lo peor, que por intentar parecerse a otro no aprovechó sus cualidades, sus características, todo aquello que la hace única y especial.

En el mundo de los negocios, en el ámbito de los emprendedores digitales, es algo común. Tristemente común. He conocido infinidad de personas que se obsesionaron con la idea de ser iguales a su mentor, al gurú de moda en el mercado. No solo terminaron frustrados, olvidados, sino que la gente no los valoró, los menospreció, los vio simplemente como una copia burda.

Eran personas que tenían todo para sobresalir por su propia cuenta, para brillar con luz propia, pero tomaron un atajo, el camino equivocado. Pensaron que si lucían como su mentor, que si hablaban como el gurú, que si adoptaban las poses y las actitudes de aquel, iban a replicar su éxito. Sin embargo, no fue así. El mercado los rechazó al entender que no eran auténticos.

También es común que haya personas que quieran replicar tu éxito al estilo copy + paste. Seguramente sabes que eso no es posible. Puedo enseñarte todas las estrategias que utilizo en mi negocio, poner a tu disposición las herramientas que uso y revelarte todos mis secretos. Sin embargo, eso no te garantiza el éxito, aunque apliques el libreto al pie de la letra.

¿Por qué? Porque, al igual que cada ser humano, cada negocio es distinto del otro, es único. En otras palabras, porque, aunque tú y yo hagamos lo mismo, enseñemos lo mismo, tu público y el mío son distintos. Si esas personas te eligieron a ti fue porque vieron algo que quizás yo no esté en capacidad de ofrecerles, o porque entendieron que podían confiar plenamente en ti.

Aunque estén en la misma búsqueda, tus clientes y los míos son distintos. Por eso, justamente por eso es posible que mis estrategias no te funcionen. Ahora, y esto es justo mencionarlo, también es posible que obtengas mejores resultados que los míos. Así de complejo es el marketing, caprichoso e impredecible como las emociones. Por eso no funciona el copy + paste.


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Atrévete a pensar distinto: si haces lo mismo de siempre, no esperes resultados distintos.


Tristemente, son muchas las personas que fracasan en la vida y en los negocios porque creen que para alcanzar el éxito y la felicidad basta hacer ‘copy+paste’. Y no, no es posible. De lo que se trata, más bien, es de aprender a ‘pensar fuera de la caja’. Te revelo 7 claves para lograrlo.


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La ciencia del éxito en los negocios, dentro o fuera de internet, y sin importar a qué te dedicas o qué vendes (un producto o un servicio), consiste en aprender a modelar. En otras palabras, en pensar fuera de la caja, más allá de que utilices las mismas estrategias, herramientas y recursos. Modelar significa adaptar, ajustar a tus necesidades, a tus posibilidades.

Significa también aprender a tomar tus propias decisiones, a cometer tus propios errores. Como bien dijo el poeta Antonio Machado en la voz del gran Joan Manuel Serrat, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Cada ser humano, cada emprendedor, debe abrir su propio camino, asumiendo riesgos, encarando retos, improvisando, pensando fuera de la caja.

Te ofrezco 7 claves que te ayudarán a salirte de la horma y aprender a pensar fuera de la caja (ten en cuenta, en todo caso, que ninguna es una fórmula matemática):

1.- Sé curioso.
No te quedes con lo básico, con lo lógico: ve por más. Investiga, pregunta, infórmate, busca fuentes distintas a las convencionales y saca tus propias conclusiones. La curiosidad es la gran aliada de la inteligencia. Además, más vale una pregunta tonta que una duda permanente

2.- Cree en tus ideas.
Por el miedo al qué dirán o al fracaso, a veces, muchas veces, desechamos ideas valiosas, hasta geniales. Cree en tus ideas hasta que los hechos te demuestren que estás equivocado, que no funcionan. El hombre se arrepiente más de lo que no se atrevió a hacer que de lo que hizo mal.

3.- No temas al fracaso.
El verdadero y único fracaso posible es no intentarlo. Además, y te lo menciono porque alguna vez caí en esa trampa, no hay nada peor que vivir con la incertidumbre, con la duda de si pudo haber sido algo exitoso. Si sale mal, corriges y lo vuelves a intentar. ¡De eso se trata la vida!

4.- No te pongas límites.
Olvídate de los problemas, de las carencias y de los riesgos y concéntrate en las oportunidades, en tus fortalezas, en la solución. “Saber que se puede, querer que se pueda. Quitarse los miedos, sacarlos afuera”, dice la letra de Color esperanza, la famosa canción de Diego Torres.

5.- Sé un eterno aprendiz.
Mantente actualizado en tu área de conocimiento, pero explota también otros campos afines que te permitan potenciar tus fortalezas, desarrollar nuevas y útiles habilidades. Recuerda: “Un día sin aprendizaje es un día perdido”. No te permitas el lujo de estancarte, de frenarte.

6.- Mantén abierta tu mente.
Esta, sin duda, es una asignatura obligatoria si quieres aprender a pensar fuera de la caja. Deja que la imaginación vuele, permítete soñar, no tengas miedo de ilusionarte. El poder de la mente es ilimitado, pero solo tú decides si es para bien o para mal. ¿Qué camino eliges?

7.- Aprovecha el hoy.
El tiempo es el activo más valioso conque contamos, porque es lo único que jamás podemos recuperar. No lo desperdicies, entonces. Vive la vida, disfrútala con intensidad, haz lo que te plazca (lo que te gusta), date el lujo de errar. Hoy es todo lo que tienes en la vida.

Atrévete a romper los moldes, a ir por un camino distinto al de la mayoría, a elegir tu propio camino. Que el miedo a equivocarte y fracasar no sea más grande que tus sueños, que el poder de tus acciones. Que si te queda algún remordimiento sea el de no haberlo intentado antes. Que no se te pase la vida esperando el momento ideal, porque el único momento es HOY.

Aprender a pensar fuera de la caja es un riesgo, pero un riesgo maravilloso. Implica también un cambio de chip, entender que no se trata de reinventar la rueda, sino de pensar y actuar de manera distinta a como lo hace la mayoría. Y no lo olvides: pensar fuera de la caja es lo que identifica a Jeff Bezos, Elon Musk, Bill Gates, Barack Obama y, claro, Albert Einstein.