Wayne Dyer nació en Detroit (Michgan) en un hogar pobre y disfuncional. Su padre los abandonó poco después de que él nació en 1940 y su padrastro era alcohólico. Por eso, pasó su infancia y adolescencia en orfanatos y hogares de paso. Bien pudo ser uno de tantos miles de jóvenes que se desviaron del camino y desperdiciaron su vida, pero Dyer, en cambio, contribuyó a mejorar la vida de otros.

Si eres aficionado a los temas de autorrealización personal, autoayuda y el crecimiento espiritual, sin duda sabes quién fue Wayne Dyer. Empezó a enderezar su camino cuando se enroló en la Marina, en la que permaneció por cuatro años. Se doctoró como Orientador Educativo en la Universidad Estatal de Wayne (Detroit) y luego fue profesor de la Universidad de St. John’s (Nueva York).

Pudo ser un profesor más de tantos que dedican su vida a transferir conocimientos a sus estudiantes, pero la vida llevó a Dyer por otro camino. En 1976 publicó el libro Tus zonas erróneas, que permaneció durante 64 semanas en el listado de los más leídos del New York Times. Se estima que de este libro, que marca pautas para superar el miedo y la culpa, se vendieron 36 millones de copias.

Fue tal el éxito mediático que consiguió, en una temática como la de la autoayuda que generaba más desconfianza que certezas, que renunció a su trabajo. Y se dedicó a recorrer el país para promocionar su libro, asistir a entrevistas con los medios de comunicación y a dictar charlas. Sin proponérselo, encontró su propósito de vida y se dedicó a escribir para ayudar a los demás.

Le gustaba definir a las personas como espíritus eternos con la capacidad para transformar el mundo, comenzando por uno mismo. Por eso, se propuso brindar las herramientas y, sobre todo, la inspiración necesarias para conseguir el objetivo. “El estado de tu vida no es más que un reflejo del estado de tu mente”, aseguraba. “Toda persona tiene el potencial de vivir una vida extraordinaria”, agregaba.

“Mi propósito es ayudar a las personas a que se vean a sí mismas y comiencen a cambiar sus conceptos. Recuerde, no somos nuestro país, nuestra raza o religión. Somos espíritus eternos. Vernos a nosotros mismos como seres espirituales sin etiqueta es una manera de transformar el mundo, pregonaba. Tenía muchos detractores, pero muchos más seguidores que lo adoraban.

A medida que ganó autoridad y reconocimiento, Dyer se convirtió en habitual invitado el programa de Oprah Winfrey y también en un popular conferencista. Por supuesto, continuó su camino como escritor: publicó más de 40 libros, 20 de ellos muy exitosos. En el ocaso de la vida, después de que le diagnosticaron una leucemia, se trasladó a Maui, una de las grandes islas de Hawái, donde murió en 2015.

En una de sus últimas apariciones públicas, durante una conferencia en Canadá, decidió cambiar el libreto tradicional que seguía en estas actividades. Esa vez, invitó a un joven al escenario, lo sentó al frente y le preguntó: “¿Qué saldría de ti si te oprimieran fuerte, como si estuvieran haciendo jugo de naranja con tu interior?”. El interrogante, por supuesto, provocó sorpresa en el auditorio.

Y lo que siguió es una maravillosa lección de vida que nos deja grandes lecciones, en especial si eres un emprendedor o un profesional independiente que vive, o quiere vivir, de sus talentos, de su conocimiento. Te confieso que me impactó cuando la encontré en internet y me di cuenta de que debía compartirla contigo, con las personas que están en esta búsqueda, a veces esquiva:

¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimes una naranja sale jugo de naranja?

“Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja”, le dijo al sorprendido joven que le sirvió de conejillo de indias en este insólito experimento. Y eres tú. Imagínate que alguien te aprieta, ejerce presión sobre ti, dice algo que no te gusta, que te ofende. Y fuera de ti sale ira, odio, rencor y odio. ¿Por qué sale eso? Porque eso es, justamente, lo que hay dentro de ti”, respondió Dyer.

“Es una de las grandes lecciones de la vida. Si sale ira, dolor o miedo es porque es lo que hay dentro. No importa quién te aprieta, tu madre, tu pareja, tus hijos, tu jefe, tu subordinado… Si alguien dice algo de ti que no te gusta, va a salir lo que tienes dentro. Y lo que hay dentro es tu elección, agregó. Como en una película de terror, el nivel de emoción llegaba a lo más alto.


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Todo aquello que cultives en tu mente, positivo o negativo, saldrá de ti cuando la vida te exprima.


“Si de ti no sale otra cosa más que amor, es porque eso es lo que has permitido. Una vez que quitas todas esas emociones que te consumen (envidia, odio, rencor, venganza…) y las sustituyes por amor. Eso quiere decir que estás viviendo una vida altamente funcional”. Por supuesto, todos quedaron con la boca abierta, gratamente sorprendidos por el poderoso mensaje de Dyer.

Ahora, entonces, te traslado la pregunta a ti: “¿Qué sale de ti cuando te exprimen?”. Quizás sabes que soy un convencido de la ley de la causalidad, es decir, creo firmemente en que todo lo que sucede en tu vida, y lo que no, es fruto directo de lo que haces y de cómo lo haces. También, de tus decisiones, de tus dudas y miedos y, por supuesto, del aprendizaje surgido de tus errores.

A lo largo de mi trayectoria, que ya superó la cresta de los 25 años, la vida me dio la oportunidad de conocer a cientos de personas maravillosas. Con sueños increíbles, con talentos ilimitados, que gozaron de oportunidades invaluables y… ¡no las aprovecharon! Cuando la vida se puso difícil, cuando los exprimió, el jugo que salió de ellos era muy distinto del que se esperaba.

Era el jugo de sus miedos, de sus frustraciones, de sus prevenciones, de su dependencia de la opinión de otros, de sus elevadas expectativas. Era el jugo de una vida que nunca les permitió cristalizar sus sueños, que nunca la disfrutaron más allá de que algunos atesoraron dinero, lujos y reconocimiento. Era el jugo de ese vacío que se lleva en el corazón cuando no haces lo que amas.

Cada día, sin falta, le agradezco a la vida por un día más, por mis hijas y por el privilegio de hacer lo que amo, de amar lo que hago. Vivo una vida extraordinaria, construida a mi medida, que si bien está lejos de ser perfecta me brinda todo lo que quiero y necesito. Y lo mejor, ¿sabes qué es lo mejor? Una vida que, cuando me exprime, me permite sacar todo aquello que he cultivado en mi interior.

¿Qué sale? El jugo de mi propósito de vida. Ayudar a otros a cumplir sus sueños, por ambiciosos que estos sean, y a utilizar sus dones y talentos, su fuerza interior, para dejar una huella en este mundo, para producir un impacto positivo en su entorno. Una misión maravillosa que tardé en entender, pero de la que disfruto cada segundo, cada avance, cada logro, cada aprendizaje.

Honestamente, no tengo palabras para expresar lo que siento, la emoción que bulle en mi interior cada vez que un cliente, un discípulo, cumple un sueño, alcanza un objetivo en su negocio o en su vida. Es algo indescriptible que, además, recarga mis energías y me impulsa a seguir en esta labor que amo. Una labor que me hace muy feliz y que deseo realizar hasta el último de mis días.

Como deseo, también, disfrutar del privilegio de ayudar a más personas. Si eres experto en un área (cualquiera que sea) o un profesional independiente con un conocimiento valioso, con experiencias que quiere transmitir a otros, pero no sabes cómo hacerlo, no sabes cómo comenzar, estás en mi mira y nuestros caminos están destinados a cruzarse. Es, tan solo, una cuestión de tiempo.

¿De cuánto tiempo? Del que te tome decidir ingresar a mi comunidad pública y gratuita Monetiza Tus Conocimientos (MTC), que en pocos días ya congregó a casi 300 personas. Si todavía no ingresaste, si todavía no sabes de qué se trata, te invito a que vayas a la web y le des una mirada. Sin compromisos, solo por explorar, para que sepas qué beneficios podrías obtener si entras.

Es un sueño que alimenté durante años, un sueño hecho realidad. Apenas comenzamos, hemos realizado unas pocas reuniones, pero la dinámica del grupo es muy enriquecedora, al igual que el entusiasmo. ¿Qué nos une? Todos, absolutamente todos, somos personas que nos preocupamos por lo que sale de nosotros cuando la vida nos exprime, y queremos que sea positivo, constructivo, transformador.

Ahora, si me lo permites, vuelvo a formularte la pregunta, ese sorpresivo interrogante que Wayne Dyer le hizo a ese estudiante en la conferencia en Canadá: “¿Qué sale de ti cuando la vida te exprime?”. O, de otra manera, ¿qué cultivas en tu interior? ¿Eso que cultivas es lo que deseas darle al mundo? ¿Eso que haces cada día de tu vida es en verdad el legado que quieres dejar?

La parábola de la naranja, como se conoce aquella maravillosa reflexión de Wayne Dyer, es, a mi juicio, una maravillosa oportunidad que nos brinda la vida para conectar con nuestro propósito. Lo que me motiva es que tú, como lo hice yo, puedes construir la vida que siempre soñaste, que te des el permiso de aprovechar tus dones y talentos para ayudar a otros, para dejar una huella inolvidable.

Si esta Parábola de la naranja te inspira de alguna manera, si entiendes que es el momento de dar el paso a un nivel superior en tu vida y crees que mi comunidad Monetiza Tus Conocimientos (MTC) es el lugar adecuado para cristalizar tus sueños, te espero con los brazos abiertos. Pon tus talentos al servicio de otros, empaqueta y vende tus conocimientos, ¡exprime lo mejor de ti!


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