La de Miriam Rivera, bióloga humana e ilustradora, una vida de historieta

En 2021, mientras el mundo libraba la batalla contra el COVID-19, solo en Estados Unidos más de 47 millones de personas renunciaron a sus empleos. Un fenómeno sin precedentes que, además, puso en jaque a muchas empresas y reveló una realidad que muchos no querían ver. ¿Cuál? La creciente insatisfacción con el rumbo que le damos a la vida.

Pasamos más de ocho horas, durante al menos 5 días a la semana, dedicados al trabajo. Y depende del oficio que desempeñes, de tu nivel de preparación y del país, pueden ser más horas. La mayoría de las veces (ese es uno de los descubrimientos), un tiempo dedicado a una labor que no nos satisface a cambio de una remuneración que no lo compensa.

Lo peor, ¿sabes qué es lo peor? Que según una encuesta adelantada por la consultora PricewaterhouseCoopers International Limited (PwC), “En la actualidad, uno de cada cinco empleados de todo el mundo tiene la intención de renunciar en los próximos 12 meses”. Es decir, pasará de ser una circunstancia coyuntural para convertirse en un comportamiento estructural.

La Gran Dimisión fue la denominación que le dio a este fenómeno Anthony Klotz, un psicólogo organizacional y profesor asociado de negocios en la Universidad de Texas A&M. “Es el resultado inevitable del agotamiento generalizado de los empleados”, dijo. Para él, era algo así como un gigante que se hallaba dormido, quizás hibernando, y despertó.

“Las dimisiones reprimidas paralizadas por la incertidumbre que supuso el COVID, el deseo de un mejor equilibrio entre la vida y el trabajo, y la voluntad de mantener la autonomía derivada del trabajo remoto” son, según este catedrático, las razones de La Gran Dimisión. La pandemia motivó a las personas a preguntarse cuál es su propósito y qué les da felicidad.

¿Y sabes qué? Muchas, millones, descubrieron que su trabajo no es brindaba felicidad. “Lo que somos como empleados y como trabajadores es muy importante para lo que somos como personas”, señaló Klotz. Es decir, no eres uno en el trabajo y otro en la vida personal: eres uno, un ser humano que desempeña múltiples facetas y una de ellas es la laboral.

Uno de los hechos relevantes es que esa manifiesta disconformidad de los empleados no es exclusiva de EE. UU. Las renuncias también aumentaron en el Reino Unido, España, Australia, Países Bajos y Francia. Mientras, en Alemania y Japón se incrementó la cantidad de empleados que están dispuestos a buscar un nuevo puesto de trabajo.

Inclusive, en la región Asia-Pacífico, que tiene mala fama por el trato a los empleados (jornadas interminables, salarios miserables, reprimendas terribles) también se dio. Un poco más de tres de cada cinco empleados han renunciado ahora, en lugar de hacerlo un año atrás y, según el 65 % de las empresas, es más difícil encontrar trabajadores que los reemplacen.

Ahora, la pregunta del millón: ¿a qué se debe este fenómeno? ¿Por qué millones de personas renuncian a su trabajo, aun sin tener uno nuevo? Lo más fácil sería decir que la pandemia provocó esta situación, pero esa es solo la punta del iceberg. La verdad es que se trata de la sumatoria de una variedad de factores, un cóctel molotov que finalmente explotó.

¿Cuáles son esos factores?

1.- Salarios bajos que no compensan el tiempo y la dedicación

2.- Pocas (o ninguna) oportunidades de desarrollo profesional y personal

3.- Falta de flexibilidad, que se traduce en un desequilibrio entre lo laboral y lo personal

4.- El trabajo que se realiza no está conectado con los sueños y pasiones de las personas

5.- Sensación de que no se les valora convenientemente en el ámbito laboral

6.- Acumulación de estrés y agotamiento, tanto mental como físico

7.- Poca o nula participación en los beneficios de la empresa derivados de su trabajo

8.- La falta de un trabajo significativo e importante para su vida

9.- Se encuentran demasiado pronto con un techo que limita su evolución

10.- Prácticas comunes como el acoso laboral, el acoso sexual y el maltrato


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Estos son algunos de los cómics elaborados por Miriam Rivera (Biomiics).


La pandemia provocada por el COVID-19 visibilizó una realidad que pocos reconocían: no somos felices en el trabajo, al que le dedicamos, cuando menos, la mitad de la vida. La historia de Miriam Rivera, una bióloga e ilustradora española, nos muestra el camino.


“Preguntamos a las personas si aceptarían un recorte en sus sueldos para trabajar en una empresa con valores afines a los suyos y, en general, respondieron que sí”, afirmó Alison Omens, directora de estrategia de JUST Capital. Según LinkedIn, el 94 % de los empleados se quedarían en una empresa más tiempo si esta mostrara interés en ayudarlos a aprender.

Un panorama desolador que, paradójicamente, me hace sentir feliz. No me interpretes mal: no me alegra la situación que viven esos millones de personas, sino, precisamente, no ser una de ellas. Desde 1997, cuando tuve mi último empleo formal, tomé un rumbo distinto, uno exótico para la época: me convertí en un emprendedor digital.

Quizás sabes que soy psicólogo clínico, profesión que ejercí durante algunos años. Hoy, ese conocimiento me sirve para conocer y entender a mis clientes, para descubrir los caminos más efectivos para ayudarlos. Amo lo que hago. En el emprendimiento halle tanto el propósito de mi vida como la felicidad de ayudar a otros con mi conocimiento y talentos.

Lo mejor, ¿sabes qué es lo mejor? Que cada día encuentro más personas valientes que se han animado a transitar por el mismo camino: el de seguir el dictamen de su corazón y hacer de sus pasiones, de sus aficiones y de su conocimiento y experiencias, dones y talentos, una forma de ganarse la vida. Pero, no solo eso: hacer lo que nos hace felices.

El trasfondo de La Gran Renuncia es que los seres humanos solemos equivocar el camino que elegimos para nuestra vida. Por un trabajo, por un salario, por unos beneficios, por un futuro, renunciamos a lo único importante: nuestros sueños y pasiones. Que, quizás lo sabes, son nuestra esencia. Renunciar a ellos es lo que nos provoca tal infelicidad.

Por eso, justamente por eso, me encanta conocer a personas como Miriam Rivera Iglesias. Ella es una talentosa joven española, de Barcelona, conocida en las redes sociales como Biomiics. ¿Sabes qué significa esto? Biología en cómics. Se gradúo en Biología Humana (Universitat Pompeu Fabra) y es máster en Comunicación Científica (UPF-Barcelona School of Management).

La biología le gustó desde siempre y por eso eligió este camino, “aquella parte de la biología que es más parte de laboratorio, molecular y celular”, dijo durante en una reunión del Círculo Interno, mi comunidad privada de emprendedores, a la que la invitamos hace unas semanas. Fue su primera decisión ‘fuera de la caja’, dado que no es una carrera convencional.

Desde niña, sin embargo, el cómic fue su mejor amigo. En sexto de primaria empecé a ir a clases de manga (cómic de origen japonés) en la escuela Joso de Cómic y Artes Visuales. Después, la carrera de Biología Humana fue muy absorbente y solo pude dibujar durante las vacaciones de verano y Navidad”. Había algo que, definitivamente, no encajaba.

Miriam era feliz con su carrera, pero no dejaba de pensar en los cómics. El problema era que no hallaba cómo compaginarlos, cómo llevar su pasión por el cómic a su quehacer profesional. “Presenté un cómic en el concurso de Sant Jordi de la UPF y gané un accésit (recompensa, inferior al premio), así que siempre he tenido el cómic presente”, agregó.

“En el tercer curso de la carrera descubrí que había una asignatura optativa, Comunicación Científica. Me di cuenta de que era un posible futuro profesional. En esos primeros cuatro años apenas había podido dibujar y quise hacer algo para cambiar esa situación, porque es mi pasión, relató. “La solución era comunicar ciencia dibujante”, agregó.

El problema es que, para la mayoría de las personas, ciencia y cómic son incompatibles, extremos opuestos. El primer ámbito, el científico, serio, riguroso, sin espacio para la especulación. El segundo, el cómic, el reino de la imaginación, de la creatividad, un mundo en el que todo lo que comunica un mensaje es posible. Sin embargo, no son agua y aceite.

La cuestión era conseguir que algún científico, alguna empresa o entidad de ese sector de la salud, creyera en su propuesta. Lo consiguió y ahora es una reconocida experta en generar contenido en forma de cómics para centros de investigación, universidades, empresas farmacéuticas o biotech, agencias, fundaciones y hospitales. ¡Voila!

“No quería quedarme toda la vida en el laboratorio y en la investigación, no quería seguir por la vía académica. Echaba mucho de menos dibujar”, asegura. Según Miriam, “la formación en comunicación me permite entender tus investigaciones, detectar los mensajes más importantes y noticiables, comunicarme contigo de forma más fluida”, explica.

La clave de su trabajo radica en “mantener siempre el rigor científico sin caer en sensacionalismos”. Ella descubrió que el mejor canal para realizar su trabajo eran los cómics, con lo que, de paso, logró unir sus dos pasiones, sus conocimientos: la biología y los cómics. Genial, ¿cierto? Y va camino de ser una referente del mercado.

“Los cómics son una herramienta muy potente para comunicar: usan metáforas visuales, relacionan elementos cotidianos y conocidos con los conceptos científicos a explicar, usan historias que apelan a la emoción y con las que los lectores pueden identificarse, integran perfectamente texto e imagen para facilitar la comprensión de la información”, asegura.

Está demostrado, así mismo, que las historietas y las imágenes permanecen más tiempo en la memoria, por lo que el impacto del mensaje es mayor y, también, más duradero. Y, por si esto fuera poco, pueden distribuirse en una diversidad de formatos y canales digitales (web, redes sociales) e impresos (pósteres, material de bienvenida, roll ups).

En 2021, solo en Estados Unidos más de 47 millones de personas renunciaron a sus empleos. Una cifra que, sin duda, se queda corta, es tan solo la punta del iceberg. Un número que, además, nos demuestra que quizás el camino que transitamos en el ámbito laboral no es el correcto porque suele ir en contravía de nuestros sueños y pasiones.

Lo he vivido en carne propia y puedo dar fe de ello. Y la historia de Miriam Rivera, o Miriam Biomiics, nos demuestra cuál es el camino correcto: arriesgarte a experimentar la maravillosa experiencia de vivir de tu conocimiento, de tus dones y talentos. Cada vez somos más los que nos atrevemos a traspasar esa línea y, créeme, la recompensa es fantástica.

Invitación

Si te gustó esta historia, si te identificas con ella, si quieres seguir el camino que recorrió Miriam para vivir de sus talentos y convertir su conocimiento en un negocio rentable, TE PUEDO AYUDAR.

ÁLVARO



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