La Semana Santa ya es un recuerdo. Acaba de pasar, pero hay que soltarla, dejarla ir, para que no se convierta en un lastre. Estamos a poco de completar el primer tercio del año y es un buen momento para hacer un balance: ¿cómo vas con tus propósitos de Año Nuevo? No te pregunto para incomodarte, para mortificarte, sino para que entiendas el valor que tiene cada día.
Los seres humanos solemos fijarnos objetivos a largo plazo: en seis meses, en un año, en cinco años… ¿Sabes qué es lo peor? Que casi nunca (por no decir nunca) lo cumplimos. Quizás sea porque a medida que pasa el tiempo se diluye el entusiasmo, se pierde el enfoque (nos distraemos) o, algo que es muy común, desistimos de ese propósito o lo reemplazamos por otro.
Esto ocurre, principalmente, cuando nos fijamos demasiadas metas a largo plazo. Yo prefiero elegir solo tres: una a corto plazo, otra a mediano plazo y la última, a largo plazo. Así, me puedo enfocar en cada una, a sabiendas de que ya cumplí la anterior. No me distraigo y tampoco compito conmigo mismo, sino que trabajo y procuro que los eventos fluyan para que los resultados se den.
Cada día, eso sí, trabajo en el cumplimiento de esas metas. ¿Sabes cómo lo hago? Pienso que cada meta es un árbol que acabo de sembrar y que necesita atención y cuidado permanente. Un poco de tierra, un poco de agua, un poco de fertilizante, revisar el estado de las hojas y cortar aquellos tallos o ramas que maltratan a las demás. Necesito, por supuesto, una alta dosis de paciencia.
A estas alturas del año, después del balance que realicé durante la Semana Santa, puedo decir que estoy satisfecho. Conforme con lo obtenido, pero consciente de que requiero mayor acción para alcanzar los resultados que me propuse. Y una de las estrategias que me ayuda a mantenerme enfocado y entusiasmado es leer frases que incentivan la inspiración y sirven como alimento para el alma.
Acá te dejo diez que pueden ayudarte a encontrar ese impulso que, quizás, te haga falta:
1) Eres tú quien decide lo que eres y cómo logras serlo
Es probable que en algún artículo anterior o en una charla virtual me hayas escuchado decir que somos el fruto de nuestras acciones y decisiones. El entorno influye, es cierto, pero lo que en realidad lo que determinar los resultados es lo que decidimos y lo que actuamos. Quedarte quieto no es una opción: ¡decide, actúa! Comienza, equivócate, corrige, sigue, avanza y triunfa.
2) No dejes que alguien que no ha hecho nada te diga que no puedes hacerlo
A todos nos afecta, en mayor o menor medida, el famoso qué dirán los demás. Aprende a blindarte contra esas opiniones, en especial cuando tienden a limitarte, a bloquearte. Tú eres el arquitecto de tu vida y lo que logres construir es tu responsabilidad. No escuches a los que no saben qué es triunfar y te desean el mal. Solo ve y hazlo: ¡no necesitas la aprobación de nadie!
3) Solo se fracasa cuando se deja de intentar
El fracaso, amigo mío, es un regalo que nos hace la vida. ¿Lo sabías? Un regalo que nos llega en forma de aprendizaje y que casi siempre incorpora algo de dolor. Depende de cada cual sacar provecho posible de esa experiencia. Lo que sí puede decirte es que el mayor de los fracasos se da cuando te rindes, cuando dejas de luchar por tus sueños, cuando ya no lo intentas más.
4) Si de verdad lo quieres, encontrarás la manera de conseguirlo. Si no, encontrarás la excusa.
El único límite que existe es el que tú mismo te impones, el que está en tu cabeza producto de las creencias limitantes con que fuimos educados. Todos esos obstáculos, sin embargo, pueden ser derribados, superados, si así lo quieres. Edúcate, traza un plan, diseña una estrategia y ponla en práctica, asesórate de los que ya llegaron adonde tú quieres estar y no pares hasta conseguirlo.
Después del descanso de Semana Santa, que seguramente sirvió también para reflexionar y hacer un balance del primer tercio del año, quizás sea bueno un pequeño impulso para continuar la marcha. Mantenerte enfocado y trabajar con entusiasmo por las metas que te fijaste es más fácil cuando alimentas tu mente con pensamientos positivos que incentiven tus resultados.
5) Sé tú mismo; todos los demás ya están ocupados
Ser únicos e irrepetibles son, sin duda, el mayor privilegio de que gozamos los seres humanos. Sin embargo, son muchos los que prefieren dejar a un lado su verdadero ser y se dedican a copiar modelos. El resultado es que se les pasa la vida sin que se den la oportunidad de vivir la vida. Sé auténtico, valora lo que eres y trabaja cada día, con todas tus fuerzas, para ser tu mejor versión.
6) Limpia tu mente del ¡no puedo!
A través de mi trayectoria aprendí que la mayoría de las veces el ¡no puedo! en realidad significa ¡no sé cómo hacerlo! ¿Entiendes la diferencia? Cuando dices ¡no puedo! lo que buscas es liberarte de la responsabilidad, mientras que ¡no sé cómo hacerlo! te impone un reto: buscar la solución. Adquiere el conocimiento, asesórate y ponte a trabajar. ¡Si lo quieres hacer, lo puedes lograr!
7) Tu vida comienza allí donde se acaban tus miedos
Vivir con miedo, con ese miedo que te paraliza y te impide ir por tus sueños, no es vivir. Una vida de verdad es aquella en la que dejas atrás tus miedos y priorizas tus sueños. El miedo nunca se irá, pero si le quitas el poder que solemos adjudicarle, no podrá frenarte. Aunque tengas miedo, inténtalo; hazlo, así estés preso del pánico. Cuando cumplas el objetivo, te reirás de tus miedos.
8) Si quieres resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo
Aun cuando una fórmula te haya llevado al éxito, siempre llega el momento de revisarla, de revaluarla: solo así podrás subir el listón y superarte. De igual forma, si nunca alcanzas lo que te propones, es seguro que el problema está en la forma en la que lo haces. ¡Cambia!, avanza por otro camino, guíate por los que ya lograron lo que tú deseas y verás cómo cambian los resultados.
9) No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción
Salir de la zona de confort, allí donde tus ilusiones duermen el sueño de los justos, es el primer paso para avanzar hacia lo que deseas. Después tendrás que enfrentar dificultades y superar tus límites cuando la circunstancias se tornen negativas, cuando el panorama sea oscuro. Será el momento en el que descubrirás lo que eres capaz de hacer y comprobarás cuán fuerte eres.
10) La vida no se cuenta en los pasos que has dado, sino en las huellas que has dejado
La única razón por la cual llegamos a este mundo es para ayudarnos unos a otros, para aprovechar los dones y talentos que nos regaló la naturaleza para transformar nuestra vida y enseñar a otros a transformar la suya. No te midas por lo que tienes o por lo que otros dicen de ti: enfócate en hacer el bien y pronto verás cómo regresan a ti, a modo de beneficios y bendiciones, tu recompensa.