El poder que han alcanzado las redes sociales en el mundo actual es innegable. No solo le dieron visibilidad y empoderaron al ciudadano de a pie, al anónimo, sino que provocaron una revolución que a los medios de comunicación tradicionales les ha costado caro. Hay quienes creen que las redes sociales son la panacea y otros muchos dicen que son la perdición. Ni lo uno, ni lo otro…

En su origen, las armas fueron pensadas y diseñadas como herramientas de defensa, pero todos sabemos que el uso las convirtió en implementos ofensivos, de ataque. Igual sucede con las redes sociales: no son buenas o malas por definición. Lo positivo o negativo surge del uso que le damos a esa herramienta poderosa, que puede ser una gran ayuda o también puede ser la perdición.

Esos extremos, que por supuesto son viciosos, son una dualidad con la que nos enfrentamos cada día quienes hacemos negocios, especialmente digitales. Aunque cada vez hay más canales, aunque los hábitos de los consumidores son más diversos, el uso de las redes sociales está muy extendido gracias a la tecnología, tanto a las redes de conexión como a los dispositivos móviles.

De hecho, la gran mayoría de los usuarios, más del 80 por ciento según estudios recientes, emplea los dispositivos móviles para gestionar su actividad en redes sociales: ver publicaciones, hacer publicaciones o interactuar. En gran medida, además, es a través de lo que otros publican en redes sociales que algunos se enteran de las noticias del día, pues no consultan las webs de los medios.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Conectar con el cliente en redes sociales no es tan fácil como antes.

El problema es que muchos de los usuarios de las redes sociales, tanto los generadores de contenido como los que lo consumen, desconocen en realidad cómo funciona este universo. Que es complejo, que es variable, que si lo quieres ver de esa manera tiene un lado perverso, pero que es una herramienta imprescindible para los emprendedores, un aliado para nuestro trabajo.


El contenido es la clave para conectarte con tus clientes y hacer de los algoritmos
un gran aliado. Tu estrategia debe responder a los intereses de tu público objetivo,
por lo que es imprescindible que implementes métricas para establecer su impacto.


Y hay que convenir que no es fácil entender cómo funcionan, porque cada cuanto recibimos un mensaje de Facebook, Twitter, Instagram o Google en el que nos avisan que cambiaron las condiciones, que modificaron el famoso algoritmo. Y este duendecillo, justamente, es del gran dolor de cabeza para los usuarios, en especial para quienes hacemos negocios digitales.

En un comienzo, las redes sociales eran abiertas, es decir, cualquiera podía publicar el contenido de su gusto, que podía ser consultado por sus contactos. Digamos que era el modelo convencional llevado al formato digital. Sin embargo, con el fin de facilitar esa labor, las empresas decidieron crear filtros, los algoritmos, que pusieron todo patas arriba y complicaron nuestro trabajo.

En esencia, y sin entrar en detalles técnicos que no son del caso, los algoritmos utilizan la inteligencia artificial para filtrar los contenidos que, se supone, te interesan. ¿Cómo lo saben? Por aritmética elemental: por cada uno de los clics que das en las publicaciones de otros. Esa es una información que se almacena, se procesa y se programa para que veas el contenido elegido.

¿Por qué ocurre esto? Porque si las redes sociales funcionaran de la misma manera que en el comienzo, sería imposible que cualquier usuario viera todos los contenidos publicados en su muro. El problema es que el remedio resultó peor que la enfermedad y ahora vemos menos de lo que nos gustaría y mucho más de lo que la inteligencia artificial decide según su criterio y tus clics.

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El famoso algoritmo nos complicó a quienes hacemos negocios en internet.

Por eso es que a veces abres tus perfiles en redes sociales y encuentras una gran cantidad de información que no corresponde a tus gustos o intereses. El algoritmo fue creado para filtrar la basura, pero el resultado, sin duda, no es el esperado: nos privó de muchas publicaciones que en realidad sí nos interesan. Por eso, también, menos clientes ven el contenido que compartes.

Y aquí radica la cuestión: la principal tarea de los algoritmos es filtrar el contenido basura, así que tienes que ser cuidadoso con lo que publicas en las redes. La calidad y el enfoque son las premisas fundamentales. Para que sea más visto, el contenido tiene que estar alineado con tu perfil o el perfil de tu marca y solo lo verán aquellos usuarios que compartan los mismos gustos e intereses.

Sobre el papel, podrías convenir que eso está bien, que es necesario filtrar el contenido basura, que cada vez es más frecuente. El problema radica en que el bendito algoritmo cambia con más frecuencia de la que nos gustaría y cuando ya estamos ajustados a las nuevas condiciones, las vuelven a modificar. Y vuelva a comenzar otra vez. Entonces, ¿qué debemos hacer?


Una de las premisas para conseguir que tus clientes vean tus publicaciones es saber
dónde se encuentran, en cuál de las redes sociales. Pero también debes conocer a qué
hora consultan contenido, en qué formato y desde qué dispositivo lo hacen.


Aquí te comparto alguna de las acciones que necesitas realizar para cumplir con los estándares establecidos por los algoritmos y conseguir que tus publicaciones en redes sociales sean vistas por aquellas personas que te interesan. Aplica tanto para el usuario común que comparte actividades de su vida con sus amigos como para los emprendedores que nos enfocamos en los negocios:

1) Conoce a tu cliente: puede sonar a la repetición de la repetidera, pero es cierto. Cuanto más y mejor conozcas a tu cliente, el contenido que prepares para él estará más ajustado a su perfil. El contenido genérico se pierde con facilidad, así que tienes que ser muy preciso, muy enfocado. De hecho, es posible que tengas que generar un contenido específico para cada red social.

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Es una dicha saber que conectamos con el cliente en las redes sociales.

2) Saber dónde está: consecuencia de lo anterior, no puedes asumir, por sospecha, dónde está tu cliente. Necesitas saberlo con precisión, para que la inteligencia artificial los detecte y te ayude. Necesitas estudiar detalladamente las redes sociales y el comportamiento de esos usuarios en cada una pasa saber si allí están las personas a las que les pueda interesar aquello que ofreces.

3) Cultiva a tus clientes: hoy más que nunca, especialmente en redes sociales, esta premisa se impone. Dado que cada vez es más difícil llamar la atención del mercado y conseguir clientes de calidad, nuestras estrategias deben estar enfocadas en aportarle valor de tantas formas como sea posible. Eso, y una experiencia satisfactoria, es la única manera para conservarlos con nosotros.

4) Aporta valor: en medio de esa tupida selva que es el mercado y de las cambiantes exigencias del caprichoso algoritmo, el único salvavidas que te permite sobrevivir en la tormenta es el contenido de calidad, el que educa, enriquece e inspira a tu cliente. Aportar valor ya no una característica, sino que debe convertirse en tu diferencial: si lo tienes, tu cliente y el algoritmo lo agradecerán.

5) Cuidado con la interacción: una de las tareas más importantes que debemos aprender quienes estamos en las redes sociales es la interacción. Siempre habrá detractores, gente odiosa y grosera, y no puedes salir a responderles a todos: cuida tu marca, sé selectivo en las respuestas y ármate de paciencia y tolerancia. Recuerda que muchas veces un silencio vale más que mil palabras.

Plus: las redes sociales de tu empresa, de tu negocio, de tu perfil como emprendedor no pueden ser gestionadas por un novato, por alguien que desconozca sobre los algoritmos y demás temas relacionados con la tecnología y que no esté estrechamente ligado a los valores, los principios y los objetivos detu negocio. Estas son de las ocasiones en las que lo barato puede salir muy caro