¿Alguna vez has sentido que no eres lo suficientemente bueno, a pesar de tus logros y habilidades? No estás solo. Esta sensación es conocida como el «Síndrome del Impostor» y afecta a muchos emprendedores y profesionales como tú.
Y, ese fue precisamente el tema de nuestra reunión de hoy Miércoles.
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Transcripción
Bueno. Espectacular. Bienvenidos a una nueva sesión de de la comunidad de MTS de Mercadeo Global punto com. Como ustedes saben, nos reunimos todos los miércoles a la 13:00 de la tarde de uno o 14:00 de la tarde. La duración de nuestras charlas es de una hora. Eh? Ni más ni menos. A veces hacemos excepciones, pero porque no hay de otra. Pero lo usual es que duramos una hora y nos vamos. Para los que están en la lista de WhatsApp, ayer los sorprendí como a las 21:00 de la noche.
Les mandé un mensaje por WhatsApp y nos reunimos en por zoom a charlar. La motivación fue la tormenta que está cayendo acá en la Florida y empezamos a hablar de una gran cantidad de cosas. Entonces seguramente vaya a subir eso a la plataforma para los que se lo perdieron y quizás sea un incentivo para aquellas personas. Que no usan WhatsApp. Acá está la foto. Acá está la foto desde anoche y como pueden ver, de los que están ahorita estaba Carlos, Omar, Marta.
Y bueno, no sé quién más de los que está ahorita. Entonces, si tú aún no perteneces a la lista de WhatsApp, lo único que tienes que hacer es ir a Mercadeo Global punto com, barra lista. Ahí entras a la comunidad. No sé por qué la llaman comunidad en WhatsApp, pero se llama comunidad. Realmente, a mi parecer es una lista de perdón. Es una. Se me perdió. Es una lista de difusión.
Y de una sola vida en donde yo tengo la posibilidad de comunicarme con ustedes, con noticias importantes, con los recordatorios a los eventos e por ejemplo, la charla del día de hoy, recibieron recordatorios no solamente por email, sino también en el grupo de WhatsApp para que estén al tanto y reuniones así de improvisto como la de ayer la reciben, eh? Por allí. Bueno, sin más preámbulos, vamos a empezar, eh? Hace como un par de semanas.
Seguramente algunos de ustedes les suena familiar este cuadrito. Este cuadrito fue basado. Perdón? Este se basó. Estos ocho puntos se basaron en. Las principales desafíos que ustedes están teniendo. Yo escribí un post en la comunidad preguntando cuáles eran los problemas más apremiantes. Y la vez pasada o antepasada ya evacuamos. Está el de armar un equipo. Y estuvimos hablando toda una sesión del día de hoy.
Entonces tenemos dos opciones. Y ustedes son los que deciden. Una. Una de las cuestiones que en esta semana se ha hablado mucho al interior del grupo es sobre el síndrome del impostor. Este puede ser un tema para el día de hoy y el otro es que rodemos la ruedita y que del uno al ocho de un nombre y si sale el número dos que ya lo vimos, pues ese sea el del síndrome del impostor. Entonces, qué hacemos, ruedita o hacemos síndrome del impostor de una y votan con la mano los que están en cámara abierta?
Entonces ruedita Quién levanta la mano? O sea, solamente una persona quiere reducir A22 rueditas a ver quién más. Solamente dos. Entonces no rueditas, sino directamente sin síndrome del impostor. Bueno, entonces la segunda pregunta. Levanten la mano quienes quieren el síndrome del impostor. Bueno, creo que es más. Marta no levantó la mano, sino dos dedos.
Igual te vale solamente por un punto. Listo. Vamos a hablar entonces del síndrome del impostor. El síndrome del impostor. Pues realmente para mí es un término relativamente nuevo. Yo nunca lo había escuchado. Por lo menos no es un síndrome psicológico. Ustedes saben que yo soy psicólogo. Eso no aparece en el DSM cinco. Nunca lo había escuchado. La primera vez que escuché el famoso síndrome del impostor fue, Eh, en la pausa, hace un año, dos años, que todo el mundo empezó a hablar del síndrome del impostor.
Pero por más de que yo nunca lo había escuchado, pues es un fenómeno que evidentemente sí existe. Y en qué consiste el síndrome del impostor? Es básicamente que uno no se cree lo suficientemente. No cree tener lo que se necesita para poder salir allá a ayudar a otras personas, por decirlo de alguna forma. Como que no me siento lo suficientemente experto para posicionarme como experto o para mencionarme como experto. Eh? Y yo creo que a todos nos ha pasado eso.
He. Y creo que es algo normal, pero creo que es algo que tenemos que trabajar ya, de lo contrario nos vamos a quedar con el síndrome del impostor como el principal obstáculo. Para que tal que sacamos? Salgamos a relucir con lo que tenemos para ofrecerle al mundo. Alguna vez yo escuché la analogía que les voy a dibujar ahorita o analogía no, sino historia o la forma de ilustrar este tipo de cosas. Y hagan de cuenta que es como una escalera.
Digamos que sea una escalera de cinco pisos para poner más fácil un piso, dos pisos, tres pisos, cuatro pisos, cinco pisos. Entonces acá estamos en el piso número cero. Acá dice número 1234. Y la cima? El número cinco. Uno erróneamente cree que para poder salir a ayudar a otras personas tiene que estar en el nivel número cinco. Y eso es absolutamente absurdo, porque primero, el último escalón no existe. Siempre habrá alguien que sepa algo más que yo.
Siempre habrá muchísimas otras cosas que yo tenga que aprender. Sin embargo, que alguien tiene el micrófono abierto lo voy a pagar, lo voy a pagar y solamente ahora no van a hablar. Listo, Silenciados. Entonces es un error creer que uno no puede empezar su emprendimiento hasta que no tenga el nivel número cinco. Entonces no lanzo el curso porque no estoy en el nivel cinco. No empiezo a ser profesor de tal cosa porque no soy el número cinco. No puedo ser un instructor de karate porque no soy todavía cinturón negro.
No puedo hacer tal cosa porque. Hay mucha gente mejor que yo. Si nos quedamos con ese pensamiento, nunca vamos a salir adelante. Entonces qué pasa? Digamos que tú tengas un nivel de conocimiento número uno. Digamos que tú seas un experto en, en en que, digamos, el manejo de Excel. Tú sabes manejar Excel como un maestro. Bueno, tú sabes manejar Excel, pero no lo manejas a un nivel súper experto para hacer unas tablas súper súper dinámicas ni nada de esas cosas, pero estás en un nivel uno.
Y todos tus amigos. Te reconoces tus habilidades con Excel y siempre que tienes un problema con el Excel, a quien van a acudir? A ti? Y tú te preguntas pero cómo? Para conmigo? Si yo estoy en el nivel uno y no estoy en el 2345? Pues resulta que toda la gente que está en el nivel cero con mucho gusto te va a pagar dinero para que los lleves al nivel uno y la gente que está en el uno le va a pagar a la gente que está en nivel dos para poder escalar al dos y los que están en el nivel tres o cuatro van a pagar a un nivel superior para ir aprendiendo.
Entonces no, no sé, no se necesita estar en la cima de la escalera o en el número cinco para poder enseñarle a los de abajo. Tu perfectamente puedes estar en un nivel tres y la gente con gusto te va a pagar si están en nivel dos, si están en un nivel uno o si está está empezando. Y para los ojos de las personas que están en un escalón más abajo al tuyo. Tú eres un experto y de hecho lo eres. Y eso creo que marca una diferencia muy grande. Cuando tú te convences de esto.
Porque aquí el juego es convencerte a ti mismo que tú tienes las habilidades y los talentos y los dones para poder comunicarle a otras personas. Si no lo haces, nunca vas a salir adelante. Entonces lo que yo siempre les digo es en qué brillas tú, en que tienes tu especialidad. Qué es lo que la gente siempre te busca a ti directamente relacionado con o con alguna cosa que que tú sepas? Y dice siempre te buscarán a ti en eso Tú eres un experto a los ojos de los demás.
Quizás no seas el experto de talla mundial. Pero tienes mucho que ayudar a otras personas. Ahora también existe otro fenómeno contrario. Existe fenómeno contrario, que es que también es desilusionante. Y es que hay gente que está en el nivel cinco. Pero a nivel teórico. Se saben toda la teoría para saber el número cinco y exactamente si están posicionados como líderes en el sector, pero no tienen ninguna habilidad práctica.
Entonces, si, sin hablar mal de las instituciones educativas tradicionales, llámese universidad, institutos y todo este tipo de cosas que a mi juicio tienen que reinventarse, porque eso ya estamos en otro camino totalmente diferente. Les voy a dar un ejemplo muy concreto. Yo conozco casos de arquitectos. Que aún no están en nivel cinco porque son profesionales de arquitectura enseñando arquitectura y jamás, jamás han construido una casa.
Conozco super especialistas en con títulos y letras detrás de su nombre como administradores de empresas y jamás han administrado una empresa. Sin embargo, conozco empresarios que nunca han tenido una educación formal en empresas y tienen las super empresas y saben mucho más que una persona que están en el MBA. Por qué lo logran hacer? Porque ya no domina en la parte solamente teórica, sino la parte práctica y la parte práctica, a mi juicio, es lo que domina el día de hoy.
Si tú no tienes una experiencia práctica en lo que tú haces y solamente es teoría, para mí, esa teoría puede que se convierta solamente en bla bla bla o la gente lo va a ver así. Entonces esta parte del síndrome del impostor. Pues, básicamente. Algo que bueno, no solamente yo, pero mucha gente dice es que el 90% del éxito en cualquier cosa está en la mentalidad. Y aquí sí, me refiero a tu mentalidad, no la mentalidad de tu público objetivo ni de tus clientes, sino de ti.
Si tú no crees que puedes, no puedes. Si crees que puedes, sí puedes. Si crees que tienes algo para aportarle a los clientes, lo puedes hacer. Si crees que la gente no está dispuesta a pagarte más de 97 $, es porque no los mereces. Porque tú todavía tienes esas telarañas mentales que tienes que sacar de ahí en adelante. Entonces los escucho. Cuéntenme sus propias experiencias con la. El síndrome del impostor. Les ha pasado? Cómo lo han combatido? Como no lo han combatido.
He. Los escucho acá. No es clase mía. Es una conversación. Entonces los escucho.
Bueno, si nadie se anima. Perdón. Otra vez yo. Hay un libro. No recuerdo. El autor. Alvaro. No sé si tú te acordarás.
Más fuerte. Se te escucha un poco lejos. A no ser de que sea yo, que tengo que subir el volumen. Lo escucharon bien o no?
Bien, ya me acerqué. Mejor. Hay alguna diferencia? No. Ahí está mejor. Ahí está mejor. Dale un tirón. No recuerdo el autor, pero dice que para poder lograr la maestría en algo se requieren 10.000 horas. Entonces, a veces el tema de experto se toma muy a la ligera. Y más que nada el marketer experto en Facebook Ads, el experto en esto, el experto. El otro es una palabra que se toma muy, eh, muy fácil. Pero eh, es verdad lo que tú dices, no?
Eh? Las personas que saben un cinco de Excel le pueden enseñar al cuatro, al tres, al dos, etcétera al uno, quizás no al ocho o al nueve, pero la palabra experto todo mundo que abre eh, que empieza en marketing se pone la palabra experto. Soy experto en esto y en aquello, pero un experto en realidad nunca termina. En coaching, por ejemplo, nos lo llevamos tomando cursos, diplomados y todo porque siempre hay un curso más adelante que nos hace falta para poder hacer esto y y es un consumismo en el cual nunca terminamos nosotros de aplicar porque estamos acaparando conocimientos.
Lo que tú estás comentando y para mí sí es una situación muy muy compleja, porque hay tanto conocimiento, tan basto que que me falta, me falta, me falta y estoy. No tienes idea. Tengo cerca de unos 200 cursos en mi, en mi haber no los alcanzo a ver porque hay un curso mejor. Empiezo con este y estoy con el síndrome del del objeto brillante, no? O sea, ahora va por acá, ahora la tendencia para acá, ahora que desde noviembre que entró al al al mercado, pues es peor.
O sea, tengo como 12 o 15 boletines que me llegan por semana. Por eso publicó esos temas, porque todos los días me está llegando este nuevo. Esto es un nuevo eso es lo nuevo, es lo nuevo. Y cuando alguien te pregunta y que no sepas. De hecho el síndrome del impostor en mi caso es en el sentido de que alguien te pregunte algo que tú no sepas responder. Entonces, eh, yo hago uno de mis diferenciales es preguntarme el tema que sea. Yo algo sé, entonces tienes que estar preparado en eso y y es y es un error mío porque es.
Soy más generalista que de nicho y tengo que irme al nicho y es donde ando todavía, eh. No puedo afinar el el público objetivo y este este síndrome pues está, eh, como dices tú, el 90% si te la crees, cómo cambias el 90% por el 10%? Esto yo creo que es el el dilema para mi caso. Muy, muy personal. No? Gracias.
Correcto. Mira, lo que acabas de decir, me parece. Es algo que. Y yo veo que muchos expertos les pasa. Y es creer que uno siempre tiene que tener la respuesta a todo. Y lo peor que yo. Lo que más. Una de las cosas de lo que Alberto tiene es el micrófono abierto. Si por favor lo silencias. Que? Por favor. No abren el micrófono. No sé de que lo vayan a vayan a hablar. Eso. Acá cada uno es libre de abrirlo, pero si lo van a abrir es porque van a participar, no por el ruido.
Ya se me perdió, que era lo que estaba hablando. Me pasó lo mismo que tú ayer. Carlos estaba hablando todo entusiasmado y se le perdió la. Ah, ya me acordé. He. Hay muchos expertos. Que creen que toda pregunta que sus mentorizado le hacen tiene que tener una respuesta. Y que tiene que ser uno el que se las sabe todas. A mi juicio, eso es un error, porque si tú vas a dar una respuesta que es falsa, tarde que temprano la gente se va a dar cuenta de que esa respuesta es falsa o que no tienes ni la más mínima idea de lo que estás hablando, entonces te estás bajando de posición.
O sea, el posicionamiento experto. Así como cuesta trabajo llegar a la cima, bajar es más rápido que subir. He. Eso. Creo que ha sido uno de los grandes diferenciales que yo tengo. A mí me hacen una pregunta. Y si yo no sé. Yo de plano digo no tengo la más mínima idea. Me parece súper interesante. Averigüemos. Me comprometo a conseguir a alguien que lo sepa. Creo que esa es la, la la ruta.
Y uno a veces no lo hace. Porque dices que si digo sí, reconozco públicamente que yo no sé de un tema. Voy a bajar de categoría. En mi experiencia, lo que hace uno es subir de categoría. Porque uno tiene que reconocer que uno no se las sabe todas, o sea, absolutamente imposible. He. Le doy ejemplos en concreto. Por ejemplo, yo. Sé hacer publicidad en Facebook. Yo hago mi propia publicidad en Facebook.
Pero yo no me voy a poner a enseñarle a otras personas Facebook. Si a mí me hacen preguntas de Facebook, yo las respondo porque usualmente creo que tengo conocimiento teórico y práctico porque armo mis propias campañas. Pero si me preguntan algo que yo no sé, yo traigo al especialista que venga y nos explique. Tan sencillo como eso. Y me aclaran la duda a mí le agrada aclarar las dudas. Entonces, yo creo que uno también tiene que reconocer. Cuando uno no sabe y reconocerlo públicamente, eso más bien le sube a uno el estatus.
Pero regresando también a lo que decía Carlos Omar. De que uno se la tiene que creer a sí mismo. Es tal cual. O sea. O sea, suena fácil decirlo. Suena fácil decirlo, pero a veces no es fácil hacerlo. Entonces, qué es lo que yo considero? Basado en mi experiencia, que a mí me ha ayudado a no a no tener. No digo que nunca, porque tampoco puedo pretender que nunca me he sentido un impostor en lo que hago. Pero no tener el síndrome del impostor es cuando tú efectivamente ves.
Que estás ayudando positivamente a otras personas. O sea que estás produciendo casos de éxito. Porque si yo me posiciono como experto. Pero resulta que nadie dice si Alvaro es un caso. Yo fui un caso de éxito de Álvaro. Yo aprendí a Álvaro tal y tal cosa. Pero cuando yo empiezo a ver. Y eso cómo me me he dado cuenta yo. Cuando yo llego a un evento presencial sobre todo y llega alguien que nunca he visto en mi vida. Primera vez que lo veo y me da un abrazo como si nos conociéramos desde hace 50 años y me dice gracias todo por todo lo que he aprendido de usted o gracias por lo que hizo, por ayudar a transformar mi negocio o gracias por X, y, Z.
Ahí es donde uno se da cuenta que realmente está impactando en otro. Entonces el nivel de de síndrome del impostor pasa. Y yo tuve la fortuna de que a mí me pasó eso muy temprano en mi carrera. Como saben ustedes, yo empecé en 1998. Nadie sabía muchas cosas de Internet, incluido yo. Yo organicé un primer evento de marketing digital en Miami en el 2001. Y yo ya era muy reconocido. Pero yo no creí. Yo no me veía así. O sea, yo sí sabía que tenía un buen posicionamiento, que había estado en en el momento adecuado todo este tipo de cosas.
Pero yo realmente me di cuenta en ese evento presencial, cuando salimos A1A una actividad en el fin de semana, un una cosa que se llamaba Super Last Friday o First Tuesday o no sé qué cosas donde se reunían en el sector tecnológico en el 2001 y yo llegué y sinceramente me sentí como se deben sentir los los celebridades el día de hoy paparazis tomando fotos y llegó Álvaro Mendoza. Pero yo que he hecho? O sea, yo, yo nunca me veía en esa posición. Entonces cuando me vi en esa posición fue que me dije cuando reafirmé que el marketing también es un juego de percepciones.
Pero mientras que tú mismo no tengas esa. Por lo menos una pequeña luz de. De. De verte a ti mismo así. Cómo vas a saber que los demás te están viendo así? O sea, cuando tú logras ver eso es, es, es gratificante. Entonces yo creo que eso es lo que a mí nunca me ha tenido el síndrome del impostor. Pero hay otras manifestaciones del síndrome del impostor. Que realmente no son por el síndrome del impostor. Pero les cuento la anécdota.
A mí me costó mucho trabajo. Cuando inicié comprar productos de mayor de más precio de 97 $. Cuando yo empecé lo que se vendía era muy barato, 17 $, 27 $. Exagerado, exagerado 47. Y lo que entendíamos en aquella época eran libros digitales. He. Cuando la gente me empezó a ofrecer cursos de 97 $ o un libro o lo que sea por 97 $, yo dije Están locos.
Y yo compartía, comparaba. Si yo voy a la biblioteca, me compro un libro por 20 $. Cómo lo va a pagar a este cristiano? Uno de 97? O sea, para mí no había esto. Cuál era el. Cuál fue el resultado de esto? El resultado fue que mentalmente yo tampoco estaba preparado para vender más de 97 $. O sea, lo máximo, el cielo máximo que yo podía cobrar por mis productos son 47 $. Por qué? Porque yo mismo no creía el valor de lo de los demás.
Cuándo? Cuando rompí la barrera de las 97. Algo sucedió en mi mente que me dio permiso a empezar a vender mis productos en 97 $. La primera vez que compré uno de 500 medios. El permiso. O sea, mentalmente. Las telarañas se me quitaron y me dieron permiso a cobrar esos valores porque ya sabía yo, por experiencia propia de que los valían, porque yo ya había invertido en mi mismo con productos de otras personas. Y así de ahí para arriba.
Yo he invertido muchísimo en mi propia formación. Pero eso cada vez me abre más un mundo de posibilidades. Entonces, si yo que he vendido productos de 5000, 7.500 $. Es porque ya los he tenido que pagar antes. O sea, el precio de admisión hay que pagarlo, por decirlo de alguna forma. Entonces el estreno es el tanto. Yo creo que el problema. Pues no necesariamente en este ejemplo es el síndrome del impostor, sino llamaríamos un síndrome más grande de todas esas telarañas mentales y todos esos virus mentales que tenemos con respecto al dinero, con respecto a las ventas.
Y eso en en muchas ocasiones es lo que nos detiene. Eh, Ricardo, Te escuchamos. Tienes que abrir el micrófono.
Por Alvaro. Buenos días. Buenos días todos aquí es de los saludos desde Bogotá.
Bueno.
Hace 13 años tuve la oportunidad de participar por primera vez como juez invitado de una convocatoria que hace una organización internacional que se llama TIC Américas. Es una convocatoria para emprendedores. Y he estado participando año tras año. Pero la primera vez o las primeras veces me pareció que. Que encontraba un conocimiento bueno, primero que no tenía y segundo que me parecía suficiente.
Estaba evaluando chicos emprendedores de otros países diferentes a Colombia. Esa es una de las condiciones de la convocatoria. Posteriormente, eh, tuve la la fortuna y la curiosidad de ingresar como evaluador del galardón Come aquí en Colombia eh, que evalúa empresas hacia la competitividad. Y dije bueno, pero esto es mucho más que lo que yo venía haciendo y aprendí mucho más y abrí el horizonte mucho más también, pero seguí en esa búsqueda y entonces ingresé como evaluador del Premio Nacional de la Excelencia y la Innovación en la Gestión de la Corporación Calidad.
Y tuve la oportunidad de evaluar, pues de.
Participar.
En una serie de ventas en unas empresas grandes. Y fui. Ya fui como.
Lo está.
Humberto. Sí. Si no controlas tu audio, te voy a tener que sacar de la sala. Adelante, Ricardo.
Bueno, gracias. Y. Y hace cinco años. Dio un paso más como evaluador del Premio Iberoamericano de la Calidad. Ya he venido en una tarea de ascenso, pero cada vez que he llegado a una etapa me sorprendo. De lo que hay que evaluar y del desarrollo que que manejan las empresas. Como este último año que ya participa en la evaluación de la empresa que se presentó al Iberoamericano.
Pero también pienso. Que si por alguna circunstancia hubiera sido factible que hubiera empezado de arriba hacia abajo. Yo no sé cómo hubiera sido. No tengo claro cómo lo hubiera construido. No lo veo. Y para terminar, yo creo que el conocimiento es acumulativo. Y que no podemos esperar en que de un como se dice, de una sola tacada, podemos absorber todo.
Hay que ir construyendo permanentemente y seguramente si llegara a participar en un premio como el del Japón, pues me admiraría y diría wao! Pero esto es mucho más grande que lo que conocía. Y así sucesivamente. Finalmente eso me ha llevado a pensar que a mi edad, que yo soy el mayor de ustedes.
No hay. Tienes competencia.
No hay competencia.
Eh?
Y eso me ha llevado a pensar que nosotros no llegamos como nos muestran en la curva de la vida. No llegamos a un punto y empezamos a bajar. El que no actúa e llega a un punto máximo y empieza a caer. Pero el que actúa como nosotros, los que estamos aquí, como muchos otros grupos. Nosotros no tenemos curva curva de la vida, nosotros tenemos una línea de la vida y yo me considero y me siento en eso, en una línea de la vida.
No sé hasta donde voy a llegar, hasta donde Dios me lo permita llegar, pero. Pero no me veo en un punto bajando, me veo en un punto, subiendo, siempre y cuando esté dispuesto a seguir en la tarea de de avanzar. Perdónenme que me extendí, muchas gracias.
Listo, Ricardo. Muchas, muchas gracias También muy muy ilustrativo, eh? Y esa última parte, sobre todo porque de hecho tengo un familiar, pues no es una persona cercana, realmente no es familiar. Más o menos. Tiene mi misma edad. Quizás dos o tres años más. Que yo y para él ya la vida se acabó para esta persona. Se me acabó la vida. O sea, ya. Lo que quiere es salir y retirarse.
Bueno, no tengo problemas con el retiro, pero como que la vida ya se le acabó como la que de la chispa ya se le acabó. Como que nada le entusiasma, como que está en proceso de auto apagado. Yo sinceramente me veo que yo voy a estar en movimiento hasta el día que me vaya, no? O sea, no concibo no estar haciendo todas estas cosas. Pero bueno. Alberto, adelante. Y recuerden que estamos hablando del impostor. Adelante, Alberto.
Ahí está. Bueno, parte de ya lo hemos hablado. Cuando. Cuando vos pusiste el ejemplo de la del de enseñar Excel, no? Y cuando uno empieza con una actividad que tiene que mostrarse, siempre se compara con los mejores. Y cuando hace eso termina perdiendo, no cuando se compara con los mejores. Y no, pero a mí me falta esto, me falta el otro, me falta el otro. Y esto es un proceso, es algo que vos siempre nos has dicho y y es bueno. Arranco con lo que tengo y voy por este camino y y luego vamos mejorando porque también está todo el tema de la perfección, no porque me falta el curso de esto y cuando termine ese curso y haga este otro, voy a tener todo y ya cuando vos terminaste esos cursos ya salieron tres o cuatro cursos más y el aprendizaje no tiene fin, es algo que nos va a acompañar mientras tengamos conciencia, mientras tengamos la mentalidad para poder seguir aprendiendo, la vamos a tener que seguir utilizando.
Entonces a veces lo que hacemos es procrastinar. El el comienzo de una actividad, porque siempre nos falta algo. Entonces esto es muy importante decir bueno, arranco con esto que tengo y voy viendo cómo me voy presentando y qué es lo que necesita mi público, mi avatar y bueno, es todo un aprendizaje, es todo un aprendizaje y un proceso que vamos a ir haciendo. Tenemos que arrancar con lo que tenemos para ver si lo que ofrecemos interesa a la gente y si interesa, vamos por más, lo vamos mejorando, vamos corrigiendo los errores.
Hay que corregir sobre la marcha lo que vos siempre nos has dicho, no de vender el avión mientras los vamos construyendo.
Super Alberto. Y otra cosa que quizás me parece interesante lo que hablaste es. Uno tiene que saber con quién se compara. Es un error compararte. Compararse con primero es un error. Compararse con otros. Acá, la.
Menos que menos con los mejores.
Sí, pero también es una creencia falsa de que la competencia es con el otro. Realmente la competencia es con uno mismo. Yo tengo que mirar, compararme, como hice con respecto al mes anterior, tengo que compararme como hice con respecto al año anterior. Y si uno puede tratar de analizar cómo le está yendo a las otras personas, pero en últimas se tiene el potencial de convertirse en una muleta que en vez de ayudarlo a uno avanzar lo lo lleva uno hacia atrás. Porque uno además se compara falsamente con el exterior de lo que ve uno.
Lo que hay detrás de los negocios de otras personas no los ve. Entonces puede que esté haciendo comparaciones que son absolutamente falsas para ambos lados. Pueda decir pueda que uno analice su competencia y dice uy, no sé, esa competencia está muy, muy por detrás, porque últimamente no lo veo participar en el último año no lo veo participar en redes sociales, pero de golpe es todo lo contrario. Quizás tiene un negocio súper floreciente, pero no necesariamente está en el en el mundo público. O el caso contrario, Veo una persona que está todos los días dándole vídeos, videos en Instagram, en Instagram, en Instagram, Facebook y por el otro lado.
Lo que hay por detrás no necesariamente sea lo mismo, entonces uno no se puede comparar y peor error es comparar peras con manzanas. Porque todo se trata de comparar uno con otra industria completamente diferente o con otra forma. Eso no tiene sentido. La competencia es con uno directamente. Luis Fernando.
Hola. Qué tal? Eh, Primero quiero destacar que, eh, yo te debería pagar derechos, Álvaro, porque cuando he de descubrir como el año 2003 por ahí 2004 escuchaba los vídeos que hacían los vídeos vídeos por internet, que en este minuto lo estaba publicitando, el ancho de banda era era difícil, teníamos que esperar que se descargar el video, que eran otros.
Total. Se te apagó el micrófono y se te congeló la imagen. Pero bueno, cuando me. Cuando regrese me acuerdan y les doy la dirección donde me puede mandar las comisiones porque empezó así, no tiene que.
Estar el ancho de banda y me hizo un recordatorio en el wifi y me descolgó. Y te dice que.
Empieces.
Antes de que te retomes como dijiste que me debes unas comisiones. Entonces me acuerdo para mandarte mi dirección donde me puedes o te contactas con Francisco que es mi contador y ahí arreglan bien, pero adelante.
Pasaron 20 años. Pues escribió la deuda.
E más en intereses. Adelante Luis Fernando.
Pero fíjate que en cariño tienes mucho, tienes una cuenta abultada en cariño. Yo te estimo mucho porque me aportaste tanto. Yo escuchaba tus videos, me dabas material para mis clases, me dabas material para mis clases, me daba, me simplificaba mi trabajo y era genial y y aportaba tanto lo divertido de las cosas que ya te lo comenté por el chat que me demoré como casi 20 años en comprarte, en pagarte porque tú dabas tanto que en realidad, eh, me mal acostumbrada.
Bueno, pero no íbamos cambiar.
Esto lo podemos.
Cambiar.
No hay deuda que no sepáis ni plazo que no se cumpla y aportas mucho valor. Y a partir de eso quería comentar en el en el tema del síndrome del impostor que eh a partir de una anécdota. Alguna vez le pasó a usted en el colegio que un compañero no se leyó un libro? Ustedes se lo contaron 15 minutos antes de que de que tuvieran la prueba. Y a tu compañero le iba mejor que aquí. En la. En la calificación total. Ahí tiene. Ahí tiene la mejor metáfora del síndrome del impostor.
El otro sabe menos que tú, pero con lo que sabe, se defiende. Y tú que sabían más. Qué fue peor en la noche? Entonces hagamos el la reflexión. No tienes que saberlo todo. Sino enfócate en tu público. Un un profesor con un doctorado. Puede que no sea mejor profesor que una persona que tiene solo un máster o ni siquiera tiene el máster, pero tiene la capacidad de entregar el mensaje al otro y que el otro la reciba.
Y al final ese es el punto. Qué capacidad tienes tú de entregar el mensaje? Ese era mi aporte. Muchas gracias, Álvaro. Un abrazo.
Gracias. Gracias, Luis Fernando. Bueno, Mister Carlos, que además quiero que que enfoques lo del síndrome del impostor también si puede. Hay público algo interesante ahí en en la comunidad. Lo de la competencia con Fiver, que pues sé que no tiene que ver con el síndrome del impostor directamente, pero me acuerda para que lo hablemos ahora más tarde. A ver, Carlos, adelante.
Listo. Un saludo para todos.
Hace hace unos años, eh? De esas casualidades de la vida, a mí se me presentó la oportunidad de realizar un trabajo por fuera de lo que yo de mi profesión de periodista, que era como instructor de bolos, el deporte que en otros países se conoce como bowling o boliche. Yo había aprendido de bolos porque en una época, precisamente con Álvaro, antes de que él se fuera a Estados Unidos, habíamos trabajado aquí en Bogotá con la Liga de bolos que que además tenía a los mejores jugadores del país.
Pero yo lo había tomado como una cuestión recreativa, un aprendizaje para yo poder jugar mejor. Cuando yo me vinculé a esa empresa e los otros profesores que eran e. Formados para ser profesores de escuelas deportivas. Pues protestaron y dijeron Mire, pero cómo así este señor? Cómo que un periodista viene a quitarle el puesto a un eh, educador físico que se preparó para esto?
Entonces la persona que me contrató les dijo Mire, lamentablemente las universidades en las que ustedes se preparan les enseñan deportes como tenis, patinaje, ciclismo, atletismo, fútbol, baloncesto, todo. Pero no les enseñan de bolos. Y yo tengo los escenarios. Que que tienen que producir dinero. Tengo que mover unas escuelas y no tengo profesores. Y este señor yo lo conozco e sabe mucho y nos puede ayudar.
A mí no me interesa si el señor es periodista, abogado, médico, no importa. Tiene el conocimiento ya la resistencia. Entonces él les dijo Mire, los voy a invitar a que hagan algo. Vayan y miren una clase de este señor y después me cuentan cómo les parece. Pues estos señores fueron y se pusieron detrás de por ahí. Hay una columna en el escenario y vieron una de mis clases y les gustó y dejaron de de de resistirse a mi presencia ahí. Pero era un poco también ese tema de que primero pues yo, yo, yo, yo hoy antes sentía la resistencia y yo también tenía, digamos, la duda de si yo podía ser, de si yo iba a ser capaz de sacar adelante esa tarea que me encomendaron y finalmente lo logré.
Pero. Pero el síndrome del impostor es un poco lo que decía Carlos Omar, no? Yo estaba convencido de que yo podía. Ahora nunca lo había hecho. Había que hacerlo, cierto? Dentro del proceso, por supuesto, iba a cometer muchos errores, pero de eso se trataba ahora. Cuál era la ventaja? Que, como decía Álvaro, yo les estaba enseñando a personas. Yo quizás estaba de pronto como en la mitad de la escalera, en el tres quizás cierto, pero todas las personas a las que yo les iba a enseñar estaban en el nivel cero. Entonces. De hecho, ni siquiera se iban a dar cuenta de lo que les estaba diciendo.
Era bueno o malo o o o era cierto o no era cierto. Y de esa manera, ya después de un un corto periodo. Eh, yo yo, eh. Pude enseñarles a otras personas. Y no solo eso, sino que además lo disfruté. Entonces ese, ese ese síndrome del impostor. Pues definitivamente, eh. Si estuvo ahí. No muy presente.
Súper, súper, súper. Eh, Mister Vinicio.
Hola. Hola, amigos. Buenas. Buenas tardes. Y mira, con el síndrome del impostor, hay algunas.
Cosas interesantes que que yo he descubierto. Eh? Lo normal es que uno a veces no se siente capaz de enfrentar un reto o algo. No? Por ejemplo? Qué sé yo. Vas a dar temas de marketing, Estás aquí y has aprendido cosas de marketing, pero no te sientes todavía en la capacidad de que, por ejemplo, te llama la la cámara de la pequeña industria de tu ciudad y quiere que le des una conferencia? Y tú dices no, pero cómo vas a creer? Entonces ahí hay algunas cosas importantes que yo he rescatado, que he aprendido, eh?
Una de ellas es que, por ejemplo, es tu esencia, no? O sea, por ejemplo, Álvaro puede ser tu mentor, puede ser tu maestro y está bien, está perfecto, pero Álvaro nunca va a poder dar una conferencia o un taller o decir las cosas en las formas en las que tú las dices y tu esencia, tu manera de hacer las cosas, siempre va a estar presente, siempre va a dar ese toque distinto, aunque no tengas el mismo nivel de maestría que de las personas en las que aprendes. Y otra de las cosas que más me llamó la atención, y es que la verdad es que cuando yo he tenido mayor avances en algún área de mi vida ha sido cuando yo me pongo a enseñar aquello en lo que sea.
Cuando tú dices sabes que voy a dar una pequeña clase, voy a dar un webinar, voy a dictar una conferencia. Aprendes de una manera que a mí me sorprende todo lo que logras aprender y cuando ya te lanzas al ruedo muchas veces te das cuenta de que sabías mucho más de lo que pensabas, eh? Y yo creo que esa es una forma de romper, eh, El síndrome del impostor, por ejemplo, les comento, en una ocasión me tocó a mí dar una asesoría a un candidato presidencial de un país que no voy a nombrar, ya.
Y yo yo me quedé como loco porque yo decía y yo qué voy a hacer con con esta persona? O sea, qué tengo yo que enseñarle? Eh? Y fue hace algunos años y fue todo lo contrario. Esta persona me agradeció, me alabó y hasta hace poco me envió. Bueno, ya pasaron algunos años, pero hasta hace poco me envió otros mensajes pidiéndome más asesoría y más consultoría. Estaba por tomar algunas decisiones importantes en su vida y me escribía para eso.
Yo decía wow, pero en qué momento pasó eso? Y es que realmente las capacidades que uno tiene, uno tiende. Por eso muchas veces uno cree que uno no tiende a crecerse, no? Pero cuando te toca afrontar ciertos retos uno siente a minimizarse. Y la verdad es que a veces uno sabe mucho más de lo que piensa y no se da cuenta. Y ahí es donde entra este jueguito del síndrome del impostor. Eso total.
Súper, súper. Eh, Francisco?
Saludos.
Hoy es perfecto el síndrome de no WhatsApp.
No encontraré al impostor presentado para el impostor. Dentro de este ambiente que estamos dentro de esa comunidad, es muy importante que se esté consciente, porque pudiera ser un sentimiento limitante cuando queremos monetizar nuestros talentos y entonces muchas veces pues este símbolo uno tiene que estar consciente de que existe y ver si me está afectando a yo lanzarme a monetizar mis conocimientos porque pudiera estar afectando y en muchas ocasiones eh, afecta.
Lo acaba de decir el compañero anterior Desterramos no? Y hay que mirarlo desde el punto de vista de que no deje que sea un factor limitante dentro del desarrollo de que tú quieres llegar, de monetizar tus talentos. Y eso es lo que quería aportar.
Súper Francisco. Gracias. Gracias, Vinicio. Volviste a levantar la mano.
Marta. Marta estaba pendiente de hablar.
Listo, Marta? Adelante. Tú me puedes. Todos me pueden interrumpir en cualquier.
Gracias, Carlos. Lo que pasa es que no tengo la manito. No me aparece la mano. Aquí, entre acciones, no me aparece la mano. Entonces no quería poner. Es así o es así? Porque es por eso. Gracias, Carlos. Eh, Muy buenas tardes a todos. Nuevamente un gusto volverlos a ver, eh? Que de esa vez que encantada con Ricardo. Ricardo Sí, Ricardo, que habló ahora el primer. La primera persona que habló porque me enorgullezco de la de las personas que ya es, digamos, ya han avanzado, tiene una experiencia no solamente en la edad, sino escucharlo tan bonito como habló y dijo que que fue avanzando, ha logrado sus metas poco a poco y que de allí donde está no va a bajar, sino que sigue avanzando, eh?
Y es para los jóvenes. Es un ejemplo y es una. Es un ejemplo a seguir para la juventud. Álvaro Porque los jóvenes son muy procrastinadores, sobre todo eh Generación Z. Millennials generalmente tienen tendencia a procrastinar y a no creerlo y a dudar. Y a esas situaciones. Yo, que soy docente, he sido formadora de formadores también y docente de estudiantes universitarios, pues se encuentra en mucho esto sí, el síndrome del impostor, no solamente en nosotros los adultos, sino también en la juventud.
Y por qué habla? Porque hablo de la juventud, porque en los niños y los jóvenes es los que estamos para formar y están adquiriendo las capacidades y habilidades y desarrollando su su ser, sí, su emocionalidad. Entonces de ahí partimos a que ellos van a ser grandes, como pueden ser grandes líderes. También puede ser líderes que que se queden estancados, que duden, que piensen no lo puedo hacer, no lo puedo lograr, no me lo merezco. Esa palabra de no merecer es una palabra que a veces nos ha tocado todo dice Será que yo me merezco esto?
Porque siempre, generalmente en mi caso soy más, he sido más dadora que que de recibir. Entonces doy mucho, me doy mucho a los demás, doy, doy, pero a veces en ciertas ocasiones, yo me pasaba antes y lo he ido superando con el tiempo. Y es que también para recibir soy merecedora, así como doy recibo. Y entonces ahí viene esa esa dualidad en donde tú ya empiezas otro rol y dices bueno, aparte que soy docente y he trabajado en en diferentes instituciones, pues ahora como empresaria es el rol donde ahí asumimos el famoso síndrome del impostor y como que otra vez vuelve y se regresa.
Cuando tú dices los los costos le voy a poner un valor a mi producto, pero más me voy al servicio. Entonces primero me voy al servicio y quiero servir a los demás y ayudar a los demás. Y entonces el precio a mí se me convierte ya como en la añadidura por adicional. O sea, es algo adicional que primero yo aporto desde mis conocimientos y experiencia para luego sí obtener esa ganancia en costo. Pero entonces ahí bien, ese es el la situación que que me pongo a pensar, digo ese costo que le pongo si le pongo 97 $ o 120 $ eh?
Siendo el producto nuevo? Que voy a lanzar o que estoy lanzando. Entonces la gente dice Bueno, si, muy costoso. Si lo bajo. Y entonces digo, está muy poquito. O sea, como así yo me merezco que a mí me costó tiempo y sacrificio para tener el curso y montarlo. Entonces, muy bajito tampoco. Ahí, ahí. Entonces viene la duda y es la duda de uno mismo, Álvaro. Y es la duda de creo que hemos hablado todos en entre todos estos temas.
Y es que será que sí, será que no, pero yo ya di el salto y estoy en eso. Y Carlos me preguntaba en en el. En la comunidad que nos vayan comentando como nos va. Pues el curso va muy bien, yo ya lo lancé, pues va bien en el sentido de que está entrando muchísimas personas que estamos logrando las visitas y las la la, los leads, pues que que de conversión ya en este momento lo estamos logrando. Lleva tres cuatro días de de de, digamos de de lanzamiento de la campaña y del curso que les comentaba de lectura crítica y realmente pues es satisfactorio.
Estamos en eso, estamos haciendo ajustes, estamos probando esto de marketing es prueba error, prueba error y hay que estar constantemente haciendo un ejercicio. No es que tu vas a lograr la venta ya en en un mes, en 15 días quiero venta de. Yo no sé cuantos más miles de personas, mil personas digamos, no sé, 5000. Estoy exagerando poniendo un ejemplo, sino es más la expectativa de que me den que darme a conocer. Y pues a mí en el mercado a nivel eh de pedagogía, de investigación en educación aquí en Colombia, que estoy acá, pues ya me conocen, ya me han conocido muchas personas, pero entonces ya el rol empresarial es donde ya ahí vamos trabajando y ahora Marta tiene empresa, entonces vamos a trabajar desde, vamos a conocerla desde la empresa que tiene y eso es lo más bonito para mí, gratificante que ingresen, que conozcan quién es la empresa que hacemos, que ofertamos la empresa de educación.
Básicamente en eso estamos y para servirle a los demás. Entonces ahí es donde a veces el síndrome impostor a mí me sucede con ese el costo básicamente. Álvaro O sea, yo digo solo del costo de resto, lo demás, eh, pues lo tengo, lo tengo claro, si lo que oferto y lo que hago porque es desde mi rol, desde mi experiencia como educadora y investigadora, entonces no, no, no es, No dudo tanto eso, pero en los costos si, sí, si será que sí, será que no, qué va a pasar? Van a me van a comprar o no me van a comprar al final?
Pero bueno, estamos en ese trabajo y seguimos adelante, eh? Emocionalmente lo que lo que yo te iba a preguntar a nivel psicológico, perdón, lo que te iba a preguntar es que dicen que este síndrome del impostor es un trastorno psicológico. Se convierte, pienso yo, que en un trastorno no sé si sea así. Esa es la duda, que es un trastorno psicológico que las personas cuando ya se les vuelve esto de la mente inmanejable. Yo pienso que puede ser así. Llega en un momento en que se frustran, se estancan, se bloquean.
Esto si está catalogado como trastorno psicológico, es algo difícil de manejar o es simplemente algo mental que tú lo la persona lo puede manejar por sí misma?
Mira, no, no es un trastorno psicológico. Por lo menos no está clasificado como tal. Si tú vas al DSM cinco nos aparece como trastorno, eh? Pero como todo. Los extremos son, son, son malos. O sea, si eso te imposibilita. Prosperar en cualquier área de tu vida, pues es algo que hay que atender. Tan sencillo como eso, pero de que sea algo patológico.
Yo creo que todos tenemos el síndrome del impostor. Todos sentimos falta de confianza. En algún momento todos hemos sentido depresión en algún momento de nuestra vida, todos hemos sentido ansiedad en algún tipo de en algún momento de nuestra vida. Entonces el hecho que tengamos ansiedad, depresión, síndrome del impostor. Eso es absolutamente normal cuando se vuelve inmanejable y necesitas ayuda ahí. Si acudes a un psicólogo, a un psiquiatra, un terapeuta, una persona que lo es, que lo haga, pero realmente no, esto es algo absolutamente normal.
Ya. Perfecto. Gracias. Y admirable. Como te digo. Lo felicito, Ricardo. Es. Lo voy a tomar para mis clases. El ejemplo de Ricardo, que por su edad y por toda la trayectoria es admirable para la juventud. O sea, si él lo logró de joven y está en este momento donde está, es porque todos lo podemos hacer y de verdad que es que es importantísimo. Me gustaría conocerlo, está aquí en Colombia, es en Bogotá, yo estoy acá en Pasto, Nariño, estamos en el frío, en el suroccidente de Colombia, eh, para ir a cuando vaya a Bogotá, conocerlo y poder seguir aprendiendo mucho de su experiencia, eh?
Pues me dejó como impactada, así como Francisco García, que me encanta. Francisco tiene una forma de hablar tan bonita es? Yo de la gente de experiencia la admiro muchísimo y a ti también, Álvaro, estás más joven, pero también a todos. A Carlos igual, Carlos González y y Carlos Omar Pues estoy un poquito más acá, o sea, más joven que ustedes, pero estoy aprendiendo cantidades. Estoy muy contenta con con todo esto. Gracias Álvaro.
De hecho, una de las.
Permíteme, Álvaro.
Sí, dale, dale.
Primero, pues, agradecerle a Marta la toda la generosidad de sus palabras y para todos, pues he colocado mi número telefónico con mucho gusto ahí en el chat. Entonces era.
El 57.
Muchas gracias.
Ricardo y siete que aquí de Colombia gracias.
Súper eh? Algo iba a decir yo a una de las cosas que que yo quiero volver a hacer o que quiero hacer a raíz de MTC es que tengamos un encuentro presencial al menos una vez al año. Eh? Por razones obvias, a mí se me facilita más que sea en Colombia, porque soy colombiano y porque me manejo bien allá. O acá en Estados Unidos. El problema de Estados Unidos es que no todo el mundo tiene visa necesariamente. Pero son los dos países que más se me facilita.
O México. Y también por el idioma y porque tengo amigos que me podrían ayudar, etcétera, etcétera Entonces vamos a a ver si eso lo convertimos, convertimos en una realidad de tener un evento presencial exclusivo para MTC, entonces ahí nos podemos conocer. Eh, Carlos.
Y Álvaro es que mientras mientras hablaban me acordé de algo y es que. Mmm. Uno de los temas o e donde más se presenta el síndrome del impostor es con el tema de escribir. Todas las personas que pasamos por la escuela primaria sabemos escribir porque nos enseñaron a escribir, cierto? Y de hecho, pues prácticamente toda la vida.
Todos los días algo escribimos. Y muchas personas escriben mucho durante eh su su trabajo en en en sus actividades laborales. Pero cada vez que necesitamos generar algo diferente a ese trabajo o a ese área que domino perfectamente, digamos. Aparece el síndrome del impostor. Ay, Carlos, es que yo no sé escribir. Pero si escribes todos los días, cómo lo sabes escribir? Entonces simplemente la creencia.
Yo lo que he detectado es que primero queremos escribir, eh, digamos estilo de escritor famoso, literatura y pues realmente no, no todos estamos hechos para eso, ni nos hemos preparado para eso. Y segundo, tampoco necesitamos, como decía Álvaro, no necesitamos estar en el nivel cinco. Para comenzar. Como ya sabemos escribir todos, seguramente ya no estamos en el nivel cero, quizás no en el uno, sino por allá en el dos.
Entonces tenemos un gran camino recorrido. Simplemente es aprovechar eso. Pero este este es un tema en el que el síndrome del impostor es muy claro, no? Que a veces se manifiesta también en el tema de. Me da miedo pararme frente a la cámara, no? Que también es muy común, no? Pero. Pero realmente son cosas que nosotros hacemos todos los días y que digamos, no tiene ninguna justificación que aparezca el famoso impostor por allá a incomodar.
Súper. Listo. Alguien más que quiera comentar antes de preguntar?
Yo. Un minuto, un minuto, un minutito, nada más me quiero robar. Aprovechando que Marta puso en el plato de que es algo patológico que el síndrome del impostor es algo patológico, digamos que sí es algo patológico. Y así como mis hijos en primaria, cuando les dolía la cabeza les daba una pastilla color uva de azúcar. Toma esta pastillita, te va a quitar el dolor de cabeza y a mis hijos los ponían otra vez y va para atrás una pastillita de azúcar. Y este efecto placebo, si fuese algo patológico, no lo quita de 12 a 14 horas.
Digo algo que podemos convencernos no?
Correcto.
Correcto. Correcto, Correcto. Y mira. Que les cuento una experiencia cuando yo empecé a cobrar precios altos y es una de las cosas que. Que quizás ustedes se vieran. Familiarizados o hayan visto a otras personas hacer es que cuando están en un webinar de ventas. En el momento en que hacen la transición para presentar la oferta. O sea, es un webinar que dieron contenido, terminaron con el contenido y hacen una transición de contenido a venta.
Ahí empiezan a sudar, a titubear, se les nota el nerviosismo. Eso es el síndrome del impostor saliendo a luz porque no te sientes confiable, confiado de lo que viene. O sea, te sientes mal ofreciendo o vendiendo o cobrando. Así sea algo de 10 $, o sea algo de 1.000 $, o sea de 10.000 $, te entra el pánico y se nota. Entonces eso hay que controlarlo. Y la mejor forma de controlar ese, ese, esta transición es, eh.
Empezar en. En el momento en que vas a diseñar la charla, diseñar la charla con el fin en mente, o sea, qué es lo que voy a ofrecer y cómo me devuelvo hacia atrás para hacer la presentación, De tal manera que cuando voy a vender sea la consecuencia lógica, sea algo que a la gente no le. No, no, no, no le parece raro. De hecho, una de las formas que también apareció en el foro de MTC en estos días es que alguien le impactó que en alguna de las charlas yo les dije bueno, y estaba en un webinar.
Les decía bueno, quién de aquí creen que yo les voy a vender algo? Y yo me quedaba callado y todos decían contestaran lo que fueran, que contestaban. Yo le decía pues tienes toda la razón, no te voy a desilusionar, pero por ahora sigamos. Y lo que sí te garantizo es que independientemente de que al final compres lo que te voy a vender, porque si te voy a vender, te vas a llevar gran cantidad de cantidad de contenido de aplicabilidad de inmediato. Y si quiero ir un paso más allá, yo puedo decir si él es el alérgico a escuchar presentaciones de ventas, este es el momento que te puedes retirar.
Vamos a empezar. Entonces esa sinceridad. O sea, la primera vez que uno lo hace. Pues es algo que no es natural. Es algo que. Que. Pero eso funciona. Funciona muy bien. Sobre todo a nivel interior. Y además la buena recepción al ver la buena recepción de la gente. Y lo otro. Es que. A pesar de que tenga uno.
Experiencia en esto de presentaciones. De todas maneras, la primera vez que tú vas a ofrecer algo de un valor muy superior. Le entraba uno también el pánico de qué pensará la gente que yo les voy a cobrar mil o 2000 o 3000 o 5000. Y la mejor arma contra eso. Y eso si me lo disfruto ya más que lo aprendí como psicólogo, como psicólogo, uno más que hablar uno tiene que escuchar. Y cuando está en una presentación de ventas y va a disparar un precio alto.
Tu mejor amigo es el silencio. Si yo estoy en una consultoría 1 a 1 con alguien y entra la parte del precio. Creo que aquí hay algunos que han participado en mis charlas. Creen que les vendo algo. Entonces, antes. Después de que hemos agotado, hemos hecho la consultoría diagnóstica. Este es el punto A. Este es el punto B. A qué quieres llegar? Efectivamente. Te puedo ayudar? Me das permiso para. Para, Para comentarte cómo te podría ayudar? Después de que me dan el permiso, entro ya Hacer el pitch de ventas. Pero entonces pedí permiso antes de eso.
Ayuda! Y cuando es la hora de dar el precio. Obviamente tú ya has construido el valor y ya la gente tiene que ver que lo que uno está ofreciendo realmente es más barato de lo que vas a cobrar. Tú dices el precio y te quedas callado. Digamos que estoy ofreciendo algo de 2.000 $ y le digo Bueno, y el costo de trabajar conmigo tiene un costo mensual de 2.000 $. Con una permanencia mínima de tres meses. O si prefieres ahorrarte 1.000 $, paga 5.000 $ al trimestre.
Y ahí. Silencio. Así como están ahorita. Silencio! O sea, yo me quedo en silencio. No digo nada. Si tú eres el primero en hablar, esa venta se perdió. Pues tú tienes que tener. Las agallas. De quedarte.
Callado.
Y la otra persona es la que tiene que dar la primera palabra. Si tú no das la primera. Si tú no, si tú eres el que primero habla. Quiere decir que tú estás tratando de de esconder, de que realmente tú lo tuyo. Vale. Entonces eso no es fácil.
Entonces.
Y en cierto sentido, no le toca aprender a. A hacer un actor, por decirlo de alguna forma, porque es decir, este es el precio. Y me quedo callado, como si estuviéramos jugando póker. O sea, no hago cara ni de sonrisa ni de de esto tengo que estar absolutamente con. O sea, tengo que transmitir esa confianza para que la otra persona pueda tomar la decisión. Independientemente que te compro o no te compré. La gente va a estar agradecida por el tiempo que le dedicaste.
De hecho, yo estuve ahí, en esa. En esa secuencia, yo tuve unas mini mini mini síndrome del impostor. Recuerdo que la primera vez que yo ofrecí coaching 1 a 1. Creo que empecé cobrando 1.000 $. Y cuando tuve la primera venta. Mi ejercicio es cada vez que alguien me diga si le voy a subir 250. Si me entiendes. Entonces me salió el primer cliente de mil.
Se llevó la ganga del año, al siguiente que le hacía un cierre 1250, al siguiente 1500, al siguiente 1750. Y ya hasta algún punto en que se le pasa o no la pendejada se le pasó, no la pendejada, porque realmente la pendejada la tiene uno. Es es aquí la la la la la la telaraña la tienes uno mismo ahí adentro. Entonces es otra de las formas en que yo manejo el síndrome del impostor.
Y además que a mí también me gusta retar el status quo. Por ejemplo, yo me acuerdo que como en el 2000. 12 o 13.
O 14.
Yo hice un seminario en Tampa de tres días que Francisco fue sobre como hacer presentaciones de ventas. Se llamaba Hablar para vender y les enseñaba mi fórmula de cómo. Cómo confeccionar una presentación. Que conllevará un aumento. Y en esa época asistir a ese taller costaba 2.000 $. Y lo vendí.
Siendo congruentes. O sea, si yo les voy a enseñar a vender hablando en público, no tiene ningún sentido. Que no, que yo no lo venda hablando en público. Y en esa ocasión que alguien de mi industria pretendiera cobrar. Por un taller de 2.000 $ en un webinar. Eso nunca se había visto. Entonces eso me dio doble. Doble doble. Primero que estaba yo retando el status quo. Era la primera persona que estaba vendiendo un producto de 2.000 $ en un solo webinar.
Y.
Y yo creo que el que más aprendió fue yo. En el proceso. Y creo que yo le quité muchas telarañas mentales a otras personas de que no se podían. Hoy en día esa barrera ya la superó, la ha superado muchas personas vendiendo mucho más caro y sin ningún problema. Pero alguien siempre tiene que ser el primero. Y si ese primero eres tú, pues excelente. Bueno, dos y seis. Ya nos pasamos seis minutos, eh? A no ser que haya algún cierre final.
Me gustaría Lo lo lo lo de Carlos de. De The Fiver. Pero más importante. Aún así, no hablemos de lo de Fiver. Lo que sí quiero es que todos enciendan la cámara, me den su mejor sonrisa y nos tomemos la foto histórica del día de hoy. A ver, yo veo aquí que no tiene Alberto Ibarra. Si quieres abrir tu cámara. Ricardo. Bravo, Johnny.
Puedo decir.
Algo?
Sí, por supuesto. Gabo Lago.
Sí, señor.
Wow, eso es inconfundible.
Como yo quiero.
Yo quiero agradecerte de todo corazón por esta generosidad. Porque estar en tu círculo.
Interno tiene un.
Valor y. Y el hecho de que tú estés compartiendo estas charlas gratis. Eso. Eso es.
Maravilloso. Y es una muestra de tu generosidad.
Y yo quiero agradecerte de todo corazón, porque cada vez que te escucho, avanzo y voy avanzando y voy avanzando y aprendo y te agradezco de todo corazón. Y yo te quiero mucho, yo te quiero.
Mucho y te admiro mucho.
Mucho, mucho, mucho.
Tú eres mi padrino y eres mi maestro. No digo más.
Gracias Mister Gabo. Si no hubieras hablado no te reconozco porque estás como cambiado. Estás como con menos pelo o algo. Algo tienes. Estás entrando al club de los. De los de poco pelo, pero bueno, una alegría tenerte por acá eh? Listo, ahora en la cámara y vamos a tomar la foto y después me acuerdan. De una pregunta que les quiero hacer. Listo. Listo. Dos personas que me cierren el círculo. El círculo rojo al cuadrado.
Listo. Dos personas más Que falten. Una más. Elías abre la cámara. Perfecto. Una persona más para que quede el cuadro perfecto. Bueno, no importa si no salió o no salió. No se retiren. Listo? A la una, a las dos y a las. Perfecto. Veremos que salga la foto. Y la pregunta que les quiero hacer?
Es.
Dado que tenemos gente de diferentes países. Quiero que saquen su calendario y vean la semana de septiembre 25 al 29. Eso es festivo en alguno de sus. De sus. De sus países. 25 al 29 de septiembre. A la última semana del mes en Chile.
Antes ehh. 18 y 19 son las Fiestas Patrias.
Okay, perfecto. O sea que no hay. No hay problema para los deportistas. No hay mundial de fútbol, no hay.
Así.
Locura que me acuerdo que creo que fue el año pasado. No, Carlos? Que primero. Yo no soy muy de fútbol ni de ningún deporte. Y programé un lanzamiento el día que empezaba la Copa Mundo. Una cosa así, rara.
Claro, sí, lo el Mundial. Lo que pasa es que el Mundial de Qatar no fue en la fecha tradicional de junio, sino en en entre noviembre y diciembre y y y si se programó el evento la semana en que comenzaba el Mundial.
Y yo que no sabía. Y además teniendo al experto de fútbol y.
Y.
Y nos caímos en cuenta, entonces siempre tiene que hacer esa pregunta Y por qué les estoy haciendo la pregunta? Porque la última semana de este mes voy a dictar un evento, voy a dictar un evento, voy a hacer un evento virtual. Directamente relacionado para la comunidad de monetizar tus conocimientos.
Mmm.
Ya dentro de la. Dentro de la plataforma tienen un curso de de de como de 12 horas que se llama Curso MTC curso Monetiza tus conocimientos que eso básicamente fue la grabación de un reto que duró cinco días y cada día hable como dos horas, 02:30. Esto no va a ser lo mismo. Va a ser parecido, porque pues obviamente hay cosas que se se se sobre imponen.
He.
Para que vayan reservando la esta. Y de una vez, para contestar la pregunta, al final les voy a vender algo. Si al final les voy a vender algo.
Tan sencillo.
Como eso de una vez. Así que si no quieren participar, no participen, pero vayan anotando esas fechas. Creo que lo voy a hacer martes, miércoles y jueves de esta semana. Y creo que lo voy a hacer a la 13:00 de la tarde. O sea, lo más normal. El 99% de las posibilidades es que sea esta hora de la 13:00 de la tarde y no de noche, porque afortunadamente cuento con bastante audiencia en Europa. Entonces, a las 20:00 de la noche de las 02:00 de ellos, pues no, listo, no siendo más.
Entonces vayan reservando su calendario. Nos vemos la próxima semana. A no ser de que me den la locura en estos días por hacer otro. Otra transmisión improvisto como la de ayer. Y si quieres que te hagas esa invitaciones, ve a Mercado Global punto com, barra lista. Te anotas al grupo de WhatsApp y ahí es donde los mantengo informado de cosas.
Alvaro es super interesante lo que comentas de las barreras mentales, para mi es la esencia del síndrome de impostar, y cómo desbloqueándolas creyendo más en nosotros, nuestro valor y el valor de lo que hacemos y el servicio o producto que ofrecemos podemos realmente superarlo, todo está en nuestra mente…¨Lo que crees, creas¨ es así 🙂 Gracias por tu aporte!