No hay una fórmula para medir el éxito, entre otras razones porque el concepto de éxito cambia según la persona a la que le preguntes. Además, para una misma persona el éxito es distinto, de acuerdo con la etapa de la vida en que se encuentre. Sin embargo, la vida me enseñó que sí hay una forma para medir el éxito: el impacto positivo que puedas generar en otras personas.

Para algunos, el éxito se refleja en el monto que hay en la cuenta bancaria: cuanto más poseas, más exitoso eres. Esa, no obstante, es una definición que no me gusta porque conozco a muchas personas que, sin ser millonarias, son muy valiosas. Inclusive, más que otras adineradas que han atesorado riqueza material, pero llevan una vida vacía y no pueden ocultar sus tristezas.

Para algunos, el éxito se refleja en el cargo que ocupan o en la posición social que ostentan: cuanto más importante sean ese cargo o esa posición, más exitoso eres. Esa, no obstante, es una definición que no me gusta porque he visto a muchas personas a las que se les derrumba la vida una vez pierden ese cargo o posición. Se deprimen, pierden la autoestima y se autoflagelan.

Para algunos, el éxito se refleja en la cantidad de seguidores que tienen en las redes sociales, en la suma de los likes que reciben sus publicaciones: cuando más fans te sigan, más importante y, por ende, más exitoso eres. Esa, no obstante, es una definición que no me gusta porque tan pronto esa persona deja de ser importante o útil, los seguidores desaparecen como por arte de magia.

En algún momento de mi vida, te lo confieso, creí que el éxito estaba relacionado con el dinero, pero por fortuna me di cuenta de que no es así. No soy millonario, pero tampoco me falta nada. Lo importante es que ni cuando hubo bonanza económica, ni cuando hubo dificultades financieras perdí mi esencia o cambié mi formar de ser: intento ser la misma persona en cualquier circunstancia.

Y esa, sin duda, es una de las razones por las cuales admiro a Oprah Winfrey, la famosa conductora de talk show estadounidense, cuya historia de vida es sencillamente apasionante. Ella encarna el que conocemos como el sueño americano, pues, aunque nació en Kosciusko (Mississippi), por provenir de una familia pobre enfrentó terribles dificultades en la infancia y la adolescencia.

Hija de madre soltera, creció en un ambiente adverso, una mezcla de pobreza, falta de educación, violencia, frustraciones y escasez de oportunidades. Fue criada por su abuela hasta los 6 años y luego pasó al cuidado de su madre, la peor de sus desdichas. Se transformó en una niña rebelde y sufrió agresiones sexuales por parte de familiares y amigos de su madre, hasta llegar a prostituirse.

A los 14 años, quedó embarazada y tocó fondo. El bebé murió al poco de nacer y ella se fue a vivir con su padre Vernon, que cambió su vida. Estricto y disciplinado hasta el límite, la regresó al camino correcto: retomó sus estudios, dejó los vicios y comenzó a adentrarse en el apasionante mundo de la lectura. Se transformó en una persona positiva, creativa, que pronto exhibió su talento.

Comenzó en la radio, pero no tardó mucho en dar el paso a la televisión, medio en el que se consagró como una de las figuras favoritas de la familia promedio estadounidense. Por su set de entrevistas pasaron personajes tales como Michael Jordan, Tom Cruise, Katie Holmes, Aretha Franklin, Madonna, Tom Hanks, Beyonce, Halle Berry, Tyler Perry, Queen Latifah o Jamie Foxx.

Como ves, Oprah encarna varias de esas opciones de éxito que mencioné antes: es millonaria, es famosa, es reconocida en su profesión y cuenta con cientos de miles de seguidores tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo. Sin embargo, el legado de Oprah Winfrey va más allá de esto y, lo que más me gusta, se refleja en el terreno del impacto positivo en la sociedad.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Cualquiera que sea la idea que tienes del ‘éxito’, ten por seguro que no está relacionado con lo material o el dinero.


No hay fórmulas exactas que te permitan medir eso que llamamos ‘éxito’. Cada uno tiene su propia definición, que además cambia con el tiempo y las circunstancias. Sin embargo, la vida y obra de la célebre Oprah Winfrey nos ofrece pistas que te ayudarán a construir tu ‘éxito’.


Estas son cuatro poderosas lecciones que todos podemos aprender de esta carismática mujer:

1.- Tu presente es lo que vale. La mayoría de las personas tienen una vida tormentosa porque no pueden liberarse de su pasado: viven anclados en los eventos que marcaron su vida años atrás, inclusive en la infancia. Un carga que, además, les impide avanzar y que se manifiesta también a través de los miedos que afloran cada vez que intentan salir de allí, cuando intentan un cambio.

Tu pasado, cualquiera que haya sido, no te define. Tú no eres el niño que sufrió abuso o el adolescente que tuvo vicios, ni el adulto que fracasó con su negocio o con su pareja. Está claro que todas esas experiencias dejaron cicatrices o heridas, significaron dolor, pero tú eres la persona que se levantó de esas dificultades, enderezó el camino y logró construir una mejor versión en el presente.

2.- La educación es el pasaporte a lo que deseas. Este, sin duda, es un poderoso mensaje en estos tiempos en los que las personas, en especial los jóvenes, quieren hacer ricos de un día para otro, de la noche a la mañana y, ojalá, con el mínimo esfuerzo. De la misma manera que Roma no se construyó en un día, nada de lo bueno que esperas lograr en la vida va a ser rápido o fácil.

Y tampoco lo conseguirás sin antes haber obtenido el conocimiento y la experiencia necesarias. Hoy el mercado nos marca estándares muy elevados y no basta con ser visible o bueno, porque el éxito está reservado solo para los sobresalientes y Oprah es un ejemplo. Rodearte de las personas adecuadas, aprender constantemente y desarrollar nuevas habilidades te llevarán a donde quieres estar.

3.- Sé tú mismo. El mundo está harto del copy+paste, de tantos que se dedican a imitar a sus ídolos, de los que pierden su esencia por alcanzar un cargo o recibir un dinero. El mundo está harto de la hipocresía y de las máscaras que tantos utilizan para ser percibidos de una manera distinta a como son en realidad. El mundo está harto de los estafadores y de los vendehúmo.

Buena parte del éxito de Oprah Winfrey consistió en desmarcarse de los modelos existente, en mostrarse auténtica, sin filtros. Rompió paradigmas, cambió esquemas y creó un estilo propio que, lo mejor, permitió que millones de estadounidenses se vieran reflejados en él. Olvídate de querer ser perfecto o inmaculado, porque nadie lo es: el mundo ama las personas reales tal y como son.

4.- Identifica tu propósito y aprovéchalo. No llegaste a este mundo por casualidad, sino porque se te encomendó una misión específica. Y tu existencia carecerá de sentido si no la cumples. La única forma de lograr este objetivo es identificar tu propósito, el porqué de tu vida, y aprovecharlo todos y cada uno de tus días. Aunque haya dificultades, aunque fracases, aunque pierdas la fe.

Sin importar qué haces o a qué te dedicas, tu propósito está ligado al impacto positivo que puedes generar en la vida de otras personas que, como mencioné antes, es la métrica con la que mido mi éxito. Haz uso de tus dones y talentos, de tu conocimiento y experiencia, tu pasión y aprendizaje para servir a otros, para ayudarlos a ser mejores personas y serás más exitoso y feliz de lo que imaginas.

No hay una fórmula para medir el éxito, entre otras razones porque el concepto de éxito cambia según la persona a la que le preguntes. Sin embargo, la vida me enseñó que sí hay una forma para medir el éxito: el impacto positivo que puedas generar en otras personas. Si te concentras en ayudar a otros, verás cómo eres exitoso de maravillosas formas, tal y como lo hace Oprah Winfrey.


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