Entusiasmo, pasión, optimismo, energía y trabajo, sí. Esas son características imprescindibles que todo emprendedor debe reunir a la hora de empezar su emprendimiento. Si falta alguna de ellas, el riesgo de fracasar aumenta considerablemente y, por supuesto, eso no es que tú quieres para tu vida.
Por eso, en esta etapa inicial, crucial y definitiva, debes entender que también hay una serie de NO que conviene tener en cuenta y, sobre todo, poner en práctica. El arte de la felicidad en la vida y el del éxito en los negocios es encontrar el equilibrio. Ni muy muy, ni tan tan, como se dice popularmente, como decían las abuelas en el pasado.
Es decir, que no abunde de lo uno y escasee de lo otro. Lo que suele ocurrir es que nos dejamos llevar por la emoción de abrir nuestro negocio, nos desborda el sentimiento y sin darnos cuenta cometemos algunos pecados que nos hacen tropezar, o que nos provocan dolores de cabeza. Repito: buscar un equilibrio que haga sustentable tu iniciativa.
Debo reconocer que en este aspecto, como en tantos otros relacionados con los negocios en internet, no hay premisas estrictas, no hay fórmulas secretas, no hay libretos establecidos. Cada caso es único, cada persona es única, cada negocio es único. Eso significa que necesitas tener los ojos abiertos y los oídos, dispuestos.
Hay que tener cuidado, entonces, con lo que escuchas, con lo que lees y, sobre todo, con lo que haces, no sea que termines perdido en un oscuro callejón sin salida. Una de las piedras más grandes con las que tropieza (o se estrella) un emprendedor cuando empieza su negocio es aquella no tener claro para dónde va.
Es como cuando sales a la calle y caminas sin rumbo fijo: difícilmente llegarás al destino que pretendías. Igual ocurre en los negocios: necesitas un norte, una meta, y también y de manera especial un plan de acción, diseñado para esa situación específica. Y conozco a muchas personas que dan el primero paso sin haber definido el destino.
Si bien he tenido la bendición de poder ayudar a muchas personas a cristalizar sus sueños, de la misma manera que otros lo hicieron conmigo, y soy considerado una autoridad en el mercado, no tengo la última palabra. Aún hoy, casi dos décadas después de haberme convertido en emprendedor, cometo errores propios de un principiante.
O me dejo llevar por las circunstancias, o fracaso con productos o servicios que creía ganadores. Es algo que no me gusta, por supuesto, pero que asumo como parte del proceso. Sé que les sucede a otras personas con más experiencia y conocimiento, y entiendo que son oportunidades que se nos presentan para aprender, para crecer.
Entonces, creo que lo mejor que puedo hacer es compartir contigo aquellas lecciones valiosas que acumulé en ese tiempo, esas que dejaron cicatrices y aprendizajes importantes. Mi aspiración es que te sirvan para evitar algunas caídas y para recorrer no ceder en el camino hacia tus sueños. Vamos, pues:
¿Cómo no morir en el intento?
1) Es un negocio, NO una empresa: un error frecuente es que algunos abren su negocio y, quizás por querer aparentar bienestar y prosperidad, lo manejan como si fuera una multinacional. Y se imponen cargas que están lejos de ser necesarias, y desperdician recursos (dinero, tiempo, energía) en actividades que no son esenciales.
2) La competencia NO es tu medida: la obsesión de compararse con otros puede frustrar tu emprendimiento. Hay mejores opciones, eres mejor que otras opciones. Eso lo define el mercado, el cliente. No te mortifiques en esta etapa inicial, en la que tus energías deben enfocarse en lo único que es importante: tu negocio. ¡Olvídate del qué dirán!
3) El afán NO es buen consejero: el afán solo produce estrés, y frustración, y ruina. Ser paciente es indispensable para quien inicia un emprendimiento. No hay tiempos establecidos: cada negocio exige el suyo. Eso depende del mercado y de cómo ejecutes las tareas requeridas. Toma agüita de valeriana y ten paciencia, mucha paciencia.
4) Si fracasas, NO es el fin: una experiencia negativa en el amor o en el trabajo no significa que jamás te volverás a enamorar o que no sirves para nada. Si te equivocas, si fracasas, siempre habrá más oportunidades. Aprende de esas experiencias, procura no repetir los errores y lánzate al agua otra vez, con más pasión, con más decisión.
5) NO eres el último de la fila: hay personas que inician un emprendimiento y cuando comienzan a recoger los frutos se olvidan de sí mismos. ¡Eso está mal! Después de tanto trabajo, sacrificio y esfuerzo, mereces una recompensa. ¡No te la niegues! Automotivarte es una estrategia eficaz para mantenerte firme en tus propósitos. ¡Ve, date un gustico!
Esos cinco NO son fruto de mi experiencia y aprendizaje. NO son una fórmula secreta ni una poción mágica. Recuerda: cada caso es único, cada persona es única, cada negocio es único. Y eso, precisamente, es lo atractivo, lo interesante, lo apasionante de comenzar una vida dedicada al servicio de los demás. ¡Buena suerte!
Buena tarde, quiero saber más sobre los procesos exitosos y emprendedores de las empresas.
gracias por tus sugerencias las tendré en cuenta