Si el sueño de tu vida es tener un negocio que rinda al ciento por ciento, ¿sabes qué necesitas? Rendir tú al 200, al 300, al 1000 por ciento. No hay otra estrategia, te lo confieso, porque yo ya lo viví, yo vivo esa realidad. Eso implica estar preparado para dar el máximo no solo en lo intrínseco al negocio, sino también, en tu vida diaria.
¿Cómo? De manera muy especial, necesitas estar en óptima capacidad física, mental y emocional para dar un poco más cada día. Varias veces se dijo que una de las principales dificultades que enfrenta un emprendedor, especialmente en la etapa inicial de su proyecto, es aquella de trabajar solo. Es una realidad que no podemos cambiar.
La carga de trabajo, la multiplicidad de tareas y la presión del tiempo se conjugan en un ambiente complicado que, si no se corrige, puede llegar a ser dañino. De hecho, muchas veces, la mayoría de las veces para no faltar a la verdad, cuando un emprendedor tira la toalla es porque literalmente está exhausto: cuerpo y mente dijeron ¡NO más!
No es que la idea fue mala, no es que el negocio fracasara, no es que al mercado potencial no le interesaran los productos o servicios ofrecidos, no es que el margen de rentabilidad fuera malo. Aunque es un tema del que la gente no suele hablar en voz alta, cuando muchos emprendedores se rinden es porque cuerpo y mente pidieron una tregua.
Es una realidad a la que nos enfrentamos quienes hacemos negocios por internet, dado que pasamos 8, 10, 12 o más horas sentados frente al computador. Ignoramos las señales que nos envía el cuerpo y hacemos caso omiso de las alertas hasta que el organismo se rebela. El siguiente paso es estar sentados en el consultorio del médico.
Y, claro, no es una situación agradable, pues hay que hacer de tripas corazón para escuchar un diagnóstico que asusta: “Amigo, el sedentarismo te está matando”. El sedentarismo es un mortal enemigo silencioso creado por el hombre moderno que, irónicamente, está acabando con el hombre moderno. Lo está aniquilando.
No soy deportista, nunca lo he sido, pero ya sufrí las consecuencias de ello. Hace unos años, terminé de urgencias en el hospital: ¡El gran susto de mi vida! Y, por supuesto, no tuve más remedio que cambiar mis hábitos, dejar los malos y adquirir los buenos. Y ahí vamos, tratando de aprender.
Entre las manifestaciones (léase enfermedades) del sedentarismo hay una que no solo puede acabar con tu vida, sino también con tu negocio: la falta de productividad. El cansancio crónico, la imposibilidad para descansar en la noche, el desorden en los horarios de la comida, la mala dieta y la inactividad física, se traducen en baja productividad.
Es por aquello de ‘Mente sana en cuerpo sano’. La creatividad, amigo emprendedor, es tu principal aliada, la tuya y la de tu negocio. Sin creatividad, estás condenado al fracaso porque no puedes diferenciarte de la competencia, no puedes sobresalir. Y para ser creativo necesitas estar fresco, abierto de mente, resistente físicamente.
Máxima exigencia
La creación es un proceso continuo que implica el aprendizaje permanente (la capacitación), pero también el entrenamiento frecuente. Un emprendedor, de alguna manera, es como un atleta de alto rendimiento. Eso significa que necesita estar en su mejor condición física y mental para responder a las expectativas de la competencia.
La memoria a largo plazo, la capacidad de raciocinio, la concentración, la posibilidad de mantenerse atento durante un período prolongado, la resolución de problemas y la facilidad para hallar soluciones específicas son consecuencia de una mente activa. Y la mente activa es fruto exclusivo de un cuerpo activo.
Es una cadena: si un eslabón falla, la secuencia se rompe. Por eso, los emprendedores debemos ser conscientes de la urgencia de vivir hábitos saludables. El problema se origina porque, cuando establecemos el plan de acción de nuestros negocios, nos restringimos a las tareas relacionadas con lo operativo.
Olvidamos que los réditos económicos son consecuencia de otros procesos, y omitimos esos engranajes que son vitales. Hay decenas de estudios confiables que soportan estas afirmaciones, que nos enseñan que no es una tendencia; tampoco, una moda; es una necesidad, una urgencia. ¿Cómo evitar los riesgos? ¡Muévete!
Tu cuerpo y tu negocio te lo agradecerán. Toma más agua (menos bebidas azucaradas), camina más (sobre todo, los desplazamientos cortos), cuida tu dieta (suprime los alimentos dañinos, consume más vegetales y frutas, haz cuatro o cinco comidas de menor cantidad), cuida los horarios de tu alimentación y, sobre todo, ¡muévete!
Haz ejercicio, especialmente aquellos que fortalecen tu capacidad aeróbica. Una buena caminata a paso firme, 15-20 minutos de bicicleta estática tres veces a la semana o media hora de trote suave tres veces por semana son rutinas que cualquier persona puede implementar. ¿Te gusta nadar? Tírate a la piscina 45 minutos día de por medio.
Que quede claro: no se trata de volverse un deportista profesional, tampoco hay que ir al gimnasio todos los días. Es, simplemente, adquirir hábitos saludables, generar un ambiente en el que tu cuerpo y tu mente sean más fuertes. Y es algo que aplica para todos los rangos de edades, solo que cambia la modalidad y la intensidad del ejercicio.
Es necesario entender y aprender que aquello de mente sana en cuerpo sano SÍ es cierto. El cerebro, en una actividad normal, consume el 20 por ciento de la energía que produce el cuerpo. Esa cifra aumenta, por supuesto, en condiciones extremas, de ahí que a veces necesitamos estar al 125 por ciento para alcanzar lo que nos proponemos.
Si somos activos, el cerebro recibe un mayor flujo sanguíneo y, por ende, funciona mejor. Una de las características que distinguen al emprendedor exitoso es la adecuada gestión de los recursos que posee. Y uno de ellos, quizás el más valioso, es su cuerpo, que es único, insustituible, que es el punto de partida de lo que hacemos.
¡Vamos, muévete!
Por eso, si aún no lo haces, dale la importancia que se merece, dale el tratamiento que se merece, dale el bienestar que se merece. Atento: no te digo que te vuelvas un deportista consumado. Se trata, nada más, de mantener aceitada la máquina, de hacerle mantenimiento frecuente para que funcione mejor, para que tenga larga vida.
Y, no lo olvides: para que puedas ser más productivo. Piénsalo de la siguiente manera: si te parece que la exigencia es máxima en la etapa inicial de tu proyecto, prepárate, porque más adelante requerirás aún más energías, más esfuerzo, más sacrificio, más disciplina. Cuando el éxito toca a tu puerta, tu negocio y tus clientes te exigen más, sin excusas.
Y necesitas estar preparado para ofrecerles el 125, el 250, el 1000 por ciento. Lo haces o, simplemente, se irán con quien sí pueda darles eso. La productividad, amigo mío, es la consecuencia de una serie de procesos, el resultado de tus acciones. Si fallas en algún punto, sin duda el resultado será distinto.
Por eso, vamos, levántate de tu silla, muévete, baila, corre, disfruta, cuídate, vive la vida. Aliméntate más sano e incorpora en tu agenda actividades que enriquezcan la mente y es espíritu: tú y tu negocio lo agradecerán. Me gustaría decirte muchas cosas más, hay más que podría compartir contigo, pero es el momento de ir a hacer un poco de ejercicio…
Excelente articulo, no debemos de perder de vista que nuestro cuerpo necesita ejercicio para estar en excelentes condiciones, ya que es nuestro mayor tesoro
Excelente articulo Álvaro, muchas gracias; lo pondré en practica
Muchas gracias Alvaro, siempre me recuerdas cosas importantes.
😉 saludos y un fuerte abrazo 🙂
Excelente, especialmente porque practique mucho deporte de joven y ahora ya mayor nada, este articulo me iso recordar el peligro del sedentarismo, por la mañana al trabajo, al llegar, a leer la prensa del día y luego tv. hasta que llegar la hora de dormir, uf, que perdida de tiempo, así que por ahora se que hacer, difícil, talves si, pero los beneficios serán muchos. Gracias y saludos.