Los aficionados al deporte en Estados Unidos están acostumbrados a los shows que se realizan bien sea en el intermedio de un partido de fútbol americano, o al final de alguna entrada en un juego de béisbol o durante los recesos en el baloncesto. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los hinchas del fútbol (soccer), que odian todas las interrupciones. Bueno, ahora, casi todas…

¿A qué me refiero? No vi el partido, pero obviamente no puedo ser ajeno a un escándalo que ha llenado páginas en los medios escritos y cientos de bytes en los digitales. Se trata el episodio que protagonizó la modelo estadounidense Kinsey Wolanski al minuto 17 de la final de la Champions League (acá puede ver una nota sobre las leccioens del negocio), que le dio la vuelta al mundo.

Vestida con un bikini de cortas dimensiones que dejaba poco a la imaginación y mostraba mucho de su espectacular cuerpo, Wolanski saltó desde las gradas del estadio Wanda Metropolitano, de Madrid, y comenzó a correr por el campo. Los jugadores de Liverpool y Tottenham, que disputaban el trofeo más importante del fútbol europeo, no lo podían creer; tampoco, el árbitro.

Por supuesto, no se trataba de un espectáculo incluido en el cronograma de la final, pero sí de una estrategia de marketing muy bien diseñada por Wolanski y su novio Vitaly Zdorovetskiy. La imagen fue captada por los medios de comunicación, transmitida en directo a todo el mundo y replicada una y mil veces, millones de veces, por los aficionados a través de las redes sociales.

Cuando el primer domingo del mes de febrero los estadounidenses se quedan en casa para ver el Superbowl, la final del fútbol americano, uno de los ingredientes del espectáculo, que demora toda la tarde, es el show del medio tiempo. Connotados artistas entretienen a los aficionados mientras los equipos, en los camerinos, afinan las estrategias y preparan el resto del juego.

De hecho, se concibe que muchos de los aficionados apostados en las tribunas están allí no tanto para ver el juego como sí para disfrutar el show. Lo cierto es que en ese lapso se emiten también los avisos publicitarios por los que las grandes marcas pagan suman escandalosas. Lo hacen porque saben que la atención de los consumidores está asegurada y sus anuncios serán vistos.

No así en el fútbol soccer, en el que ni siquiera en el intermedio se hace algo para entretener a los aficionados. En algunos países latinoamericanos solían ingresar las bastoneras (porristas) del equipo local, pero esa es una práctica en desuso. Es un público que va a lo que va, es decir, que su atención y su interés están centrados en el partido, en las emociones que ruedan con el balón.

Por eso, por la categoría del encuentro deportivo que se disputaba y por el impacto mediático que se generó, pues se trata de un duelo que atrapa la atención de millones de fanáticos en todo el mundo, la jugarreta de Wolanski provocó un inusitado revuelo. De tal dimensión, que casi dos semanas después de aquel incidente la hermosa rubia sigue siendo noticia en los medios.

La carrera de la hermosa modelo fue detenida por un guardia de seguridad, que la sacó del campo de juego. De ahí, debidamente arropada, fue trasladada a la comisaría, donde estuvo retenida por cinco horas y fue sancionada. Wolanski tuvo que pagarle 5.650 dólares, por ingresar al terreno, y otros 11.300 por hacer publicidad a una web de contenido para adultos en un sitio público.

Y ese, realmente es el trasfondo del suceso y, sin duda, el éxito de la estrategia de marketing tras bambalinas. En el frente del diminuto vestido de baño que lucía Wolanski se leían la inscripción ‘Vitaly Uncensored’, que es el sitio web de Zdorovetskiy. Resulta que el novio de la modelo es un reconocido, polémico y multimillonario youtuber que ideó esta trama y sacó jugosos réditos.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Los artífices de la mediática irrupción en la final de la Champions League: Vitali Zdorovetskiy y Kinsey Wolanski.


Han pasado dos semanas de la final de la Champions League, pero las repercusiones del duelo disputado en Madrid no cesan. Y no solo las deportivas luego de la consagración de Liverpool, sino las mediáticas por la irrupción de la modelo estadounidense Kinsey Wolanski en el campo de juego. Una hábil jugarreta con atractivos dividendos para ella y su novio y varias lecciones valiosas.


Antes de este episodio, el canal de Youtube contaba con 10 millones de suscriptores adeptos a sus publicaciones. ¿Qué clase de publicaciones? Videos de bromas pesadas y de estilo de vida llena de lujos, extravagancias, rodeado de mujeres y adrenalina. De hecho. Zdorovetskiy ya había sido el protagonista de una travesura similar, en la final del Mundial-2014, en Brasil: él saltó al campo.

Lo cierto es que para Kinsey y Vitaly el partido tuvo extratiempos muy jugosos. La cuenta de Instagram de la modelo explotó en pocos días y pronto pasó la barrera de los 3 millones de seguidores. La cuenta fue hackeada y recuperada no cesa de sumar fans. La modelo, además, ha recibido elogios de todo calibre y una que otra propuesta indecente de algunos de los jugadores de la final.

Lo mejor, sin embargo, no es eso. La cuenta corriente de su novio Vitaly se engrosó en 4 millones de dólares en publicidad, de acuerdo con estimaciones de Apex Marketing Group. Nada mal para lo que la propia Wolanski describió como “las 24 horas más locas de mi vida”. Una travesura que, según anunció, volverá a hacer, animada por los excelentes réditos cosechados esta vez.

Para cuando tenga 30 años tengo planeado ganar tanto dinero como para retirarme… y mi ‘streaking’ en la final de la Champions me ayudará a lograrlo”, dijo la modelo de 22 años. “Tengo planeadas más apariciones como esta para elevar la cotización de mi perfil”, agregó. El argumento es muy sencillo, pero contundente: “este tipo de publicidad no se puede comprar”.

De este simpático episodio extracto las siguientes lecciones que seguramente serán útiles en tu negocio:

1.- El valor de la oportunidad. Wolanski bien podría haber corrido por las calles de Madrid o en los alrededores del estadio antes del partido y seguro habría generado revuelo. Sin embargo, hacerlo en pleno partido, cuando la atención de jugadores, aficionados y periodistas está en el campo de juego, fue una jugada maestra. Tuvo una oportunidad, la aprovechó y logró su cometido.

2.- El poder de la sorpresa. Está claro que Wolanski y su novio saben cuáles son las repercusiones de un partido de fútbol de las dimensiones de la final del Mundial o de la Champions League. Si bien hay un acuerdo para que este tipo de intromisión no sea difundida en directo (las cámaras deben apuntar a otro lado), ya sabemos que el impacto es incontenible gracias a los aficionados.

3.- Llamar la atención. Estoy completamente seguro de que muchos de los asistentes al Wanda Metropolitano ese día no sabían de la existencia de la web de Zdorovetskiy, pero después de lo ocurrido no me quedan dudas de que alguno hizo clic por allá. El ruso quería llamar la atención, diseñó la estrategia para conseguir el objetivo y con una controvertida estrategia sacó su tajada.

Tengo que decir que soy un poco menos atrevido que esta pareja, que mis estrategias son harto más conservadoras, pero como emprendedor no puedo dejar de reconocer que lo que hicieron fue genial desde el punto de vista del marketing. Ser más atrevidos, romper esquemas, derribar tabúes, arriesgar y sorprender al mercado con algo inesperado es algo que todos deberíamos hacer más a menudo.