De nuevo en la realidad. Para aquellos que disfrutaron del receso de la Semana Santa, este nuevo comienzo es parecido al del año. Hay una diferencia, claro: ya se consumieron 106 de los 365 días de 2017 y nos quedan solo 259 oportunidades para cumplir nuestros sueños. ¿Borrón y cuenta nueva?
Los propósitos que nos fijamos cuando empieza un nuevo año a veces se convierten en un lastre, en una espina que nos incomoda a cada paso que damos. Sin embargo, no hay razón para acostumbrarnos a ella y caminar torcido el resto del año. La ventaja es que estas pausas nos brindan ocasiones en las que podemos reflexionar y recomponer.
No me creerías si te contara cuántas veces me sucedió esto a mí. Cumplido el primer trimestre del año, tenía la bien fundada sensación de que no había hecho nada. Y, peor aún, me invadía el temor de que el resto del año se fuera igual. Entonces, no había más remedio que espabilar, dar un giro drástico y enfocarme en lo importante.
El problema está en la mente, que a medida que pasan los días se llena de pensamientos negativos que, sabemos, son nuestro peor enemigo. Entonces, un poco por mi formación como sicólogo y otro poco por el aprendizaje que me dio la experiencia, entendí que el mejor remedio es hacer un borrón y cuenta nueva. Como si otra vez fuera primero de enero.
El pasado, pisado; ya no tiene remedio. Si los 106 días que transcurrieron de 2017 no te llevaron a donde querías, ¡bórralos de tu mente! No te amargues, no trates de cambiarlos, porque no puedes. Enfócate en hacer una mejor tarea en los 259 restantes, que estoy seguro es tiempo suficiente para completar la tarea, para cumplir con los propósitos.
Volver a empezar
¿Recuerdas qué metas te trazaste para este año? ¿Las escribiste en algún papel? Si no, no importa. Traza un nuevo derrotero para los meses que faltan y ¡escríbelo! Un pósit es muy útil, porque lo puedes pegar a un lado de la pantalla del computador, en una cartelera que veas con frecuencia. Y, por supuesto, ponte a trabajar. ¡Ya!, a trabajar, trabajar y trabajar.
Te voy a compartir tres estrategias que pueden ser de ayuda para combatir este cáncer de la productividad y de los sueños que es la procrastinación. ¡No aplaces más la consecución de tu felicidad, no le hagas más gambetas al éxito! Eso sí: de nada te servirán si sigues aplazando, si encuentras una excusa para no comenzar. Vamos, pues:
1) Reformula los objetivos: no fijes más de tres, y concéntrate en los más importantes, en aquellos que te van a llevar a donde quieres. Que sean sencillos, que sean medibles, que sean alcanzables, o de lo contrario volverás a fallar. Y algo fundamental: ponle fecha a cada uno, así podrás trazar un plan específico que estés en capacidad de cumplir.
2) Diseña tareas fáciles de realizar: a veces, cometemos el error de plantear objetivos complejos, que nos desgastan, que minan nuestra fuerza, y nos diluimos a mitad del camino. Programa labores sencillas, que puedas cumplir por etapas; date un respiro en el proceso, revisa cómo vas, cambia lo que sea necesario. Canaliza tus energías en lo positivo.
3) ¡No te distraigas!: los ‘vampiros’ que consumen tu tiempo son feroces enemigos. Erradícalos de tu vida. Haz lo que sea necesario para mantenerte enfocado y motivado: apaga el celular, cierra el correo, aléjate del televisor, en fin. Si estás cansado, date una vuelta, practica un deporte, cambia de actividad, pero, ¡no te distraigas!
La cuenta regresiva de 2017 no se detiene: al comenzar esta Semana de Pascua nos quedan 259 días, tiempo suficiente para cristalizar nuestros sueños, para cumplir las metas, para alcanzar la felicidad. No te niegues la oportunidad. No es hora de tirar la toalla, de renunciar a lo que deseas, de dejar luchar por aquello que te mereces.
En los días pasados, compartí una serie de notas de reflexión que, si no las pudiste ver, te recomiendo que las mires ahora. A veces, cuando nos desviamos del camino que trazamos, necesitamos volver a la esencia, a lo básico, para recuperar las fuerzas que nos permitan seguir. Y recuerda: todavía 2017 puede (debe) ser el año en que seas feliz y exitoso.