“Nunca digas nunca”. Y menos si se trata de tecnología, un ámbito en el que las resurrecciones, que suelen presentarse como reinvenciones, están a la orden del día. El protagonista de la más reciente de ellas es un viejo amigo: el BlackBerry. Sí, el teléfono inteligente que fue furor a comienzos de los 2000 cuando revolucionó el mercado con su famoso teclado QWERTY.

Quizás no lo recuerdes o quizás seas tan joven para no haber vivido es época, pero en aquel entonces el BlackBerry llegó a ser un rival de peso para Apple y sus cotizados iPhone, al menos en Latinoamérica y el Caribe. De hecho, en 2011, hace menos de diez años, la participación del smartphone canadiense era del 45 por ciento del mercado, una cifra nada despreciable.

Una de las anécdotas del reinado del BlackBerry fue que el entonces candidato a la presidencia de EE. UU. Barack Obama se convirtió en el mejor vendedor del teléfono al confesar durante una entrevista que era “adicto” a él. Los expertos en marketing en esos días calcularon que si Obama hubiera podido cobrar por la campaña publicitaria le habrían pagado hasta 50 millones de dólares.

En aquel entonces, año 2008, el BlackBerry llevaba casi una década en el mercado, pero no había podido conseguir una penetración masiva en un país como Estados Unidos, debido principalmente a su elevado costo, inasequible para el ciudadano promedio. Sin embargo, ese año Obama fue elegido presidente del país más influyente del planeta y el BlackBerry se subió al trono con él.

En 2011, antes de que comenzara su declive por la aparición de los smartphones de teclado táctil, BlackBerry acumulaba 70 millones de usuarios, una jugosa tajada del mercado. La novedad de su teclado externo y el estándar de seguridad fueron las características que llamaron la atención de los usuarios y pronto este teléfono era sinónimo de estatus: era el preferido de los ejecutivos.

Tener un BlackBerry era un lujo que solo unos pocos se podían dar y eso lo convirtió en una especie de obsesión para otros segmentos del mercado y, por supuesto, contribuyó a incrementar el número de usuarios. A estos, además, les encantaba el correo electrónico, las aplicaciones, la navegación web y el servicio de BBM, la plataforma de mensajería que precedió a WhatsApp.

Sin embargo, como suele ocurrir, BlackBerry fue víctima de su propio éxito. El grave error fue que no supo reaccionar a la irrupción del iPhone de Apple, en 2007, con su novedosa pantalla táctil y el diseño y servicio característicos de la marca de la manzana mordida. BlackBerry intentó implementar teclados táctiles, pero demostró que no sabía cómo hacerlo y lo pagó caro.

En efecto, esos productos no fueron del agrado del mercado (que, como sabes, dice la última palabra) y las posteriores pruebas con un teclado deslizante tampoco fructificaron. Inclusive, desarrolló algunos teléfonos sin teclado físico, pero esa jugada fue catastrófica: el mercado los rechazó de plano porque faltaba el factor diferenciador de BlackBerry, no parecían BlackBerry.

El caso fue que el pionero de los smartphones perdió la batalla con el iPhone, que pronto asumió un reinado que aún conserva. Los problemas para BlackBerry se hicieron insostenibles desde 2013 cuando su participación en el mercado estadounidense cayó al 3 %, una cifra que no permitía un margen de operación positivo. Las amenazas de quiebra de la empresa eran evidentes.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

John Chen, CEO de BlackBerry, nunca dejó de creer en el producto estrella de la compañía.


En 2008, de la mano del entonces candidato presidencial Barack Obama, el teléfono BlackBerry se convirtió en la sensación del mercado. Sin embargo, su reinado terminó cuando surgió el iPhone. Ahora, se anuncia que en 2021 regresará con su icónico teclado externo QWERTY.


Sin embargo, pudo salvarse cuando, a finales de ese año, recibió una inyección de capital de mil millones de dólares. La empresa no desapareció, pero no pudo evitar que su producto estrella prácticamente se extinguiera del mercado. Desde ese año, su participación ha mantenido la tendencia a la baja, pero el CEO John S Chen, oriundo de Hong Kong, se negó a enterrarlo.

El empresario siempre creyó que el BlackBerry tenía una nueva oportunidad en el mercado. Por eso, para no tener que darle cristiana sepultura le vendió la licencia de la marca a TLC. Esa jugada le permitió a la empresa aliviar la carga económica y adelantar una profunda restructuración que la llevó a incursionar en el terreno de la seguridad cibernética y el software integrado.

Desde entonces, el panorama ha sido positivo para la compañía, al punto que en 2018 valoraron positivamente el trabajo realizado por Chen y le dieron su respaldo hasta 2023. Bajo su égida, la compañía amplió sus líneas de negocio al para automóviles, drones, medidores inteligentes, plantas de energía y hasta para la estación espacial internacional. Y no se olvida del teléfono.

Los analistas de la industria de la tecnología advierten que Chen se las trae. ¿Eso qué significa? Que la empresa prácticamente renunció a competir en el mercado de los smartphones, pero se trasladó a otros nichos en los que puede volver a ser líder. “En 2013, los principales fabricantes de teléfonos eran Ericsson, Motorola y BlackBerry. Y ninguno de los tres hace teléfonos hoy”, afirma Chen.

Lo cierto es que la licencia de TLC expiró y BlackBerry se la otorgó a una empresa de Austin (Texas) llamada OnwardMobility, que ya filtró la reinvención (o resurrección) del icónico smartphone. No se sabe mucho de este proyecto, solo que contará con sistema Android, tendrá conectividad 5G y que estará en manos de los nostálgicos seguidores en algún momento del primer semestre de 2021.

Si bien el rumor causó revuelo, los expertos no le auguran mucho éxito a este resurgir. ¿Por qué? Entre otras razones, porque se insiste con el teclado físico QWERTY que reduce en una cuarta parte la pantalla, una características que probablemente no satisfaga los gustos e intereses de los consumidores actuales. “Es pura nostalgia. Agradará a los puristas, no al consumidor común”, predicen.

Uno de los argumentos que exponen para justificar su pesimismo es el ejemplo del Nokia 3310, otro de los modelos que dejó huella en el mercado. El icónico teléfono de la marca finlandesa fue relanzado en 2017 y, aunque traía novedades como un rediseño y la actualización de aplicaciones, no logró el impacto del original. Los usuarios consideran que este teléfono pertenece a otra época.

Sin embargo, una de las realidades del marketing, quizás lo sabes, es que en marketing no hay verdades absolutas o, de otra manera, que ninguna verdad está sentada sobre piedra. Cada caso es particular y único y todo puede ocurrir. Lo mejor, entonces, será aguardar con paciencia unos meses mientras OnwardMobility termina de preparar su nueva creación. ¿Volverá a reinar?

La lección que nos queda de este episodio es “nunca digas nunca”. Y menos si se trata del ámbito de la tecnología en el que las resurrecciones están a la orden del día. Lo cierto es que BlackBerry nos enseña que en la vida se puede subir muy alto, pero también caer muy bajo. Y también que se vale reinventarse y volver a intentarlo, una y otra vez. El único fracaso es dejar de dar la pelea.


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El teclado QWERTY, que fue la gran innovación de BlackBerry, ahora es su gran problema.