Todos tenemos alguna debilidad, ¿cierto? Por ejemplo, los dulces, o los chocolates, o las hamburguesas, o la ropa de marca, o las mujeres rubias, o alguno de tus hijos en especial. Son pecados veniales que, en determinadas circunstancias, nos abochornan y que preferimos mantener en silencio. No porque sean algo malo, sino porque es nuestro punto flaco.

Sí, el punto que nos hace vulnerables y, por supuesto, no queremos que el enemigo se entere. En mi caso, una de esas debilidades, además de mis hijas, es sentarme junto con ellas ver series y películas en Netflix. No soy un asiduo televidente y tampoco estoy al tanto de los último estrenos. Sin embargo, en las noches, especialmente el fin de semana, disfruto en familia frente a la pantalla.

La leyenda urbana, que no necesariamente corresponde a la verdad, entre otras razones porque el que la popularizó fue el mismo Reed Hastings, el creador de la compañía, reza que Netflix surgió luego de una mala experiencia como cliente. Fue en 1997, cuando internet estaba todavía en pañales y los servicios de distribución de contenidos a través de la red eran incipientes.

Cuenta Hastings que un día alquiló en Blockbuster la película Apolo 13 y, después de verla, olvidó devolverla. Cuando fue a regresarla, por el retraso le impusieron una multa de 40 dólares, algo descabellado para la época. Dado que esas eran las condiciones del servicio y el compromiso del usuario, no tuvo más remedio que pagar. Sin embargo, se prometió no repetir jamás esa vivencia.

Junto con su socio Marc Randolph, Hastings trabajaba en una idea de una tienda de comercio electrónico que todavía no cuajaba. Tras ese incidente, pensaron que era una buena oportunidad para crear una tienda de alquiler de películas a través de internet, sin cargos por penalizaciones y, lo mejor, sin salir de casa: se elegía en la plataforma en línea y el DVD llegaba por correo postal.

Durante esos primeros años, la compañía se autopromocionó como “el servicio de alquiler de DVD en línea más grande del mundo”, en una época en la que eran muy pocos los hogares en los que había computadores y conexiones a internet. Sin embargo, a medida que la cobertura ganaba terreno, el mercado cambiaba con rapidez y los canales privados por suscripción hacían de las suyas.

Fue la aparición del servicio de retransmisión en directo o emisión en continuo, lo que conocemos como streaming, sin embargo, el factor que finalmente le dio un impulso a Netflix para colonizar un mercado que anhelaba una opción de calidad. Dos características le permitieron pegar con fuerza: el acceso ilimitado a series y películas, por un lado, y la ausencia de publicidad, por otro.

El avance de la plataforma fue rápido. Inclusive, una práctica non sancta de los usuarios le dio la posibilidad de ganar terreno. Algunos suscriptores compartieron el código secreto de su cuenta, una circunstancia que Netflix aprovechó para recolectar los datos de más usuarios y, de esa manera, definir de manera detallada el perfil de sus clientes y ajustar su algoritmo.

Desde 2011, su posicionamiento se consolidó gracias a otra estrategia muy poderosa: la creación de contenido propio. Ya no solo era retomar películas exitosas o proyectar algunas que otros canales habían desechado, sino que ofrecía algo completamente diferente. La primera prueba fue terriblemente exitosa: House of Cards, que pronto se convirtió en la favorita de los usuarios.

En pocos años, el que había sido un experimento incierto, al que pocos le auguraban éxito, se convirtió en una plataforma exitosa que cada día llega a más hogares en el mundo. Es un modelo de negocio que funciona como plataforma de video, distribuidor audiovisual, cadena de televisión, corporación mediática global, compañía de tecnología y estilo de vida, entre otras opciones.

Lo que parecía poco probable, finalmente ocurrió: Netflix le arrebató una enorme tajada a la televisión convencional y se convirtió en la nueva forma de entretenimiento familiar. Ahora, las palomitas de maíz se compran en el supermercado y se preparan en casa antes de sentarse a disfrutar de la variada programación. La sala de la casa se transformó en la nueva sala de cine.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Ahora, y no solo por el encierro obligatorio, por cuenta de Netflix las palomitas de maíz se comen viendo cine en casa.


Netflix, como algunas otras plataformas de entretenimiento, ha sabido sacar provecho de la oportunidad que le brindó la crisis provocada por el coronavirus y llegó a miles de hogares en el mundo. Sin embargo, sería injusto creer que la pandemia es la clave de su éxito. 5 lecciones.


Y justo cuando comenzaba a disfrutar estas mieles del éxito, apareció el coronavirus y le dio un nuevo empujón. Confinados en casa, sin poder salir y condenados a evitar las aglomeraciones de los sitios públicos, esta plataforma se erigió como la mejor compañía durante el encierro. En medio de una rutina inusual, ver películas pasó a ser un artículo de primera necesidad.

Durante el primer trimestre del año, Netflix llegó a 10,1 millones de membresías pagadas, es decir, más de cuatro veces la cifra acreditada el año pasado en el mismo período (2,7 millones). Acumula más de 26 millones de membresías y, mientras se mantengan las restricciones por la pandemia, el ritmo de crecimiento de la plataforma no se detendrá. Como tampoco, el precio de sus acciones.

Para este año, la compañía prevé un margen operativo del 16 por ciento, aunque la cifra definitiva dependerá de la inestable cotización del dólar en épocas de incertidumbre y vaivenes políticos en Estados Unidos. Lo cierto es que hoy Netflix vale 45,9 mil millones de dólares, un 34 % más que el año pasado, y se ubicó en el puesto 26 de las empresas más valiosas del mundo (escaló 8 puestos).

En un reciente discurso ante los inversionistas de la compañía, Hastings expresó su satisfacción porque la compañía ha hecho “una pequeña contribución en estos tiempos difíciles para que el confinamiento sea un poco más soportable”. Asia (63 % de incremento) y América Latina (con 25 %) son las regiones de mayor crecimiento para Netflix desde que comenzó el confinamiento.

En medio de una situación atípica que nos cambió los hábitos, ahora los adeptos a las series y las películas de Netflix estamos pendientes cada semana del reporte de novedades y estrenos. Como lo mencioné antes, se ha convertido en la mejor compañía en estos días aciagos y en un oasis de alegría que sirve para mantener la mente alejada de esta enorme tragedia que no se detiene.

Sería injusto, sin embargo, atribuir el éxito de Netflix al encierro provocado por el coronavirus, pues esta plataforma ha registrado un crecimiento sostenido desde hace años. Además, encarna un fenómeno social y de marketing muy interesante que los emprendedores no podemos dejar pasar sin aprovechar la oportunidad para extractar las poderosas lecciones que nos ofrece:

1.- El cliente es lo primero. En Netflix aplican una de las máximas del marketing que más me gusta, aquella de que “el genio del marketing es el mercado”. Su programación responde con precisión quirúrgica a los gustos y necesidades de su audiencia. La compañía ha invertido mucho tiempo y mucho dinero en conocer a su audiencia y en la práctica recoge los frutos de esa estrategia.

2.- Ser diferente de verdad. Cada día vemos nuevos productos que se autopromociona como “la nueva joya del mercado”, como algo único, pero en verdad son más de lo mismo con un poco de maquillaje. Netflix, en cambio, logró hacerse con una buena tajada del mercado y un modelo de negocio sostenible gracias a que rompió esquemas, derribó paradigmas e innovó su industria.

3.- Un estilo propio. Ya lo mencioné, pero vale la pena recalcarlo porque esta es una de las grandes fortalezas de la plataforma: la creación de contenido propio. Mientras los grandes proveedores de servicios de televisión por suscripción ofrecen prácticamente los mismos canales, Netflix hizo una apuesta diferente y ganó. Ser auténtico es una de las condiciones indispensables para ser exitoso.

4.- Sorprender a tu cliente. Esta es otra premisa que muy pocas empresas, grandes, medianas o pequeñas, está en capacidad de cumplir. Netflix, en cambio, es como una cajita de Pandora. Cada semana ofrece algo nuevo, así que para quienes disfrutamos de su programación se acabó esa tortura de los remakes. La propuesta de la compañía es variada, ajustada a todos los públicos.

5.- El valor de la calidad. Una de las características del servicio de Netflix es que el costo está al alcance de cualquier hogar promedio en la mayoría de los países. No es gasto suntuoso o un lujo. Eso, sin embargo, no ha sido óbice para que calidad de su señal sea excelente, lo mismo que su programación. Es una de sus mayores fortalezas y la razón de sus crecimiento sostenido.

Como ves, no solo por la calidad de su programación, porque me permite disfrutar de un rato de entretenimiento sano en compañía de mi familia en la sala de mi casa, Netflix es una de mis debilidades. Lo es, también y de manera muy especial, porque como un emprendedor digital puedo aprender mucho de esta innovadora compañía. Espero que tú también lo puedas hacer.


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Netflix es una de las compañías que más creció desde que comenzó la crisis provocada por el coronavirus.