La palabra, por sí misma, produce pánico. Conozco a una gran cantidad de personas que al oír hablar de webinars se conmocionan, se paralizan. Quizás tú eres una de ellas. Un temor que, sin duda, es infundado y que se origina, probablemente, en que desconocen los superpoderes de esta herramienta. Porque, te lo garantizo, tan pronto los aproveches, no vas a querer dejar de utilizarla.
Un webinar, en palabras sencillas, no es más que un seminario virtual o una reunión virtual. ¿En qué se diferencia de otras opciones? En que su principal objetivo es realizar una oferta. Que bien puede ser una venta, pero no exclusivamente. Es, además, un primer filtro de tu audiencia y, de manera especial, una ocasión invaluable para establecer un vínculo de confianza y credibilidad.
Si bien es imposible precisar el punto de partida, se concibe que el primer webinar se realizó, en una versión precaria, a finales de los años 80. Por supuesto, era una experiencia muy distinta de la actual porque la tecnología de hace 35 años era muy distinta de la actual. Originalmente, se usó en el ámbito académico, como una alternativa a los talleres, seminarios o conferencias presenciales.
En aquel entonces, la única opción era realizarlo en vivo y en directo. Bajo el lema ‘educación para todos’, esta modalidad poco a poco ganó adeptos. Si bien tardó un tiempo en popularizarse, los beneficios afloraron con rapidez. ¿Por ejemplo? La significativa reducción de costos (montaje, logística) y la posibilidad de llegar, en simultánea, a audiencias más grandes.
Bastaba una conexión a internet, un computador y un canal para transmitir. Eso fue suficiente para comenzar, pero no tardó en evolucionar. Hoy hay software especializados en webinars y los canales digitales son infinitamente superiores. De hecho, he asistido a grandes lanzamientos realizados a través de webinars y el montaje, literalmente, nada tiene que enviarle a Hollywood.
Por supuesto, eso no es lo que tú necesitas para hacer tu primer webinar. Inclusive, con un buen smartphone y una conexión a internet de alta calidad es posible llevarlo a cabo. No es el ideal, pero es una posibilidad. Lo importante es que entiendas que la magia de los webinars no está en la tecnología, en las herramientas, sino en el contenido que comparten, en el valor que ofreces.
Te confieso que también sentí temor cuando escuché de los webinars. Me resultaba algo curioso y apasionante eso de estar cara a cara con audiencias multitudinarias. Sin embargo, también estaba el reto de la tecnología y el de concitar la atención de tus clientes potenciales para que se sumaran a la aventura. El mercado, todavía no sé por qué, tenía desconfianza por este tipo de actividades.
El comienzo fue lento. Pocas personas nos atrevimos a dar el paso y utilizar esta novedad, que fue tanto disruptiva como impactante. La evolución del teléfono móvil fue el combustible que aceleró el desarrollo de los webinars, que poco a poco ganaron adeptos. Sin embargo, la verdadera explosión de esta herramienta se produjo, de manera inesperada, por una factor insólito.
¿Lo recuerdas? La pandemia provocada por el COVID-19. Confinados en casa, condenados a estudiar o a trabajar desde allí, el uso de los webinars se popularizó. En ese momento, hace solo 5 años, muchas personas no sabían qué era Zoom, a mi modo de ver la mejor tecnología disponible. Y fue, también, cuando la aplicación Google Meet alzó vuelo. Fue una absoluta revolución.
El efecto fue doble: por un lado, la gente tuvo acceso a esta tecnología, a esta opción, que hasta entonces estaba reducida a los ámbitos académico y de marketing. Por otro, bajaron los costos y se aceleró la evolución de las herramientas, que se superaron de forma grandiosa. Hoy, casi todos saben qué es un webinar o, algo mejor, han asistido a uno. El modelo, por fin, se impuso.
Pero, por favor, no creas que se trata de una nueva moda o de otra tendencia más. Ten en cuenta algo que mencioné antes: los webinars nos acompañan hace tres décadas. Es decir, son una opción instalada, con un lugar bien ganado en la preferencia de los usuarios. Cada vez son más las marcas (empresas y personas) que los utilizan en sus estrategias, cada vez la tecnología es mejor.
Por eso, justamente, me sorprende que todavía haya resistencia por parte de algunos para hacer webinars. Lo noto en mis comunidades, en las que principalmente los emprendedores nuevos no se animan a lanzarse al agua. Aunque hago webinarscon frecuencia y ellos son los primeros invitados, aunque conocen el poder de la actividad, son reticentes a dar ese primer paso.
¿Por qué? El miedo a la exposición pública, sin duda, ocupa el primer lugar. Algunos me confiesan que sienten pánico de pararse frente a la cámara a compartir su conocimiento, sus experiencias. El miedo escénico, o como le quieras llamar, siempre estará presente. Aunque hayas hecho cien o mil webinars, esa sensación estará ahí. La clave es aprender a utilizarla para que te dé impulso.
Otros, en cambio, se traban en la inútil búsqueda de la perfección. Que, quizás lo sabes, no existe. Además, nadie la pide, a nadie le interesa. Sin embargo, estas personas se quedan en el “aún no está listo”, “le estoy haciendo los últimos cambios”, “tengo que darle una revisión más” o alguna otra excusa. Y patinan ahí , tristemente, porque el momento de actuar nunca llega.
Te lo puedo decir con autoridad, porque yo transité ese mismo camino hace años: esos miedos, esas prevenciones, carecen de sustento. Y algo más: surgen de desconocer los superpoderes de los webinars. El problema, ¿sabes cuál es el problema? Que para descubrir esas fortalezas de este formato tienes que practicar, es decir, hacer webinars una y otra vez. Repetir, corregir, validar…
Sé que no es el camino expedito que te pintan los vendehúmo, pero es la realidad. Y, a mi juicio, es también una de las grandes fortalezas de los webinars: son un producto dinámico que siempre se puede mejorar, optimizar o adaptar a la audiencia de la ocasión. ¿Lo sabías? Es increíble, porque es como tener un hijo y verlo crecer, disfrutar el proceso y celebrar sus logros y éxitos.
Ahora, te voy a contar un secreto que va a cambiar tu percepción de los webinars: la clave del éxito está en el antes y en el después. El desarrollo es lo menos importante si tú haces bien la tarea del antes y la del después. Esa, quizás, es la razón por la que muchos emprendedores hacen webinars y no obtienen resultados : se enfocan en el desarrollo, en el durante, y se equivocan.
Lo que muchos desconocen, la inmensa mayoría para ser más preciso, es que hay una estructura específica, y muy detallada, para realizar un webinar. Una estructura que responde tanto a una estrategia de marketing como a una estrategia de contenidos persuasiva. Van de la mano, no puedes eliminar alguna porque, de lo contrario, tu webinar será un fracaso. ¡Esa es la realidad!
La mayoría se enfoca en la presentación, en el entorno, en la cámara, en el micrófono, en todo lo que es accesorio. Importante, sí, pero no definitivo (salvo que, por ejemplo, se traduzca en fallas técnicas). Un buen guion mata presentación, ¿lo sabías? Si la estructura de tu webinar es la adecuada y si el mensaje es poderoso y responde a tu promesa, casi seguro alcanzarás el éxito.
¿Y el después? Revisar, medir, evaluar, interpretar, corregir y… ¡volver a intentarlo! Una y otra vez, como si se tratara de afinar un fino piano. Siempre hay algo por mejorar. Recuerda que un webinar no es un activo pasivo, sino dinámico: es moldeable, se adapta a distintos objetivos y audiencias. Pero eso solo es posible si una vez lo realizas haces la tarea de analizar en detalle el desarrollo.
Te presento los cinco principales beneficios (hay otros más) de los webinars:
1.- La interacción.
Si bien no hay extensión mínima o máxima, se establece que la duración de un webinar debe rondar los 90 minutos. Durante ese tiempo, que es una eternidad, puedes interactuar con tu audiencia, con tus clientes potenciales. Te escuchan, respondes preguntas, derribas objeciones.
A diferencia de otras opciones, y gracias a la tecnología actual, puedes concitar la atención de una audiencia muy grande, miles de personas. Dado que el costo de montaje es bajo, se trata de una oportunidad invaluable para darte a conocer o para fortalecer el vínculo con el mercado.
2.- La autoridad.
Este, para mí, es uno de los mayores beneficios de los webinars, en especial si la audiencia está conformada por personas que no te conocen, o con las que el vínculo de confianza y credibilidad aún no es sólido. En esos 90 minutos, puedes posicionarte como un experto en un tema específico.
Créeme que es el camino más corto, y también el más efectivo si lo sabes utilizar, para que esas personas te identifiquen claramente como una buena opción. Un webinar es el terreno en el cual te visibilizas, te das a conocer y te posicionas en la mente de tus clientes potenciales. ¡Fantástico!
3.- La educación.
No olvides que los webinars surgieron en el ámbito académico y luego migraron al marketing. Su esencia, sin embargo, no se alteró: es una poderosa herramienta para compartir conocimiento. Y de eso se trata un webinar: aunque el objetivo final sea una venta, ¡no puedes dejar de educar!
Cuando hago un webinar, suelo decirle a la audiencia dos cosas: primero, que al final voy a hacer una oferte (voy a vender algo), para que nadie se sienta engañado. Segundo, prometo que voy a brindar tanto contenido de valor que, así no me compren, su tiempo estará más que justificado.
4.- La prospección.
Cuando te posicionas como una autoridad y estableces un vínculo de confianza y credibilidad que vas a fortalecer más adelante, llamas la atención de aquellos que padecen el problema que tú estás en capacidad de solucionar. Es decir, es el escenario ideal para captar nuevos prospectos.
Y lo mejor, ¿sabes qué es lo mejor? Que lo haces sin que se den cuenta, sin incomodarlos, sin ser intrusivo con publicidad o correos electrónicos. Esa es la magia del trabajo previo: crear un guion a través del cual captas la atención, despiertas la curiosidad, respondes preguntas y prospectas.
5.- Los resultados.
Producto de los cuatro puntos anteriores, un webinar es la herramienta más poderosa para cumplir con tus objetivos de marketing. Un webinar es combustible prémium para tus estrategias. Si lo haces bien, créeme que será la hora y media mejor aprovechada de tu trabajo. ¡Lo agradecerás!
Por otro lado, si el objetivo de tu webinar es vender un producto (por ejemplo, un curso) o un servicio (una asesoría), el porcentaje de conversión de un webinar es más alto que el de otras alternativas. ¿Por qué? Porque en poco tiempo transformas esos clientes fríos en calientes.
Moraleja: apoyado e impulsado por la tecnología , un webinar es la herramienta de marketing más poderosa que existe. Y aunque no lo parezca, es sencillo de realizar. Si conoces la estructura y la pones en práctica, el resto será carpintería (ejecutar, revisar, corregir, volver a ejecutar). De nuevo: parece difícil hasta que lo hace las primera vez. Luego, como me sucedió a mí, te enamoras de los webinars.
P. D.: si te llama la atención hacer un webinar, pero no sabes cómo, mantente atento a mis canales digitales. En pocos días pondré a tu disposición algo que te convertirá en un maestro de los webinars…
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