No hay mayor encanto que el de la primera vez. En lo que sea: las primeras palabras que tu primogénito pronunció, la primera vez que dijo papá, la primera vez que caminó solo, el primer día de colegio, en fin. También, tu primer beso, tu primera novia, tu primer auto, tu primer salario. O, si eres emprendedor, tu primer negocio y, por supuesto, tu primera venta. ¡Es inolvidable!
Cada caso es particular, y respetable, pero en el mío el precio de lo que vendí fue lo que menos me importó. Por aquella época, finales de los años 90, realmente todavía no tenía un negocio. Mi presencia en internet se limitaba a un directorio sobre temas relacionados con Colombia, mi país, llamado ColombiaIndex. La estrella era Gabriel García Márquez, el famoso Nobel de literatura.
Fue un libro de Gabo, lo recuerdo como si fuera hoy. Era de noche, tarde, y en mi casa ya todos dormían, así que no tuve con quién compartir esa felicidad: ¡me la gocé solo! Había esperado por ese momento durante semanas y la ansiedad era grande. Aunque nunca perdí la esperanza de que se diera pronto y aunque sabía que podía demorarse unos días, cuando se dio fue muy muy feliz.
Fue un mensaje poderoso que recibí, aunque solo lo entendí mucho tiempo después. Era posible vender productos por internet sin necesidad de salir de mi casa. De hecho, venderlos desde mi escritorio, a cualquier hora del día, cualquier día. Y aunque me hubiera gustado mucho saber quién fue ese primer comprador, en qué país vivía o por qué compró, nunca lo pude averiguar.
Esa primera venta fue el cerillo que encendió la llama de los negocios en mí. Me tomó mucho tiempo, mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucho aprendizaje saber cómo convertir esta pasión en un negocio rentable, pero finalmente lo logré. Lo increíble es que hoy, veinte años después, la experiencia de la venta sigue siendo idéntica: me produce una felicidad inconmensurable.
Cada vez que lanzo un producto, cada vez que alguien se inscribe en un curso, cada vez que alguien toca mi puerta en busca de mentoría, experimento la misma felicidad. Un sentimiento que actúa como combustible de alta denominación, porque me impulsa a seguir trabajando, a ofrecer lo mejor de mí para que mis clientes, para que tú, puedan transformar su vida y cumplir sus sueños.
Y uno de los primeros objetivos que perseguimos es que se concrete lo más rápido posible esa primera venta. Y cuando se da, siento una felicidad indescriptible y le agradezco a la vida y a mi trabajo haberme permitido la oportunidad de compartir ese momento inolvidable con aquella persona. Como el primer hijo, como el primer auto, como el primer beso, como el primer salario.
No te limites a los medios digitales, más allá de que tu producto o servicio sea digital.
Los medios convencionales, los del mundo físico, siguen siendo importantes y llegan a
muchos clientes. Elige aquellos en los que esté presente tu ‘buyer’ persona.
El problema es que, tal y como me ocurrió a mí hace poco más de veinte años, es imposible saber cuándo se dará esa primera venta. Son demasiados los factores que entran en juego y aunque creas que lo tienes todo controlado, la vida es caprichosa. Y a medida que pasa el tiempo y no se produce esa venta la ansiedad se apodera de nosotros y, lo sabemos, ella no es buena consejera.
Estos son algunos tips que, sin duda, te ayudarán a conseguir que esa primera venta se dé rápido:
1) La clave es el tráfico cualificado: uno de los errores más frecuentes de los emprendedores novatos es que creen que pueden vender en internet apelando nada más a su círculo de amigos, a sus familiares. Sin duda, algunos de ellos comprarán, pero nunca lo harán en la medida necesaria para que tu negocio sea sostenible a largo plazo. Para ello requieres un tráfico cualificado.
¿Qué es eso? Son clientes potenciales que llegan a tu web y se inscriben de manera voluntaria en tu base de datos atraídos por quién eres, qué haces y, sobre todo, por qué ofreces. No están allí por curiosidad, sino porque tienen un real interés en lo que promocionas. Aterrizan en tu web con el fin de conocer más de ti y de tu producto, en busca de argumentos para tomar la decisión.
2) Publica donde estén tus clientes: no te quedes con la idea de que todos tus amigos y familiares te van a comprar, porque puedes llevarte una desagradable sorpresa. Las redes sociales, sin embargo, te ofrecen foros y grupos especializados que reúnen a personas con gustos afines y que son proactivos siempre y cuando el producto o servicio que se les ofrezca sea de su interés.
Antes de lanzar tu producto, investiga en redes sociales cuáles pueden ser esos nichos. Únete a esos grupos, conoce cuáles son sus intereses reales, mira si hay competencia, interactúa para que los miembros de esa comunidad sepan quién eres y determinar si es un nicho potencialmente bueno para lo que ofreces. Si la respuesta es positiva, es un lugar conveniente para promocionar.
3) Invierte en publicidad: en los negocios, para ganar primero hay que invertir. Esa es una ley del mercado, una premisa que muchos omiten o desprecian. Cuando hagas tu plan de negocios, debes fijar una suma para publicidad, porque no puedes esperar que los buenos clientes te lluevan del cielo: necesitas ir a buscarlos, llamar su atención, brindarles información y establecer una relación.
Antes de invertir, sin embargo, tienes que saber dónde conviene hacerlo: solo en aquellos canales en los que estén presentes tus clientes. Si ellos no están en Instagram, ¿para qué pones un aviso allí? Lo fundamental es que realices un monitoreo detallado de tu estrategia, que tengas más de una opción porque no todos los avisos funcionan como esperamos. Invierte y mide, esa es la regla.
4) Busca aliados: recuerda que una de las premisas básicas de los negocios es que nadie alcanza el éxito en solitario. Todos necesitamos de otros para alcanzar nuestros objetivos. Los aliados estratégicos son una excelente opción para potenciar tus fortalezas, para minimizar tus debilidades y, sobre todo, para acceder a mercados y clientes que están fuera de tu alcance.
Encuentra marcas que tengan afinidades con la tuya, que no sean competencia directa y a las que les pueda interesar lo que tú ofreces, o que puedan beneficiarse de tus recursos y herramientas. Lo más importante, sin embargo, es que los clientes de tus aliados estratégicos se ajusten al perfil de tu buyer persona, o de lo contrario tu esfuerzo no arrojaría los resultados que esperas.
5) Usa los programas de afiliados: seguramente me habrás escuchado la historia de que la semilla de mi negocio fue un programa de afiliados. El poder de estas redes cualificadas es increíble, pero muchas personas lo desconocen o, simplemente, lo menos precian. Es la mejor estrategia para llegar a clientes de calidad que están lejos de tu alcance, a cambio de una pequeña comisión.
Investiga el mercado, pide referencias de otros emprendedores que hayan obtenido buenos resultados en estos programas y no dudes en afiliarte. Si lo que ofreces es bueno, otros afiliados lo promocionarán entre sus clientes y tú ganarás dinero sin necesidad de mover un dedo. Y, por si no lo sabes, los programas de afiliados son gratuitos. ¡Los beneficios son increíbles!