Retirarse, viajar, construir una vida propia y autónoma y, por supuesto, disfrutar de las bendiciones que ella ofrece. Esas son ideas que prácticamente todos tenemos grabadas en la mente. Sin embargo, y esta es una paradoja, la mayoría no lo consigue, no logra hacer realidad todas las opciones o, lo más doloroso, lo hace cuando ya su vida está en franco declive.

“Estudia y gradúate, entra a la universidad y gradúate y luego consigue un buen trabajo. Haz una carrera y destácate hasta que llegue la hora del retiro. Será el momento en que podrás disfrutar la vida”. Ese es, palabras más, palabras menos, el libreto que la mayoría de las personas sigue en la vida. Al final, sin embargo, sabemos que cuando se retiran a veces falla la salud, a veces no hay plan.

Y esta, a mi modo de ver, es una verdadera tragedia. Dedicar los mejores años de tu vida, entre 30 y 45 años, a trabajar y trabajar, sacrificando lo que te gusta, robándoles el tiempo a tu familia y seres queridos, incluso a ti mismo, para después no saber qué hacer. Son personas que, entonces, cada día cuando se despiertan no saben qué hacer, no tienen qué hacer. Y la vida, así, es terrible.

Por eso, me enorgullece el caso de Susana Jacques, emprendedora mexicana y coautora del libro ¡Tú puedes!, mi más reciente bestseller en Amazon, que escribí junto con otros seis miembros del Círculo Interno, mi comunidad privada de emprendedores. Ella logró el objetivo de retirarse, construir una vida propia y autónoma, viajar y disfrutar de las bendiciones que le ofrece, como hacer lo que le gusta.

Por favor, no vayas a equivocarte: cuando digo retirarse no me refiero a que dejó de trabajar, de producir, sino que salió el esquema convencional, es decir, el de dependencia de un empleo formal, con horario fijo, con salario fijo, y se dedicó a trabajar y producir en la actividad que la apasiona, que le permite aprovechar al máximo sus dones y talentos al servicio de otras personas.

Soy una mujer que se pudo retirar a los 40, que no depende del despertador y que es dueña de su horario y de su vida. Estoy muy satisfecha con mi vida. Me falta compartir mis conocimientos exponencialmente en México y Latinoamérica y vivir fuera de mi ciudad y de México, algo a lo que no me he atrevido”. En sus propias palabras, Susana nos cuenta cómo es eso de retirarse.

“Lo que más disfruto es trabajar con quien yo quiero, ir al parque y jugar con mis sobrinos y disfrutar el friday party con mi pareja y amigos. Disfruto estar con mis perros y manejar en carretera”, agrega. Y, lo mejor, es que pese al bienestar que ha podido construir, hay varios sueños por cumplir que le sirven como motivación para continuar en esta brega diaria, que la ilusionan.

“Quiero seguir viajando por México, vivir fuera de la ciudad y en Italia. Disfrutar de domingos de museos y vacaciones con mi familia. Quiero ayudar a mujeres y niños. Y pues si es posible formar una familia, escribir un libro y plantar un árbol”, afirma. Como ves, de lo que se trata es de construir un camino distinto, uno que esté conectado con tus gustos, pasiones y sueños.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Los sueños solo tienen sentido si se hacen realidad.


Susana Jacques, coautora de ‘¡Tú puedes!’, libro ‘bestseller’ en Amazon.com, se retiró a los 40 años y desde entonces no ha hecho algo distinto a trabajar y cumplir sus sueños. Construir una vida propia e independiente son su mayor tesoro, su mayor riqueza. Una historia que inspira…


El sueño de Susana, por ejemplo, era ser bióloga marina y su plan B, ser publicista y ser dueña de una agencia a través de la que pudiera vender sus campañas y vivir en Nueva York “como la rana Kermit en los ‘Muppets en Manhattan’”. Lo de la biología marina se quedó en el aire, mientras que la publicidad le permitió hacer una trayectoria profesional que la llevó por diferentes caminos.

“Empecé a trabajar a los 21 años en agencias y departamentos de marketing. Fue una carrera exitosa, pero corta. A los 27, cumplí el sueño de ser directora de Mercadotecnia. Después, me casé y junto con mi esposo abrí el estudio Animación Ciberfilms, que marcó un antes y un después en la industria por 15 años. Como ves, ella cumplió sus sueños en el ámbito laboral convencional.

Sin embargo, había algo que no encajaba. Confiesa que, por aquel entonces, era adicta al trabajo y que solo le interesaba sobresalir. Y, claro, también hubo momentos de felicidad que la animaron a continuar: “mi primer momento ahá fue cuando recibimos el primer cheque por 25.000 dólares”. Años después descubrió que no solo se trataba de ganar dinero, sino del estilo de vida que quería.

“Lo más notorio fue el manejo del horario: podía entrar a trabajar a las 11 de la mañana, pero también podía salir a las 11 de la noche. Mi vida empezó a girar alrededor de Ciberfilms, mi mente no paraba de pensar. Lo más duro fue que emprendí en pareja, y eso era para lo único que no estaba preparada”, confiesa. Entonces, como suele ocurrir, la cuerda se rompió por el lado más fino.

Un día, uno cualquiera, la vida le envió un mensaje que ella escuchó con atención: “por aquí, no, por aquí no es”. Entonces, tomó la decisión de retirarse de ese trabajo convencional y emprender su retiro. “Siempre tuve precauciones, ahorré, así que cuando llegaban las vacas flacas podía aguantar y así conseguí salir adelante”, explica. Y esta vez no fue la excepción.

“En 2015, con todo lo aprendido como empresaria, abrí Gimnasio de Negocios Partners y, junto con dos socios, me dedico a asesorar y representar negocios, y soy ‘coach’ de emprendedores”. Y, antes de que te asalte la curiosidad, sí, Susana también ha sufrido tropiezos y ha enfrentado problemas, como cualquiera. De hecho, en la adolescencia los encontraba por doquier en virtud de su rebeldía.

Vamos al comienzo: Susana nació en Ciudad de México en 1971 y se define como “una mujer independiente con sólidas convicciones. Siempre he sido muy alegre y creativa. De niña, me gustaba dibujar, jugar con la imaginación. Mi mamá nos ponía a mí y a mi hermana a estudiar y nos entreteníamos con juegos como Memoria, Turista y Mente maestra”, relata.

Sin embargo, lo que en realidad le encantaba era estudiar. Cuenta mi padre que me metía a la ducha con mi libro de historia envuelto en un plástico. Era la forma de aprovechar el tiempo. También tenía facilidad para escribir y para el inglés, afirma. Si bien quizás no sea acertado decir que era diferente al común de los niños, sí hay que convenir que Susana no era convencional.

Tuvo una adolescencia llena de rifirrafes porque “nunca me gustó recibir un ‘no’ por respuesta”. Luego, a los 23, se independizó: rentó un departamento por su cuenta, sola, pues en esa época no estaban de moda los roomies. “Mis padres fueron muy disciplinados y exigentes y eso marcó mi carácter perfeccionista, siempre centrada en los detalles y en cómo ser la mejor”, explica.

Otras experiencias que dejaron huella en su vida fueron los viajes que realizó a lo largo y ancho de México y de Estados Unidos. “Fue lo que me enseñó el sentido de libertad para mi vida”, dice. Y, por si faltaba algún componente, mientras estudiaba en la universidad conoció a un maestro que le inculcó la pasión por el budismo Zen. “Ahí empecé el camino del desarrollo humano”, agrega.

Y mientras andaba en esas, sin pensarlo, ni desearlo, y a fuego lento, se cocinó el camino que la llevó al emprendimiento. “Me involucré poco a poco en el negocio de mi esposo. En un comienzo, acordamos que solo le ayudaría por tres años y luego me dedicaría a mi spa y a las terapias alternativas. Sin embargo, 15 años más tarde era yo la que manejaba el estudio de animación”, cuenta.

Todo marchaba bien, en teoría, pero sabemos que la vida no es algo lineal, sino más bien una traicionera montaña rusa, una aventura en la que las dificultades aparecen por doquier y hay que aprender a lidiarlas, a gestionarlas. Tuvo que frenar el ritmo de trabajo por cuenta de un esguince en el pie, que la mantuvo en cama un tiempo, y después por el divorcio, un punto de inflexión.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Susana Jacques me dio el privilegio de ser su mentor y sus resultados me enorgullecen.


Entusiasmo, convicción y el respaldo de un equipo de trabajo son, según la emprendedora mexicana Susana Jacques, las claves del éxito. Sin embargo, advierte que es vital dejarse ayudar, tener un mentor, estudiar y capacitarse, hacer y conservar buenos amigos y seguir un plan.


“Fue cuando se me ocurrió abrir la Red de Negocios Patners, lo que después se convirtió en el Gimnasio de Negocios Partners”, dice. Por fortuna, esta vez el comienzo se dio en un ambiente más propicio al que había cuando comenzó el negocio de Ciberfilms, que abrió durante una crisis económica que golpeó muy fuerte a México. Esa vez, sus buenos contactos la salvaron.

Ahora, la historia fue diferente. ¿Cómo lo logró? Echó mano de los tres componentes del éxito, que para ella son “entusiasmo, convicción y trabajo en equipo. Encontré en el camino fueron las personas que confiaron en mí y me abrieron las puertas para hacer buenos negocios, el equipo que me respaldó, mis amigas que me escucharon pacientemente y me calmaban con sus risas y el tequila”, agrega.

También, sus sobrinas, que durante el verano la acompañaban en su trabajo, le ayudaron a darse cuenta de quién era ella y a las que les pudo transmitir algo de su conocimiento y experiencia de cara al futuro. “Lo importante -dice- es mantener el entusiasmo y hacer hasta lo imposible por mantener la calma y ser paciente. Además, enfocarse en el ser, hacer y tener, en ese orden”.

Susana está retirada desde los 40 años, pero paradójicamente tiene más pasión y más trabajo que nunca. Entiende que hay mucho camino por recorrer. La mayor satisfacción es haber transmitido mis enseñanzas a las nuevas generaciones de mi familia, el valor de salir adelante sin importar las dificultades y ayudar a cualquier amigo o persona a realizar sus sueños”, asegura orgullosa.

Lo mejor es que Susana es feliz con lo que hace, con lo que ha construido, y solo piensa en hacer más, en dar más. “Yo no veo mi vida de otra manera: la libertad es mi tesoro más valioso. No cambiaría por nada trabajar de manera independiente”. La mayor riqueza y la mayor felicidad de Susana no están en el banco, ni son bienes materiales: es su vida, una vida propia y autónoma.