La vida le sonreía: acababa de nacer Silvana (llamada igual que la abuela), su primera nieta; su tema Por estas calles no solo le había dado el nombre a una telenovela, sino que se convirtió en el grito de batalla de sus compatriotas, en protestas contra el presidente Nicolás Maduro. Y su álbum Sueños clandestinos había sido nominado al Grammy Latino.

¿Qué más le podía pedir a la vida? Una segunda oportunidad, sin duda. Pocos días antes de asistir a la gala en Las Vegas (finalmente, no obtuvo el premio), tropezó al subir a la tarima para dar un concierto en Miami. Después descubrió un grande hematoma de color negro en el brazo. “Pensé que era por la adrenalina, pues no sentí un golpe fuerte”, dijo.

En los días siguientes, sin embargo, vio cómo aparecían en diferentes partes del cuerpo hematomas similares. Esa fue la voz de alerta. Su vida en ese momento era normal y su salud, perfecta, según le dijo al médico que lo atendió. Después de una serie de rigurosos exámenes, le dieron el diagnóstico: sufría mielodisplasia, un cáncer de la médula espinal.

Corría el mes de febrero de 2014 y a Giordano Di Marzo, Yordano para sus millones de seguidores en el planeta, se le caía el mundo a pedazos. Sin previo aviso, de un día para otro, pasó de estar en la cima a tener que enfrentar a una traicionera enfermedad que lo puso cara a cara con la muerte. Hoy, esa batalla por la vida continúa y la quiere ganar.

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Yordano requirió traspante de médula osea, en enero de 2015.

Durante meses, sin embargo, Yordano guardó silencio: no quería que sus fans supieran por lo que estaba pasando. Sin embargo, como es habitual, comenzaron los rumores y tuvo que afrontar la situación. Contó la verdad y cómo su vida se había convertido en un infierno, porque pasó a ser una víctima más de la situación límite que vivía Venezuela.

La noticia, debo confesarlo, me produjo un gran impacto. A finales de los años 90, cuando aún vivía en Colombia, con frecuencia me reunía con mis amigos a escuchar música y los temas de Yordano no podían faltar. Manantial de corazón siempre fue mi preferida y no solo era de las que siempre escuchábamos, sino que la cantábamos a grito herido.

Yordano nació el 27 de octubre de 1951, en Roma (Italia), y cuando tenía 12 años se desplazó a Venezuela con su familia, en busca de mejores oportunidades. Allí se graduó como arquitecto, pero archivó el diploma tan pronto lo tuvo en sus manos. Entendió que solo sería feliz si perseguía su sueño, el que lo haría feliz: dedicarse a la música.

De 1970 a 1978 integró el grupo Ford Rojo 1954 y luego se transformó en el vocalista de Sietecuero. El despegue, sin embargo, se dio en los años 80. En 1984, tras una primera grabación que no trascendió, lanzó el disco Yordano, que incluía temas como Manantial de corazón, Bailando tan cerca y Aquel lugar secreto. ¡Se desató la Yordanomanía!


“Me mataron, pero no me morí”: en 2017, la cuenta de Twitter de
Yordano fue hackeada y se publicó la noticia de su fallecimiento.
El propio Yordano salió a desmentir la versión, y sigue luchando.


Por la edad, los médicos recomendaron iniciar con sesiones de quimioterapia, a la espera de que la respuesta del cuerpo fuera positiva. Fue un calvario, y no solo por las conocidas consecuencias de este tratamiento, sino porque las medicinas que requería no se conseguían en Venezuela. Sus allegados, entonces, comenzaron una campaña solidaria.

Aunque nunca se informó quién sería el receptor, lograron conseguir algunas dosis. Las demás las obtuvieron en Bogotá (Colombia), a donde su esposa Yuri Bastidas tuvo que viajar. Lamentablemente, el tratamiento no dio los frutos esperados y los médicos le dijeron que solo había una salida: un trasplante parcial de la médula ósea.

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El tratamiento de recuperación tarda 6 años y va un poco más de la mitad.

Además de lidiar con una enfermedad que podía avanzar y convertirse en una leucemia mortal, Yordano tuvo que solucionar dos problemas: uno, encontrar un hospital idóneo para realizarse la operación y, más difícil aún, hallar un donante compatible. De manera increíble, la vida le sonrió: entonces, dejó su país y se trasladó a Nueva York.

Allí, gracias a las gestiones de los médicos que lo trataban en Venezuela, fue acogido en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center y se instaló en un pequeño apartamento en Queens. Además, se cruzó en su camino un donante ciento por ciento compatible, del que aún hoy desconoce su identidad. La intervención quirúrgica se realizó en enero de 2015.

Los médicos dijeron que había sido un éxito, pero era solo el comienzo. El proceso de recuperación tarda seis años y cada día es una nueva batalla. Para colmo, los elevados costos del tratamiento acabaron con sus recursos y tuvo que salir a pedir ayuda. En junio de ese año, en Miami, varios colegas se reunieron en un concierto para recaudar fondos.


La solidaridad de familiares, amigos, seguidores y ciudadanos anónimos
ha sido vital para que Yordano siga su lucha. Una recompensa a tantas
alegrías y experiencias inolvidables que nos brinda con su música.


Y una amiga le sugirió comenzar una campaña en internet. Lo hicieron a través de GoFoundMe #ManantialDeCorazonParaYordano. La meta es recolectar los 250.000 dólares que se requieren para completar el tratamiento y en los primeros seis meses recibieron poco más de 117.000 dólares. La lucha continúa, porque Yordano no se rinde.

“Yo quiero seguir adelante, quiero vivir”, fue el dramático testimonio que Yordano publicó en un video en Twitter. Las secuelas de tratamiento y las dificultades económicas, entre otras razones, le han impedido continuar con su carrera de forma normal, así que no tuvo más remedio que apelar a la solidaridad de sus seguidores y del público en general.

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A pesar de las dificultades, Yordano sigue aferrado a la música, su pasión.

El calvario continúa: son frecuentes las recaídas, ha sufrido cuatro accidentes como el que le provocó la fractura de fémur y la enfermedad lo obligó a volver a empezar, desde cero, en muchas actividades habituales. “Tuve que aprender a caminar”, contó en una entrevista. Sin embargo, se aferra a la vida y la música es su mejor medicina.

En 2016 publicó El tren de los recuerdos, un álbum con sus éxitos cantados a dúo con figuras como Carlos Vives, Franco De Vita, Andrés Cepeda, Ricardo Montaner y Santiago Cruz, entre otros. Y hay otra producción lista, pero el lanzamiento no se ha podido realizar porque, por ahora, todas sus energías están enfocadas en derrotar a la enfermedad.

“No es luchar contra la muerte; es luchar por la vida”, le dijo el médico Sergio Giralt. En eso anda Yordano desde el día que le diagnosticaron la enfermedad, el día en que su vida cambió en un abrir y cerrar de ojos. Tenía los días contados, pero su pasión por la vida le enseñó que ni siquiera la muerte (a la que esquivó tres veces) es un obstáculo invencible.

A diario, escucho los lamentos de muchas personas que maldicen la vida porque su negocio quebró, porque las ventas cayeron, porque no pudieron darles a sus hijos el regalo que les habían prometido. Yo mismo, a veces, olvido cuán generosa ha sido la vida conmigo, olvido las maravillosas bendiciones que me brinda cada día de múltiples formas.

Es, entonces, cuando recuerdo que, como Yordano, yo también recibí una segunda oportunidad. Y procuro aprovecharla al máximo, vivo cada día al máximo, con toda la intensidad. Y me entrego al máximo para retribuirle a la vida lo que me ha dado, aplicando la premisa que ilumina mi camino: “El mejor negocio del mundo es servir”


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