Cruzar la barrera de los 50 años, con más de 25 de ellos de trayectoria profesional, en nuestros países latinoamericanos se volvió algo parecido a firmar el acta de defunción laboral. No importa el talento, no importa la experiencia, no importan las habilidades, no importan los contactos: esa persona ya ingresó a la categoría de desechables y, en adelante, está librada a su suerte.

Esa es la realidad, la dura realidad, a la que a diario se enfrentan cientos de valiosos profesionales en Latinoamérica y España. Una situación que todos sabemos que nos puede ocurrir en cualquier momento, pero para la que, ni de cerca, estamos preparados. Un choque que, la mayoría de las veces, solo ofrece dos alternativas: aceptar la derrota y sucumbir o reinventarse y volver a surgir.

Esta última fue la que escogió mi amigo Carlos Eduardo González, miembro de mi equipo de trabajo en MercadeoGlobal.com, después de que ingresó a la categoría de desechables laborales. Su carrera había comenzado a finales de los años 80 en El Tiempo, el principal medio del país. Allí se distinguió por un estilo producto una rara mezcla: humor, ironía, detalles y sensibilidad.

Cuando terminó su primera etapa en esa empresa, por allá en 1997, nos embarcamos en una aventura genial: creamos la página web de la Federación Colombiana de Patinaje. Era la primera institución de esa índole con presencia en internet. Fue algo espectacular, porque logramos hacer transmisiones en línea de los campeonatos del mundo en la época en que internet era de pedal.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Con los comandantes Álvaro Mendoza y Gus Sevilal en Comando Secreto 2017.

“Cuando uno ha estado casi 10 años en una empresa como esa, cree que al salir al mercado laboral va a ser fácil: no, es muy difícil. Y más en un país como Colombia, en el que la experiencia y el conocimiento no se valoran”, dice. Haber conocido el mundo digital, precario por aquel entonces, le permitió a Carlos iniciar el proceso de su primera reinvención profesional.

Jefe de prensa de federaciones y ligas deportivas, de certámenes como la Vuelta a Colombia en Bicicleta, asesor independiente y periodista freelance fueron algunas de las actividades a las que dedicó los siguientes años de su trayectoria. Sin embargo, poco a poco, sin quererlo, entró en un oscuro túnel. “Por ser especializado en el tema deportivo, me fui quedando sin opciones”, afirma.

En Colombia, al periodista deportivo no se lo ve bien: se lo cataloga como de un nivel intelectual inferior y se concibe que no puede trabajar en otras áreas. Fue una época muy difícil que me llevó a cuestionarme fuertemente. Nunca pensé tirar la toalla, pero sí me pregunté qué debía hacer para relanzar mi trayectoria sin necesidad de traicionar mis principios y valores o cambiar mi esencia”.


“No había entendido qué debía hacer con tanto conocimiento, experiencias, dones
y talentos que me regaló la vida. Ahora, solo me interesa poder compartirlo con
quien puedan aprovecharlos”, dice el periodista y escritor Carlos González.


Fueron tiempos difíciles, en los que el trabajo era esporádico, escaso. “Lo peor de todo era cobrar. La gente te contrata fácilmente, pero a la hora de pagar se evapora”. Una situación en la que las frustraciones, la impotencia, la rabia y la desesperación se mezclan en un peligroso coctel que, por lo general, se traduce en medidas equivocadas, esas que terminan por hundirte todavía más.

Por el afán de asegurar un ingreso fijo a fin de mes, regresó, por tercera vez, a El Tiempo. Sin embargo, no fue una experiencia agradable. El Tiempo de antes, el que yo conocí, en el que me formé, ya no existía. Había otros códigos, otras formas de hacer las cosas, otros valores y, la verdad, no se adapté. Me volví incómodo para los compañeros, por mi forma de trabajar”.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

La reinvención ha implicado incursionar en otros medios, como la radio y la televisión.

A comienzos de 2012, tocó fondo. Volví a quedar sin trabajo, con deudas y, lo peor, desorientado. No sabía qué camino tomar. Solo se me ocurrió trabajar en cumplir un viejo sueño, el de publicar un libro, mientras conseguía trabajo. Como suele ocurrir, primero salió el libro, porque el trabajo no apareció. “La odisea de tocar puertas para conseguir quién lo publicara merece un libro”, dice.

Fue Colombia Mundial, una recopilación de ricos relatos sobre la historia de la Copa Mundo de fútbol. “Fue un gran aprendizaje, más allá de que el camino estuvo lleno de espinas. Sin embargo, me di cuenta de que había mucho por hacer”. Después, llegó Santa Fe, la octava maravilla, la historia de uno de los equipos de fútbol de mayor tradición en Colombia, en 2014.

“Ese libro tuvo un componente especial: soy hincha de Santa Fe. El contacto con los aficionados, en especial con los jóvenes y las mujeres, fue algo espectacular, increíblemente enriquecedor”. Se había abierto una puerta. Y en 2015 llegó Copa América: 100 años, 100 historias, con ocasión del centenario del torneo de fútbol más antiguo del mundo. ¡Publicó tres libros en tres años!

“Ni yo mismo me lo creo, pero fue así. Las oportunidades que antes se negaron, ahora se abrían de par en par”. En ese proceso, Carlos pudo, por fin, darle rienda suelta a otra de sus pasiones. Sin querer queriendo, terminó como profesor de bolos (bowling) en una caja de compensación. “La experiencia con los alumnos es lo mejor que me pasó en la vida, fue un regalo de la vida”, afirma.

Poco a poco, el rompecabezas se rearmaba, pero todavía faltaban fichas. En un momento en el que ya me veía otra vez arrancando de cero, apareció Álvaro Mendoza y me invitó a ser parte de MercadeoGlobal.com. Si bien nos une una amistad de muchos años y ya habíamos trabajado juntos, estar con El Padrino es algo que no tengo cómo pagarle a la vida”. Y aquí está.


“En las malas, mi única compañía fue la soledad. Muy pocos amigos de verdad me
quedaron. Por eso, quiero que lo que viví inspire a otros y sepan que lo único
importante en la vida es no rendirse”, asegura. Y, por supuesto, no se rinde.


Soy comunicador, soy periodista y quizás tenga mucho de marketero, pero jamás había escrito algo relacionado con marketing. Ha sido un aprendizaje apasionante, increíblemente enriquecedor. Lo mejor, sin embargo, ha sido el contacto con la gente: ¡cuán valiosas son estas personas”. Carlos acudió a Los Maestros de Internet (LMDI) en 2016 y al Comando Secreto en Punta Cana en 2017.

Aunque tengo 54 años de edad cronológica, mi edad profesional se devolvió en el tiempo y me siento otra vez de 15. Quizás no con la misma vitalidad, pero con el conocimiento, la experiencia y las ganas que me permitirán seguir este proceso de reinvención”. Un proceso en el que, asegura, tiene el privilegio de estar cerca de personas con su misma misión: transformar el mundo.

“Como periodista, entrevisté a muchos personajes famosos. Pero conocer a personas como Gus Sevilla, Hyen Uk Chu, Geni Ramos, Juan Francisco de Martí, Juan Carlos Castro, Sebastián Foliaco, Edgady Ramos, Benlly Hidalgo, Beatriz Mancilla y Emil Montás, entre otros, cambió mi perspectiva. Hay mucho por hacer, hay mucho por aprender y cuento con los mejores maestros”.

Carlos publicó en Amazon su libro Pasión Mundial, versión digital, revisada y actualizada, de la historia de los Mundiales de fútbol. “Ese libro me abrió puertas en el mundo físico y espero que lo haga también en el digital. Más que comisiones jugosas, quiero aprender el marketing y sé que ya gané mucho: me demostré que puedo cumplir mis sueños, que lo mejor está por venir.

Escribir más libros, tener un curso para enseñarle a la gente a escribir historias (storytelling), dictar conferencias y disfrutar cada día como si fuera el primero y como si fuera el último son algunos de los proyectos de Carlos. Llegó muy arriba, pero cayó y tocó fondo: “No sé adónde me llevará este proceso de reinvención; solo me enfoco en disfrutarlo, trabajar, aprender y compartir”.