Hay personas que empiezan a desarrollar un producto y lo hace basándose en su propia experiencia, sin pedir una retroalimentación del mercado, cuando lo mejor que puedes hacer es pedírsela al público que te estás dirigiendo; conociendo así los intereses del mercado y desarrollando un producto de acuerdo a las necesidades de ese mercado en concreto.

Por ejemplo, si tú empiezas a hacer un teleseminario, con los suscriptores de tu blog, sean pocos o muchos y realizas una sesión de preguntas frecuentes, poco a poco te vas dando cuenta hacia dónde es que apunta tu mercado, dónde están las dudas que tiene tu mercado, cuáles son las cosas que quizás ni siquiera se te habían ocurrido contemplar en tu producto, pero que el mismo mercado te está diciendo cómo hacerlo.

De hecho, una forma muy interesante de testear el mercado y si un producto que se piensa lanzar va a tener éxito o no, es mediante la utilización de encuestas en tu sitio web.

Una de las cosas que frena a los emprendedores en Internet es esperar a tener listo su producto y no están haciendo ningún otro tipo de actividad, cuando el primer paso debería ser construir su presencia en Internet.

Porque si esperas a que el producto esté desarrollado y montar simultáneamente el sitio web, no vas a tener una audiencia fidelizada a quien venderle tu producto, estarías perdiendo tiempo valioso.

Mi recomendación es que empieces con un blog publicando contenidos de interés para tu público objetivo, porque son como un imán que van a permitir que los buscadores te indexen; comenzando a dirigir tráfico hacia tu blog e ir construyendo tu lista.

De éste manera estarás armando una lista de prospectos interesados en la temática que manejas, y cuando tengas el producto listo para salir al mercado, vas a tener una serie de personas que al haber aportado el valor suficiente y generado la confianza hacia ti, va a quedar mucho más fácil tramitar una compra. Porque te conocen, y saben que eres un experto en el tema que estás tratando, y tú sitio web es algo fiable.

Entonces debes concentrarte paralelamente a la creación del producto, en desarrollar este tipo de presencia de contenidos a través del Internet, y la forma más sencilla es un blog.

Un blog no es más que una colección de contenidos en los que aportas todos tus conocimientos, no tienen que ser los superartículos, sin embargo es primordial que los contenidos estén directamente relacionados con el tema del producto que estás desarrollando.

Cuando tengas una base de datos de personas interesadas en tu temática y con quienes vas construyendo esa confianza y credibilidad, ahí es cuando ya puedes empezar a pensar en comercializar el producto.