El 27 de abril de 1976, cuando yo era tan solo un niño que iba camino de la adolescencia, la historia de Bogotá, la ciudad donde nací, cambió para siempre. ¿El motivo? Aquel día, un martes, se inauguró Unicentro, el primer centro comercial estilo mall, que con el paso del tiempo contribuyó a que la ciudad se expandiera hacia el norte. ¡Toda una transformación!
De manera tímida, la Bogotá antigua miraba al norte con algo de desconfianza. Había enormes extensiones de tierra, la mayoría grandes haciendas de tradicionales familias, que esperaban el paso del progreso. Nadie, hasta entonces, se había atrevido a romper el molde y apostar por un desarrollo distinto, que amplió el horizonte y cambió la ciudad para siempre.
El que aceptó el reto fue Pedro Gómez Barrero, un hombre del campo (había nacido en Cucunubá, a hora y media de la gran urbe (90 kilómetros o 56 millas). “Soy un colombiano más de los millones que hemos vivido partes de nuestra vida en el campo, sobre todo en la niñez. Y que después vivimos la juventud y madurez en Bogotá, con mucha fortuna”, dijo alguna vez.
El deseo de vivir una vida distinta lo llevó a Bogotá. Aunque la mayoría de sus compatriotas piensan que era arquitecto, en realidad fue un abogado que se graduó con honores en la Universidad del Rosario. Se desempeñó como juez civil municipal y de circuito de Bogotá y Facatativá (una población aledaña), además de profesor de derecho civil en la U. Nacional.
Ah, y un empresario que conoció tanto las mieles del éxito como la hiel de los fracasos. Fue e fundador y director de varias de las más importantes compañías urbanizadoras, en Bogotá y otras ciudades del país. Y creó su propia empresa, Pedro Gómez & Cia., que le permitió ampliar su influencia a países vecinos. Pedro Gómez falleció recientemente, pero su legado vivirá por siempre.
¿Por qué te cuento la historia de este abogado devenido en urbanizador? Porque su vida encierra una serie de poderosas lecciones de marketing que a todos, absolutamente a todos, nos sirven. Porque, a pesar de las diferencias que puede haber, la de Pedro Gómez Barrero puede ser tu historia y creo que hay mensajes ocultos que te ayudarán en tu trayectoria.
Veamos los principales:
1.- Tú construyes tu destino.
Si se hubiera quedado en su natal Cucunubá, la vida de Pedro Gómez Barrero quizás habría sido muy distinta. Sin embargo, entendió que entre aquellas montañas, minas y parcelas dedicadas a la ganadería no estaba su destino. Por eso, se vino a la ciudad, lo que en aquel entonces era una aventura titánica, y labró un futuro distinto. La vida propone, tú eliges.
2.- Se vale cambiar.
Muchas veces, a pesar de que la vida nos pone en el camino valiosas oportunidades, no las aprovechamos porque pensamos que no son para nosotros. Pedro Gómez Barrero estudió Derecho, ejerció la profesión y más tarde descubrió en el oficio de urbanizador el propósito de su vida. Se vale cambiar, porque la dinámica de la vida se trata de eso, justamente.
3.- Se vale equivocarse.
Pedro Gómez Barrero será recordado como un hombre exitoso. Y vaya si lo fue. Sin embargo, en ese camino hacia la cima tropezó más de una vez. Varios de sus proyectos fracasaron y algunas de sus empresas exitosas se volvieron inviables y terminaron liquidadas. Eso, en todo caso, no fue obstáculo para seguir en la brega, para continuar con la labor acometida.
Pedro Gómez Barrero fue un abogado colombiano que brilló como gestor de proyectos inmobiliarios innovadores, disruptivos. La creación de Unicentro, en 1976, el primer centro comercial estilo ‘mall’, cambió el estilo de vida de Bogotá. ¿Qué lecciones nos deja su legado?
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4.- Se vale soñar.
Pero, en especial, lo que vale es cristalizar los sueños. Y eso fue lo que hizo Pedro Gómez Barrero en su vida: cristalizar los sueños de miles de colombianos, a los que les permitió el privilegio de tener casa propia. Cada vez que este hombre anunciaba un proyecto, le decían que era un iluso, pero a la vuelta de la esquina se salía con la suya. Así fue una y otra vez.
5.- Visión y atrevimiento (I).
Que era una locura, decían del proyecto de Pedro Gómez Barrero en una zona de Bogotá que a comienzos de los 70 estaba deshabitada. Cuando Unicentro abrió sus puertas, el desarrollo de esta parte de la ciudad se aceleró a mil por hora y la ciudad expandió sus límites más allá de donde se calculaba. Una visión atrevida, arriesgada, y valentía para avanzar sin oír las críticas.
6.- Visión y atrevimiento (II).
Aquella idea de los centros comerciales de gran tamaño no era del gusto de muchos. “Va a ser un gran fracaso”, pregonaban. Sin embargo, el tiempo y los resultados le dieron la razón a Pedro Gómez Barrero, que les enseñó a los bogotanos, y después a millones de colombianos, una nueva forma de vivir la vida. Su proyecto transformó el estilo de vida de la ciudad.
7.- Un legado.
Hoy, cuando Pedro Gómez Barrero ya no está en este mundo, es cuando su obra adquiere mayor valor. Medellín, Pereira, Cali, Villavicencio, Cúcuta, Armenia, Girardot, Valledupar, Pasto y Neiva, entre otras, fueron las ciudades de Colombia donde se construyó Unicentro. El sueño que muchos calificaron de locura dejó una profunda huella en la historia de Colombia.
8.- Un propósito (I).
Para el común de la gente, Pedro Gómez Barrero fue un comerciante, un exitoso hombre de negocios. Esa, sin duda, era la cara visible. Sin embargo, tras bambalinas, estaba el ser humano sensible, el que siempre se distinguió por su sensibilidad y compromiso social como impulsor de distintas iniciativas filantrópicas, destinadas a ayudar a damnificados de desastres naturales.
9.- Un propósito (II).
Para cumplir con esa labor, creó la Fundación Compartir, su consentida. Fue como respuesta a la tragedia provocada por el desbordamiento de una quebrada en Bogotá, que dejó sin techo a miles de ciudadanos. A partir de esa iniciativa, se desveló también su pasión por la educación, al punto que creó y patrocinó durante 15 años el Premio al Maestro Colombiano.
10.- Versatilidad.
O capacidad de adaptación, si así lo prefieres. Pedro Gómez Barrero también incursionó en la política, ámbito en el que exhibió sus dotes de conciliador y hombre sensato. Fue embajador en Venezuela, negociador de uno de los tantos procesos de paz en Colombia y miembro de la cúpula del partido Liberal Colombiano. En todas esas facetas, logró destacada participación.
A partir de la apertura de Unicentro, en Bogotá se construyeron vías, se crearon rutas de transporte público para ese poco conocido sector del norte de la ciudad y, con el paso de los años, se erigieron decenas de urbanizaciones. Hoy, cerca de cumplir medio siglo de vida, este centro comercial, el primero de su clase en el país, se mantiene como un ícono de progreso.
En aquella época, recuerdo, ir a conocer Unicentro se convirtió en el plan de moda no solo para los bogotanos, sino para los turistas nacionales y extranjeros. Además, un plan social: había que “ver y dejarse ver” en Unicentro. “Nos vemos en Unicentro”, era la cita que nos hacíamos los jóvenes en aquellos años, a sabiendas de que sería una experiencia gratificante.
Unicentro fue un producto innovador, adelantado para su época, que con el tiempo se convirtió en un modelo digno de imitar. Un concepto disruptivo que cambió no solo la vida de Pedro Gómez Barrero, su creador, sino la de Bogotá y sus habitantes. Una idea atrevida, arriesgada y visionaria, que nos dejó valiosas y poderosas lecciones de vida y de marketing.