Pasión es uno de los términos más utilizados y más distorsionados en el mundo actual. En el deporte (“Soy un apasionado por el fútbol”), en el amor (“Siento una pasión incontrolable por ella”), en las actividades cotidianas (“Me apasiona la cocina”), en las preferencias de la gente (“Me apasiona viajar”), en los pasatiempos (“Me apasiona la lectura”), en fin.

Por supuesto, en los negocios también se exige pasión. La ambigüedad de la interpretación surge directamente del significado del término, que según la Real Academia de la Lengua es “Acción de padecer”, y padecer es “Sentir física y corporalmente un daño, dolor, enfermedad, pena o castigo”.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

No trabajes para ser rico; trabaja para ser feliz.

Bien distinto a los ejemplos enunciados en el párrafo previo, ¿cierto? Aquellos se ajustan a la séptima acepción, la que habla de “Apetito de algo o afición vehemente a ello”. Muchas personas dicen que algo les apasiona, cuando en realidad lo que quieren decir es que lo disfrutan. Un uso que se ha popularizado y que llegó al mundo de los negocios.

Esto quizás sea producto de la connotación que el término pasión adquirió inmerso en las letras, en la literatura romántica, en las novelas y el melodrama. Se la asimila a romance y sensualidad, con el corazón, cuando a la hora de la verdad si nos referimos a pasión hablamos de temas más vinculados a la razón, a nuestras decisiones.

¡Que confusión! Te doy otra pista para que veas cuán enredado puede ser el tema: cuando hablamos de pasión, por lo general nos referimos a las emociones que nos genera algo externo (la lectura, la naturaleza) u otra persona. Sin embargo, la esencia de la pasión está ligada a nuestro interior, a nuestros propósitos más elevados, más íntimos.

Eso significa que pasión son aquellos sueños que nos movilizan, los que guían nuestra vida. Que te guste mucho no significa que te apasiona; que te produzca placer no significa que te apasiona; que haya despertado en ti un sentimiento noble e inconmensurable como el amor no significa que te apasiona.

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Cuando sepas qué te apasiona, trabaja en ello. Lo agradecerás.

Porque se trata de actividades, situaciones o personas que quizás mañana no están más, y desaparece la pasión. Entre las miles de definiciones que uno puede encontrar, una que me gusta, porque la he experimentado en carne propia, es aquella según la cual pasión es “vivir la vida con intensidad cada momento, como si supieras que va a ser el último día de tu vida”.

Fíjate que no hablo de gustos, de aficiones, de pasatiempos o de otras personas, sino de mi vida, de tú vida. Es ser consciente de lo que te hace brillar en el universo y potenciarlo todos los días en todo lo que hagas. Esa última premisa es precisamente la que conecta la pasión con los negocios.

Lo importante es trascender

¿Cuántas veces me has escuchado preguntarte qué es lo que en verdad te apasiona, qué provoca que te movilices en este mundo, qué llena tu corazón de regocijo al cabo de cada jornada? Mi familia es la razón de ser de lo que hago, pero lo que me moviliza, lo que me apasiona, es poder ayudar a los demás a cumplir sus sueños y, a través de ellos, cumplir los míos.

¿Para qué servirían mis productos y servicios si al final todo se redujera a cuánto dinero gané? El dinero es necesario, pero secundario. Porque tanto esfuerzo, trabajo, sacrificio no se justifica solo por dinero. Esa es una de las explicaciones del fracaso de negocios que, en teoría, podían ser exitosos: les faltó pasión, el combustible que te lleva al éxito.

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El camino de la vida es más agradable si tenemos pasión.

Pasión es que cada día disfrutes levantarte a trabajar, que asumas con genuina alegría cada actividad que realizas, que te brindes en todo lo que haces, que estés a disposición de los demás sin esperar nada a cambio, que ofrezcas tus conocimientos y tus experiencias a los otros para ayudarlos, que compartas aquello que te regaló la vida.

Eres apasionado cuando enfocas tus energías, diriges tu potencial, utilizas tus sentidos para alcanzar una plenitud interior que te permita sacar a relucir tu magia personal. Rompes barreras, superas obstáculos, alcanzas metas, realizas sueños, enriqueces la existencia de los demás y, en la noche, cuando reposas tu cabeza sobre la almohada, te sientes pleno.

La verdadera pasión es algo tan maravilloso, que sin temor podemos aceptar que si este que vivimos fue el último día de nuestras vidas en este viaje terrenal, nos vamos felices, tranquilos, satisfechos, a sabiendas de que fue una experiencia apasionante. ¿Y tú, ya descubriste esa pasión que mueve tu vida, que impulsa tu existencia?

Cuando transfieras esto a tu negocio, cuando tus productos tengan el sello de la pasión, verás cómo el dinero es lo que menos importa, e igual eres inmensamente feliz. Recuerda: el dinero es necesario, porque ayuda, pero lo verdaderamente importante es trascender. Y eso solo lo puedes hacer si el combustible que te mueve es la pasión.