Nos quieren imponer la idea de que la única estrategia para posicionarnos y vender más es estar bien ranqueados en los buscadores. Eso, que podríamos llamarlo ‘la dictadura de Míster Google’, se convirtió en la obsesión de quienes tienen presencia en internet, especialmente los emprendedores que quieren usar la web para promocionar sus empresas, productos y servicios. Promocionan, sí, pero no venden.

“¿Si aparezco como primero en Google Ads, por qué no vendo?”. Esa es la pregunta que atormenta a muchos, que les quita el sueño y que provoca que, en el desespero, cometan errores costosos. La respuesta es una sola: están enfocando su esfuerzo y su atención en lo que menos le interesa al cliente, pero dejan de lado lo único importante: ¡Tomar acción! En otras palabras, están preocupados por lo cosmético y olvidan lo verdaderamente valioso.

Desafortunadamente, muchos emprendedores se equivocan al diseñar su web para que se vea bien (agradable a la vista) y para que marque en los primeros puestos de los buscadores. Eso está muy bien, pero, repito, es solo cosmético. Lo valioso, si tu trabajo es vender un producto o un servicio, es que una vez el prospecto aterrice en tu página sepa qué hacer: en otras palabras, que el camino al clic del SÍ sea fácil, sencillo, rápido.

Para conseguir la conversión, que a la hora de la verdad es lo que buscamos, debes preocuparte de que tu página esté bien diseñada desde el punto de vista comercial, no solo visual (diseño). Esa es la única forma en la que es posible tomar acción: que se suscriba al boletín, que solicite un informe, que pida una cita, que te llame por teléfono o, lo mejor, que compre el producto o servicio que le ofreces.

A mí, honestamente, lo que menos me interesa es aparecer en los motores de búsqueda, así sea en los primeros puestos. Quizás vaya en contravía de una tendencia de la industria, pero eso ocurre porque tengo claro qué es lo que pretendo y también, gracias a la experiencia acumulada en años de ejercicio, sé qué busco. Lo que me interesa, lo único que me interesa, es atraer a los prospectos a mi página y allí llevarlos a que tomen acción.

Curiosamente, este es un aspecto del que casi nadie habla porque, como lo decía al principio, figurar bien en los motores de búsqueda se convirtió en una obsesión, en un estándar de marca. ¡Y no es así! A la gente le meten en la cabeza la idea de que debe optimizar su página para los motores de búsqueda, cuando lo que deberían enseñarle es a optimizarlos para seres humanos, no para robots.

¿Eso qué significa? Que es necesario conocer básicamente en qué consiste la sicología humana, entender qué es lo que nos mueve a comprar, por qué lo hacemos hoy y no mañana. Eso implica saber algo de disparadores sicológicos, de la importancia de una carta de ventas, de la forma en que tengo que presentar mi producto o servicio para que la gente no se quede en las características y se enfoque en los beneficios.

También, decidir si es conveniente incluir testimonios, y cómo hacerlo (video, texto, audio, todos), poner a disposición una garantía integral (es algo fundamental para la credibilidad) y, por último, utilizar los principios del marketing de respuesta directa para no quedarse en una simple campaña institucional. Entiende que lo que buscas no es que la gente sepa de tu empresa, de ti, sino de la solución que le ofreciste y que está interesado en obtener.

A veces, por puro morbo (lo reconozco), me pongo a jugar con la publicidad de Google Ads y otras ofertas que me parecen interesantes a primera vista.     Lo que pretendo es saber a dónde me transfieren, a qué página voy a llegar: la verdad, 9 de cada 10 ocasiones me decepciono. Me envían a la página principal de la empresa, que es muy interesante, pero que no es lo que estoy buscando. ¡Llamaron mi atención, pero un solo clic después me sacaron corriendo!

Yo estaba en busca de un punto para hacer clic y encontrar algo que me prometieron (producto o servicio) y me mandan a un lugar en el que debo adivinar qué hacer. ¡Grave error! De nada sirve estar de primero en Google, de nada sirve invertir 100 o 1000 dólares en publicidad si cuando tus prospectos quieren tomar acción, no pueden hacerlo. Si la persona no encuentra fácilmente lo que busca, lo que le ofrecieron, simplemente se va para otra página. ¡Perdiste una oportunidad y quién sabe si puedas tener otra!