Como sabes, no soy un aficionado a los deportes. Eso, sin embargo, no quiere decir que no esté al tanto de lo que ocurre, en especial cuando la noticia es llamativa. Eso fue lo que ocurrió hace unas semanas, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) reveló su intención de incluir en el programa de los Juegos los deportes digitales. Le llovieron críticas de todos lados y se armó la polémica.

Los amantes de los deportes tradicionales, en especial los de algunas disciplinas que hace rato pujan por ingresar a los Juegos Olímpicos, sin conseguirlo, pegaron el grito en el techo. Otros más se preguntaron qué era eso de los deportes digitales o, en su defecto, si esa actividad en realidad es un deporte y unos más, unos pocos, los practicantes de estos juegos brincaron de felicidad.

En mi juventud, como cualquier adolescente, fue aficionado a las consolas. Sin embargo, hoy prefiero dedicar es tiempo a otro tipo de actividades. Hoy, me llaman la atención de los deportes digitales los conceptos de marketing y el negocio que hay detrás. ¿Sabías que en 2022 se espera que la audiencia llegue a 276 millones de personas, similar a la del fútbol americano (NFL)?

Sí, el fútbol americano, el deporte más popular de los Estados Unidos, el que cada primer domingo de febrero vive la fiesta del Super Bowl. ¡Increíble! En mi juventud, los juegos de consola eran solo eso, juegos. A nadie se le pasaba por la cabeza llamarlos deportes, y mucho menos imaginar que algún día podrán ser parte de los Juegos Olímpicos, al lado de las disciplinas tradicionales.

Te cuento otro dato: durante la segunda mitad de febrero y la primera semana de marzo, en la ciudad polaca de Katowice se reunieron 11.000 practicantes para disputar las dos competencias más importantes de los deportes digitales: la ESL One y el Intel Extreme Masters (IEM). Se trata de un campamento que repartió la friolera de tres millones de dólares en premios.

Participaron equipos profesionales de 30 países y los organizadores revelaron que se vendieron más de 150.000 entradas, en una población que cuenta con no más de 300.000 habitantes. Durante las competencias, las tribunas del Spodek, un estadio multiusos con una arquitectura semejante a la de una nave espacial, siempre estuvieron colmadas. ¡Lleno completo todos los días!

Y ese elemento, sin duda, es uno de los más llamativos: los aficionados viven los encuentros con la misma pasión que un partido de fútbol tradicional. Aunque cueste trabajo entenderlo, la explicación es que se dan emociones a borbotones. “Lo que hacen los jugadores alegra o entristece a millones de personas en el mundo”, describió uno de los organizadores del evento.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

El número de practicantes de los deportes digitales crece día a día en todo el mundo.


El ecosistema de los deportes digitales (eSports) apenas comienza a desarrollarse. A pesar de esos, ya ha llamado la atención de los patrocinadores, que ven allí el escenario ideal para conocer a los nuevos consumidores del siglo XXI y la posibilidad de conectar con ellos. Y hasta el Comité Olímpico Internacional (COI) considera la opción de incluirlos en los Juegos Olímpicos.


Las figuras reconocidas de los deportes digitales, inclusive, se ufanan de que estrellas del fútbol como el brasileño Neymar sigue sus partidas con atención. El español Alejandro García, conocido en el ambiente como Black, un youtuber con más de 330.000 suscriptores, practicante de una de las modalidades, estuvo en las tribunas: “la industria crecer gracias al apoyo de los patrocinadores”, dice.

Por si no lo sabías, en el mundo hay una Liga de Videojuegos Profesional (LVP) y son cada vez más los jovencitos que eligen estos como sus deportes favoritos y, al mismo tiempo, como su profesión. De hecho, en Comando Secreto 2017, el evento que realicé en Punta Cana con mi gran amigo Gus Sevilla, uno de los participantes fue Diego Vallejo, un chico peruano, hoy profesional de eSports.

Este es otro dato interesante, que indica porqué este mercado crece a ritmo sostenido: la mayoría (casi el 80 por ciento) de los practicantes cuenta menos de 35 años. Además, si bien algunos son aficionados a deportes profesionales, con ninguna disciplina se identifican y logran una conexión tan poderosa como con los eSports. Lo que más los motiva es que pueden jugar en cualquier lugar.

Es tal la importancia adquirida por estos deportes digitales, que este lunes 11 de marzo se realizó en Madrid (España) el Global Esports Summit, el primer congreso profesional de esta industria. ‘La nueva era del entretenimiento’ fue el eslogan del evento, cuyo fin era debatir el alcance de este fenómeno y descubrir hacia dónde va, con el fin de organizar el negocio y sacar el mayor provecho.

Uno de los datos sorprendentes que se conoció durante este evento es que se calcula en más de mil millones dólares la previsión de ingresos del negocio global de los eSports durante 2019. Esto, por cuenta de patrocinios, publicidad, eventos, venta de derechos y de indumentaria y accesorios. Un jugoso negocio del que apenas conocemos la punta del Iceberg y que promete sorpresas.

Así mismo, está claro que las marcas ya derribaron las prevenciones hacia esta disciplina y, más bien, vieron en ella una más que interesante oportunidad de negocio. Y su interés está respaldado por el creciente aumento de la afición, que ya no se limita al ámbito digital, sino que, como quedó demostrado recientemente en Katowice, está en capacidad de llenar estadios.

La clave del mundo de los negocios, especialmente en el entorno digital, está en la experiencia del usuario. En este aspecto, los emprendedores tenemos mucho por aprender de los practicantes y los aficionados de los eSports. La pasión, las emociones y la poderosa identificación no solo llamaron la atención de grandes marcas, sino también de organizaciones no digitales como el COI.

Es poco, muy poco, lo que conocemos de los deportes digitales quienes no estamos metidos en ese mundo. Sin embargo, si eres emprendedor, si quieres conectar con las nuevas generaciones de clientes, si quieres saber qué apasiona y emociona a los nuevos consumidores del siglo XXI, darle una miradita a este fenómeno no está de más: es mucho lo que podemos aprender de ellos.