Tristemente, le hizo eco a la tradición y fue un septiembre negro. Dos terremotos en México y destrucción y desolación en el Caribe y La Florida, principalmente, por cuenta de los huracanes Irma y María. La naturaleza mostró su furia y con fuerza golpeó a pueblos hermanos y nos recordó cuán frágiles somos, cuán efímeros somos.
Pero, sobre todo, nos dejó lecciones valiosas que necesitamos aprender y aplicar en la vida. Si sigues con juicio la actividad de este blog, te habrás enterado de que debí evacuar por la emergencia provocada por Irma. Sí, tuve que interrumpir la cotidianidad de mi vida y, con mi esposa y mis hijas, dejar la casa y buscar refugio en un lugar seguro.
Fueron unos días en Charlotte (Carolina del Norte), con tránsito por Atlanta (Georgia), que me sirvieron para hacer unas reflexiones que quiero compartir contigo. La primera parece obvia: ¡Qué afortunado soy! De muchas maneras, los seres humanos, inclusive en la peor de las situaciones, somos muy afortunados.
Y no nos damos cuenta, o despreciamos lo que la vida nos regala. La vida misma, que se renueva cada día; la salud, el trabajo, la familia, los amigos, las personas con quienes compartimos, aquellos a quienes podemos servir y ayudar, los que nos hacen daño y nos fortalecen. Sonará a cantaleta, pero cuanto más conscientes seamos de ello, más lo disfrutamos.
Es una bendición, y un privilegio, cuando tienes ropa buena y limpia para vestirte, cuando abres la nevera y puedes escoger qué comer, cuando tienes una cobija que te proteja del frío, cuando compartes tus alegrías y tristezas con alguien, cuando construyes una vida que vale la pena, que tiene verdadero sentido.
Alistar unas pocas pertenencias, cerrar tu casa y partir sin saber cuándo volverás (o si volverás) es una de las experiencias más dolorosa que he vivido. Te invade una sensación de incertidumbre que no puedo describir y saber que lo que has construido puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos es una situación que no se le desea ni al peor enemigo.
Hoy, cuando han pasado varias semanas de los desastres naturales, doy gracias a la vida porque lo que viví fue apenas un susto y porque mi gente no sufrió daño. Y no puedo dejar de pensar en aquellos que lo perdieron todo (algunos, inclusive, la vida), que en un instante vieron cómo se derrumbaba su vivienda, su sueño, su vida.
Y aunque no deseo estar en su situación, procuro ponerme en sus zapatos para aprender las lecciones. Con los años y la experiencia, aprendí que la vida tiene extrañas formas de enviarnos mensajes. La mayoría de las veces, a través de sucesos dolorosos, arrebatándonos a los que amamos, derrumbando lo que hemos construido.
Son sucesos que nos ponen a prueba, que nos exigen al límite de las fuerzas y de la resistencia (y a veces, más allá), que hacen que nos cuestionemos acerca del papel que cumplimos en este mundo. Sin embargo, también son oportunidades. Para encontrar lo mejor que guardamos en nuestro interior, para prender el fuego en el corazón.
Reinventarse una y otra vez, cuantas veces sea necesario, no solo es
parte del proceso de la vida: es, también, el camino más seguro para
construir una vida plena, que nos haga más felices, más íntegros.
Oportunidades para sacar las fuerzas que han estado dormidas, para revaluar los roles, para edificar nuevos sueños. Creo que, si la vida nos quita algo, nos quita tanto, es porque en algún momento nos va a compensar, nos va a devolver eso y más, nos va a multiplicar los beneficios y las bendiciones.
Admiro profundamente a las víctimas de las tragedias ocurridas recientemente y su entereza para levantarse de los duros golpes que les propinaron la vida y la naturaleza. Intento aprender de su tesón, de su capacidad de sacrificio, de su solidaridad, de su resiliencia, de sus ganas de vivir, de su resistencia a la adversidad.
Valoro inmensamente la resignación con que aceptan los designios del destino y la férrea voluntad con la que se levantan para seguir la vida. Porque la vida sigue. Es fácil decirlo, terriblemente difícil vivirlo después de que se es víctima de un terremoto, de un huracán. Pero, hay que seguir, porque rendirse ante la adversidad es peor que la misma muerte.
No hay opción distinta a levantarse, sacudirse y echarse a andar, reinventarse en procura de llegar a ser una mejor versión de sí mismo. Ese es el reto que nos impone la vida, el premio que nos ofrece la vida. Volver a empezar, a veces después de haberlo perdido todo, es clave para entender por qué vinimos a este mundo, cuál es nuestra misión.
Solemos quejarnos por todo y pocas veces comprendemos lo bendecidos que somos al tener la oportunidad de vivir un nuevo día. Por eso, cuando tu vida ande mal, que el negocio no funcione, que haya quebrantos de salud, que sufras una pérdida irreparable, que tus sueños se derrumben, ¡no te rindas, no arrojes la toalla!
Sí, en esos momentos en que no conseguimos entender los mensajes que nos envía la vida, recuerda el ejemplo inspirador de aquellos hermanos del Caribe y Latinoamérica que en el reciente mes de septiembre lo perdieron todo y hoy, como si nada hubiera ocurrido, trabajan para construir otra vida, otro sueño, otro futuro. ¡Lucha, reinvéntate!
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Lo dicho en el artículo, es lo que deben siempre pensar los seres humanos, en especial aquellos que su ambición extremada de lucro, los lleva a arrebatar lo que pertenece a la humanidad en su totalidad, a destruir la vida en sus diferentes formas originado tristeza e infelicidad, a negarnos lo que todos tenemos derecho. Debemos construir una sociedad basada en valores y en una correcta moral. Todo lo demás es pasajero.
Muchas gracias mi amigo Alvaro, si nos enteramos de la furia de la naturaleza, ten valor y fe en Dios, solo Èl nos salvara de todas las tempestades, me pongo en tu lugar, cuanto es el sufrimiento, me siento muy emocionado al recibir tu mensaje, gracias.
Gracias por compartir tu reflexión, a mi vida han venido cosas que me han movido, he sufrido mucho, pero es el momento de reflexión y dar un giro a mi vida, tuvieron que venir sismos a mi vida para valorar a lo más valioso que tengo que es mi familia. Yo vivo en la Ciudad de México me toco ver edificios fracturados y derribados, fue horrible pero gracias a Dios estamos bien, solo un buen susto y efectivamente yo no perdí nada, pero esto me ha ayudado a aumentar mi fe en Dios ya que El nos aviso que habría tribulación pero que estaríamos bien. Cuando vi edificios derribados en la Zona de Coapa que es donde vivo dije Gracias Dios porque en verdad nos guardaste, y debemos ser agradecidos. He ayudado un poco y se que todavía tengo que seguir ayudando y lo hago con gusto.
Querido Alvaro gracias a Dios que te cuido y te proteguo en todo momento a ti y tu familia Dios te ama y tiene muchos planes para ti tu eres su creacion lo mas hermoso que el tiene aqui en esta tierra no es casualidad que no te haya pasado nada bendiciones
Muchas gracias , Alvaro……Me hizo pensar diferente, ver diferente con esas palabras y explicaciones, porque aveces uno no piensa en lo que está pasando como en realidad es.
Si entiendo que es una manera de hacernos ver de cerca las verdades de la vida. GRACIAS.
Gracias por sus conocimientos, cada día aprendiendo un poco más de sus reflexiones y enseñanzas.
Muchas bendiciones 🙂
Estimado Alvaro: Simplemente gracias
Gracias Alvaro por su mensaje, con este usted nos empuja para buscarle mayor sentido a las dificultades, ciertamente todas las personas cuando están saludables, en plenitud de desempeñar sus talentos las oportunidades son mejor aprovechadas, a veces la salud se trastorna y no encontramos una explicación satisfactoria, pero tratar de obtener lo mejor de cada situación incluso las negativas nos impulsa para mejorar, es un desafío ganar-ganar, si lo podemos lograr estaremos bendecidos y satisfechos con la vida buena, útil y cumpliendo nuestras metas.
Alvaro te agradesco mucho tus mensajes sobre todo el de el miércoles 10-11-17 lo recibí en el preciso momento en el cual me dije ya Estoy harto no mas fue un día terrible para mi y en ese momento recibí tu mensaje de no te rindas gracias muchas gracias a ti y a DIOS por hablarme por medio tuyo gracias. Otra ves y que DIOS te bendiga
Excelente mensaje y muy oportuno, pues precisamente estoy en momentos de angustia y me siento solo
pero este mensaje me ha emocionado. Muchas gracias
Me alegro Álvaro que todo gracias a Dios salió sin problemas mayores, me confortan tus
palabras de aliento, solo el que no ha pasado por una situación similar no comprende todas las incomodidades que se pasan con la familia. Saludos y adelante.
eres magnifico… infinitas gracias por tus reflexiones…
Muchas gracias alvaro! tu mensaje es inspirador y llega al Corazon!
Gracias amigo Alvaro,tus palabras me reconfortan y parecen que estan dirigidas a mi,que hace ya varios años que la vida me envía mensajes a traves de hechos negativos que no puedo descifrar que me quieren decir,pero todavia no me rindo,no renuncio aunque estoy doblegado,y ya tengo varios huracanes y terremotos en mi vida en estos últimos años,gracias por tus palabras,un abrazo