Estamos acostumbrados a escuchar con frecuencia, y a veces nosotros mismos lo decimos, que “la vida nos cambia en un minuto”. Por lo general, recurrimos a esa frase cuando la vida nos enfrenta a episodios negativos o dolorosos, como padecer una enfermedad, perder a un ser querido o a un amigo o sufrir la quiebra de un negocio. Sin embargo, también hay connotaciones positivas.
Y una de ellas es la historia de la que te contaré en esta nota. Se trata de Laura Tió, la creadora de la marca Mamis&Minis. A ella, un día de 2013, le cambió la vida, afortunadamente para bien. Fue cuando supo que estaba embarazada por primera vez: ser madre era uno de sus sueños y, por eso, asumió el compromiso con gran entusiasmo y que la llevó por rumbos que ni ella misma esperaba.
Antes de avanzar, sin embargo, es menester el contexto. Quienes conocen a Laura la definen como una joven lista e inteligente que salía sobresaliente en todo lo que se proponía. Ella lo sabía y, por eso, durante su juventud sacó provecho de esa condición, que más adelante se puso a prueba y le enseñó que todos estamos sometidos a las dificultades, que todos podemos equivocarnos.
La primera vez que sintió esta extraña sensación fue cuando ingresó al bachillerato y tenía que elegir entre dos caminos (enfoques): ciencias o letras. Ambos se le daban bien y en ambos se sentía cómoda (no plena, no satisfecha), pero al final escogió el primero por la presión de su entorno. Se dejó llevar y unos años más tarde la vida le enseñó que eso no era lo suyo.
Luego, cuando terminó la secundaria y tuvo que elegir una carrera para estudiar, volvió a tropezar con la misma piedra. “No me veía siendo médica, la verdad. Y escogí Biología por escoger algo”, cuenta. Aunque en su interior sabía que no se iba a dedicar a eso el resto de su vida, porque no la apasionaba, no tuvo problema alguno para concluir la carrera con buenas notas.
Con el grado bajo el brazo, se fue para Estados Unidos a hacer las prácticas en un laboratorio de neurociencias. “Fue una experiencia muy positiva, pero sabía que no me veía trabajando toda la vida en un laboratorio”, confiesa. Cuando terminó el período estipulado, le propusieron que se quedara, pero por primera vez en su vida siguió los consejos de su corazón y dijo que no.
Entonces, sin saber con exactitud qué quería hacer con su vida, se abrió una puerta: comenzó a trabajar como profesora en una academia. “Parecía todo perfecto. La gente me daba la enhorabuena por lo afortunada que era, por la suerte de encontrar plaza tan rápido. Pero, la verdad, a mí me daba un poco de vértigo pensar que ese iba a ser mi día a día para siempre”, relata.
Su vida había entrado en una especie de espiral sin fin y no sabía como detenerse, como no caer en ese riesgo. Fue, entonces, cuando la vida, en su inmensa sabiduría, le enseñó cuál era el camino que debía tomar: se embarazó. Fue la primera vez que corazón y cabeza estaban de acuerdo y eso, por supuesto, significó una gran felicidad. Era el comienzo de algo increíble, pero aún no lo sabía.
“Cuando supe que iba a ser madre, empecé a leer mucho sobre temas de maternidad y crianza y en una de esas lecturas descubrí el papel fundamental que juegan los pies de nuestros pequeños en su desarrollo psicomotriz. Aprendí que el tipo de calzado que mi hijo necesitaba debía reunir unas características concretas que solo hallé en marcas que se vendían en otros países”, dice en su web.
“Desde siempre, había tenido solo clara una idea: quería ser madre joven. Lo tenía clarísimo. Así que cuando nació mi hijo Toni, todo cambió. Mis prioridades cambiaron. Supe al instante que quería estar con él, criar yo a mis hijos”, agrega. Lo que no se imaginaba es que ese niño no traía un pan debajo del brazo, como se dice popularmente, sino también, un negocio bueno y próspero.
Lo que encontró Laura en aquellas lecturas fue información relacionada con la importancia de dejar libres los pies de los bebés para que se desarrollen normalmente, sin malformaciones. Así, entonces, se dio a la tarea de buscar los adecuados para ese niño que venía en camino y, para su sorpresa, no los encontró en España. “Ninguno de los que hallé se ajustaba a las necesidades”.
La vida de la española Laura Tió iba de tumbo en tumbo, porque se empeñaba en seguir el camino que otros le indicaban. Un día, sin embargo, su vida cambió de un momento a otro y para bien. El nacimiento de su hijo Toni la llevó a crear su propia empresa: Mamis&Minis.
Inclusive, se dio a la tarea de buscar en internet y se dio cuenta de que las únicas opciones que estaban a su alcance eran en el exterior. Y, por el costo del envío, no resultaba rentable. Eso, sin embargo, no la hizo desistir. “Vengo de una familia relacionada con el textil, y con su ayuda y por puro hobbie diseñé unos pares de zapatos para mi hijo”, relata. Fue causalidad, no casualidad.
¿A qué me refiero? A simple vista, para muchas personas, podría decirse que lo de Laura fue un golpe de suerte, pero no es así. Se trata, más bien, de la esencia del marketing. ¿Me sigues? La esencia del marketing es encontrar un problema que aqueje al mercado y proporcionar la solución adecuada. Lo que Laura no sabía es que ‘su’ solución era también la solución para otros padres.
Como resultado de esa persistencia de Laura (otro cualidad del buen marketing), creó los primeros moccs de piel y los primeros reversibles de tela de algodón. Lo inesperado fue que causaron furor en su entorno, en su familia y sus amigas más cercanas. Entonces, cuando entendió que tenía en sus manos una buena oportunidad de negocio que, lo mejor, podía combinar con su labor de madre.
Pasaron pocos meses para que Mamis&Minis se convirtiera en una marca popular en las redes sociales por una razón muy poderosa en el marketing: era la primera que ofrecía este tipo de calzado en España, es decir, su propuesta de valor en realidad era única y diferente a todo lo demás que había en el mercado. Como ves, su éxito no fue casualidad, fue la ley de causalidad.
Lo mejor es que el de Laura con su Mamis&Minis no fue el éxito momentáneo, el furor de unos pocos días. Más bien, a medida que pasó el tiempo y que más personas conocieron sus productos, las ventas se incrementaron. La marca ha evolucionado y cuenta con una oferta más amplia, bajo los mismos valores: la máxima calidad y el respeto por el libre desarrollo los minis de la casa.
Son tres los tipos de zapatos que las madres pueden encontrar. El primero es el calzado de suela blanda confeccionado en algodón orgánico. Son zapatos reversibles que dan la posibilidad de obtener dos looks con un solo par. Están diseñados para bebés de 0 a 9 meses. La segunda opción son los de suela blanda antideslizante, también en algodón orgánico, para nenés de más de 9 meses.
Sin embargo, esta referencia ofrecer un plus muy atractivo: hay tallas para toda la familia. Son zapatos ideales para estar en casa cuando uno privilegia la comodidad. Por último, para chicos de hasta 3 años está el calzado de suela blanda de piel ciento por ciento natural. Estos zapatos que fueron el origen de la idea para crear la empresa siguen siendo el producto estrella.
Sin embargo, la línea actual también ofrece collares de lactancia, ropa y artículos para el recién nacido y portabebés. Una característica que refuerza la propuesta de valor es que los artículos son elaborados de manera artesanal, con materias primas naturales locales. “Somos un proyecto pequeño, con ánimo de crecer en otros niveles más allá del económico”, asegura Laura.
Otro factor que le permitió crecer con rapidez y llegar a clientes que estaban lejos de su alcance fue establecer alianzas estratégicas con empresas ya reconocidas en el mercado. Así, Mamis&Minis lanzó una edición especial de zapatos para FundasBCN, una marca que fabrica fundas para coches de bebé. Esta unión significó un gran éxito: en 3 horas se agotó el stock.
Esta es una jugada de marketing magistral que la mayoría de los emprendedores tiene miedo de utilizar. ¿Por qué? Porque tienen recelo de la competencia, porque la ven como algo negativo, cuando en realidad es mucho más lo positivo que puedes extraer de una relación sana de intercambio de beneficios. Tenemos que aprender a pensar y a actuar en términos de sinergias.
La historia de Laura Tió, como ves, es una historia común y corriente, la de una persona como tú o como cualquiera otra que tuvo dificultades, que se resistió al cambio, que cometió errores y que un día, cuando decidió seguir lo que decía su corazón (su pasión), encontró con un buen negocio. Pero, más que eso, con la solución perfecta para un problema puntual del mercado. ¡Eso es marketing!
Contenido relacionado:
La gurú # 1 de WordPress: el poder de la ‘educacción’
Un viaje a la nostalgia: ¿regresa el teléfono BlackBerry?
Thomas Cook: se vale caer y también se vale resucitar
Muchas personas se quiebran la cabeza buscando el producto (o servicio) perfecto, aquel que les permita ganar mucho dinero en poco tiempo. Y fracasan una y otra vez. ¿Por qué? Porque la clave del éxito en marketing es brindar la solución a un problema específico, como lo hizo Mamis&Minis.
Me parece genial la idea de Laura, pero que idea podría desarrollar para un negocio de metal mecánica pequeño? ¿Podrían darme una mano?
Muchas gracias por el estímulo!
Saludos.
Walter