La vida es un negocio, ¿lo sabías? Un negocio, no una transacción financiera, eh, porque no es lo mismo. La vida es un trabajo, ¿lo sabías? No uno formal, con horario y salarios establecidos, sino una tarea que se nos asignó para cumplir a cabalidad. La vida es un viaje, ¿lo sabías? No un paseo para disfrutar, sino una aventura, sorpresas y experiencias insospechadas.

Cuando tienes un negocio, necesitas un equipo que te dé una mano para llevar a cabo tu propósito. También requieres implementos tecnológicos y logísticos que te sirvan para cumplir con las tareas previstas. Sí, un kit de herramientas que te saque de apuros, que agilice las labores. Y, claro, debes implementar estrategias para alcanzar los objetivos.

Cuando tienes un trabajo, uno convencional o un emprendimiento, estás sujeto a tareas, a compromisos con los clientes, a resultados. Necesitas echar mano de tus conocimientos y experiencias para ofrecer lo mejor de ti. Igualmente, requieres unas herramientas y unas estrategias que posibiliten el cumplimiento de lo planeado.

Cuando vas de viaje, por placer o trabajo, nunca sales de casa con las manos vacías. Te acompañan, como mínimo, dos maletas: la grande, en la que llevas la ropa, los utensilios de aseo personal, quizás un libro; y la pequeña, la de mano, con tus implementos de trabajo. Son las herramientas que necesitas para desenvolverte en cualquier escenario.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Saber comunicar es una de las habilidades requeridas en el mundo moderno para alcanzar el éxito.

Si leíste con atención, te habrás dado cuenta de que fui reiterativo con un concepto en especial: herramientas. Conocimientos tenemos todos, experiencias tenemos todos, ganas tenemos todos, dones regalados por la naturaleza tenemos todos, sueños de ser felices y prósperos acuñamos todos. Y herramientas tenemos todos, por supuesto.

¿Cuál es la diferencia, entonces?, te preguntarás. En el uso que cada uno hace de esos recursos, de esas herramientas. Antes, en el pasado, el que tenía los medios, principalmente los económicos, tenía el poder. El poder de decisión, el poder de determinar el destino de otros, el poder de establecer el cómo, el cuándo y el porqué.

Hoy, gracias a la globalización y a las redes (no las sociales, propiamente), las distancias se redujeron y cualquiera, tú o yo, puede competir mano a mano con muchos de los actores del mercado. Eso sí, para pretender alcanzar el éxito y la prosperidad, hay que cumplir una condición: ser tu mejor versión.


Ser tu mejor versión implica ser tú mismo, ser auténtico. Trabaja
en aquello que te hace único, lo que te diferencia del resto.
Ese será tu mejor argumento para impactar a otros.


El mercado es una jungla llena de fieras hambrientas, me habrás escuchado decir alguna vez, y también es justo reconocer que hay competidores buenos, muy buenos, preparados, ambiciosos, entusiastas, recursivos. Entonces, si deseas sobresalir, necesitas ofrecer lo mejor y un poco más, o simplemente eres invisible.

Tras casi dos décadas en el mercado de los negocios por internet, te digo con autoridad que conozco mil y una herramientas para el trabajo y la vida, que te permiten aprovechar tus habilidades. ¿Cuáles? Las que requieres potenciar para competir, las que permitirán que los clientes posen tu mirada en ti y tomen la decisión de elegirte como su solución. Veámoslas:

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Saber vender, y saber venderte, es algo indispensable en el mundo de los negocios.

1) Comunicar: hoy, cuando el ciudadano común está permanentemente conectado a las diferentes opciones tecnológicas, saber comunicar no es una opción, sino una obligación. Saber escribir, expresarse en público y transmitir mensajes por las redes sociales son habilidades que debes dominar, especialmente si tienes contacto con clientes.

Comunicar no es simplemente decir, no es el consabido bla, bla, bla… Comunicar es transmitir mensajes con contenido de calidad, con veracidad, más allá del formato que elijas. Es impactar al receptor con conocimiento y experiencias que lo enriquezcan, que le den la posibilidad de superarse. Comunicar es ser tú mismo y dejar una huella.

2) Vender: gracias a la tecnología, ya no es una disculpa: hay que saber vender. Se vende con la imagen que se proyecta, con el trato que les das a otras personas, con tu actitud en las dificultades, con tus acciones en la abundancia y la prosperidad. Vender incorpora una alta dosis de comunicación: vendemos y nos comunicamos todo el tiempo.

El concepto de la venta más allá de una simple transacción económica. Implica un intercambio de beneficios y es allí que los emprendedores tenemos las mejores oportunidades. Si comunicas bien, vendes; si vendes, creces; si vendes, puedes darle al mercado esa solución que requiere; si vendes, puedes convertirte en la referencia.

3) Medir: en el menú de labores que un emprendedor desempeña en su negocio, hay unas que no necesariamente son agradables. Medir es una de ellas. No es agradable en el comienzo, pero cuando esas cifras nos indican el camino correcto, nos reflejan el éxito que alcanzamos, nos reportan las ganancias que soñamos, ¡son música para el oído!

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Decidir es una de las habilidades que te facilita el camino al éxito, si la sabes usar.

En marketing, acción que no midas, no sirve. Si no mides, no sabes para dónde vas, no sabes si avanzas, no sabes cuál fue la respuesta del mercado a tu oferta, no sabes qué corregir o qué reforzar. Si no mides, tarde o temprano fracasarás. Medir puede ser aburrido, pero es una habilidad que necesitas aprender y usar adecuadamente.

4) Decidir: es un arte que no todos aprendemos. Lo atribuyo a dos razones: una, no hay quien te enseñe a tomar decisiones acertadas; otra, el resultado positivo depende en gran medida de la intuición y del criterio, y eso tampoco se aprende. Tomar decisiones te evita problemas; para los negocios, decidir marca la diferencia entre permanecer y desaparecer.

Decidir, no necesariamente significa decir sí. A veces, la mayoría, es decir no. Cultiva el hábito de decir no a lo que te intoxica, a lo que frena tu impulso, a lo que te impide crecer, a las personas que quieren extraer tu conocimiento para beneficio propio, a los clientes que no valoran cuanto haces por ellos. Decide, decide bien y vencerás.

5) Trabajar: en el mundo de los negocios por internet, hay mucha gente que les sigue creyendo a los encantadores de serpientes que les dicen que los van a hacer millonarios de la noche a la mañana. Con la experiencia que tengo, puede decirte que es más seguro comprar la lotería que esperar un golpe de suerte de este estilo como emprendedor.

Las principales acepciones del término emprendedor son acometer y comenzar. En castellano simple, actuar; en términos prácticos, trabajar, trabajar y trabajar. Capacítate, organízate, rodéate bien, invierte en ti y en tu negocio y, si haces la tarea, la recompensa llegará. Si quieres ser tu mejor versión, solo tienes dos opciones: toma acción y trabaja.