El sueño dorado de cualquier emprendedor es la automatización ciento por ciento de su negocio. Por supuesto, es algo fácil muy difícil de lograr. De hecho, Geni Ramos, especialista en automatización y una de las voces más autorizadas del mercado de los negocios digitales en el mundo hispano, está convencida de que no es posible.

“Esa idea del ordenador en la playa y el negocio ciento por ciento en piloto automático NO existe”, afirma, con énfasis especial en el NO (en mayúsculas). “Por lo menos, ese no es mi caso”, dice con honestidad. Lo que quizás Geni y los emprendedores debemos aprender es que no hay una automatización perfecta, y tampoco la necesitamos.

¿Por qué? No existe porque, más allá de los beneficios que nos ofrecen las poderosas herramientas digitales, no podemos desconectarnos completamente de nuestro negocio. Y no es conveniente, tampoco, porque eso significaría desconectarnos también de nuestros clientes, que son la razón de ser de lo que hacemos, que son nuestro activo más valioso.

No la necesitamos, tampoco, porque si bien los emprendedores cultivamos un estilo de vida que nos permite disfrutar de la vida, nuestro negocio no es un trabajo convencional. Hacemos lo que hacemos por pasión, porque lo disfrutamos, porque nos brinda felicidad, porque nos permite el enriquecedor contacto con nuestros clientes. ¡Necesitamos trabajar!

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Benlly Hidalgo y Álvaro Mendoza, dos personas que marcaron la hoja de ruta de Geni Ramos.

Por eso, a lo que debemos tender a es encontrar el adecuado punto de equilibrio entre trabajo presencial (el que solo podemos hacer nosotros, el contacto directo con nuestros clientes), trabajo automatizado (el que nos facilita la tecnología) y una vida plena. Si bien ha dado grandes pasos en ese proceso, Geni admite que está lejos de alcanzar la meta.

“El dinero en internet se puede ganar sin tener que estar 10 horas frente al ordenador. Si tuviese que volver a empezar, me enfocaría más en la estrategia y en la creación de infoproductos, en vez de dar servicios durante 6 horas al día. Al final de cada jornada terminas muy cansado y no le dedicas tiempo a lo que realmente importa”, afirma.

Y lo que realmente importa es que Geni vive su trabajo con pasión, está comprometida con ayudar a sus clientes y disfruta lo que hace. “¡Lo mejor es la libertad! Soy feliz de hacer lo que me apetezca: viajar, tomar vacaciones o trabajar desde cualquier lugar del mundo”, explica. Por eso, no se ve en un trabajo distinto, en uno convencional.


La mayor felicidad de Geni Ramos es vivir la vida que ella misma diseñó,
una que le permite hacer lo que le apetece, lo que le dicta su corazón, y
de paso tener un negocio rentable que crece y evoluciona con ella.


“Cuando estaba comenzando este camino, me ofrecieron más de una oportunidad de trabajo. Sin embargo, recuerdo la flexibilidad y la libertad que tengo, y que ninguna empresa puede ofrecerme, y la desecho, asegura. Aunque nadie puede decir de esta agua no beberé, Geni no se plantea esa posibilidad: “Vivo demasiado bien”, agrega.

Llegar hasta este punto, sin embargo, no fue tan fácil como puede parecer. De hecho, fue bien difícil. Cuando terminó los estudios de Publicidad y Relaciones Públicas (el mundo de las comunicaciones es su gran pasión), España vivía días complicados por cuenta de una grave crisis económica que literalmente echó por tierra los sueños de muchos.

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Geni Ramos es una excelente conferencista y una emprendedora inspiradora.

“No me podía quedar aquí, así que me fui al Reino Unido”, cuenta. Sí, así no más, de un día para otro, empacó maletas, se despidió de su familia y amigos y abandonó Sils, un pequeño pueblo de poco más de 6.000 habitantes, ubicado en la provincia de Gerona, en Cataluña, y se fue a las islas británicas. ¡Fue la mejor decisión que tomó en su vida!

“Allí descubrí el marketing digital mientras trabajaba en una agencia. Me certifiqué en Infusionsoft y vi la oportunidad de mercado que había en España”. Cuando concluyó su contrato, sintió que había un gran vacío en su vida: extrañaba de más a su familia y a sus amigos. Entonces, tomó el avión de regreso a casa y empezó su negocio digital.

El espíritu emprendedor Geni lo lleva en el ADN: sus padres son emprendedores y, por eso, creció con la idea de transformarse en uno ella también. A los 19 años, luego de que sus padres se separaron, abrió un bar en el pueblo. Uno pequeño que le dejó grandes enseñanzas: “Aprendí cómo funcionan los negocios y decidí que no trabajaría para otros”.


Aprender siempre, realmente cuidar de los tuyos (clientes y socios) y
soñar en grande son, para Geni, los tres componentes indispensables
para alcanzar el éxito en los negocios. Aplican también para la vida.


No fue solo el aprendizaje: también preparó centenares de mojitos, compartió grandes momentos con los clientes y ahorró el dinero que le permitió viajar al Reino Unido y la vida le abrió un universo infinito de oportunidades, de maravillosas experiencias. Una de ellas, la conferencia de Dan y Nick, dos influencers ingleses, a la que asistió en Londres.

“Allí vi en el escenario a Frank Kern, Jeff Mask y otros referentes de la industria y me di cuenta de a gran oportunidad de negocio que había en internet”, relata. Aunque no tenía idea de en qué se estaba metiendo, y tampoco conocía a los referentes del mercado en español, ya no pudo echar marcha atrás: estaba completamente atrapada, enamorada.

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Sus padres también son emprendedores y le transmitieron a Geni esa pasión.

Después aparecieron en su vida Vilma Núñez, Laura Ribas, Benlly Hidalgo y otros que le mostraron el camino: “Ellos son los grandes del mercado y yo quiero ser también uno de ellos”, afirma. “Vilma me dio el empujón para crear mi primer infoproducto y Benlly es una fuente de inspiración sobre todo en el balance de vida profesional y personal”.

Y más tarde llegaron a su vida Miquel Baixas, su mentor desde diciembre de 2016, y otros maestros que dejaron profunda huella: Hyen Uk Chu (negocios), Tatiana Arias (finanzas), Walter May (embudos de ventas), Christian y Alfonso (productos prémium) y Álvaro Mendoza (su historia). Y hay más, una lista interminable, como sus sueños y proyectos.

Uno de ellos, uno muy importante, es recuperar su ritmo en el deporte. “Uno de los motivos por los que me fui al Reino Unido fue que sufrí una lesión en la espalda y no puede continuar con la temporada de Twirling”, cuenta. Esta es una disciplina que combina la gimnasia rítmica y el baile, además de la ejecución de juegos malabares.

En febrero de 2017, Geni estuvo en Disneyworld, en Orlando (Estados Unidos), en una competencia internacional llamada Twirlmanía: fue tercera entre 100 participantes. “Este año, mi meta es balancear mejor mi vida deportiva con la profesional y volver a la Twirlmanía en febrero de 2019”, dice ilusionada. ¡Lo logrará, seguro que sí!

¿Cómo lo sé? Porque conozco las dos premisas que orientan la vida de Geni, las mismas que le han permitido cumplir otros sueños, servir a otros y convertirse en inspiración para muchos: una es que debes ser feliz en lo que haces, y ella es muy feliz; otra es que el camino no es fácil, pero cualquier meta se pueda alcanzar si en verdad te lo propones.

“Sin duda, este viaje ha valido la pena”, dice. ¡Claro que ha valido la pena! En unos pocos años, ayudó a más de 100 emprendedores a implementar Infusionsoft para automatizar sus negocios, con un 90 por ciento de casos de éxito. “Lo único que me hace falta es hacer crecer mi equipo de trabajo ¡Ese sí que es un buen reto!”. Uno que Geni, sin duda, aprobará.


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