La respuesta parece obvia, pero igual hay que formular la pregunta: ¿puede existir un negocio sin creatividad? Por supuesto que no: me atrevería a decir que la gran mayoría de negocios surgió, precisa- mente, de una idea distinta, de un arranque de creatividad, de impulso genial. El problema es cuando nos quedamos en eso, en el impulso, y nos olvidamos de que todos y cada uno de los procesos, todas y cada una de las etapas de desarrollo del negocio, exigen creatividad. 

La creatividad es una condición innata del ser humano: todos, por naturaleza, somos creativos, aunque no necesariamente para las mismas actividades. Unos, para el arte; otros, para la música; algunos, para la escritura; unos más, para la culinaria; otros más, para el deporte, en fin. Lo que marca la diferencia no es la modalidad de la creatividad, sino la capacidad para desarrollarla. Porque, aunque suene raro, la creatividad también se aprende, se cultiva, se perfecciona. 

A veces nos confundimos, sin embargo, porque queremos hablar de creatividad y nos referimos a la innovación, que no es más que una manifestación de la creatividad, solo que evolucionada, dirigida a un objetivo específico en medio del proceso, no al comienzo. De hecho, la innovación solo ocurre cuando la idea de la que surgió ese proyecto es producto de la creatividad: una idea distinta, un impulso genial. 

Otro factor que es necesario tener en cuenta, para que una buena idea no se quede en ese estado gaseoso y se convierta en una realidad es que hay que incorporarla a los procesos de la empresa, incentivarla, cultivarla con el continuo aprendizaje, compartirla con el resto del equipo para enriquecerla. En otras palabras, la creatividad es una fuente inagotable en la medida en que se practique como si fuera otro hábito más. Es como la fuerza, la potencia o la resistencia, que se mejoran con ejercicio. 

En suma, todo negocio que aspire a convertirse en exitoso requiere un componente creativo a lo largo de su creación, desarrollo y consolidación. El día que la lámpara creativa se apague, ese negocio empezará la cuenta regresiva rumbo a la extin- ción. Igualmente, no hay que olvidar el otro componente indispensable, el que brinda el equilibrio: el análi- sis. Estas características son, como el titular de una famosa película, sensatez y sentimientos. 

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