Una de las principales dificultades a las que se enfrenta un ser humano cualquiera cuando toma la decisión de ingresar al universo digital es aquella de lidiar y familiarizarse con los términos. Que son variados, la mayoría surgidos del inglés y luego, españolizados, y que en la práctica intimidan. Primero, porque son muchos y, segundo, porque al escucharlos te sientes un completo ignorante.

Lo primero que puedo decirte es que es algo inevitable. Si no estudiaste una carrera relacionado con el marketing o los negocios y nunca trabajaste en esto es absolutamente normal que los términos te parezcan raros o que te intimiden. Segundo, debes entender que son propios de este ámbito y solo requieres paciencia para aprenderlos poco a poco.

Lo tercero, y esto incorpora algo así como un mea culpa, a los que llevamos mucho tiempo en el mercado, a los que conocemos al derecho y al revés todos y cada uno de esos términos, a veces se nos olvida que son más las personas que los desconocen. Y los utilizamos como si todo el mundo los entendiera, como si todos tuvieran el conocimiento que poseemos.

Y no es así, por supuesto que no es así. Y cuarto, quizás lo que más daño provoca, son muchos los autoproclamados expertos que utilizan estos términos de manera indiscriminada porque creen que les brindan autoridad. Es como cuando consultas al abogado o al médico, o al mecánico de tu auto, y te brindan un diagnóstico en su jerga técnica que te deja atónito.

Es una manía aprendida que, en la práctica, produce el efecto contrario al esperado, es decir, ahuyenta a tu interlocutor, a tu cliente potencial, en vez de acercarlo. Y esto constituye un grave error, sin duda, en especial si aquello a lo que te dedicas es a vender, bien sea dentro o fuera de internet. El abuso de la jerga técnica genera desconfianza, cuando requerimos confianza.

En los últimos tiempos, productos de los drásticos y rápidos cambios del mercado, fueron muchas las personas que se acercaron al universo digital o que, cuando menos, lo hicieron de una manera distinta a como lo hacían antes. ¿A qué me refiero? Dejaron de ser usuarios exclusivos de redes sociales y aplicaciones de mensajería y buscaron oportunidades en internet.

Es una realidad que cada día son más las personas que dejan sus trabajos convencionales (bien sea por voluntad propia o decisión de la empresa) y vuelcan su mirada a internet. Es una mina de oro”, escuchan; “Es un universo de oportunidades”, les dicen. Y es cierto, aunque no de la forma en que ellas lo esperan o, en su defecto, en de la forma en que los expertos lo cuentan.

Recuerda que si algo abunda en internet son los vendehúmo, los falsos gurús que te prometen riqueza exprés, que juran llevarte al paraíso de la felicidad en un dos por tres. Y no es así. Lo que sí es cierto, completamente cierto, es que si posees conocimiento de calidad en algún área específica, si le sumas experiencia y aprendizaje de errores, en internet tienes un gran aliado.

¿Por qué? Porque nunca hubo un mejor momento para aprovechar lo que esta poderosa red, con sus herramientas y recursos, puede brindarte. Cualquier persona, sin importar cuál sea su especialidad, capacidad económica o ubicación geográfica, puede aprovechar el superpoder de internet. Esto implica, por supuesto, sumergirse en el universo digital y aprender de marketing.


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Convertir tu conocimiento en un infoproducto te permitirá ayudar a otros a transformar su vida.


Intimidadas por los términos y la amplitud del conocimiento básico que se requiere, muchas personas no ven lo importante: más que una oportunidad de negocio, ingresar al universo digital les permitirá disfrutar un maravilloso estilo de vida, ayudar a otros y… ¡vender!


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En ese camino, ineludiblemente, te enfrentarás a esos términos técnicos intimidantes. Que en la medida en que aprendas y te familiarices con ellos dejarán de serlo. Y luego los incorporarás a tu lenguaje cotidiano y los utilizarás como todo un experto. Lo mejor, ¿sabes qué es lo mejor? Que superada esa etapa probablemente te conviertas en un emprendedor digital.

Ese es un camino que, sin querer queriendo, inicié hace ya casi 25 años. Ingresé al universo digital, que entonces era muy distinto al presente, sin saber adónde me conduciría ese camino. Después del nacimiento de mis dos hijas, es lo mejor que me pasó en la vida: descubrí mi pasión, mi propósito y a partir de mi conocimiento creé mi propio negocio digital.

A lo que me dedico es a vender infoproductos. Sí, una de esas palabritas intimidantes para los novatos, los recién llegados al universo digital. ¿Y qué es un infoproducto? Es un producto que se vende a través de internet, en palabras sencillas. O, de otra manera, cualquier tipo de producto que es empaquetado para ser exhibido o comercializado por los canales digitales.

Esta es una primera característica importante: el infoproducto puede ser gratuito o de venta. Y no tiene que ser, como algunos quieren limitarlo, un producto con contenido destinado a ayudar a un cliente potencial. ¿Por qué no? Porque el entretenimiento es la principal razón por la que las personas se conectan a internet, a canales digitales, y también es un infoproducto.

Una segunda característica: el multiformato. Un infoproducto puede presentante en forma de contenido escrito (texto, un libro, un e-book, un reporte, una revista), contenido visual (video, fotografía, infografía) o audio(pódcast, entrevistas, sesión de preguntas y respuestas). También puede ser una masterclass, un curso, software, una aplicación o una plantilla.

El uso primario, aunque no el único, de un infoproducto es lo que conocemos como lead magnet (otra de las palabrejas terroríficas) o imán de prospección o señuelo (carnada). ¿Eso qué significa? Que se trata de un producto destinado a llamar la atención del mercado, de tus clientes potenciales, e incentivarlos a tomar una acción específica que a ti te interesa.

¿Por ejemplo? La más común, que se suscriba a tu lista de correo electrónico. De esta manera, esa persona comienza el recorrido por tu embudo de marketing (otro término intimidador). ¿Cuál recorrido? El que hace ese cliente potencial desde el primer contacto que realiza contigo a través de algún canal digital hasta que se convierte en cliente, es decir, hasta que compra.

Ahora, lo ideal es que dispongas de un infoproducto específico para cada una de las etapas del viaje (recorrido) de tu prospecto (cliente potencial). Lo usual es que el primero, el señuelo, es gratuito o de muy bajo costo y los siguientes incrementan su valor a medida que esta persona avanza en el proceso. El precio, sin embargo, es un tema secundario, así que no te distraigas en eso.

¿Por qué? Porque lo realmente importante, lo valioso, lo que te permitirá vender (convertir a ese desconocido en un cliente) es la calidad de tu estrategia de marketing. Lo demás (formato, medio en el que lo comunicas, precio) es secundario, accesorio. Y cuando digo “la calidad de tu estrategia de marketing” me refiero a la propuesta de valor que encierra ese contenido.

Es decir, ¿qué puede hacer por tu cliente potencial? ¿Cómo lo va a ayudar? ¿Qué le va a enseñar? ¿De qué manera lo va a educar para que perciba y concientice ese problema que tú con tu conocimiento y experiencia le puedes solucionar? ¿Qué consejos le vas a brindar para que mitigue su dolor? ¿Cómo vas a generar el indispensable vínculo de confianza y credibilidad?

Las claves del éxito de un infoproducto (cualquiera) son:

1.- Que transmita un mensaje claro, preciso y pertinente para las personas que lo reciben
2.- Que esté preparado específicamente para las personas que lo reciben (nicho)
3.- Que contenga consejos-herramientas-ejemplos de inmediata aplicabilidad
4.- Que sea útil y oportuno para las personas que lo reciben
5.- Que te permita transmitir autoridad y generar confianza y credibilidad

Lo demás vendrá por añadidura y no dependerá exclusivamente de ese infoproducto en especial. ¿A qué me refiero? Si el objetivo es llamar la atención del mercado y conseguir que desconocidos te entreguen su correo electrónico para comunicarte con ellos, ese es tan solo el primer paso. Luego tendrás que nutrirlos, educarlos y entretenerlos para que sigan a tu lado.

Es decir, tendrás que aportarles más conocimiento, más valor a través de tus experiencias, de tus vivencias, de tus casos de éxito anteriores. Tendrás que cultivar y fortalecer la confianza y la credibilidad, que será el camino que te permitirá derribar sus objeciones y responder a todas sus preguntas e inquietudes. Y tendrás que posicionarte como la verdadera solución que desean.

Repito: lo realmente importante, lo valioso, lo que te permitirá vender (convertir a esos desconocidos en clientes) es la calidad de tu estrategia de marketing. En palabras sencillas, el valor que les aportes en cada paso del proceso, cuánto los ayudes desinteresadamente. Lo demás (formato, medio en el que lo comunicas, precio) es secundario, accesorio. Y la venta será una consecuencia.

Moraleja: no te dejes intimidar por los términos que son comunes en el marketing digital. Más bien, aprovecha tu conocimiento, tus experiencias, el aprendizaje de tus errores, tus dones y talentos y transfórmalos en infoproductos que puedas ofrecer, de manera gratuita y de pago, para ayudar a otros. Este, más que una oportunidad de negocio, es un maravilloso estilo de vida.