Estamos a pocos días de la Navidad y el Año Nuevo y no sé si a ti te ocurre lo mismo que a mí: te abruma el tic-tac del reloj. Ansío que se acabe este año, pero no porque me haya ido mal o tenga recuerdos que quiera dejar en el pasado. Más bien, porque estoy con la mente puesta en que 2018 sea uno muy muy especial, uno que marque mi vida.
Si sigues con atención las publicaciones que hago en el blog o en MG La Revista, sabrás que en el año venidero cumpliré dos décadas desde que tomé la decisión trascendental de mi vida: convertirme en emprendedor. Esa efeméride, nada más, ya le da un valor especial a esos 12 meses que están por llegar. Por eso, el tic-tac me provoca ansiedad.
Aunque se completará la vigésima vuelta al sol en mi trayectoria, lo que me entusiasma es que siento la misma pasión, las mismas ganas de aprendizaje del primer día. Y también hay nerviosismo, sin duda, aunque manifiesto de manera diferente: ya no por saber si soy capaz de cumplir mis sueños, una asignatura aprobada, sino cómo superar mis límites.
Hoy, con alegría y con humildad, puedo decir que la vida ha sido excesivamente generosa conmigo y me ha concedidos todos y un poco más de los sueños que forjé en el pasado. Por eso, lo que me motiva a seguir adelante es ser fiel al compromiso adquirido contigo, de acompañarte a transitar el camino que te lleve a ser feliz, exitoso y próspero.
Después de tanto tiempo, de tantas experiencias, de tantos aprendizajes, de tantos fracasos, de tantos sinsabores y traiciones, no concibo mi trabajo y mi vida como emprendedor si no es para poner a tu servicio eso que he tenido el privilegio de atesorar. De ahí que uno de mis ruegos de Navidad sea que en 2018 la saques del estadio.
Asumo que ya completaste con éxito las etapas iniciales del proceso, aquellas en la que adquieres el conocimiento necesario para presentante al mercado como una opción válida e interesante y en las que diseñas el producto o servicio que, según el estudio de mercado que realizaste, va a satisfacer una necesidad apremiante del nicho elegido.
Si fue así, entonces, el siguiente paso es posicionarte en ese mercado. El posicionamiento, haz de saberlo, no significa autoproclamarte como experto o como número uno de la industria, algo que vemos con frecuencia en internet. Se trata, más bien, de darte a conocer, de presentarle al mercado, a tu nicho, las virtudes que te acreditan.
En el mundo actual, estudios y experiencia ya no bastan para que las empresas
o el mercado nos elijan: lo que se busca es un producto que posea unas
características que lo diferencien y lo hagan una propuesta de valor irresistible.
Eso, en otras palabras, significa construir la marca que vas a ser. ¡Ojo!: no es una careta, una máscara, o un maquillaje que te quitas y te pones según las circunstancias. No vas a ser un actor o un payaso, sino un experto con el conocimiento, la capacidad, la experiencia y la vocación de servicio requeridos para solucionar un problema puntual del mercado.
El concepto de marca personal, que ya se esbozaba en los años 80 sin que en realidad supiéramos en qué se iba a transformar, se le atribuye a Tom Peters, uno de los teóricos del marketing más reconocidos del mundo. Lo acuñó en 1997, en el famoso artículo titulado The Brand Called You, publicado el 31 de agosto de aquel año.
Desde los 80, sin embargo, ya Peters hablaba de personal branding que como tantos otros principios del marketing en un comienzo no fue tomado en cuenta por las grandes empresas, pero que con el tiempo se convirtió en un pilar de la actividad. Hoy, ya no solo las grandes empresas hablan de marca: los emprendedores individuales, también.
No te voy a decir que tú o yo somos o vamos a ser una marca como Coca-Cola, Microsoft, Apple o Amazon, porque sería una mentira. Esa es otra galaxia. En todo caso, en la nuestra, en la que nosotros podemos competir, también hay marcas poderosas, el cliente también necesita saber que esa persona con la que se relaciona es una marca registrada.
Debo reconocer que establecer una marca no es un proceso fácil: toma tiempo, exige mucho trabajo y, sobre todo, no perdona errores. Además, incorpora un componente que lo hace algo apasionante, pero también muy complicado: la imperiosa necesidad de renovación, a veces también de reinvención de la marca.
Es una dinámica, un proceso
Esa es la razón, sin duda, por la que en el mercado hay muchos emprendedores valiosos, pero muy pocas marcas poderosas. Quizás son personas que lograron posicionarse en algún momento, pero no evolucionaron, no se actualizaron, no se adaptaron a lo que el mercado les exigía, y como un logotipo o un producto quedaron obsoletos.
En estos días de fin de año, una vez superamos la frenética cotidianidad de las fiestas, te invito a que reflexiones acerca de tu marca personal. Que hagas una autoevaluación y explores qué tan avanzado estás en el proceso o, por el contario, te des cuenta de que aún no diste el primer paso. Si es así, esa es una tarea indispensable para 2018.
A continuación, te ofrezco tres claves que, sin duda, te ayudarán a construir esa marca personal poderosa que te permitirán posicionarte en el mercado y sobresalir frente a la competencia, aunque haya otros con más conocimiento o experiencia. Hay más claves, pero sé que con estas tres podrás completar el proceso. Veamos:
1) Eres único: Lo primero que debes saber es que, aunque tengas cualidades que otras también poseen, siempre hay otros factores que, en conjunto, te hacen único. Debes identificar esos factores y potenciarlos. ¿Cuáles son esas virtudes que te permiten aportarle un valor único al mercado? Selecciona dos o tres y poténcialas.
2) Sé auténtico: ninguna marca o producto son perfectos. Tienen limitaciones o, inclusive, defectos. Igual que tú, que yo, que cualquier persona. Lo que el mercado valora (y exige) es que esa persona en la que va a depositar su confianza se tal cual se muestra, no que al cabo del tiempo resulte un fiasco. Somos seres humanos y, por lo tanto, incorporamos fallas.
3) Adáptate: este, sin duda, es uno de los aspectos más difíciles a la hora de construir una marca personal: cuando conseguimos esbozar el modelo que nos agrada, el mercado cambió y nos exige algo distinto. Debes estar dispuesto a cambiar, a mejorar, a cultivar tu conocimiento, a trabajar en minimizar tus defectos, o si no el mercado te pasará por alto.
Una recomendación final: una marca personal no es un modelo de perfección. Es un sello que te hace único y especial, que te aporta un plus, y que te sirve para sobresalir en esa jungla que es el mercado. De la misma manera que cada día trabajas en tus estrategias de marketing para vender más, necesitas trabajar en la marca persona para ser mejor.
Alvaro, tu contribución a la sociedad, supera lo que tu piensas posiblemente, quien lea con mucha conciencia, con solo leer y luego aplicar estos paradigmas emergentes de tu libro, son claves certeras para mejorar la vida de múltiples sociedades rurales o urbanas. Felicidades, Dios te siga bendiciendo.
Feliz Navidad, admirado Álvaro Mendoza, te deseo mis bendiciones para ti y tu seres más queridos, prosperidad y mucho trabajo para el próximo año nuevo.
Te dejo mi frase de felicitación para estas navidades:
Cuida a tus familiares y ellos te cuidaran a ti.
Trasmítele tu amor con gestos y palabras y recibes dos veces más.