Cuando leí los titulares de la prensa, sentí un gran dolor, como quizás tú, como quizás muchos de los millones de aficionados que, en distintos puntos del planeta, han tenido el privilegio de deleitarse con el singular espectáculo del Circo del Sol (Cirque du Soleil) en las últimas cuatro décadas. El mejor circo del mundo, como se lo conoce, está a punto de bajar el telón para siempre.
Los medios de comunicación de todo el mundo, incluidos los especializados en deporte, hablaron del tema. Es que, sin importar a qué nos dedicamos, qué edad tenemos o en dónde vivimos, todos los que alguna vez tuvimos la oportunidad de apreciar el fantástico espectáculo del Circo del Sol somos fieles seguidores. Y la conmoción se regó como pólvora, de norte a sur, de oriente a occidente.
La empresa canadiense, originaria de Montreal, se declaró en suspensión de pagos y cesó a 3.480 de sus 4.679 trabajadores a los que, cuando comenzó la crisis provocada por el coronavirus, les había suspendido los contratos. Ahora, sus propietarios intentarán restructurar una vieja deuda que asciende a 1.100 millones de dólares. Si la medida de rescate fracasa, será el fin definitivo.
La versión oficial, que no siempre coincide con la verdad o con la realidad que hay tras bambalinas, dirá que la cancelación de eventos masivos provocada por las medidas adoptadas para evitar el contagio del coronavirus, fue la razón de la triste decisión. Sin embargo, como en el caso de otras empresas reconocidas que cerraron sus puertas sin saber si volverán a abrirlas, hay otros motivos.
“Actuamos con la intención de proteger el futuro de la empresa. Puedo decir que su continuidad está asegurada”, les dijo a los medios Daniel Lamarre, presidente y consejero delegado. El directivo afirmó, además, que la empresa produjo ganancias por 155 millones de dólares el año pasado. En ese momento, ya circulaban rumores de las crecientes dificultades financieras.
Sin embargo, fueron desmentidas una y otra vez. Desde 2015, Moody’s Corporation, la reconocida agencia de calificación de riesgo, había prendido las alarmas al afirmar que la deuda acumulada era “demasiado elevada”. Y lanzó un mensaje que hoy se sabe que tenía razón: “La empresa no tiene la experiencia para funcionar con este grado de endeudamiento”. Y, es claro, no pudo hacerlo.
A comienzos de 1980, en una pequeña, poco conocida y encantadora villa de Baie-Saint Paul, en las costas del río St. Laurent, cerca de Quebec, Giles Ste-Croix reunió a un grupo de artistas para hacer presentaciones en las calles. El público los identificó como Los caminantes sobre zancos de Baie-Saint Paul, y en el elenco había malabaristas, bailarines y músicos, entre otros artistas.
Luego, en 1984, Gay Laliberté, uno de los integrantes del grupo, entendió que ya era tiempo de salir del pueblo y presentar su espectáculo a otras ciudades. Aprovechó la conmemoración del 450 aniversario del descubrimiento de Canadá, y realizó una gira por la provincia. Fue un gran suceso, porque el espectáculo ofrecía una versión única de las artes circenses, algo nunca visto.
No había animales y, más bien, el público disfrutaba de una puesta en escena atractiva en la que el drama se combinaba a la perfección con una interpretación artística hermosa y reflexiva. Los trajes, los juegos con la iluminación y la música conformaban un libreto que atrapaba las emociones de los espectadores sin importar su edad. Era, sin duda, el “espectáculo perfecto”.
Tras esa pequeña y exitosa gira local, Laliberté le dio el nombre de Cirque du Soleil a la compañía porque, según sus propias palabras, “el sol simboliza juventud, energía y fuerza”. Y esos, sin duda, eran tres componentes primordiales del espectáculo de la compañía, que en 1987 por primera vez cruzó las fronteras y se presentó en Estados Unidos. Aquella gira se llamó “Reinventamos el circo”.
Se presentó en Los Ángeles, con ocasión del festival de la ciudad, y sorprendió a todos con una escenografía detallada, un escenario con sillas por todos los lados y una interacción dinámica con el público. En todas las presentaciones agotó las localidades y lo mismo ocurrió en San Diego y Santa Mónica. El siguiente paso fue cruzar el Atlántico y presentarse ante el público de Europa, en 1990.
En los últimos 40 años, el Circo del Sol, una innovadora y encantadora propuesta que surgió en una pequeña y desconocida villa canadiense, deleitó con su magia, profesionalismo y creatividad a millones de personas en todo el mundo. Hoy, por problemas financieros, corre el riesgo de desaparecer.
Adonde iba, el Circo del Sol encantaba a los espectadores, que quedaban ensimismados con la belleza del espectáculo, la innovadora propuesta creativa y la originalidad. En 1993, introdujo otro concepto que reafirmó su éxito: se crearon los espectáculos permanentes. Se denominó Mystere y se estrenó en Las Vegas Strip, una de las calles más famosas de la ciudad que nunca duerme.
Pronto, el Circo del Sol se hizo famoso en todo el mundo, inclusive en aquellos países a los que solo llegó ya en este siglo XXI, como los de Latinoamérica. Fue gracias a la televisión, que nos mostró un espectáculo novedoso, creativo y lleno de fantasía que nos permitió revivir los más agradables recuerdos de la infancia y que, además, puso a volar la imaginación. Era magia pura.
Esa primera década del los 2000 marcó el punto más alto de la trayectoria del Circo del Sol, que inclusive se presentó en Miami en 2007 con ocasión de la versión 41 de la Super Bowl, la gran final del fútbol americano. Un año más tarde, la desarrolladora de bienes raíces Nakheel y la inversora Istithmar World, de los Emiratos Árabes Unidos, adquirieron el 20 % de las acciones de la empresa.
Entre 2011 y 2014, de la mano de un espectáculo creado en homenaje al rey del pop Michael Jackson, el Circo del Sol se presentó en 28 países y recaudó 360 millones de dólares. Fue, entonces, cuando comenzaron a verse los primeros síntomas del gigantismo: los elevados costos, que no cesaban de crecer, prendieron las alarmas acerca de la viabilidad financiera en el futuro.
En 2015, Laliberté vendió el 55 % de sus acciones y logró una inyección de capital de 1.500 millones de dólares, que se suponía eran el fin de los problemas financieros. Sin embargo, no fue así. Luego, en marzo pasado apareció el coronavirus y provocó la cancelación de todos los eventos masivos, con lo que los intentos de salvamento financiero no fructificaron y se llegó al límite.
Si bien las acciones implementadas recientemente, incluida la de declararse en quiebra, están enfocadas en garantizar la supervivencia de la empresa, no se sabe qué va a ocurrir. Según los medios, tras bambalinas se libra una dura lucha entre los propietarios y los acreedores, que intentan sacar el máximo provecho posible. Solo el tiempo dirá si el telón no vuelve a subir.
Por lo pronto, podemos reflexionar con estas valiosas lecciones que podemos aprender del Circo del Sol y su experiencia:
1.- Ser el número uno te da garantías. Desde hace años, el Circo del Sol es la referencia de los espectáculos masivos, la puesta en escena que todos quieren ver, la que todos quieren llevar a sus países. Sin embargo, ese éxito te les salió de las manos a sus propietarios, que no fueron capaces de controlar el rumbo de la historia. Aunque seas el número uno, estás expuesto a los riesgos.
2.- La innovación, la clave. En los años 80, cuando surgió el Circo del Sol, el espectáculo del circo tradicional comenzaba un período de decadencia. Las crecientes acusaciones de maltrato a los animales que utilizaban en sus presentaciones y la falta de innovación provocaron que el público poco a poco se alejara. Fue el escenario ideal para una nueva propuesta, diferente y atractiva.
3.- Las emociones. Otro ingrediente fundamental de la receta del Circo del Sol que le permitió ganarse el corazón de millones de aficionados en todo el mundo es que su puesta en escena era, en esencia, un coctel de emociones. Era como ver una película de cine, pero en vivo y en directo, o una obra de teatro con componentes artísticos variados. Emocionar es la clave para conectar.
4.- El proceso, no olvides el proceso. Buena parte del suceso causado por el Circo del Sol, además de su propuesta de valor única y diferente, fue que respetó el proceso. Empezó en el ámbito local, luego irrumpió en el nacional y, finalmente, dio el salto a lo internacional. En la vida y en los negocios, seguir el paso a paso del proceso es la clave para llevar tu proyecto al siguiente nivel.
5.- El control, nunca pierdas el control. El éxito, suelo decirlo, es tu peor enemigo. Y este caso es un ejemplo más que confirma la premisa. Cuando pierdes el control, quedas a merced de los acontecimientos y te conviertes en una víctima de las circunstancias. Aprender a decir no es una de las claves para evitar pisar terrenos de arenas movedizas en las que se entierran los sueños.
Aun no termino de digerir la noticia y desde hace días las imágenes imborrables del mágico espectáculo del Circo del Sol dan vueltas en mi cabeza. Se trata de una creación que rozó la perfección, y no me refiero solo a sus puestas en escena, pero sus propios errores la llevaron a un estado en el que ni siquiera la magia de sus creaciones bastó para evitar el triste desenlace. Cae el telón…
Lo más fácil sería culpar al coronavirus y la cancelación de eventos masivos, pero lo que hay tras bambalinas de los problemas del Circo del Sol es un modelo de negocio fuera de control. De manera triste, la empresa fue víctima de su éxito, del gigantismo y de las malas decisiones.
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