No hay una receta perfecta para alcanzar el éxito en los negocios. Tampoco en la vida. Cada caso de éxito es particular y único, de ahí que el nefasto y cada vez más popular copy+paste no sirve. Lo que puedes hacer es identificar cuáles son los pilares de ese negocio exitoso y modelarlos en tu emprendimiento para validar si puedes obtener resultados similares. No hay otra alternativa.

Fíjate que he utilizado algunos términos muy precisos en los que está la clave del asunto. El primero, que cada caso de éxito es particular y único. Estoy completamente seguro de que si Elon Musk o Jeff Bezos te revelaran sus secretos, absolutamente todos, eso no significa que tendrías exactamente el mismo éxito que ellos y que te convertirías en el hombre más rico del planeta.

¿Por qué? Por la magia detrás del éxito de estos dos emprendedores no termina en sus estrategias o su conocimiento, sino que se determina, fundamentalmente, por su mentalidad, su visión, su control de las emociones, su capacidad para tomar decisiones y su liderazgo. Y eso, amigo mío, no lo puedes copiar. Entonces, asume que tu tarea consiste en construir tu propio caso de éxito.

El segundo, identificar los pilares. Es una consecuencia de lo anterior, de la condición de particular y único. Musk y Bezos se turnan el primer puesto del escalafón que distingue al hombre más rico del mundo, pero son muy distintos, sus negocios son muy distintos. Eso significa que no hay un solo camino hacia el éxito y ratifica que cualquiera, incluso tú, puede llegar a la cima más alta.

Una vez determinas cuáles son esos cimientos que soportan el éxito de negocios o empresarios como Elon Musk y Jeff Bezos puedes elegir cuáles elementos adoptas para tu emprendimiento y cómo utilizarlos. Lo importante es que entiendas que la peor decisión que puedes tomar es tratar de replicar (copy+paste) lo que ellos hicieron, porque este, créeme, es un atajo hacia el fracaso.

Si fuera posible, por ejemplo, si realizaras la misma rutina de entrenamiento que el tenista suizo Roger Federer podrías ganar los mismos 20 títulos de Grand Slam que él acredita. Sin embargo, tú y yo sabemos que eso no es posible. Así mismo, puedes cocinar en la misma cocina que el chef español Ferrán Adriá, pero quizás nunca consigas que te designen como el mejor chef del mundo.

El tercer elemento es modelar lo que otros han hecho. Modelar no es copiar y replicar, que ya sabemos que no es posible, sino adaptar. Por supuesto, debes entender que solo puedes modelar algo que esté conectado con tus principios y valores, con tu propósito, con tu conocimiento y tu experiencia. No es que eres un ingeniero hidráulico y quieres modelar a un médico anestesiólogo.

El cuarto elemento es validar eso que has modelado. Recuerda: no porque lo imites o lo adaptes a tu negocio está garantizado el éxito. Así no funciona el marketing. Entonces, tu tarea es probar ese modelo, que no es más que un prototipo, antes de lanzarlo al mercado. Este paso es omitido por una buena cantidad de dueños de empresas y emprendedores y después lo pagan muy caro.

Cuando validas tu producto o servicio, cuando lo pruebas en el mercado, reduces el margen de error y, algo muy importante, conoces tu audiencia, tu público objetivo y con tu avatar, tu cliente ideal. De esta forma, cuando tomes la decisión de ofrecerlo al mercado cometerás menos errores y seguramente la respuesta que recibas va a ser más positiva. A lo mejor, posiblemente.

¿Por qué hago hincapié en esto último? Porque en marketing 1+1 no es igual a 2. Puede ser 1, o 3, o 10. El marketing no es una ciencia exacta, como las matemáticas, así que nadie puede garantizar el éxito de una estrategia. Yo podría compartirte mi estrategia más exitosa y tus resultados podrían ser nulos, parecidos, exactamente iguales o también inmensamente superiores.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

La medición del avance paso a paso de tu estrategia es uno de los pilares del éxito. Si no mides, fracasas.


Aunque Elon Musk y Jeff Bezos te revelaran los secretos de su éxito, las probabilidades de que logres resultados parecidos son mínimas. ¿Por qué? Porque en el mundo de los negocios no hay recetas perfectas. Eso sí, puedes obtener buenos resultados con estos cuatro elementos indispensables.


No hay una receta perfecta para alcanzar el éxito en los negocios. Sin embargo, sí es posible seguir el camino que otros trazaron y que los llevó hasta la cima, que les permitió alcanzar sus objetivos y cumplir sus sueños. ¿Cómo? A continuación, te relaciono los cuatro elementos indispensables de tu negocio, los pilares que te ayudarán a obtener los resultados que anhelas. Y no es magia:

1.- La estrategia. Es la masa de la pizza, la pasta de la lasaña, el cimiento de tu edificio. No la puedes obviar, no la puedes reemplazar por otro elemento, dado que es la sangre que corre por las venas de tu negocio. Solo tú puedes determinarla en función de las necesidades del mercado y los beneficios que aportas con tu producto/servicio. Ah, y por supuesto, también de tu avatar.

Sin una estrategia definida, tu negocio no tiene futuro. ¿Por qué? Porque es como salir de tu casa en la mañana y no saber para dónde vas. Esa estrategia, además, requiere el complemento de un plan de acción claro y preciso, con metas intermedias y un objetivo final establecido. Y olvídate del éxito exprés: requerirás paciencia y apegarte al paso a paso, porque del afán solo queda el cansancio.

2.- El tráfico. La estrategia es el camino que vas a transitar, pero tu vehículo, que es el sistema de marketing que has implementado, necesita combustible para avanzar. Debes atraer prospectos cualificados, clientes potenciales que estén interesados en lo que ofreces y a quienes en verdad les puedas solucionar el problema que los aqueja. Y algo crucial: si quieres buenos prospectos, paga por ellos.

Eso significa que no basta con abrir un perfil en Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn, YouTube o Clubhouse. Primero debes determinar dónde están tus clientes potenciales, en qué canal, y luego diseñar tu estrategia de contenidos y de publicidad paga para llamar su atención y obtener su permiso para comenzar una relación de intercambio de beneficios. El marketing hoy es interactuar/conversar.

3.- El contenido. “¿Tengo que generar contenido, Álvaro?”, me preguntan con frecuencia. Sí, no hay elección. En el marketing del siglo XXI, una de las claves es ser visible y para conseguir este objetivo necesitas aportarle valor al mercado. El contenido, además, te ayudará a darte a conocer, a posicionarte, a ser visto como una autoridad y, sobre todo, a generar confianza y credibilidad.

No tienes que ser un escritor, o un presentador de noticias, o un diseñador gráfico experto. Hoy es posible apalancarse en profesionales de cada una de esas áreas, pero tú determinas cuál es el mensaje que vas a transmitir, el tono, el estilo. Y no olvides esta premisa: antes de intentar vender, debes darle al mercado algo de valor y gratuito, y responder la pregunta “¿Qué hay aquí para mí?”.

4.- Las métricas. La mejor de las estrategias, el tráfico más cualificado y el contenido más valioso no te servirán de nada si no mides tus resultados. Pero, más importante aún, si no sabes cómo funciona tu sistema de marketing, o qué no funciona en ese sistema. La analítica es la ciencia que está tras bambalinas del éxito de un negocio, dentro o fuera de internet, la que hace la diferencia.

En marketing, lo que no es susceptible de medir (o lo que no se mide) no sirve. Si no mides, en caso de que haya un error, no lo podrás corregir a tiempo y quizás lo detectes cuando ya sea tarde; si no mides, en caso de que obtengas buenos resultados, no podrás replicar el sistema porque no sabes dónde estuvo el acierto. Si no mides, será como jugar a las cartas en el casino.

No hay una receta perfecta para alcanzar el éxito en los negocios. Cada caso de éxito es particular y único. Lo que debes hacer es identificar cuáles son los pilares de ese negocio exitoso que te inspira y modelarlos en tu emprendimiento. Pero, antes de lanzarte al mercado no olvides validar lo que vas a ofrecer para constatar si puedes obtener resultados similares. Es marketing, no matemáticas.


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