El aprendizaje es un lenguaje universal, ¿lo sabías? Además, imperecedero. Mucho más hoy, cuando estamos en la era del conocimiento, cuando gozamos de poderosas herramientas, recursos y plataformas para comunicarnos en cualquier momento, a cualquier lugar. Una premisa que se aplica a todos los ámbitos de la vida, pero que en los negocios cobra mayor relevancia.

¿Por qué? Porque el cliente de hoy, el del siglo XXI, está más instruido que el del pasado, el del siglo pasado. Además, porque producto de la revolución digital abandonó ese rol pasivo que lo caracterizó durante muchas décadas y asumió uno activo, participativo. De hecho, es el que ahora impone las condiciones, el que dice qué quiere, cómo lo quiere y, sobre todo, de quién lo quiere.

Antes, el conocimiento era un privilegio de unos pocos. Aquellos que no tenían recursos estaban limitados, por ejemplo, a ir a las bibliotecas a consultar los textos, o a conseguir que alguien se los prestara, o buscar quién los vendiera de segunda mano. Ahora, en cambio, a solo un clic de distancia, es posible acceder a cientos de miles de libros, documentos e información en general.

El conocimiento ha empoderado a las nuevas generaciones, gracias a que la tecnología puso a su alcance la educación virtual. Los ciudadanos que antes tenían limitado el acceso al conocimiento porque no tenían recursos para ingresar a la escuela o a la universidad ahora pueden educarse a través de internet. Es una transformación increíble, un cambio social y cultural irreversible.

A pesar de eso, no podemos perder de vista lo que a través de la historia nos ha servido. Porque si bien la premisa actual del conocimiento es que debes actualizarte permanentemente, hay una suerte de sabiduría popular que es muy valiosa. De la cosecha de mi gran amigo Juan Francisco De Martí, te ofrezco diez refranes, de distintos lugares del mundo, que pueden ayudarte en tu negocio:


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Estar atento a lo que sucede en tu entorno en la calle es una fuente de conocimiento y experiencia.


Un poco de ‘malicia indígena’ no está de mal en los negocios. De hecho, bien utilizada puede ser un diferencial, el motivo por el cual el mercado te elige a ti y no a la competencia. Pero, sin duda, lo que en verdad importa es tu conocimiento, tu vocación de servicio. Esas son las herramientas más poderosas de que dispones para conectar con tus clientes y solucionar su problema.


1) Un hombre sabio cambia de opinión; un tonto nunca lo hará (España): en la vida y en los negocios nada está sentado sobre piedra. De hecho, la premisa fundamental es que todo cambia, que tanto la vida como los negocios son dinámica constante. Aferrarse a creencias o miedos no es una buena estrategia. Sé sabio y práctico: acepta que tienes que cambiar y hazlo con humildad.

2) El que queda sin castigo nunca aprende (Grecia): muchas veces he dicho que la mayor fuente de aprendizaje es el último error que cometiste. Sin embargo, hay personas que no aprenden. Quizás sea porque te acostumbras al error, lo haces un amigo, o porque nunca uno te costó lo suficiente para incorporar la lección. No huyas del error; más bien, conviértelo en tu mejor maestro.

3) Cuanto menos se piensa, más se habla (Francia): típico de los emprendedores. Nos gusta hablar de más y, por lo mismo, escuchamos poco. Y la clave de éxito en los negocios es escuchar, escuchar y escuchar al mercado, a tu cliente. Recuerda que el genio del marketing no eres tú, sino el mercado, tú cliente. Habla menos, piensa más y, sobre todo, mantén la actitud de la escucha.

4) El cielo es del mismo color donde quiera que vayas (Irán): es lo mismo que el ejemplo que refiero con frecuencia, aquel de que la rueda ya fue inventada. No intentes ser innovador por mera terquedad. Lo que debes hacer es identificar el dolor que aqueja a las personas del nicho en el que vas a trabajar y exponer tu conocimiento y experiencia para ofrecerles la solución ideal.

5) Pregunta a los experimentados más que a los aprendidos (Arabia Saudí): esto sí que es cierto en internet, una jungla infestada de fieras y baratijas brillantes. No puedes poner tus sueños y tus recursos en manos de cualquiera, de uno que se aprendió el libreto, pero carece de lo necesario para ayudarte. Busca la asesoría de quienes ya estén allí donde tú quieres llegar.

6) Una vieja escoba conoce mejor los rincones sucios (Irlanda): similar al anterior. Solo el que ya pasó por las dificultades que ahora se interponen en tu camino, el que ya logró transformar otras vidas, el que ya alcanzó el éxito, el que sabe lo que es caer y levantarse, puede llevarte de la mano a cumplir tus sueños. Recuerda que más sabe el diablo por viejo, que por diablo…

7) Un hombre no puede ser perfecto en cien años, pero puede corromperse en menos de un día (China): una de las realidades que los emprendedores debemos aprender es que las dificultades están a la vuelta de la esquina. Construir algo puede significar años de trabajo, pero también es posible que caída en un santiamén. Tenemos que estar preparados para las horas más oscuras.

8) La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce (Francia): especialmente en esta era de la tecnología digital, el ser humano se acostumbró a la inmediatez. Y la vida no es así, tampoco lo son los negocios. Tienes que respetar los procesos, que no son gratos, que quizás son amargos, pero sus frutos son dulces. Paciencia, perseverancia y disciplina son las claves del éxito en los negocios.

9) Las balanzas nos dicen lo que es ligero y pesado, pero no lo que es oro y plata (Alemania): no todo lo que brilla es oro, y menos en internet. Debes tener cuidado la sombra de qué árbol eliges para arroparte con su sombra. No te dejes obnubilar por ‘logros’ o ‘riqueza’ no comprobable. Acude a los testimonios de los clientes de quienes no te brindan la confianza necesaria.

10) Cuestionarse es el inicio de la sabiduría (Grecia): no tragues entero. Desconfía de todo y de todos, especialmente de ti mismo. Nunca creas que ya llegaste a tu techo, o que te las sabes todas, porque esa será tu perdición. Cuestiónate cada día, sé autocrítico y honesto, entiende que este es un proceso que nunca se termina y avanza con humildad hacia eso que tanto deseas.

La sabiduría popular o lo que en Colombia llaman la universidad de la calle es algo que no podemos despreciar. Hay mucho conocimiento útil allí, y vale la pena aprovecharlo. De lo que tienes que ser consciente es de que con eso no basta: requieres aprendizaje formal, capacitación especializada, la guía de un mentor reconocido y mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio.