Diciembre es el mes de las metas y también el de la alegría, de compartir en familia y con los amigos. Pero, también, el de las frustraciones. Sí, es ese período del año en el que te das cuenta de que aquellos propósitos que formulaste meses atrás no se cumplieron (quizás solo unos pocos) y de que tu vida y tu negocio están lejos de ser lo que tú pretendes. El tiempo pasa y nada cambia.
Escucha «Marketing y Negocios con Alvaro Mendoza» en Spreaker.
Escúchanos en: Apple Podcast | Google Podcast | Ivoox | Spotify | Spreaker | CastBox | TuneIn | Stitcher | Deezer
Sin rodeos, voy a ir directo al grano: esto ocurre cuando nos enfocamos en la teoría y no somos capaces de pasar a la acción. Y, supongo que ya lo sabes por experiencia, si no hay acción tampoco habrá resultados. Y la falta de resultados es el origen de esa frustración que invade a muchos por estos días y les provoca una ansiedad que se suma a la de la celebración de las fiestas.
Uy, quedé exhausto tras esa exposición. Y tú, si todavía no pudiste alcanzar las metas que te fijaste hace unos meses, debes estar igual, con las fuerzas minadas. Es que se trata de una situación incómoda, en la que afloran los miedos, en la que te carcome la inseguridad, en la que pierdes la autoestima. Y, por supuesto, en la que tu vida se estanca, no hay crecimiento, no hay avance.
La verdad, todos nos fijamos metas y propósitos, pero solo unos pocos, una minoría, estamos en capacidad de alcanzarlos. Lo peor es que la gran mayoría de las personas que ven frustrados sus sueño ¡ni siquiera dan el primer paso! No es que tiren la toalla a mitad del camino, no es que se ahogaron antes de llegar a la orilla, no es que fueron vencidos por las dificultades. ¡Nada de eso!
Es que se dejaron convencer por esa voz interna que los invitaba a procrastinar, a seguir plácidos en su zona de confort. Es que sucumbieron a sus miedos, al qué dirán, a las críticas de quienes las envidian. Es que se quedaron enredados en sus excusas. Es que se creyeron las versiones que les decían que era fácil, que no iba a costar nada. Es que eligieron seguir tal y como estaban.
Te mentiría si te dijera que alguna vez no estuve en esa misma situación. Todos, absolutamente todos, pasamos por ahí en algún momento de la vida, a veces en más de una ocasión. En mi caso, logré trascender gracias a que soy una persona de acción, que asume riesgos, que acepta retos, que gusta de exigirse e imponerse metas más ambiciosas que las ya alcanzadas. Eso me ayudó.
También sufrí el acoso de mis detractores, que estaban en mi círculo cercano. Familiares y amigos que no creían que iba a ser capaz, que me decían que era un soñador, que creían que era un vago, que me decían que me dedicara a algo serio. Lo que ellos no sabían es que mis sueños eran serios, el propósito de mi vida es serio, mi conocimiento, dones, talento y vocación de servicio son serios.
También hubo un día en el que me hallé entre la espada y la pared. Tenía que tomar una decisión, una que no era fácil, una decisión de vida. Por fortuna, adopté la adecuada, una decisión que me ha permitido ser feliz, gracias a la cual he construido la vida que siempre deseé y, lo que más me satisface y llena de orgullo, y que además de motiva, una en la que puedo ayudar a otros.
Lo que aprendí en ese proceso es que no basta con establecer metas, no basta con tener un propósito, no basta con dar el primer paso. Mientras intentes avanzar en solitario, mientras no tengas un sistema que te permita crecer consistentemente, mientras no estés apoyado en un mentor o alguien que la logró eso que tú deseas, tarde o temprano vas a fallar. ¡Y será doloroso!
La vida es lo suficientemente difícil como para agregarle otras complicaciones. Y eso es justo lo que sucede cuando te empecinas en ir solo, en arriesgarte innecesariamente. Ese, por si no lo sabías, es el error que frustra a 9 de cada 10 personas que intentan dejar una vida que no las satisface, que sueñan con construir algo propio, que anhelan tener un negocio rentable.
No importa cuánto hayas logrado este año, o si no conseguiste nada de lo que deseabas. Eso ya es parte del pasado y no lo puedes cambiar. Lo que sí puedes cambiar es tu vida en 2020 si te apoyas en alguien capacitado, si te dejas ayudar, si perteneces a una comunidad que te impulse. ¿Te animas?
El entusiasmo, la emoción y la pasión, lo repito, no son suficientes. Quizás esa sea la historia de tu vida este 2019 que está próximo a terminar, quizás esa sea la razón por la cual a estas alturas aún no alcanzaste las metas que te propusiste meses atrás. Si quieres trascender, si quieres avanzar, es necesario hacer más: buscar apoyo. Recuérdalo: si estás solo, acaso conseguirás dar el primer paso.
Entiendo que te embargue la angustia en estos momentos, pero no tienes por qué sucumbir. Más bien, te invito a que aproveches estas últimas semanas del año para cambiar esa situación, para sentar las bases para que 2020 sea ese año grandioso que anhelas. ¡Tú puedes hacerlo, créeme! Lo primero que debes hacer es cambiar tu enfoque, aceptar que necesitas ayuda y ¡buscarla!
Hace más de veinte años, cuando le di un giro radical a mi vida y decidí convertirme en emprendedor, estaba solo, completamente solo. Claro, eran tiempos distintos y esta no era una opción de vida válida, sino algo que se veía como marginal. Y tardé mucho tiempo en encontrar la ayuda necesaria, porque no había muchas personas capacitadas, y eso demoró mi avance.
Quiero que reflexiones, porque a veces, agobiados por la angustia, vemos la realidad distinta a como es: quizás tus metas están bien, quizás tu propósito está bien, quizás lo que has hecho está bien, solo que te falta ese plus, ese pequeño detalle que marca la gran diferencia entre los que conseguimos los que deseamos y los que no, entre los que gozamos diciembre y los que lo sufren.
Hay algo que muchos emprendedores desconocen, pero que es una realidad aterradora: cuando eligen avanzar solos, cuando se respaldan únicamente en su conocimiento y su pasión, lo que hacen es autosabotearse. Y, de paso, frustrarse, aniquilar sus sueños, perder la oportunidad de construir esa vida propia, feliz y abundante que desean; renunciar al bienestar de su familia.
La pregunta que te invito a formularte es, ¿sabes cuál es el valor de tus sueños? Y la refuerzo con otra: ¿vislumbras cómo sería tu vida, tu nueva vida, si alcanzas tus metas y cumples tus sueños? Por supuesto, debes entender que nada es fácil en la vida, nada de lo bueno, al menos, y que tendrás que brindar lo máximo de ti para poder construir esa mejor versión, tu nuevo yo.
¿Cómo aliviar la carga? Apaláncate en la misma estrategia que yo empleo, blíndate contra los miedos, aprovecha los recursos que me permiten seguir avanzando cada día. Te invito a que cierres 2020 con una sonrisa, que dejes esa angustia que te carcome y que seas parte de Círculo Interno, mi comunidad privada de emprendedores. ¡Te sorprenderá cuántos beneficios está a tu alcance!
Enfócate en lo que puedes hacer si cuentas con la asesoría profesional adecuada, si te acompañan otros emprendedores que están dispuestos a ayudarte. El pasado, lo que hiciste mal o lo que no hiciste, ¡olvídalo! Concéntrate en tus sueños, en tu propósito de vida, en el bienestar que puedes brindarle a tu familia, en la transformación que puedes generar en la vida de otras personas.
Álvaro, muy buenos días, tienes toda la razón, muchas gracias por aportarnos esas experiencias que te hacen ser un Mentor excelente, felicidades y gracias nuevamente por compartir tus conocimientos de grandes enseñanzas.
Cuídate y que Dios te siga bendiciendo en tu camino.