En los años 80, cuando todavía no había internet y para ver cine había que ir al teatro, la radio y la televisión eran la mejor compañía encasa. Además, en Colombia se vivían tiempos difíciles en los que la mejor alternativa era esa, precisamente: quedarse en casa. Entonces, tras regresar del colegio o de la universidad no había un plan más atractivo que prender la TV y mirar programas.
Era una época en la que no había canales privados, ni televisión por cable. La programación se iniciaba a las 5 de la tarde y terminaba a la medianoche. Una de las novelas que mayor impacto causó fue la mexicana Los ricos también lloran, original desde su nombre. Protagonizada por la joven Verónica Castro, relataba la historia de Mariana Villarreal, una campesina de Guanajuato.
Para no alargar el cuento, la novela relata las peripecias de la joven Mariana después de que su padre murió y su madrastra la echó de la casa. Llegó a la capital y por intermedio del padre Adrián, un sacerdote, entró en la historia de la acaudalada familia Salvatierra. Vivió entre odios y amores y las experiencias que enfrentó le dejaron una gran y sorpresiva lección: los ricos también lloran.
¿Por qué te hablo de esto? Porque en las últimas semanas,con mucha insistencia, veo y escucho por doquier las quejas de emprendedores por “lo difícil que está conseguir clientes”, “lo difícil que es vender por internet”, “lo difícil que es la vida de un emprendedor”, en fin… Una actitud de víctimas, como si el planeta conspirara en su contra, como si estuvieran pagando un castigo.
Lo primero que hay que decir es que nadie se hace emprendedor por que le toca o por obligación: es una elección de vida. Con una ventaja: si te equivocaste, siempre hay opción de dar marcha atrás, de regresar a la vida que tenías antes, al trabajo que tenías antes. Segundo, debes saber que en la vida y en los negocios todas tus acciones y decisiones tienen consecuencias, buenas y malas.
Esa es una de las razones de las quejas: muchas personas sedejan llenar la cabeza de ideas faltas, de posibilidades de riqueza exprés, defórmulas perfectas, de magia, y nada de eso existe. Puedes estar muy motivado,muy ilusionado, pero lo único que te conducirá al éxito será la mezcla de disciplina, paciencia, sacrificio, paciencia, tolerancia al error, paciencia y aprendizaje continuo.
Es un proceso que implica tiempo, un proceso y un tiempo que implican algunas alegrías y muchos fracasos y tristezas. A veces te sentirás solo (de hecho, muchas veces realmente lo estarás),te darán ganas de tirar la toalla, te verás superado por la cantidad de tareas que debes realizar y por las inversiones que debes realizar y es probable que te demores en hallar una señal positiva. ¡Una!
Esto no me lo contaron, no lo leí en un libro, no lo escuché: esto lo viví, en carne propia, desde que hace 20 años tomé la decisión más feliz de mi vida, ser un emprendedor. Desde entonces, he vivido (vivo) días muy felices y otros que prefiero olvidar rápido; momentos inolvidables y otros que no le deseo a un enemigo; y he tenido tanto éxito como jamás imaginé y fracasos dolorosos.
Sin embargo, es justamente en esos momentos difíciles, cuando tengo que aceptar mis errores y asumir las consecuencias, que le doy gracias a la vida. Sí, esas dificultades me enseñan que es mucho lo que me falta por aprender, pero también me dicen que la vida ha sido generosa conmigo y que las bendiciones abundan en mi vida de múltiples maneras. Y trato de disfrutarlas al máximo.
Te comparto cinco reflexiones que te ayudarán a poner los pies en la tierra y como guía para saber qué hacer en esos momentos en que descubres que los emprendedores también lloran:
1) Nada bueno en la vida es fácil: si te dijeron que era rápido, que era fácil, que todo era felicidad y que el dinero brotaba a borbotones, te mintieron, amigo mío. Ser emprendedor es un trabajo como cualquiera otro, con grandes responsabilidades y grandes retos, dificultades y logros, solo que en ocasiones (no siempre) se desarrolla en condiciones diferentes a las convencionales.
En consecuencia, ser emprendedor = ser feliz no es una premisa igual a causa = efecto. Si lo que haces es lo que amas, lo que te apasiona, lo que está vinculado a tu conocimiento y experiencia, es probable que te resulte más cómodo y te haga feliz, a pesar delos obstáculos que haya en el camino. Claro, siempre y cuando seas disciplinado, paciente, perseverante y aprendas cada día.
2) ¿Más libre y más feliz? ¡Hum!: esa es una de las promesas que siempre hacen para atraer a los que quieren una salida fácil y rápida. Y es también uno de los graves riesgos que asumes cuando inicias un emprendimiento: pasar de ser empleado de otro para convertirte en autoempleado. O, como dice un amigo que ya vivió esta situación,“cambia el amo, pero el esclavo es el mismo”.
Nos dicen es poner tu negocio en piloto automático y dedicarte a disfrutar la vida: playa, sol,viajes y lujos. Es cierto que hay jóvenes que tuvieron la suerte de dar en el clavo de la necesidad apremiante del mercado y pronto se hicieron ricos. Pero, debes saberlo, son la excepción que confirma la regla. Los demás tenemos que dedicarnos a trabajar, y disfrutar lo que hacemos.
3) Altas y bajas: la vida de un emprendedor es la vida de un ser humano. Un emprendedor se ríe, sufre, siente frío, tiene hambre, se baña, sale al supermercado, ayuda a sus hijos con las tareas y duerme en las noches, como cualquier ser humano. La diferencia consiste en que trabaja en lo que le gusta y que, en las condiciones ideales, es autónomo y dueño de su tiempo, de su destino.
Por lo tanto, la vida de un emprendedor está llena de altas y bajas. Lo que ocurre es que algunos venden la idea de que el emprendedor es algo así como un extraterrestre con una vida ideal. Y no es así, por supuesto. Si te conviertes en emprendedor pensando que vas a ser feliz y rico y que se van a acabar las vicisitudes de la vida, te equivocarás y el precio que vas a pagar puede ser alto.
4) Te vas a equivocar: sí, te vas a equivocar más veces de lo que te gustaría. Pero, la buena noticia es que puedes aprender de esos errores para enderezar el camino. Tendrás que ser tolerante y paciente, y también astuto y humilde. Habrá días en los que te deprimirás y te aburrirás: esa es una opción, sin duda. Pero habrá días felices,productivos, con logros y éxitos inolvidables.
Extrañarás reuniones sociales, paseos del fin de semana y los días en que duermes hasta tarde. Te sentirás solo a veces y la falta de dinero o el lento avance del proceso te provocarán dolor de cabeza. Sin embargo, si ser emprendedor fue una buena decisión, llegarán esos días de felicidad, prosperidad y abundancia,después de que aprendas que los emprendedores también lloran…