Estamos acostumbrados a seguir modelos de éxito que, dentro de sus diferencias, son prácticamente iguales. Creativos e inquietos desde la niñez, empresarios precoces, dueños de fracasos estruendosos y, de pronto, las estrellas más brillantes del firmamento. Aunque no la ostentan, poseen riqueza y, sobre todo, están hiperconectados.

Sí, tienen miles de seguidores en redes sociales y, además, gozan de las mieles del éxito con sus más recientes creaciones. Representan marcas a las que todo el mundo quiere copiar y, como si fueran una celebridad de Hollywood o un futbolista famoso, aparecen recurrentemente en los medios de comunicación, incluidos los de tono rosa.

Sin embargo, como toda regla tiene su excepción, este modelo de éxito también la tiene. Se llama Seth Godin, al que podríamos llamar el gurú de los gurús. No es un multimillonario, ni siquiera aparece en Facebook o Twitter y su hoja de ruta podría dar la impresión errónea de que se trata de un fracasado sin redención. Pero, ¡es un genio!

Sí, así como lo lees. ¡Un genio! Y también un tipo raro, o cuando menos alguien poco convencional en el mundo de los negocios. Nació el 10 de julio de 1960 en Mount Vermont (Nueva York), se graduó en Informática y Filosofía en la Universidad de Tufts e hizo una maestría de administración en empresas de marketing en Stanford Business School.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Seth Godin con la vaca púrpura, protagonista de uno de sus libros más vendidos en el mundo.

Hasta ahí, nada raro, todo dentro de lo común. Y esa, quizás, sea la clave del éxito de Seth Godin. Su vida no es especial, pero su mente, en cambio, es sobresaliente. Ese es el diferencial que posee, el que le ha permitido sobresalir en la jungla de los negocios recorriendo un camino bien distinto al de la mayoría. Escribir su propio libreto, su secreto.

Fundó varias empresas y la mayoría quebró: eso, sin duda, no era lo suyo. El zapato que sí le calza perfectamente es el de escribir libros que se convierten en rotundos éxitos de venta y que son traducidos a múltiples idiomas. También es un bloguero connotado y una de las voces más autorizadas en lo que a teoría del marketing se refiere.

Su primera gran creación fue el marketing de permiso. En las páginas del libro Permission Marketing recopiló las bases de su estrategia, que consiste en construir relaciones de negocios a través del correo electrónico. Sí, eso que tú haces todos los días, eso que es el sustento de tu negocio, fue inventado por Seth Godin a finales de los años 90.


Según Godin, “es imposible tener una moneda de una sola cara. La innovación
es así, la iniciativa, también. Y el arte. No puedes tener éxito si no estás preparado
para el fracaso. Decir ‘el fracaso no es una opción’ es decir ‘la innovación no es una opción’”
.


Antes, en la década de los 80, trabajó como jefe de marca de Spinnaker Software. Fue la cabeza del equipo que desarrolló la primera generación de productos multimedia, algo revolucionario para la época y completamente imprescindible hoy. En en una evolución de este proceso, en 1995 fundó Yoyodyne Entertainment, especializada en marketing interactivo.

Fue una aventura que duró poco, porque en 1998 vendió la compañía a Yahoo! Ya era una celebridad académica de internet, alguien reconocido por sus aportes teóricos a la evolución de la tecnología y, por eso, ese mismo año recibió el premio Momentum. Fue el reconocimiento que le hizo la industria por sus invaluables logros en la industria de internet.

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La historia de éxito de Seth Godin no encaja en el modelo tradicional que conocemos.

A partir de ese momento, a diferencia de otros hombres exitosos de los negocios, a diferencia quizás de cualquier otro ser humano, Godin se recluyó en lo que podríamos llamar sus cuarteles de invierno y se dedicó a lo que más le gusta, a lo que le permitido convertirse en una referencia: escribir libros. Publicó una docena en una década.

También comenzó a escribir una columna en la prestigiosa revista Fast Company y, lo más destacado, abrió su blog: SethGodin.com. Es uno de los más leídos en el mundo de los negocios, una referencia obligada para quienes desean alcanzar el éxito con fórmulas distintas a las que se escuchan en todos lados. Publica, juiciosamente, todos los días.

“Tomé la decisión de escribir para mis lectores en vez de encontrar más lectores para mis escritos”, explica. Su argumento: “No lanzo cosas para abordar a extraños”. Además de escribir, Godin da conferencias y dicta talleres. En 2005 lanzó Squidoo, una web que publicita las pasiones de quienes tienen un pasatiempo. Registra 53 millones de visitantes individuales al mes.

En asocio con Amazon.com, creó la editorial The Domino Project, que lo convirtió en una celebridad mundial. Lo curioso es que no trabaja bajo el esquema tradicional, el de las grandes editoriales comerciales, pues no hace publicidad, no organiza lanzamientos, no tiene alianzas con librerías. Solo publica, que el resto del trabajo lo hacen las ideas de Godin.

Kevin Kelly, uno de los pilares del éxito de la revista Wired y autor del libro Lo que la tecnología quiere (What Technology Wants), dice que Godin “es una de las pocas personas que conozco con las cuales me sentiría cómodo usando el trillado término gurú. Técnicamente, un gurú es un iluminado maestro sabio, no un simple experto”.

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La de Seth Godin es una de las mentes más brillantes del siglo XXI. Un guró del marketing.

Y agrega: “Seth es un auténtico gurú. Dispensa sabiduría y enseña sabiduría. Permanentemente nos recuerda las verdades inamovibles y constantemente cuestiona su propio discernimiento”. Esa capacidad, la de cuestionarse todo y cuestionarlo todo, es una de las características que hacen único a Seth Godin en el mundo de los negocios.

No es un tipo convencional, ya lo dije, y sus teorías tampoco lo son. La base de sus predicamentos es siempre la misma, no la cambia: “Enfrenta tus miedos”. Para él, la clave del éxito es una sola: “Arriésgate a equivocarte. Lucha, persevera, sé libre”. Muy al contrario de otros tantos, no ofrece fórmulas perfectas, atajos o instrucciones detalladas.

Sus frases son cátedra

El hawaiano Guy Kasawaki, reconocido especialista de las áreas de la tecnología y el marketing, dice de Godin: “Dado que él no encaja en la escuela de marketing de nadie más, Seth creó la suya. Todo lo que le interesa es la diferencia clara, el marketing de permiso y no pedirles a los clientes algo que tú mismo no serías capaz de hacer”.

Para terminar, te dejo algunas de las reflexiones más interesantes de Seth Godin. A mí me resultan particularmente inspiradoras y espero que a ti también te ayuden:

“La ventaja competitiva que demanda el mercado es alguien más humano, más conectado y maduro. Alguien con pasión y energía, capaz de ver las cosas como son y negociar múltiples prioridades al tiempo que consigue tomar las decisiones más apropiadas. Flexible frente al cambio, coherente frente a la confusión”.

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Enfrentar los miedos y correr el riesgo de equivocarse, su premisa para triunfar.

“La experiencia te da el suficiente conocimiento para reinventar lo que todo el mundo asume que es cierto. Seguro que es posible desafiar las convenciones de un sector concreto y encontrar una invención sobresaliente. Sin embargo, es mucho más probable conseguirlo si entiendes las reglas y la situación mejor que cualquier otro. La suerte del principiante está dramáticamente sobreestimada”.

“Las organizaciones que tienen éxito se han dado cuenta de que su negocio no consiste en acuñar eslóganes, lanzar anuncios llamativos y optimizar sus cadenas de suministro para recortar costes. Lo que realmente importa ahora es: confianza, permiso, remarcabilidad, liderazgo, historias que se extienden y humanidad (conexión, compasión y humildad)”.

– “El Marketing interruptivo ya no será jamás efectivo. No puedes esperar que buscando grandes grupos de personas a las que enviar mensajes no deseados se traduzca en que alguno de ellos te enviará dinero. En su lugar, el futuro pertenece a los profesionales de marketing que establezcan un canal sencillo para que los clientes satisfechos puedan recomendar los productos a otros. Si consigues hacer saltar la chispa, tan solo tienes que quedarte a un lado y dejar que sean ellos los que hablen”.