Todos y cada uno de los días de mi vida, por casi 20 años, comenzaron de la misma manera. Lo primero que hago al levantarme (bueno, lo primero es ir al baño, como cualquier ser humano) es consultar las cifras de ventas que del día anterior y, por supuesto, mi correo electrónico. Después de eso, lo demás, lo habitual.
Podrás decirme que es rutinario y aburrido. Rutinario, sin duda, sí. Pero, no una de esas rutinas que consumen tu tiempo, que te estancan, sino una estrechamente ligada a la productividad de mi negocio. Aburrido, no, precisamente por eso: porque mi negocio es mi vida (bueno, una parte muy importante de ella), y debo cuidarlo.
Hoy, no sé cómo sería mi vida sin recibir esos correos electrónicos. De hecho, hurgo en la memoria y no encuentro imágenes de cómo era antes de que internet irrumpiera en ella. Y mientras cumplo con las tareas previstas, las laborales y las personales, a lo largo del día consulto el correo electrónico varias veces, a ver qué novedades hay.
El correo electrónico es parte fundamental de mi vida, mi mano derecha en algunas actividades. Lo es y lo seguirá siendo por mucho tiempo, porque honestamente no conozco otra herramienta de comunicación más efectiva que esta para quienes hacemos negocios por internet. Y, créeme, las he probado todas, pruebo casi todas las novedades.
En los últimos días, si sigues mi actividad a través de diferentes canales digitales, habrás visto mi defensa del email marketing, una poderosa herramienta a la que algunos, porque no saben usarla, porque no obtiene de ella los réditos que esperan o porque quieren venderte algo distinto, intentan enterrar viva. Y eso, por supuesto, ¡es un crimen!
Le quieren echar tierra encima, lo quieren matar a sombrerazos, lo descalifican sin argumentos, lo culpan de sus errores y/o limitaciones. Sin embargo, el email marketing está más vivo que nunca y, como lo ha sido desde que surgió, sigue siendo el rey. De hecho, tiene una poderosa característica que cualquiera envidiaría: el don de la ubicuidad.
¿Sabes en qué consiste? Que está presente en todas partes, de manera simultánea. Y, sí, el email, ese al que algunos quieren muerto, tiene ese don. ¿Qué es lo único que te exigen cuando vas a abrir una cuenta de Facebook, Twitter, Instagram o YouTube? Tu nombre y, claro, una cuenta de correo electrónico. Es decir, primero el email, luego de lo demás.
Y si vas al banco a abrir una cuenta de ahorros, te piden la dirección de correo electrónico. Lo mismo cuando adquieres un plan de datos para el teléfono móvil. Hasta en el supermercado, para gozar de los beneficios de las ofertas por ser cliente fiel te piden que tengas una cuenta de correo electrónico, no un perfil en alguna red social.
Gústele a quien le guste, el email marketing es más que una tendencia, que una herramienta digital más que probablemente desaparecerá en el futuro. De hecho, el 33 por ciento de las personas (una de cada tres) revisa su correo electrónico al menos una vez al día. Si además haces negocios por internet, esa práctica se repite varias veces.
Eso, al menos, es lo que hace el 39 por ciento de las personas a diario. La cifra, que surgió de juiciosos y serios estudios de empresas de consultoría, crece cuando esas personas, como yo, tienen varias cuentas de correo: la personal (que pueden ser dos o más), la institucional, la de soporte técnico, la universidad en que estudiaste, en fin.
Beneficios invaluables
Son datos ciertos que confirman que el email es más que una moda pasajera, más que algo que se adoptó por capricho y luego se desechó. Una realidad que adquiere matices increíbles si nos trasladamos al mundo de los negocios por internet: el 89 por ciento de los marketeros afirma que el email es su canal de comunicación básico con el mercado.
¿Leíste bien? ¡El 89 por ciento!, es decir, 9 de cada 10 personas. No es una tendencia, no es una moda; es una necesidad, es una herramienta de comprobada efectividad, o de lo contrario sería ilógico que tanta gente la utilizara. Con esto no quiere decir, de manera alguna, que sea la única herramienta útil, el único canal que debas utilizar.
Hay otros medios y otras herramientas que en determinadas circunstancias son muy útiles, muy productivas, que ciertamente son complementos de la acción del email marketing. El único con el don de la ubicuidad, sin embargo, es este. Ahora, miremos los beneficios económicos que se derivan del uso del email marketing.
Eso te interesa, ¿cierto? Hay estudios que certifican que por cada dólar invertido en email marketing tienes un ROI (retorno de la inversión) de 38. Sí, inviertes y un dólar y puedes recibir hasta 38, según el mercado, el producto, el precio y otras variables. Si no eres una multinacional con presupuesto millonario, necesitas el email marketing.
Sus posibilidades son increíbles. ¿Por qué? Porque está demostrado que el email marketing es TRES VECES más efectivo que los medios sociales para conseguir la conversión de los prospectos. En otras palabras, si en Facebook conviertes en prospecto, con email marketing logras tres. Así de simple, así de contundente.
Con un ingrediente fantástico: todas las acciones del email marketing son medibles. A la vuelta de un clic puedes saber cuántos correos enviaste, cuántos fueron abiertos, en cuántos hicieron clic, cuántos pasaron a la acción y compraron o se registraron en el webinario o cualquiera que fuera la acción propuesta. Lo sabes con exactitud.
Hay quienes dicen que el email marketing pasó de moda o, peor, que murió y que ahora lo único que vale son las redes sociales. Eso no es cierto. Debes ser precavido con esos mensajes que nos llegan del mercado por parte de personas que ya no utilizan el email marketing y quieren confundirte o engañarte diciendo que está muerto.
Dos datos para despedirme: el email marketing es ¡40 veces!, sí 40, más efectivo que Facebook y Twiter combinados a la hora de adquirir clientes. Utilizar las redes sociales no significa, obligatoriamente, tener que sacrificar el poder de la herramienta más poderosa que poseemos: el email marketing. Ese es el principal activo de tu negocio.
Seguramente habrás escuchado aquello de que el dinero está en las listas. Eso, sin embargo, no es cierto. El dinero está en la relación que tú tienes con tus listas, en la credibilidad, en la confianza del mercado. Si el dinero estuviera en las listas, bastaría con enviar un email y sentarse a esperar las ganancias. Eso, por supuesto, no es marketing…
apenas empiezo y creo si es un excelente recurso pero se nos olvida
Excelente apreciación, a veces nos dejamos deslumbrar por lo nuevo y olvidamos lo básico.