Estoy seguro de que tú recuerdas, como yo, aquella primera vez. Durante semanas, después de que papá y mamá le dijeron a la familia que las vacaciones de fin de año iban a ser en el mar, la vida cambió. Las olas, la brisa, el sol y la playa se convirtieron en una obsesión que no se calmó ni siquiera cuando estuve ahí, contemplando su inmensidad, su majestuosidad.
La verdad, hoy lo confieso en voz baja, es que cuando me paré frente a semejante monstruo que es el océano, la ansiedad se transformó en miedo. ¡Qué miedo, en pánico! Después de lo que había dicho en casa, de lo inquieto que había estado durante el vuelo, de lo afanado que estuve al llegar al hotel, me quedé pasmado, como si fuera de piedra.
“Hijo, ¿no te vas a meter al mar? ¿No que te volvías loco por conocerlo?”, preguntó mi padre incrédulo porque no me animaba a entrar al agua. “Sí, pa, es que lo estoy observando”, dije tratando de justificarme. Solo la intervención de mi hermana, que me tomó de la mano y me arrastró, evitó que ese momento de magia se transformara en un bochornoso recuerdo.
Metí un pie, primero, para tantear la temperatura del agua. Como era agradable, metí el otro, pero me detuve cuando el agua mojó mi pantalón de baño. ¡Aún no superaba el miedo! Pero, claro, como sucede en las películas, una ola que apareció de sorpresa me venció. A partir de ahí fue puro disfrute, y recuerdo que fue una tarea difícil sacarme del agua.
¿Por qué te cuento esto? Porque es una situación parecida a la que les ocurre a los emprendedores cuando están ad portas de lanzar su negocio. Hay ansiedad, hay obsesión, hay un miedo que por momentos se convierte en pánico. Igual que me ocurrió a mí con el mar, esa sensación de sentirse invencible se traduce en una inseguridad insoportable.
Hasta que aparece la primera ola de clientes, te da un chapuzón y comienza la diversión. Ese primer contacto es vital: del impacto que logres causar con la primera impresión depende que se pueda establecer una relación a largo plazo, que esa persona se convierta en un cliente de toda la vida, en un comprador asiduo, en un evangelizador de tu marca.
Por tal razón, es imprescindible que el producto o servicio que le ofreces supere con creces el estándar del mercado. Esa es una de las claves que puedes aprender en mi curso Triplique sus ganancias sin necesidad de más clientes. Allí te enseñaré que debes ser excelente, ni un milímetro menos. Y claro, que te doy la hora de ruta para hacerlo bien.
Ser excelente, una prioridad
Hoy en día, gracias a que la gente tiene acceso a toda la información posible, a que los clientes están conectados entre sí, la excelencia es una prioridad. A la vuelta de un clic, desde el más recóndito lugar, cualquiera puede comparar características, precio, garantía y otros beneficios de un producto o servicio. ¡Es imposible tapar una mentira!
Por eso, repito, es imprescindible que ese primer contacto con el cliente sea amor a primera vista. Si lo que ofreces es menos que excelente, el boca a boca se difundirá como fuego y a tu negocio lo consumirán las llamas. Si consigues que esa primera impresión sea favorable, habrás dado un paso enorme, un paso a la multiplicación de tus ganancias.
Esa experiencia inicial te permitirá crear una base sólida de clientes asiduos y el temible boca a boca se transformará en tu mejor estrategia de marketing. Ya no tendrás que gastar cuantiosos recursos en publicidad, porque el testimonio de tus clientes satisfechos hará la tarea, y de manera más efectiva.
Un boca a boca positivo, que se da espontánea y naturalmente, es verdaderamente poderoso. Es un argumento irrefutable para expresarle al mercado que tu producto o servicio es de excelente calidad, que tú eres una persona confiable y creíble. Es la puerta de entrada al universo de las posibilidades, de la prosperidad.
Iniciar un negocio y producir ganancias sostenibles que nos permitan recuperar la inversión y construir un futuro sólido es posible. Si aún no sabes cómo hacerlo, o tienes dudas, te invito a que me des la oportunidad de asesorarte. Triplique sus ganancias sin necesidad de más clientes me ayudó a mí, seguro a ti también de servirá. Hasta pronto.