Creo que el año pasado me porté bien, porque el Niño Dios fue generoso conmigo en la Navidad que acaba de pasar. Fueron imborrables, exageradamente gratos, los momentos que pude compartir con mi familia y mis allegados durante esta temporada de fin de año, que dicho sea de paso me sirvió para recargas las baterías de cara a este 2017. Y disfruté con un regalo inesperado, que no pedí, pero que ya me brindó varias satisfacciones.
El regalo no tenía tarjeta, así que no supe quién me lo dio. Es un control remoto, delgadito, rectangular, con botones de colores. Pregunté si era de algún aparato que mi esposa hubiera comprado, pero me dijo que no; pregunté a mis hijas si lo habían tomado de algún lugar, y respondieron que no. Y como saben que soy bastante curioso con la tecnología, me lo llevé para el estudio y lo manipulé. Fue, entonces, cuando comenzaron las sorpresas.
Increíblemente, funcionaba con el computador y con el televisor. Al hacer clic en el botón de prendido, desplegaba una pantalla que me invitaba a ver el menú y configurar las preferencias. Acepté el reto y comencé a jugar. En Conexiones, elegí la opción ‘Solo constructivas y positiva’. En Notificaciones, habilité ‘Noticias agradables e inspiradoras’. En Almacenamiento, bloqueé ‘Pensamientos negativos’.
En Aplicaciones, opté por una opción múltiple: ‘Servir a los demás’, ‘Trabajar con pasión’, ‘Viajar y divertirse’ y ‘Pasar tiempo con la familia’. En Batería, configuré ‘Recarga al máximo todos los días al despertarse’. Cuando llegué a Apariencia y Personalización, no lo dudé: marqué ‘Felicidad absoluta’, ‘Alegría incontrolable’, ‘Convicción inclaudicable’, ‘Decisión firme’ y una que me pareció súper: ‘Prohibido deprimirse’.
Pasé a Barra de Tareas y Navegación y encontré opciones interesantísimas: ‘Rendirse, jamás’, ‘Educacción’, ‘Permiso para soñar’, ‘Si caíste, ¡levántate!’ y, por último, ‘Invierte en ti’. Ya casi llegaba al final y el ejercicio me resultaba bastante entretenido, pero había algo que me provocaba ansiedad: ¿Qué iba a resultar de todo esto, qué pasaría cuando terminara? Aún me quedaban dos categorías por configurar, así que seguí.
En Dispositivos, agregué ‘Capacitación permanente’, ‘Asistir a eventos’, ‘Leer, leer y leer’ y ‘Conseguir un mentor’. Habilité las notificaciones para que me recuerden con frecuencia si dejo pasar mucho tiempo sin usarlos. En Sonido, ajusté el volumen en automático: suben los decibeles en los momentos de felicidad compartida, se estabilizan en los de éxito para no generar estridencias y se silencian en los que se requieren paz y tranquilidad.
Se desplegó un pantallazo que me indicaba que estaba guardando los cambios de la configuración, y me anunció que tardaría unos minutos. Los aproveché para ir a servirme un tinto; cuando regresé, se veía un botón gigante de Play, encima de una palabra: ‘Anímate’. Por supuesto, no aguanté la tentación y lo presioné: entonces, comenzó a rodar mi 2017, conmigo como protagonista de días felices, proyectos exitosos, sueños realizados. ¡Increíble!
Cuando terminó el corto video, apareció el siguiente mensaje: “Si deseas que lo que acabas de ver se haga realidad, compártelo con aquellos que más quieras, con esas personas que ansías sean tus compañeros de viaje durante 2017”. Por supuesto, hice clic en Aceptar y apareció la ventaja de contactos: los elegí a todos, uno de ellos, tú. Porque quiero que este año seamos un equipo ganador, uno invencible.
Aún no sé cómo llegó a mis manos ese bendito control remoto, pero la verdad es que lo agradezco porque me dio una oportunidad para programar el sistema que deseo operar a lo largo de este año. Ahora, me siento reconfortado, seguro, porque estoy preparado para cualquier reto y, lo mejor, en piloto automático. Si tú aún no lo has hecho, te invito a que lo hagas pronto: toma el control de tu vida, prográmala para el éxito y comienza a actuar…