Se nos va 2017, se nos escapa de las manos, como el agua que se escurre entre los dedos. Quedan pocas horas para que caiga el telón y le demos la bienvenida a un 2018 que aguardo con ilusión, con esperanza, con convicción. Se nos va 2017, pero aún nos queda tiempo para recapacitar y, sobre todo, para programar lo que se viene.
Como lo expresé en una nota reciente, yo no olvido el año viejo que me ha dejado cosas muy buenas, como dice el popular tema musical colombiano. Este 2017, en el que regresé a mis fundamentos, a la esencia que hace dos décadas me permitió convertirme en un pionero de los negocios por internet en el mercado hispanoamericano.
Por aquel entonces, en 1998, el mundo era bien distinto al actual. Y, sobre todo, internet era muy distinto al actual. No había conexiones de alta velocidad, pues la única opción eran las redes telefónicas, a veces precarias, a veces obsoletas. Los computadores tampoco eran parecidos y su capacidad de procesamiento y almacenamiento era mínima.
Internet, mientras, era un rompecabezas al que todavía le hacían falta muchas piezas. Solo las grandes empresas, con sólido poder económico, podían tener webs con fotos y estábamos lejos de imaginar la incorporación de videos. Mucho menos, muchísimo menos, alternativas como las transmisiones en vivo, los webinarios o el streaming.
Ni siquiera en las películas de ficción internet se acercaba a lo que es hoy. Los planes de conexión era demasiado básicos y, sobre todo, muy costosos. De ahí que en Latinoamérica el desarrollo de la web fue lento y se concentró, principalmente, en las grandes ciudades. Y el contenido era un concepto abstracto, aún sin definir.
De hecho, eso que hoy llamamos contenido en esa época eran directorios. Sí, larguísimos listados de opciones en diferentes temáticas (entretenimiento, noticias, deporte, cultura) destinados a orientar al internauta. Solo años después, varios años después, comenzó a verse el esquema actual, aquel en el que hay información de calidad, notas variadas.
Los medios de comunicación, que veían en la virtualización una oportunidad para hacerles el quiebre a las dificultades económicas y de conexión con los lectores que ya amenazaban la subsistencia de los impresos, fueron los grandes impulsores. Después se sumaron las empresas y el último eslabón de la cadena fuimos los emprendedores.
A lo largo de estas dos décadas, créeme, lo he visto todo: excelente, muy bueno, bueno, regular, malo, muy malo y pésimo. Y he visto surgir y desaparecer cientos de tendencias, de modas, de revoluciones, muchas de ellas relacionadas con el contenido. De hecho, aún hoy leo con frecuencia notas que dan cuenta de que el contenido está en desuso.
En estas fechas, dedica un tiempo para diseñar tu estrategia de marketing de
contenidos para que 2018. Es la herramienta más poderosa para conectar
con tu audiencia y fidelizar a tus clientes. ¡Es un diferenciador único!
Uno de los más grandes aprendizajes en este tiempo dedicado a los negocios en internet es que no hay verdades absolutas y que todo, absolutamente todo, es válido siempre y cuando cumpla con los objetivos para los cuales fue creado. Dicho en otras palabras, lo que para ti funciona, quizás no lo haga para mí, y viceversa. Y así, una y mil veces.
El contenido, por si no lo sabes, es la columna vertebral de mi estrategia de marketing. Dispongo de muchas otras herramientas, de variadas alternativas para ofrecerles a mis clientes, pero la transversal es el contenido. Y contenido de calidad, por supuesto. Es un aspecto en el que me esmero al máximo, en el que procuro evitar el menor error.
Cuando me inicié en los negocios en internet, en el mercado hispano no había otras personas. Dado que no contaba con grandes recursos económicos para pagar publicidad y hacerme visible, el contenido fue la llave que me abrió la puerta. En poco tiempo, el nombre de Álvaro Mendoza se conoció en muchas partes, gracias a lo que publicaba.
Mi estrategia tenía dos características que contribuyeron al posicionamiento: calidad y gratuidad. Hoy, veinte años más tarde, sigo convencido de que esa es la estrategia más efectiva para ayudar a las personas que se acercan a mí en busca de una solución a los problemas que los aquejan. Este blog es clara muestra de ello.
A ellos, sin dudarlo, les recomiendo que implementen una estrategia de marketing de contenidos que les permita darse a conocer, posicionarse en el mercado y fidelizar a sus clientes. Y, de manera muy especial, les hago énfasis en los errores que deben evitar en sus publicaciones, porque podrían resultarles demasiado costosos. Veamos:
1) Más de lo mismo: una de las características de la red es que muchas páginas publican lo mismo. Y cuando digo lo mismo es exactamente la misma versión. Una noticia de una agencia, o de un periódico, o de un canal de televisión. Si quieres tener éxito con tu contenido debes ser distinto, el contenido deber ser un claro diferenciador.
2) Copiar-Pegar: una variante del anterior. Muchas veces, cuando encontramos la misma información, es porque algunos, sin asomo de vergüenza, copian literalmente lo que otros publican. ¡Es una verdadera epidemia!, que se volvió incontrolable. El problema para esos copiones es que el lector se da cuenta y pierde la credibilidad en esas páginas.
3) Lo aburrido: si bien toda estrategia es respetable, una de las razones por las cuales los lectores pierden el interés por una página es que su contenido es aburrido, repetitivo. La temática es siempre la misma y solo cambia un poco el enfoque, cambian algunos de los términos, pero la esencia es la misma. Al poco tiempo, el contenido ya no atrae a nadie.
4) Escribir para bots: este, sin duda, es uno de los mayores problemas actuales. Por la dictadura de Google, muchos se fueron al otro extremo y acomodan sus textos a las exigencias de los buscadores para aparecer en los primeros puestos de consulta. Así, solo consiguen desconectarse de su audiencia. ¡Los robots y los algoritmos no compran!
5) Autoelogio: algunos implementan una web para hablar de sí mismos, como si fueran héroes, como si lo que expresaran fuera palabra de Dios. Un tema es darse a conocer y posicionarse y otro bien distinto es el autobombo. Eso, haz de saberlo, cansa al cliente, al que le interesa lo que puedes ofrecerle para solucionar ese problema que lo apremia.
Una última recomendación: como dije antes, todo contenido es válido siempre y cuando cumpla con los objetivos trazados en tu estrategia de marketing. Eso significa que debe estar enfocado con tu avatar y alineado con tu misión, tu visión, tus principios y tus valores, que por supuesto deben ser los mismos del mercado al que te diriges.
Creo yo, que debería estar enfocado en causas alrededor de su sector. Noticias y enfoques propios de la audiencia, a la cual pertenece su misión del negocio.
Alvaro, muy de radiografía tu artículo sobre el contenido. Es exactamente eso lo que vemos en casi todos lados.
Cómo podría un novato iniciar con publicaciones de verdadero valor si a penas es un novato. Sería de gran ayuda un artículo que trate sobre este tema para impulsar un cambio positivo en la publicación de contenido verdaderamente relevante.
Gracias Alvaro por tu artículo, despierta conciencia de ética y valores.