Es tan cierta esta premisa, que sus consecuencias las vemos todos los días. Por un lado, empresas que cierran sus puertas, dejan cesantes a decenas de empleados y pasan a engrosar la lista de víctimas digitales, porque no lograron adaptarse. Por otro, negocios digitales que no pudieron cumplir con las expectativas del mercado y desaparecieron.

El mundo, hoy, es una gran aldea digital. No puedes desaprovechar sus ventajas.

Los medios de comunicación, poderosas empresas de gran tradición y mucho músculo económico, cada día se enfrentan a esta realidad. Y, lo sabemos, muchos ya son parte de la historia. El modelo de negocio que ofrecían no dio la talla: sus lectores, sus clientes, eligieron otras opciones, nuevas opciones, con las que se sienten más identificados.

La principal razón de esto es que el cliente digital dejó de ser el consumidor pasivo del pasado, del siglo pasado, y ahora es el rey de la selva. Antes estaba sometido a lo que las empresas le ofrecían, a las condiciones que le imponían, y ahora él establece las condiciones. Los roles cambiaron y, por eso, los involucrados debemos cambiar también.

La paradoja del mundo de los negocios en el siglo XXI es que el cliente está tan cerca como solo a un clic de distancia o tan lejos como que tu negocio sea invisible en la red. Con solo pulsar un botón, con un simple push, podemos conseguir que ingrese al mundo de experiencias increíbles y transformadoras que tenemos preparado para él.

Pero, y esta es la otra cara de la moneda, aunque dispongamos de la tecnología actual, tu cliente puede estar muy lejos. Así es si elevas barreras, si estableces distancias, si no consigues una conexión sólida con él. O, también, si no sabes darte a conocer, si el mercado no sabe qué haces y qué ofreces, si no puedes posicionarte y la competencia te devora.

El volumen de información al que tiene acceso el consumidor de forma inmediata le da la posibilidad de decidir qué quiere. Y cómo lo quiere. Y dónde lo quiere. Y qué precio está dispuesto a pagar. Y quiere que haya bonos. Después, cuando compra, exige que no lo olvides, que le entregues contenido de valor, que le brindes nuevas y atractivas ofertas.

Los clientes del siglo XXI están en internet, en los dispositivos móviles.

Es un cliente empoderado, sin duda. Y un cliente cada vez más educado, más selectivo. Ya no se conforma con poco. Y, algo muy importante: un cliente dinámico. ¿Sabes qué significa eso? Que está en permanente cambio, como si fuera un camaleón. Cambian sus gustos, sus prioridades, sus problemas, sus decisiones, y nosotros debemos ir a la par.

Cuando el tuyo es un negocio físico y no tienes presencia en internet que te permita una conexión y una comunicación efectivas con tus clientes, esa tarea es muy muy difícil. A través de internet puedes educarlo, darle contenido de valor, decirle quién eres y qué haces y, lo más importante, qué tienes para él y cómo solucionarás sus problemas.

Además, hay una razón que se cae por su peso: en los negocios, hoy más que nunca, hay que estar donde están los clientes. Y los clientes del siglo XXI, lo sabemos, están en internet. En los dispositivos móviles, en las redes sociales, en la hiperconexión. Si deseas comunícate con él, tienes que estar allí, ser omnipresente, ser omnicanal.

Y una razón final: necesitas hacer marketing digital, necesitas estar en la red simple y llanamente porque tu competencia está allí. No puedes regalarle esa ventaja. Tienes que estar allí y convertirte en la mejor opción para el mercado. La más completa, la más preparada, la de mayor autoridad, la que mejores experiencias le ofrece al cliente.

Antes de despedirme, sin embargo, quiero hacerte una aclaración: aquello de estar presente en la red es mucho más que montar una página web o hacer publicaciones en tus redes sociales. Se trata de hacer marketing, marketing del bueno, con estrategias efectivas y herramientas poderosas. De eso, sin embargo, hablamos en otra ocasión.

Necesitas una estrategia de marketing digital para conectarte con tus clientes.

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Soy Álvaro Mendoza, director de MercadeoGlobal.com, y te agradezco por haberme dado la oportunidad de entregarte contenido de valor y de compartir mi experiencia contigo. Si este video te gustó, por favor dale un like y compártelo en tus redes para que otros puedan aprovecharlo. Gracias por tu tiempo y me despido hasta una nueva oportunidad.

Chao chao…