El quehacer del emprendedor suele ser contradictorio para algunos. ¿Por qué? Porque cuando llegamos al punto que pensamos es el final, comprendemos que es, justamente, el verdadero comienzo. Y miramos atrás, y vemos cuánto camino hemos recorrido, y cuántas dificultades hemos sorteado, y nos parece increíble estar otra vez en un punto de partida.
Hay que hacer una aclaración pertinente: cuando digo “estar otra vez en un punto de partida” no me refiero a volver a comenzar de cero, regresar al lugar donde dimos el primer paso. A veces, lo sé, es necesario dar esa reversa, pero no es de esto de lo que hablo. Es un punto de partida avanzado, una especie de escala en el camino.
Una escala que significa que lo andado ha sido fructífero, nos dejó enseñanzas, valió la pena. Solo que esa primera etapa se acabó y comienza una nueva, con otros requisitos, otras características, otros objetivos. Es como cuando terminas el bachillerato e ingresas a la universidad: es un nuevo punto de partida en tu proceso de formación.
Ocurre, sin embargo, que la mente le juega malas pasadas al ser humano: lo distrae y lo complica. Por razones culturales, por la presión que la sociedad nos impone de estar en permanente avance, eso de “estar otra vez en un punto de partida” lo interpretamos como un retroceder, como un paso atrás, inclusive como un fracaso. Y no es así.
Ese es uno de los temas que más controversia provoca en mi curso Triplique sus ganancias SIN necesidad de más clientes, al que te invito a entrar. A los estudiantes les resulta contradictorio que, tras haber avanzado un buen trecho, les hable de un nuevo comienzo. Tras la discusión y una explicación, en todo caso, se despejan las dudas.
Esta situación se da, principalmente, cuando hemos hablado ampliamente del producto, de la oferta irresistible y de las garantías. ¿Cuál es el problema? Que muchos piensan que ahí terminó la cuesta más empinada, cuando en realidad acabamos de pasar lo que los ciclistas llaman un repecho. Es decir, es justo cuando el camino se pone difícil.
La base para iniciar un negocio, virtual o físico, es tener un producto o un servicio para ofrecerle al mercado. Ese es el primer paso. Después viene todo aquello del estudio del mercado, de establecer el nicho adecuado, de detallar el perfil de tus clientes. Luego pones a su consideración esa oferta irresistible y la adornas con una garantía poderosa.
Ese es el momento en el que algunos descorchan la champaña y se embriagan de felicidad. Sin embargo, pronto descubren que fue una celebración anticipada y que con resaca y todo deben ponerse a trabajar porque comienza una etapa muy dura, de mucho trabajo, que requiere el máximo de sus energías, fuerzas y esfuerzos.
¿Sabes a qué me refiero? A que comienza el trabajo de marketing, aquel destinado a darte a conocer, a dar a conocer tu producto, a dar a conocer tu oferta. En otras palabras, el trabajo destinado a vender. ¿Ahora sí entiendes de lo que hablaba al comienzo? Es volver a empezar, solo que desde otra perspectiva, con otros objetivos. Un nuevo camino.
La excepción a la regla
Algunos piensan, porque eso es lo que les dicen por ahí en ese universo que es internet, que basta con un buen producto y una oferta irresistible. Les dicen que pueden sentarse a descansar, a esperar que el negocio trabaje por ellos, y que de cuando en cuando consulten el saldo de la cuenta corriente para experimentar la sensación de hacerse ricos.
Eso, amigo mío, solo sucede en las películas. ¡Es pura ficción! Habrá uno o dos casos en un millón que tuvieron esa suerte, pero los demás, nosotros, necesitamos trabajar duro para conseguir lo que deseamos. Algunos me dicen que con un poco de fortuna ellos pueden ser esa excepción que confirma la regla y, entonces, les hablo de Hello Kitty.
¿Supongo que conoces a la tierna gatita? Bien, lo que seguramente desconoces es que este famoso producto, que recientemente cumplió 40 años, le deja a la compañía japonesa Sanrio, su fabricante, unos 250 millones de euros anules por concepto de venta de licencias. Lo más increíble es que no hace, nunca hizo, una campaña de marketing.
Sí, es cierto: jamás, Hello Kitty se promocionó en un comercial de televisión o en la publicidad de una revista o un periódico. Su éxito es el más increíble caso de voz a voz. Así fue en un comienzo, así es hoy. Sin embargo, no conozco otro producto parecido, es decir, que haya sido exitoso, que haya generado millonarias ganancias, sin marketing.
Eso significa que Hello Kitty es la excepción que confirma la regla. ¿Cuál regla? Que aunque tengas un producto excelente, que aunque tu oferta sea verdaderamente irresistible, que aunque la complementes con garantías irrechazables, el siguiente paso es dedicarte a hacer marketing, a darlo a conocer, a ofrecerlo, a venderlo.
Entonces, si tú no eres Sanrio, si tu producto no es Hello Kitty, debes saber que hay teorías comerciales probadas y comprobadas, así como estrategias de marketing que te pueden llevar al éxito a través de un camino largo, difícil y culebrero que te conduzca a ese escenario fabuloso que son las ventas recurrentes, consistentes, frecuentes.
En Triplique sus ganancias SIN necesidad de más clientes podrás conocerlas, entenderlas y, sobre todo, te enseñaré a aplicarlas adecuadamente según el producto que le ofreces al mercado. No lo olvides: buen producto, oferta irresistible y garantías son solo la primera etapa del camino. Lo que sigue es hacer marketing (trabajar, trabajar y trabajar).