¿Alguna vez diste un salto al vacío? Hoy, inclusive, es un deporte extremo, que consiste en tirarse al vacío desde una gran altura (un rascacielos, un cerro) atado a una cuerda que, afortunadamente, es flexible y no se rompe. Son apenas unos segundos, unos pocos, pero el nivel de adrenalina que se alcanza no es difícil de obtener en una actividad común.
Jamás lo intenté, quizás nunca lo haga, porque me parece demasiado arriesgado para mis gustos. Sin embargo, lo cierto es que esta es una actividad cada vez más popular en algunos lugares, inclusive un atractivo turístico, y el motivo por cual te voy a hablar de Lisa Kay. Es una mujer que no conozco, te cuento, pero a la distancia la admiro.
Cuando sube al quinto piso, es decir, cuando cumple los 50 años, la mayoría comienza a pensar en un retiro decoroso, en asegurarse una pensión para vivir una vejez digna, en disfrutar de otro tipo de actividades menos estresantes que el ámbito laboral. Ella, sin embargo, dejó su trabajo y entró al mundo del emprendimiento para hacer historia.
Con 53 años y una reconocida carrera como contadora, Lisa Kay se cansó. Se cansó de llevar las cuentas de otros, se cansó de cumplir un horario, se cansó de escuchar las quejas del jefe, se cansó de trabajar para otros. Y un día dijo ¡No más! Lo conversó con su esposo, un pequeño empresario, y coincidieron en que había que buscar una salida.
El siguiente paso fue pasar la carta de renuncia y, luego, ¡dar el salto al vacío! No era feliz, así de simple, y no estaba dispuesta a seguir regalando su vida. Necesitaba un cambio y era consciente de que en aquella que llevaba era imposible conseguirlo. Es una situación a la que cada día se enfrentan muchas personas en todo el mundo.
Sin embargo, son pocos los que se atreven a dar el primer paso, mucho menos un salto al vacío. Entonces, se quedan ahí, en su zona de confort, quejándose, lamentándose, culpando a otros. Lisa Kay, en cambio, gracias al apoyo de su esposo, tomó una decisión radical. No una cualquiera, no una decisión que cualquiera sea capaz de tomar.
Renunció y, a diferencia de otras personas, salió de la empresa por la puerta del frente, con una amplia sonrisa. Y, lo mejor, llena de sueños, de ilusiones, y con un proyecto en mente. Porque no se iba a retirar, solo iba a cambiar de trabajo para transformar su vida. Y las de otras mujeres también.
Comenzaron con una tienda especializada en accesorios, que era un mercado en el que su marido trabajaba de tiempo atrás. Pronto, sin embargo, el mercado le indicó a Lisa que había un problema para el cual nadie había encontrado una solución: en Inglaterra, su país de origen, hay diez millones de mujeres que sufren por los juanetes.
¡Una epidemia social!, sin duda, y un doloroso mal para el que, lamentablemente, no hay cura. Los juanetes, por si no lo sabes, son una malformación del dedo gordo del pie que se manifiesta como un callo grande. Cuando hay roce con la superficie del zapato, esa callosidad, que es muy sensible, y duele, duele mucho.
Tengo una amiga de Armenia, una linda ciudad colombiana, que en la juventud los sufrió mucho, al punto que se atrevió a someterse a una cirugía para quitárselos. “¡Si hubiera sabido cómo dolía, me quedo con mis juanetes!”, recuerdo que me dijo. Es, según ella, un dolor que no se puede explicar y que a nadie se le desea.
Una epidemia social
En el caso de los hombres, el problema es relativamente sencillo de solucionar: hay que usar zapatos planos y de horma ancha, inclusive de una talla más grande para evitar la afectación de la zona sensible. Unos tenis o unos mocasines son suficientes para que el dolor desaparezca casi por completo.
Sin embargo, en el caso de las mujeres no es tan fácil, mucho menos para aquellas que usan tacones. ¡Tacones + juanetes, ay, qué dolor! Considerando que la población de Inglaterra está por encima de los 50 millones de habitantes (poco más de 53), que 10 millones de mujeres sufran por los juanetes es una oportunidad de negocio increíble.
¡. Por eso, entonces, se tomó dos años antes de lanzar el primer producto de la línea especializada para mujeres aquejadas por los juanetes.
Fue, precisamente, el tiempo que se demoró en investigar, en probar, en testear el mercado, en corregir los errores, hasta que perfeccionó la propuesta que le iba a presentar al público. “Quería desarrollar una colección de zapatos que al mismo tiempo fueran profundos y lo suficientemente cómodos para este tipo de piel”, afirmó.
A diferencia de un zapato común para mujer, los que diseñó Lisa Kay poseen una capa especial que absorbe los golpes de la suela, con lo que consigue inhibirse el dolor. Además, sin que haya una presión inadecuada sobre la superficie sensible, son ajustados al pie, de modo que no hay desplazamientos laterales.
Ese desplazamiento es una de las razones por las cuales se originan los dolorosos juanetes, de ahí la atención que se le prestó a este detalle. El ajuste de las maderas, el diseño preciso de la horma y las almohadillas para amortiguar el roce fueron las tareas que más tiempo y trabajo demandaron antes de lanzar el producto al mercado.
Cuando salieron a la venta, los zapatos de Lisa Kay fueron muy bien aceptados no solo porque evitaban el dolor, sino también porque los materiales suaves, pero resistentes, daban una sensación de comodidad. “Siempre, fui consciente de la cantidad de mujeres que sufren por culpa de los juanetes y que no pueden usar zapatos de tacón”, dijo Lisa.
“Por eso, una de las tareas que emprendimos fue tratar de acomodar esas prominencias en el diseño de los zapatos, para garantizar la comodidad. Sin embargo, también sé que para la mujer, más allá del dolor, importa el diseño, y mucho, y nos esforzamos en ofrecer un producto que combinara ambas características”, explicó.
La calidad, una premisa
Bajo el eslogan “Estilo, calidad, experiencia”, desde hace 35 años Lisa Kay Shoes es el aliado ideal de las mujeres que desean usar zapatos de tacón, inclusive aquellas con juanetes. Ofrece una amplia línea, tanto elegantes como los casuales para la comodidad del hogar (mocasines y sandalias), y también accesorios como carteras y cinturones.
“Trabajamos en estrecha colaboración con nuestras fábricas de Italia y España a lo largo del proceso de producción, y empleamos solo cueros seleccionados de las mejores curtiembres para garantizar que productos de la mejor calidad que, además, tengan el estilo que nos caracteriza”, dijo Lisa Kay.
Hoy, su marca factura dos millones de dólares al año y, lo más importante, a las mujeres con juanetes les solucionó un problema para el que la medicina no tenía cura. Había superado la barrera de los 50 años, que para muchas personas es el comienzo de la cuesta descendente de su vida productiva. El panorama, sin duda, no se veía bien.
Parecía un salto al vacío, pero Lisa Kay aún tenía un sueño por cristalizar. Pasión, entrega, convicción y una visión de negocio la llevaron a construir una marca que es referencia en el mercado, pero por encima de todo a ganarse el aprecio de aquellas mujeres que, gracias a ella y a invento, ya no sufren por los juanetes.
¿Quieres saber más de Lisa Kay?
Web: www.lisakayshoes.com
Facebook: lisakaylondonuk
Twitter: lisakaylondon
Instagram: lisakaylondon
Línea especializada para juanetes: SoleBliss.com
Buen día desde Colombia como poder comercializar este calzado en nuestro país Colombia que también sufrimos de estos males. Muchas gracias
Noralba, no lo sé. Nosotros no somos parte de la empresa de la cual hablamos en el artículo. Contáctalos directamente a ellos.