“A Álvaro Mendoza lo seguía por internet desde hacía un tiempo, había comprado algunos de sus cursos y lo conocí personalmente en 2010, en un evento en Sarasota (Florida). Lo recuerdo como si fuera ayer, porque me puse muy nervioso. Era como conocer a un rock star, a una celebridad internacional. Como si una chica milenial o de la Generación Z conociera a Justin Bieber”.

Emil Montás, consultor inmobiliario dominicano, especialista en segunda vivienda, se acercó a mí de la misma forma en que lo han hecho muchos otros: referido por un conocido. Alguien que sabía quién era Álvaro Mendoza y que creía en mi trabajo le recomendó para que me contactara en un momento en que su vida parecía derrumbarse a pedazos cuando contaba 30 y tantos años.

“En ese viaje me acompañó mi novia, que hoy es mi esposa. Ella estaba sorprendida porque yo le hablaba de Álvaro Mendoza con tanta emoción, que me decía que, si no estuviera segura de mi condición de hombre, habría pensado que estaba enamorado de él, recuerda Emil con humor. “Era ver a mi ídolo, algo que nunca me había pasado, y lo acababa de conocer personalmente”, agrega.

“Fue una gran experiencia”, rememora Emil con la misma emoción de aquel primer momento. “Al principio, una sensación extraña: ‘existe, es de verdad’. No lo podía creer. Luego, con el tiempo, me di cuenta de que Álvaro es una persona de carne y hueso, con sentimientos, una persona normal. Conocerlo fue cumplir un sueño, como si un holograma se convirtiera en un ser humano real”.

Hoy referente del mercado inmobiliario, Emil asegura que lo primero que me impactó fue su sencillez, su humildad y su gran compromiso de enseñar lo que sabe. Hay una frase que se ha convertido en mi sello, que dice que ‘Lo que no se comparte, no se disfruta’. Si bien no es una frase de Álvaro, creo que la génesis de esta premisa fue conocerlo, porque él comparte todo lo que sabe”.

Heredó de su madre la pasión por los bienes inmuebles y desde muy joven, a los 19 años, ingresó a la industria. Luego, a los 25, se independizó y formó su propia empresa, que quebró poco después. La crisis de las hipotecas subprime de 2008, conocida también como burbuja inmobiliaria, le hizo perder lo que había construido y poco después su matrimonio también se derrumbó.

Fue, entonces, cuando un amigo le dio el consejo que significó la transformación de su vida: “Oye, Emil, ¿y por qué no aprendes de internet con Álvaro Mendoza? Es el mejor y seguro te puede ayudar”, fue lo que Emil escuchó. Con miedo, porque su negocio es ciento por ciento de naturaleza física, echó mano de sus últimos ahorros y compró el curso que lo cambió para siempre.

Álvaro ha significado en mi vida una transformación drástica y fundamental. Cuando lo conocí, no creía lo que él me decía, que en internet había grandes oportunidades para mi negocio. No cabía en mi cabeza la idea de que era posible vender en internet algo que no se mueve, que está fijo en un lugar como una casa. Él me enseñó cómo hacerlo y hoy mi negocio es un híbrido físico-virtual”.

De hecho, durante la Convención de Emprendedores Inmobiliarios, que organizó recientemente en Punta Cana, con más de 200 participantes de 16 países, Emil marcó un hito con su hijo digital: el programa Vender Casas Desde Casa (VCDC), un sistema diseñado para vender propiedades desde cualquier lugar del mundo, con tan solo un dispositivo móvil y una conexión a internet.

Durante el evento, Emil vendió el Mastermind VCDC y rompió el récord del mercado digital latino para un producto de alto valor, al tiempo que se posicionó como el mentor de los líderes de la industria inmobiliaria en Latinoamérica. ¡El mismo que no creía que fuera posible vender propiedades por internet superó a sus maestros con un producto digital! Wooowwww.

“Cuando conocí a Álvaro, decirle a la gente que se podía vender por internet una propiedad inmobiliaria, era increíble. La transformación que Álvaro generó en mi vida fue enseñarme que hay algo más allá del mundo físico, que se llama internet, y que todo se puede vender a través de esa plataforma, incluido algo tan ajeno a internet como un inmueble”, dice Emil, ya convencido.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Emil Montás ha sido un alumno disciplinado con capacidad de acción.


“Ser un caso de éxito de Álvaro Mendoza significa que fue un estudiante obediente y disciplinado, que hice bien la tarea. Fue un compromiso que adquirí y que afortunadamente pude cumplir”: Emil Montás.


Durante todo este tiempo, casi diez años, Emil fue un alumno disciplinado que tuvo la capacidad de abrir los ojos a nuevas oportunidades, al marketing digital, y descubrió que había un universo de conocimiento que él desconocía. Aunque era un agente inmobiliario que se había hecho un nombre en el mercado con herramientas tradicionales, decidió probar con internet y triunfó.

Tomó la decisión de aventurarse, de creerles a sus mentores que sí era posible, se dejó guiar, hizo todo lo que se le dijo que tenía que hacer, logró crear una poderosa marca personal con un estilo propio y la adaptó a las características de su industria. Se convirtió en el experto número uno del mercado en su país con un posicionamiento claramente diferente al de cualquier otra empresa.

Destaco de él que no tuvo miedo de invertir, y no solo hablo de dinero, sino de tiempo y recursos para adquirir el conocimiento necesario, para capacitarse, para viajar y asistir a eventos, para tomar consultorías. Es una persona que sabe dónde invertir, que tiene un gran olfato para los negocios, que toma decisiones calculadas y que no escatima esfuerzos en ningún aspecto.

De hecho, una de las razones de su éxito es que ha logrado conformar un equipo humano competente que lo respalda y sustenta sus proyectos. De Emil, sin embargo, lo que más me gusta es su humildad para reconocer que no se las sabe todas, que entiende que hay mucho por aprender cada día y que está abierto a adquirir conocimiento de todos, incluidos sus clientes.

“Tener a Álvaro Mendoza como mentor y no ser un caso de éxito es ser una persona mediocre, desagradecida, insensata y, sobre todo, alguien que no valora la oportunidad que representa ser alumno de El Padrino”, dice Emil. “Si eres alumno de Álvaro y no eres un caso de éxito significa que no hiciste tu tarea, porque estás con el mejor y te aseguro que hace su parte al ciento por ciento”, agrega.

Cuando Emil Montás tocó mi puerta, hace casi una década, vivía horas aciagas y estaba presionado, acorralado por las dificultades. Su mérito fue haber buscado ayuda y confiar, despojarse de sus miedos y luego trabajar con disciplina e invertir en su negocio, en su formación. Lo que logró con el Mastermind VCDC es el justo premio al trabajo que hizo para transformar su vida. ¡Felicitaciones!