Hay que hacer una precisión en aras de la justicia: como decían los cronistas hípicos en mi país por allá en los años 80, “sellar el 5y 6 el lunes, después de que las carreras fueron el domingo, es fácil”. Con esto me refiero a que juzgar la historia un día después, cuando ya los hechos o los dichos no tienen reversa, es una posición bastante cómoda.

Eso, sin embargo, no les resta valor a las lecciones que podemos aprender de esos acontecimientos, o de aquellas predicciones que tiempo después o con el paso de los días perdieron valor o, simplemente, resultaron un fracaso. Y, como se ha dicho en anteriores ocasiones, nadie está exento de un pequeño desliz.

Para esta tercera entrega de la serie de artículos sobre pronósticos de fracasos que fueron éxito, o viceversa, escogí un nombre que cualquier ser humano asocia con la excelencia, casi con la perfección: Bill Gates. El fundador de Microsoft, como cualquiera de su especie, también se equivocó, a veces feo, con algunos de sus pronósticos.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Ni el mismísismo Bill Gates se salvó de entrar en la galería de los pronósticos que salieron al revés.

Cuando sabemos de la existencia de una persona como Gates, cuando conocemos su obra, los humanos tendemos a magnificarlo, a idolatrarlo, a considerarlo perfecto. Por eso, en el momento en que sufre un desliz el impacto mediático que se genera es enorme: nadie queda ajeno a los ecos de su equivocación, de la que todos dan cuenta.

“Creo que el OS/2 está destinado a ser el sistema operativo más importante de todos los tiempos”. Eso fue lo que dijo, por allá en 1987. Una declaración coyuntural, sin duda, dado que Microsoft acababa de cerrar una alianza con IBM para crear este nuevo sistema operativo, destinado a ser el cerebro de los computadores de esta fábrica.

La primera crítica que se le hizo a Gates es que poco tiempo antes, en un artículo que había escrito para BusinessWeek, había pronosticado que “La generación de software más interesante que vamos a ver será la protagonizada por Macintosh”. Eran tiempos en los que Gates y Steve Jobs eran los nuevos mejores amigos de la industria de la tecnología.

El éxito de OS/2 fue bastante efímero y no dejó huella en la industria. En 1990, solo tres años después de la frase de Gates, apareció Windows 3.0 y marcó un nuevo derrotero. Microsoft, poco a poco, marcó distancias con IBM y partieron cobijas finalmente en 2006, el año en el que aquel sistema operativo pasó a ser apenas un recuerdo.

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El sistema operativo SO/2 fue una de las apuestas que le salió mal a Bill Gates.

“No le veo demasiado desarrollo comercial a internet en los próximos 10 años”. Esta frase se la escucharon al mandamás de Microsoft en la exposición Comdex de 1994, en Las Vegas. Por supuesto, y afortunadamente para quienes hacemos negocios en la red, estaba bien pifiado. De hecho, el desarrollo comercial de internet ha sido constante, y no se detiene.

No era la primera vez que este gurú de la tecnología despotricaba de internet. “No es la autopista de la información que imagino, como mucho puedes pensar en él como su inicio”, publicó en 1995 en el libro The road ahead. Lo irónico es que solo una semana después tuvo que aplicar reversa, al darse cuenta de las proporciones de su equivocación.

Cambia, todo cambia

Gates reconoció su error y emitió la famosa nota “Internet Tidal Wave”, en la que informaba a sus empleados que Microsoft cambiaba el rumbo trazado y se enfocaba en internet. Irónicamente, todos sus esfuerzos, hasta el día de su retiro, se destinaron a buscar el desarrollo y el progreso de la red.

Un tercer tropezón del genio tras Microsoft se dio en 1998. “Tenemos que cambiar esta estrategia y poner todos nuestros esfuerzos en asegurarnos de que los documentos de Office sean propiedad de Internet Explorer”. La frase estaba en un memorando que se difundió en la compañía y que, por supuesto, causó alboroto por sus implicaciones.

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Microsoft, su propia creación, le demostró a Gates que con Office estaba equivocado.

Lo que resulta difícil de entender de tal afirmación no es tanto el espíritu competitivo de Gates, que obviamente es natural, sino que iba justamente en contra de las tendencias de la industria. Desde finales del siglo pasado las organizaciones entendieron que la red y sus recursos no le pertenecen a nadie y que, por ende, la mejor estrategia era soltar las amarras.

No pasó mucho tiempo antes de que en Microsoft comprobaran cuán equivocadas eran las palabras de su fundador, y cambiaran el rumbo. De hecho, actualmente se impulsa una política caracterizada por una mayor apertura y flexibilidad y Office es una herramienta de alcance global que domina el mercado más allá de su cordón umbilical con la multinacional.

La última metida de pata (o de lengua) de Gates de la que vamos a hablar en esta entrega estuvo relacional con el correo basura o spam. “El ‘spam’ será cosa del pasado en dos años”, pronosticó el gurú de Microsoft por allá en 2004. Sin embargo, desde su tranquilo retiro el propio visionario comprobó que su pronóstico había sido una ligereza.

La realidad lo desmintió y lo dejó en ridículo, al punto que Symantec, una reconocida empresa dedicada a la seguridad cibernética, reconoció hace poco que la mitad del correo electrónico enviado durante la última década fue spam. Entonces, la pifia de Gates fue por partida doble: el correo basura no solo no desapareció, sino que se reproduce.

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El odioso ‘spam’, otro de los deslices verbales de Bill Gates. Se equivocó de cabo a rabo.

De estas infortunadas frases de Bill Gates extracto tres lecciones poderosas. La primera: la realidad es como es, no como la queremos ver. Un emprendedor no puede cegarse y ver el mundo a su antojo, a su conveniencia, desconociendo las tendencias o, peor aún, los cambios constantes que caracterizan a una industria como la de la tecnología.

Segunda lección: la única verdad irrefutable de internet es que no hay verdades absolutas, es decir, todo cambia, todo evoluciona, todo se adapta, inclusive la propia red. Eso implica que debemos estar listos y dispuestos a cambiar, a modificar nuestros hábitos, a recrear productos, a explorar otros mercados si queremos ser competitivos.

Tercera lección: más que una lección, para mí es un aliciente. ¿Por qué? Porque significa que internet está vivo, cambia todos los días, y eso significa que los emprendedores tenemos oportunidades ilimitadas para actuar, para crecer, para realizar nuestro trabajo. La dinámica es el hilo conductor de la red y eso, sin duda, es una excelente noticia.

En la web, y especialmente en las redes sociales, muchos dan por sentada cualquier publicación, le dan crédito a cualquier noticia. Sin embargo, estos ejemplos de frases de Bill Gates nos demuestran que no todo lo que brilla es oro y que, más bien, los emprendedores debemos concentrarnos en nuestro trabajo y hacer oídos sordos a cuanta barbaridad dicen y escriben por ahí.