“Hay una frase que dice que ‘Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde’. Aprendí que ‘nadie sabe lo que puede hasta que la vida se lo exige’”. Esa es la forma en la que mi amigo Carlos Eduardo González, director de marketing de contenidos de MercadeoGlobal.com, describe el proceso de transformación, personal y profesional, desde que su vida dio un giro radical hace unos años.

La vida es curiosa, porque cuando llegamos a lo más alto, especialmente en el campo laboral, nos damos cuenta de cuán lejos estamos de nuestro techo. Cuando más alto estaba, me di cuenta de que cada vez estaba más lejos de mi techo. Fue una sensación extraña, que no fue fácil de digerir. Sin embargo, pronto entendí el mensaje: había mucho camino por recorrer, mucho por aprender”.

Asumida esa realidad, Carlos le dio la vuelta a la página de una prolífica y exitosa carrera como periodista en el principal diario de Colombia y algunas empresas del sector privado, siempre en el campo de los deportes. Al cabo de más de 25 años de trayectoria, era una autoridad en temas como golf, ciclismo, bolos (bowling), patinaje y fútbol. Sin embargo, ese era solo el comienzo.

No lo sabía, por supuesto y para comprenderlo la vida lo llevó por un camino lleno de dificultades y tropiezos. Sin que pudiera evitarlo, una tras otra se cerraron todas las puertas. De nada valió la experiencia, de nada valieron los contactos, de nada valió una hoja de vida llena de satisfacciones. Un día abrí los ojos y me di cuenta de que estaba perdido en un oscuro y profundo túnel”, dice.

Es una dura realidad a la que nos enfrentamos alguna vez en la vida, en especial en esta época en la que se menosprecian el conocimiento, la experiencia y las habilidades de las personas que, como Carlos, superaron la barrera de los 50 años. “Me sentía maduro, capacitado y, sobre todo, con ganas de hacer, pero cada vez que tocaba una puerta lo único que recibía era un rechazo”.

Irónicamente, su trayectoria en los deportes, de la cual estaba orgulloso, se había convertido en un obstáculo. En Colombia, al periodista deportivo se lo ve con desprecio, se lo considera de un nivel profesional inferior al de económicas o política, por ejemplo. Y se cree que no puede trabajar en un área distinta. Por eso, en varias ocasiones, fui descartado en algunas ofertas laborales”.

Con Carlos somos amigos desde hace más de 35 años y de hecho fui yo el que, por allá en 1997, lo metí en el mundo de internet, del que nada sabía en ese entonces. Fuimos los creadores de la página web de la Federación Colombiana de Patinaje, la primera entidad de su ramo que tenía presencia en internet, un trabajo en el que vivimos experiencias increíbles y muy enriquecedoras.

Por lo tanto, conozco su trabajo y su talento desde hace mucho tiempo y me causó extrañeza que alguien con su perfil, con su capacidad y con su experiencia, no tuviera cabida en los medios o las empresas. Durante un tiempo, perdimos el contacto y no supe qué era de él, qué había ocurrido con su carrera, hasta que en 2016 fui a Bogotá para una edición de Los Maestros de Internet (LMDI).

Cansado de tocar puertas y no recibir respuesta alguna, o peor aún de recibir portazos en la cara, encontró un oasis en medio del desierto. Un día, un compañero de la Fedepatín que ahora está vinculado a una caja de compensación familiar me pidió que le ayudara a conseguir un instructor de bolos, porque la empresa iba a inaugurar un escenario. Le recomendé a una amiga”, cuenta.

“Ella había sido mi profesora y mi mentora y toda la vida fue instructora de la escuela de niños en la Liga de Bolos de Bogotá. Sin embargo, no se vinculó porque tenía programado un viaje a Nueva York, de vacaciones, durante un mes. Entonces, le dije a mi amigo que me contratara a mí. Si bien no tenía experiencia en ese trabajo, él mismo había sido alumno mío de manera improvisada”.

Así, Carlos apagó el computador y por fin pudo abrir una puerta, una que otras veces se le había negado: la de la docencia. “Siempre tuve inclinación por la enseñanza, pero solo había podido tenido algunas experiencias efímeras”. Durante un año, “un año sabático” como él mismo lo define, descubrió y desarrolló habilidades y confirmó su pasión por transmitir a otros su conocimiento.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Actualmente, Carlos Eduardo González desempeña diversas facetas en medios distintos, escritos, audiovisioales o digitales.


A Carlos Eduardo González, periodista, escritor y contador de historias, la vida le dejó saborear las mieles del éxito y luego le sirvió las hieles de las dificultades. Cuando entró al mundo del marketing descubrió nuevos horizontes para crecer como persona y profesional, sin techo.


“Hoy, viéndolo en perspectiva, entiendo que fue lo mejor que me pudo pasar. Fue un año en el que me di cuenta de que tenía otros conocimientos, otras habilidades, otras pasiones, y también de que había mucho camino por recorrer, mucho por aprender”, explica. Fue, entonces, cuando por primera vez vio una luz al final del túnel. “El cielo se despejó otra vez y pude volver a ver el sol”, agrega.

Tras ese receso, volvió al periodismo cuando una empresa lo contrató para que escribiera un libro con su historia. En esas andaba cuando llegué a Bogotá para LMDI y pudimos sentarnos a conversar como en los viejos tiempos, en los buenos viejos tiempos. Casualmente, era un momento en el que yo mismo estaba en un proceso de transformación y vi una gran oportunidad.

Después de varios años dedicado a la organización de eventos presenciales, como LMDI, vi la necesidad de volver a mis raíces, al estilo de marketing que hacía en mis comienzos. Una de las estrategias que me permitió darme a conocer y posicionarme fue la de producir abundante contenido de calidad gratuito, algo que muchos de mis colegas veían como una completa locura.

Si bien en esa época yo mismo escribía las notas del blog y grababa videos, ahora mi prioridad eran el marketing y las estrategias. Por eso, invité a Carlos a que se uniera a MercadeoGlobal.com. Han sido más de tres años de trabajo conjunto, de aprendizaje mutuo, de volver a vivir la alegría de ayudarnos y de construir y cristalizar sueños, de llevar a cabo proyectos, de ayudar a otros.

“Cuando Álvaro me invitó a formar parte de su equipo, me pareció algo increíble. Sin embargo, le recordé que no sabía nada, absolutamente nada, de marketing. Por supuesto, ese era un gran reto y a mí siempre me gustaron los retos, asegura. Sus miedos, porque era evidente que tenía miedo, se disiparon rápidamente y de una manera que, lo confieso, ninguno de los dos esperábamos.

Carlos fue el ghostwriter de 8 Reglas de los emprendedores exitosos, un libro que fue un fenómeno al registrar más de 100.000 descargas en solo 105 días. “El impacto que se generó y leer los comentarios de los clientes de Álvaro me dieron a entender que había un nuevo camino para mí, un nuevo escenario para continuar desarrollando mi carrera profesional, mi crecimiento personal”, afirma.

Durante el primer año, Carlos se mantuvo en las sombras: eran muy pocas las personas que sabían que él estaba ahí, que era el responsable de los contenidos del blog, la revista y otras estrategias. Se hizo visible por primera vez cuando lo invité a que formara parte de la primera generación de Comando Secreto, el grupo élite de emprendedores que creamos con Gus Sevilla en República Dominicana.

“Estar allí fue algo increíble, y no solo por el escenario, por la belleza de Punta Cana y su gente. Lo fue, sobre todo, porque me di cuenta de que sí había un espacio para mí, para mi conocimiento y experiencia, para mis dones y talentos, en el mundo del marketing. El reconocimiento de los compañeros a mi trabajo fue la señal de que, por primera vez en largo tiempo, estaba en el lugar indicado”, afirma.

Antes de que se vinculara al equipo de MercadeoGlobal.com, Carlos había escrito y publicado tres libros sobre fútbol. Hoy, como ghostwriter, ha participado en la publicación de ocho libros más en temas como marketing inmobiliario o reprogramación mental. “Cuanto más alto estoy, cuanto más aprendo, me doy cuenta de que estoy más lejos del techo, de cuánto me falta por aprender”.

Estos tres años han sido increíbles, llenos de satisfacciones. La más grande, ver cómo una persona, cómo un amigo como Carlos se reinventa y crece en lo personal y en lo profesional gracias a la pasión por lo que hace. “Hago lo que me gusta, amo lo que hago y descubrí que el mejor negocio del mundo, el mejor trabajo del mundo, es servir a otros con tu conocimiento, con tu talento”.


Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Vivir de sus pasiones (como la docencia y el deporte) y disfrutar lo que hace, el éxito de Carlos E. González.


Si bien su trayectoria la labró como periodista deportivo, a través de los libros y de la producción de contenido para canales digitales descubrió talentos y desarrolló habilidades. Es el creador del curso ‘A escribir se aprende escribiendo’, que forma a emprendedores en el arte de contar historias.


En el marketing, un ámbito en el que jamás pensó estar, Carlos logró salir del túnel. Hoy, además de su trabajo como director de marketing de contenidos en MercadeoGlobal.com, es copywriter de algunos de mis clientes, a los que apoya en sus estrategias de generación de contenido. Y va haciendo camino al andar como emprendedor: creó el curso A escribir se aprende escribiendo.

No puedo hacer más que agradecerles a Álvaro y a la vida por haberme dado la oportunidad de crear una mejor versión de mí como persona y como profesional. A cada paso, compruebo que es mucho lo que me falta por aprender, y eso es lo que más me gusta. Tengo mil y un proyectos por realizar y la posibilidad de ayudar a otros con mi trabajo es algo que me motiva y me inspira”, dice.

Recientemente, Carlos participó como autor y editor del proyecto de ¡Tú puedes!, mi último libro, best seller en tres categorías diferentes en Amazon y escrito junto con otros cinco emprendedores de mi Círculo Interno. Fue un trabajo en el que pudo mostrar su conocimiento y experiencia y en el que confirmó su talento para contar historias, algo con lo que me sorprende muy a menudo.

“Antes, me preocupaba mucho por el futuro, por qué iba a hacer en tres o seis meses. Ahora, sin embargo, me enfoco en vivir y, sobre todo, en disfrutar el día a día y lo que cada oportunidad me brinda. Tengo una vida propia, manejo mi tiempo, hago lo que quiero y, lo mejor, aprendo de cada una de las personas maravillosas que la vida ha puesto en mi camino en los últimos años”, afirma.

Nadie sabe lo que puede hasta que la vida se lo exige. A mi amigo Carlos Eduardo González la vida lo puso contra la pared, lo enfrentó a una encrucijada que lo llevó al límite y lo motivó a comenzar un proceso de reinvención que, dice, todavía no termina. La suya es una historia que inspira y que sirve como modelo para quienes no tienen claro su propósito, su misión, su vocación en esta vida.


Si quieres saber más de Carlos Eduardo González, puedes seguirlo en:

Facebookwww.facebook.com/carlos.e.gonzalez
Twitterwww.twitter.com/caredugo63
Instragramwww.instagram.com/caredugo63
LinkedInwww.linkedin.com/in/carlosgonzalezcopywriter